Crisis económica
El alto riesgo de pagar el alquiler con la tarjeta de crédito

Inquilinos de Washington D.C. y de todo el país están teniendo problemas para abrirse camino en una ciudad que ha sido arrasada por el doble puñetazo de una pandemia y de la recesión.

Traducido por Eduardo Pérez
6 ago 2020 06:30

Junto a la gran arteria de tráfico de la 16th Street NW en el barrio de Columbia Heights de Washington, D.C., donde la gentrificación ha expulsado a generaciones de inquilinos latinos y negros, un edificio de apartamentos de ocho pisos está cubierto de pintadas a mano: “Comida, no alquiler”, se lee en las letras negras y rojas. “Cancelar el alquiler”.

Julissa Pineda, de 22 años, ha vivido en el edificio Richman Towers con su madre y dos hermanos durante tres años. En marzo, poco después de que la alcaldesa de D.C. declarara un estado de emergencia en la ciudad, Pineda fue despedida de su trabajo como camarera de restaurante. Casi inmediatamente, Pineda, quien es quien más dinero lleva a su familia, supo que no podría permitirse su alquiler sin pedir préstamos importantes: la familia paga 1.950 dólares [1.655 euros] al mes por su apartamento de dos dormitorios. “A veces tenemos que comprar un par de cosas”, dice. “Es necesario tener dinero”.

Tras cinco meses en una pandemia que ha matado a más de 550 personas en D.C., ni su presión pública ni privada han tenido éxitos

Otras familias, algunas de las cuales han llamado hogar al edificio durante casi 30 años, estaban en situaciones parecidas, dice Pineda. Muchos vivían al día en la industria de servicios y, después de que perdieran sus empleos, no tenían ni idea de cómo podrían seguir pagando el alquiler. Junto a otras familias en su edificio, Pineda empezó a organizar a los vecinos para presionar a su casero para que perdonara el alquiler. Pero tras cinco meses en una pandemia que ha matado a más de 550 personas en D.C., ni su presión pública ni privada han tenido éxitos.

Pineda dice que algunas de esas familias ─incluida la suya─ han recurrido a formas cada vez más precarias para pagar el alquiler, incluyendo pedir prestado dinero a amigos y a prestamistas con alto interés o, en el caso de otros vecinos de Richman Towers, acabando con el saldo de una tarjeta de crédito.

Inquilinos de D.C. y de todo el país están teniendo problemas para abrirse camino en una ciudad que ha sido arrasada por el doble puñetazo de una pandemia y de la recesión. Incluso en momentos de relativa prosperidad regional, D.C. es una ciudad difícil para vivir: figura de forma constante como uno de los mercados de alquiler más caros del país, así como una de las tasas de desigualdad de ingresos más altas de la nación, con la quinta parte más rica ganando 29 veces más que la quinta parte más pobre.

Washington suburbios - 1


Así que no es ninguna sorpresa que los inquilinos estén en problemas. A mediados de junio, más de 116.000 personas -una cifra que asciende a casi una de seis personas que viven en la ciudad- se habían apuntado al desempleo en D.C. A finales de la primera semana de junio, el porcentaje de gente en D.C. que podía pagar todo parte de su alquiler cayó tres puntos desde el mismo período del año pasado, según datos recogidos por la empresa de software de gestión de propiedades RealPage, por debajo del 83%, una de las mayores caídas en el país.

A medida que los efectos de los históricos despidos masivos empiezan a ahogar la economía ─y las carteras de los inquilinos─, los datos de alquileres indican que más gente que nunca está dependiendo de sus tarjetas de crédito para pagar el alquiler. Aquellos que pueden, de todas formas: el 8% de las personas en D.C. no tienen cuenta bancaria, y el 27% no tiene acceso a una línea de crédito.

