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Violencia machista
La manada somos nosotros
La reacción patriarcal contra la víctima de la violación múltiple ocurrida durante los Sanfermines de 2016, saca a relucir una vez más el machismo imperante en la sociedad española.
La familia de uno de los acusados por la violación múltiple ocurrida durante los Sanfermines de 2016 contrató a un detective privado para que siguiera los pasos de la víctima en los días y meses posteriores al execrable episodio.
Se trata de una forma, otra más, de poner el foco sobre la mujer para escudriñar si su reacción ha estado dentro de los estándares que una sociedad enferma de patriarcado considera apropiados para la víctima de una violación. Se analiza el antes (¿Cómo iba vestida?, ¿bebió demasiado?, ¿habló con los acusados?, ¿flirteó con ellos?), el durante (¿Se resistió?, ¿se defendió?, ¿pataleó?, ¿por qué no gritó?) y el después (¿Por qué no fue a denunciar inmediatamente?, ¿por qué volvió a la universidad?, ¿por qué se fue de viaje con las amigas?, ¿por qué aparece sonriendo en una foto de Facebook?).
Si la tan cacareada presunción de inocencia es fundamental en el sistema judicial de un estado de derecho, más importante es aún para una sociedad saludable la presunción de verdad y el acompañamiento de la víctima
Se logra así relegar a los acusados a un segundo plano, sembrando en la opinión pública la duda sobre un comportamiento que sólo con los hechos probados (grabaron a la víctima sin su consentimiento y distribuyeron el video, la dejaron desnuda en un portal y le robaron el teléfono móvil) ya es merecedor de la condena unánime y sin fisuras.
Deshonor especial para los medios de comunicación que han jugado un papel infame en el proceso de revictimización de la víctima. Horas de televisión donde tertulianos sin ninguna formación en violencias machistas han hecho escarnio público de la vida privada de una chica de 18 años, abogados convertidos en opinadores profesionales que han trasladado la defensa de sus clientes a los platós y espectadores que han consumido de buena gana su ración diaria de carnaza y vísceras. Entre todos hemos convertido un caso de abuso sexual en un espectáculo circense, dejando a la víctima, de nuevo, a merced de los leones.
Si la tan cacareada presunción de inocencia es fundamental en el sistema judicial de un estado de derecho, más importante es aún para una sociedad saludable la presunción de verdad y el acompañamiento de la víctima. Lo contrario supone enviar un peligroso mensaje disuasorio para las mujeres que en un futuro se verán forzadas a atravesar por un trance similar. ¿Cuántas se plantearán no denunciar tras saber que la víctima de 'la manada' fue perseguida por un detective, se hicieron postulados en las redes sociales trivializando su agresión, fue tratada como la acusada en el juicio y los medios exhibieron su vida?
Deshonor especial para los medios de comunicación que han jugado un papel infame en el proceso de revictimización de la víctima
No sé quién eres, ni siquiera sé cómo te llamas o qué ha sido de tu vida. Podría mandarte un mensaje de ánimo pero prefiero pedirte perdón. Lo siento, porque tras soportar el aliento jadeante de cinco salvajes ahora debes estar sintiendo que entre todos hemos vuelto a abusar de ti. Lo siento, porque ahora la manada somos nosotros.
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me gustaría mucho leer más extensamente sobre la "presunción de verdad". Gracias!