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Ciencia e Innovación sonríe a la empresa

El Ministerio de Ciencia e Innovación (MCI) se crea en un momento estratégico con el lema de la “España del conocimiento”. Varias son las premisas del MCI: los beneficios empresariales camuflados bajo “excelencia científica”, la privatización radical bajo la idea de “cooperación” y “transferencia de conocimiento” a la empresa privada desde la investigación pública, y “la movilidad”, que permitirá la incorporación de los científicos jóvenes a la investigación por encargo de multinacionales. La nueva ministra, Cristina Garmendia, acompañada de su séquito empresarial, ha escindido en dos la Secretaría de Estado de Universidades e Investigación: Carlos Martínez para investigación, y Mariús Rubiralta para universidades. Ambos provienen del sector de la biotecnología, y de la presidencia del CSIC y el rectorado de la Universidad de Barcelona, respectivamente. El máximo responsable del Consejo Social de la UNED será a su vez el presidente del Grupo Telefónica, César Alierta.

El MCI va a centralizar los recursos (47.000 millones de euros según prevé el Plan Nacional 2008-2011) y va a enseñar a la Universidad a hacer transferencia tecnológica. A través del combinado de la “innovación”, la empresa privada exprimirá a la Universidad en sus dos pilares: como actividad docente y como espacio de investigación (la Universidad representa el 75% de la producción del conocimiento en España). A la fagocitación de la gestión universitaria (con las privadas como acólitas de la ministra), se une la absorción de parte de la investigación médica, a través de diferentes estructuras del Instituto de Salud Carlos III, así como la coordinación de los organismos públicos de investigación y el I+D empresarial, a través del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial. Los altos cargos políticos ya no tienen pudor en explicitar el viraje empresarial, “como en otros países”. La CRUE, con Ángel Gabilondo a la cabeza, tendrá un importante papel en este desvío: acometer la “tercera función de la transferencia del conocimiento”.

Para Garmendia, “la Universidad, la ciencia y la tecnología son tres agentes imparables del cambio, agentes transformadores de las economías en su conjunto”. Se trata de “internacionalizar el sistema de Ciencia y Tecnología español en el marco de las grandes corporaciones”. Catalizador de este proceso, el MCI se ha dado prisa en comenzar.