Otros estudios iniciales indican que hasta el 18% de las familias que utilizan sus tarjetas de crédito para pagar el alquiler lo han hecho dos meses seguidos

“La preocupación que tenemos es que estos efectos se multipliquen. Que [los inquilinos] utilicen estos métodos alternativos para pagar el alquiler, y después ese alto interés se convierta en un vehículo para contraer más deuda”, testificó Cashauna Hill, directora ejecutiva del Centro de Acción por la Vivienda Digna de Louisiana, durante una audiencia el 10 de junio ante el Subcomité de la Cámara de Representantes sobre Vivienda, Desarrollo Comunitario y Seguros. “Hay un riesgo muy real de gente que se quede sin hogar porque se les está obligando a encontrar métodos alternativos para cubrir sus costes de alquiler”.

Dos empresas de software de gestión de alquiler muy utilizadas, Entrata y MRI, utilizaron datos de todo el país para informar de repuntes en pagos de alquiler con tarjeta de crédito de hasta el 7% en comparación con la primavera del año pasado. Otros estudios iniciales indican que hasta el 18% de las familias que utilizan sus tarjetas de crédito para pagar el alquiler lo han hecho dos meses seguidos. Mientras tanto, expertos en política de vivienda están empezando a advertir a los legisladores sobre las implicaciones a largo plazo de esta práctica. “Por supuesto entonces llega la pregunta, más adelante ¿cómo pagarán sus tarjetas de crédito?”, dice Andrew Aurand, vicepresidente de investigación en la Coalición Nacional de Vivienda de Bajos Ingresos, sobre los inquilinos de menores ingresos. “Es alarmante. Es preocupante”.

Sin embargo, en D.C., algunos responsables locales están de hecho animando a los inquilinos a asumir esta deuda. El 8 de junio, el tribunal local creó un sistema de pago online que sugiere que las personas que pasen por procedimientos de desahucio paguen el alquiler que deben con cheques electrónicos y tarjetas de crédito o débito, con gastos de tramitación que cuestan hasta el 2,5% de la transacción total. En una declaración enviada por correo electrónico a TalkPoverty, un portavoz del Tribunal Superior de D.C. dice: “No se requiere que se paguen los fondos online. Como indica el aviso de junio [del tribunal], los arrendatarios pueden seguir pagando a su casero”. Pero aunque pagar el alquiler con tarjeta no es obligatorio, la simple disponibilidad de la oferta pone presión sobre los vecinos ya abrumados por costes.

Talk Poverty
Artículo original: As Eviction Bans Expire, Renters Turn to Credit Cards publicado en Talk Poverty. Traducido para El Salto por Eduardo Pérez.

“Hay costes transaccionales asociados con todas estas cosas diferentes, pero tener un coste transaccional del 2,5% para pagar el alquiler es muy alto”, dice Harrison. “Y es algo que, si no tienes muchos ingresos, no puedes costearte”. No es raro que los caseros intenten desahuciar arrendatarios por recibos impagados tan pequeños como 25 o 50 dólares, o por una cantidad como los gastos de tramitación extra de las tarjetas de crédito cuyo pago tienen que afrontar pagar ahora.

Visa, mientras tanto, informó de un aumento del 7% en sus ingresos trimestrales ─más de 400 millones de dólares─ desde hace un año.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

