Monarquía
Referéndums en las universidades, algo más que una votación
Es la hora de cuestionar seriamente un sistema que no nos han dejado elegir y de abrir las discusiones que nunca nos han dejado tener.

integrante de la plataforma Referéndum UC3M.
integrante de la plataforma Referéndum UC3M.
Nadie se acuerda de Santa Bárbara hasta que truena. Santa Bárbara fue una virgen mártir que vivió en el siglo III y que, por convertirse al cristianismo, fue encerrada en una torre por su padre para que cambiara de idea. Ante la negativa de cambiar de opinión, la martirizó y, mientras le cortaba la cabeza, un rayo lo fulminó. Desde este momento, Santa Bárbara pasó a ser la patrona de las tormentas.
Se puede establecer un paralelismo entre la historia de Santa Bárbara y la decisión de los españoles sobre la jefatura del Estado español. Hasta 1873, España estaba constituida como una monarquía en la que el poder del rey, de origen divino, estaba por encima de cualquier otro tipo de poder. Pasó fugaz la I República (1873-1874) y, rápidamente, volvió a caer el telón de los Borbones, incluyendo la llegada de Primo de Rivera.
En 1930, el dictador es destituido y se ofrece a la población la posibilidad de elegir su gobierno, de elegir quién quieren que sea su máximo representante y que este sea legítimo por votación y no por genética. Tras las elecciones del 12 de abril quedaba instaurada la Segunda República Española (1931-1939), dejando atrás siglos de nepotismo y corrupción. Tras intentar por la vía electoral convencer a “su hija” de que estaba equivocada y perder 3 años más tarde las elecciones, decidieron que era el momento de encerrar a España.
El 18 de julio de 1936 cierran las vidas, las mentes, las universidades de España y el país se recluyó en la más profunda oscuridad. Duró 40 años, hasta que la torre se derrumbó llenando de escombros las intenciones del padre protector. Viendo que los españoles no cambiaban de opinión y aún se decantaban por defender aquello que perdieron en la guerra, apareció de nuevo el padre y en los conatos de transición hacia la democracia de nuevo martirizó y torturó a la jefatura del Estado.
Han sido otros 40 años de martirios constantes, de decir que la estabilidad política es más importante que la propia democracia y que estos martirios están secundados por el 87,9% de personas que votaron sí a la Constitución Española. Tras cuatro décadas de intensos abusos de la democracia y del poder, los jóvenes volvemos a ser el rayo que no cesa en nuestra intención de que las universidades sean centros de discusión y fomento del debate público sobre la monarquía y la república, porque este rayo acabará con la imposición de no poder votar por nuestra Jefatura de Estado.
Ya somos 22 universidades las que nos hemos sumado a la iniciativa que diariamente se extiende a lo largo y ancho del Estado. Referéndums con el fin de decidir entre monarquía o república. Esta iniciativa, esencialmente simbólica, parte de la necesidad de las jóvenes de empoderarnos, de ser parte de activa de la vida política y de reivindicar una reclama que se lleva repitiendo mucho tiempo: “Queremos decidir”.
Entendemos, que tan solo un 20% de la población española actual está en edad de poder haber votado la Constitución y, sobre esta minoría, no puede recaer el peso de la democracia ni de la forma de gobierno. Reconocía el propio Suárez en una entrevista a Victoria Prego en 1992, que desde Europa se les pedía un referéndum sobre esta cuestión, pero todas las encuestas indicaban que lo perdían. Por ello, en primer lugar, metieron a la monarquía en la Ley de Amnistía del 77 y, después, la blindaron en la Constitución de 1978.
¿Por qué en las universidades? Las jóvenes tenemos el deber de cuestionarlo todo y queremos remarcar el pasado histórico de las universidades como centros de formación de individuos críticos y librepensantes. Parece completamente olvidado el papel de las estudiantes en el movimiento del 68 o el de la juventud durante el 15M. Por el contrario, nosotras no olvidamos la fuerza reivindicativa de la universidad y nuestra intención no es sino recuperar estos espacios como centros de debate.
Es la hora de cuestionar seriamente un sistema que no nos han dejado elegir y de abrir las discusiones que nunca nos han dejado tener. El debate monarquía o república sigue latente en la sociedad española y creemos que es el momento de ponerlo encima de la mesa. Este constituye un primer paso de muchos que deberán venir posteriormente. Un camino que ponga la democracia en el centro, es decir, que recupere el debate colectivo y la participación directa fuera del circo que representan las instituciones. Que ya está encontrando en las asambleas su fuerza motriz, como demuestra la asamblea con más de cien estudiantes en la Universidad Carlos III de Madrid. Democracia en el fondo y no solo en las formas, que rompa los corsés impuestos a la fuerza por el Régimen del 78. Y que en su lugar incorpore las realidades ya presentes en nuestra sociedad. Como la oleada feminista que arrasa con el patriarcado, que frene el desastre ecológico al que nos vemos empujados o asuma como obligación el cumplimiento de los Derechos Humanos hacia todas las personas vengan de donde vengan.
Con esta iniciativa no esperamos que el resultado de la consulta decida la jefatura del Estado, pero creemos que un referéndum verdaderamente vinculante tan solo llegará a través de la participación popular y de los movimiento sociales, en universidades, centros de trabajo, barrios y municipios. La ola de solidaridad y las redes que se están tejiendo hacen de este movimiento algo imparable, que por mucho esfuerzo que se ponga por silenciarnos resulta imposible. La historia la escribimos entre todas y aspiramos a todo. La pregunta está sobre la mesa, el debate está en las calles. A partir del 29 de noviembre, que truene Santa Bárbara.
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