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Antonio Pérez Collado
Artículos
Opinión
DANA en Valencia El barro de la DANA y el fango de la partidocracia
Opinión
Poder adquisitivo Vivir a cuerpo de ministro
Opinión
Desinformación Noticia es aquello que los grandes medios deciden que lo sea
Opinión
Turistificación El turista 89.999.999
Opinión
Precariedad laboral Les vamos a dar unos datos
Opinión
Pseudoizquierda ¿Crisis? ¿Qué crisis?
Opinión
Elecciones rusas ¿Camarada Putin?
Opinión
Cambio climático Agua o turismo
Opinión
Represión y corrupción estatales Estado y guerra sucia (o “lawfare”, para ser más modernos)
Opinión
Deriva de la izquierda El desigual progreso de la izquierda progresista
Laboral
Ventajas y riesgos Reducir la jornada y subir los salarios
Opinión
Capitalismo salvaje Libertarians go home!
Opinión
Pensiones Ni a los 72 años ni a los 67
Opinión
Medios de comunicación Del diálogo social al tratado de rendición
Opinión
Pero, ¿quién vacía los pueblos del interior?
Opinión
Siempre nos quedará París (y Burdeos, Lyon, Marsella...)
Sanidad pública
El dudoso encanto de lo privado
Opinión
Reformar no es derogar
Anarcosindicalismo
Elecciones de segunda división
Pensiones
¡Viven! Mal, pero aún viven
Opinión
Anarquistas, como todo el mundo
Opinión
Los titulares o el efecto placebo en la información
Política
El mal menor no deja de ser un mal
Opinión
Inocentadas institucionales
Huelga
Los sindicatos del régimen lo han vuelto a hacer
Gobierno de coalición
Chulería con el chuletón
Coronavirus
Vieja normalidad y nuevas normas
República
República, ¿pero qué República?
Coronavirus
Pandemia (y) política
Política
Salvar al sistema
Como si se tratara de un remake de “Salvar al soldado Ryan”, la premiada película de Steven Spielberg, recibimos en los últimos tiempos el imperativo que nos llama a olvidar utopías y proyectos revolucionarios y a formar piña para salvar el modelo democrático que nos gobierna a la gran mayoría de habitantes del planeta. No hay otra opción, nos aseguran, salvo el abismo de la extrema derecha que siempre está esperando su oportunidad para imponer un régimen autoritario, que nos arrebataría todos nuestros derechos y libertades.
Desigualdad
Los ricos piden austeridad a los pobres
El Fondo Monetario Internacional (FMI) que tan poco (o nada) suele decir de la corrupción, la explotación infantil o la precariedad laboral tiene una extraña fijación contra las pensiones y los modestos salarios de los trabajadores. Y es que a pesar de que la cuantía de tales retribuciones lleven años de congelaciones y recortes, los máximos dirigentes del FMI aprovechan cualquier aparición pública para cargar contra las jubilaciones y recomendar el abandono del sistema público como requisito, casi exclusivo, para superar las cíclicas crisis del modelo económico vigente.
Gobierno de coalición
Silencio cómplice
La frase aquella de “contra Franco luchábamos mejor”, que resumía perfectamente el cambio que se había producido en buena parte de la militancia de izquierdas, que se equivocó un montón al considerar que con el PSOE en el Gobierno ya no tenía mucho sentido seguir luchando en la calle por los derechos que los socialistas nos concederían desde el BOE, serviría ahora mismo para reflejar la situación en la que nos encontramos; bastaría con cambiar las alusiones al dictador por el PP, y coincidir en que “contra Rajoy luchábamos mejor”… o, al menos, criticábamos mejor, porque luchar, lo que es luchar, nos hemos relajado bastante en la últimas décadas.
Laboral
¡Todo por el empleo!
El gran pacto para la reconstrucción que gobierno, patronal y agentes sociales (ex sindicatos de clase) se disponen a negociar amigablemente no será un solo acuerdo, sino que se formarán varias mesas en las que se discutirán (dentro de un orden, por supuesto) cada uno de los ámbitos sobre los que se han de aplicar estas políticas para salvar la economía, el empleo, la industria y hasta el tambaleante estado de bienestar que la crisis originada por el coronavirus ha apuntillado definitivamente.
Coronavirus
Ni el 128 ni el 135
La Constitución que pactaron en 1978 los jerarcas del viejo y del nuevo régimen no está en su mejor momento de popularidad; de hecho ya hay voces que llaman a cambiarla. Es de temer que no todas esas voces estén pensando en dotar al texto de normas claras y contundentes a favor de los sectores más precarios. Lo cierto es que, con la carta magna en la mano, los derechos a un puesto de trabajo digno, a una vivienda habitable, a unos servicios públicos universales y de calidad se quedan en buenas palabras: no obligan a los sucesivos gobiernos a garantizar el cumplimiento a rajatabla de tales artículos.
Pensiones
Sin pensiones y salarios dignos, no hay progreso
Hay una sentencia, acuñada por la sabiduría popular, que nos aconseja reflexionar antes de abrir la boca para soltar alguna burrada; es aquella que asegura que “callado estás más guapo”. Pues bien, por muy conocida y certera que sea, no hay nadie que se aplique dicha recomendación. Tampoco la clase política o los grandes empresarios y banqueros suelen abstenerse de meter la pata en cuanto se ven rodeados de micrófonos y cámaras.
Pensiones
Lo que hoy nos separa de Francia no son los Pirineos
En la escuela del franquismo se aprendía de memoria que (al norte) los Pirineos nos separaban de Francia. También se decía por Europa que África empezaba en esta cordillera. Hoy día parece que se han superado estos tópicos y España ya forma, con nuestros vecinos de arriba y lo mejorcito del continente, la Unión Europea. Habernos juntado con los “mayores” del mercado continental nos permite mirar, explotar y rechazar a los africanos con la misma superioridad con que, supuestamente, se nos miraba a los de la península desde el cogollo europeo hace unas décadas.
Pensiones
¡Mira quien fue a hablar de pensiones!
Cada vez es más frecuente que viejas glorias de los partidos políticos mayoritarios copen las portadas de los medios con declaraciones y opiniones que, en buena lógica, deberían dar a conocer los líderes en activo de tales organizaciones. Los fijos en estas labores son, desde hace tiempo, los expresidentes González y Aznar, tan aparentemente incisivos y brillantes en sus ocurrencias como desmedidos con su ego.
PSOE
100 días de gobierno del PSOE: ¿el tercer desencanto?
Lo tradicional es (o era) dar tres meses de cortesía a un nuevo gobierno para que empiece a trabajar sin la presión de las críticas prematuras y esboce sus planes de actuación en los distintos ministerios.
Anarcosindicalismo
El anarcosindicalismo sigue vivito y peleando
Precariedad laboral
¡Precarios del mundo, uníos!
Si en el siglo anterior era el proletariado la clase social a la que las organizaciones políticas y sindicales llamaban a ser motor de la historia y artífice de la revolución social que se veía tan cercana, en estos momentos –y bien entrados ya en el siglo XXI- parece que esa clase trabajadora, organizada y consciente, ha sido absorbida y transformada por el propio sistema capitalista.