República Democrática del Congo
República Democrática del Congo La RD del Congo y Ruanda, mediados por Estados Unidos, firman un acuerdo de paz incierto
El acuerdo busca crear cadenas de valor en las que intervengan ambos países, con una mayor presencia de los Estados Unidos en la zona. La poca presencia de las víctimas del conflicto en las conversaciones genera dudas en la sociedad civil congoleña.
Militarismo
Opinión La agresión y el crimen de guerra legitimados como prevención
Siguiendo la doctrina Bush, Israel primero y EEUU después acaban de aplicar de forma coordinada la figura de la guerra preventiva contra Irán, argumentando legítima defensa.
OTAN
OTAN OTAN: una cumbre marcada por el aumento del gasto militar y los elogios a Donald Trump
La cumbre de la OTAN que ha tenido lugar entre el 24 y el 25 de junio termina sin sorpresas. Los miembros de la Alianza Atlántica han sucumbido a las presiones de Trump.
Corrupción
Corrupción El juez decreta prisión provisional sin fianza para Santos Cerdán
El juez acepta la propuesta del fiscal y decreta cárcel contra el ex secretario de organización socialista por integración en organización criminal, cohecho y tráfico de influencias.
República Democrática del Congo
República Democrática del Congo La RD del Congo y Ruanda, mediados por Estados Unidos, firman un acuerdo de paz incierto
El acuerdo busca crear cadenas de valor en las que intervengan ambos países, con una mayor presencia de los Estados Unidos en la zona. La poca presencia de las víctimas del conflicto en las conversaciones genera dudas en la sociedad civil congoleña.
València
València La Audiencia de Valencia confirma la imputación a Argüeso en el juicio de la dana
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial concluye que la resolución de la instructora “no es irrazonable ni arbitraria”, ratificando la imputación del ex secretario autonómico de Emergencias.
Opinión
Opinión Feminismo de clase y lucha por la hegemonía cultural
Muchos espacios feministas suelen incorporar códigos simbólicos y culturales burgueses que deslegitiman a los de la clase obrera. Aparte de las condiciones materiales, es necesario abordar la hegemonía cultural que estructura esta exclusión.
Análisis
Análisis Negar, polarizar, avanzar: el asalto de la ultraderecha a las políticas climáticas
El llamado Pacto Verde Europeo se ha convertido en el principal caballo de batalla de la guerra cultural del negacionismo climático, sobre el que anudar los diferentes discursos negacionistas de la extrema derecha.
Historia
Historia ‘Weimar’, y su eco
‘Tiempos inciertos’, la exposición dedicada a la República de Weimar en el CaixaForum de Barcelona, apenas se deja nada, pero vuelve a incurrir en la idea de las “dos Alemanias” contrapuestas.

Últimas

Sevilla
Cumbre de la ONU en Sevilla Cumbre de la ONU en Sevilla: sin EEUU, sin hablar de Palestina y con poca ambición según las ONG
Más de 150 representantes internacionales debatirán en la Cumbre de la ONU hasta el 3 de julio con el objetivo de firmar el Compromiso de Sevilla, un acuerdo “hipócrita y poco ambicioso”, según las organizaciones sociales
Barcelona
Derecho a la vivienda Amenazas de violencia extrema y una paliza a los habitantes de un bloque okupado de Barcelona
El Salto accede a las llamadas y mensajes de audio amenazadores que un grupo de desokupa envía al vecindario del bloque Llenguadoc, donde confirma cumplir con el mandato del propietario del edificio.
El Salto Radio
El Salto Radio Peinando canas 3: ¡Vamos al cine!
En el tercer capítulo de esta serie dedicada al colectivo sénior destacamos el trabajo de El Parlante, entidad organizadora del festival La Gran Pantalla.
Palestina
Palestina 72 personas asesinadas en Gaza en las últimas horas
Los ataques se han intensificado en el norte del enclave y la población continúa siendo atacada por el ejército israelí en los puestos de distribución de comida de la Fundación Humanitaria Gaza.
Palestina
Tribuna Tres o cuatro días sin comer en Gaza
El drama de no poder dar suficiente comida a tus hijos es inmenso, sobre todo cuando sabes que a pocos kilómetros hay camiones llenos de ayuda. Parados. Bloqueados.

Recomendadas

Economía social y solidaria
Historia Lo que Franco arrebató al cooperativismo y a la economía social y solidaria
La dictadura franquista combatió de forma cruel el movimiento cooperativo fraguado en la II República, y durante la propia guerra con las denominadas colectividades, y pervirtió la idea de autogestión a través de los ideales falangistas.
Río Arriba
Río Arriba Yayo Herrero: “El holocausto nazi no es una excepcionalidad en la historia de Europa, es un modus operandi”
Nueva entrevista de Río Arriba en formato podcast y vídeo en el que hablamos de ecofeminismo, transiciones ecosociales justas, decrecimiento, colapso, poner la vida en el centro y mucho más.
En el margen
Cécile C. Eveng “Perdemos amigues y es una pena porque las personas LGTBIQ pueden ayudar a desarrollar África”
La filóloga camerunesa reside actualmente en España y estudia un doctorado en migraciones, cuerpos, negrofobia y vulnerabilidad de personas. Investigar sobre identidades disidentes en su país le ha traído críticas, hasta desde la propia academia.