Cine
Cuanto peor huelen sus cloacas, mejor es ‘Rocketman’
A la sombra de Bohemian Rhapsody, el 'biopic' de Elton John tiene más sustancia debajo de la purpurina y los atuendos pomposos.

La sombra de Bohemian Rhapsody (2018) es muy alargada y parece que lo va a seguir siendo. Oficialmente dirigida por Bryan Singer, pese al imperativo hollywoodiense de rehuir su nombre tras ser despedido a finales de 2017, esta cinta se convirtió en el 'biopic' musical más taquillero de la historia. Acorde al portal web Box Office Mojo, su recaudación mundial superó los 903,6 millones de dólares, a sabiendas de que su producción en Fox había tenido unos 52 millones de presupuesto.
Datos abrumadores y que se respaldaron al ganar oscars en las categorías de Mejor actor principal (para Rami Malek), Mejor montaje, Mejor edición de sonido y Mejor mezcla de sonido, escapándose el de Mejor película. Por si fuera poco, el resurgir de Queen en el imaginario colectivo fue de tal calado que el tema «Bohemian Rhapsody» se convirtió en la canción del siglo XX más escuchada en 'streaming', habiendo superado a finales de 2018 los 1.600 millones de reproducciones.
Similar efecto tiene Rocketman (2019, dir. Dexter Fletcher) para reputación y billetera de Elton John, cuya gira ‘Farewell Yellow Brick Road’ amenaza con agotar entradas en los más de 300 espectáculos que la conforman por los cinco continentes. Con inicio en septiembre de 2018, tantos conciertos y actuaciones privadas le aseguran a Sir Elton Hercules John una jubilación muy suculenta, si acaso no lo era ya después de medio siglo de enorme éxito a cada paso.
La fecha de cierre es el 2021, sin más detalles, aunque a rebufo de una Navidad del 2020 por todo lo alto y en una Londres que lo venera casi al mismo nivel que a la memoria de Freddie Mercury. Pero ahí se ve un ejemplo de cómo Bohemian Rhapsody ensombrece a Rocketman, ya que es clave la parte mística de la ausencia. Elton John sigue vivito y coleando, retirándose solo de las giras, de los escenarios y de los grandilocuentes álbumes de estudio.
Sí que seguirá gestionando durante años sus fundaciones benéficas y la línea de moda que diseña con Lady Gaga. ‘Farewell Yellow Brick Road’ es una gira para abandonar la primera plana, los gigantescos estadios y los focos más candentes. De todo lo demás, Elton John no se jubila ni lo hará nunca, pues la egolatría necesita combustible. Rocketman es un filme hecho a medida para su disfrute, sin el espíritu crítico que brinda la distancia física o la temporal.
Productores ejecutores
Sobre la distancia física, incurre en un vicio parecido al de Bohemian Rhapsody, que es tener al homenajeado como productor ejecutivo y con ganas de dar órdenes. Por un lado, aparte de que no habría chiringuito sin beneplácito de Queen, Brian May y Roger Taylor supervisaron varias veces a Rami Malek y al resto del reparto durante el rodaje; por otro lado, Elton John fue más allá en Rocketman e impulsó su presupuesto y sus promociones, obviamente con revisión incluida del guion.
Sobre la horquilla temporal, Bohemian Rhapsody ahonda en los 15 años que van desde la creación del grupo en 1970 hasta el mítico Live Aid; sin embargo, Rocketman ahonda en el primer lustro de los setenta, para destacar el comienzo fulgurante de Elton John en la industria musical. Esa carencia de poso le resta perspectiva a un filme que, pese a perder en comparación, es mejor de lo que parece. Que la purpurina y los atuendos pomposos no desvíen la atención de su protagonista.
Taron Egerton sí canta todos los temas de Rocketman, algo en lo que siempre saldrá ganando cuando se mencione el oscar de Malek tras haber hecho 'playback'. Pero Egerton y compañía sospechaban que su producto final no tendría la solemnidad del 'biopic' de Queen, así que importa poco que ahora se vea eclipsado. Es una peli más trepidante, más explícita y más cruda en lo referente a las cloacas del artisteo. Es un cohete a medio gas, aunque con más sustancia debajo de las florituras.
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