We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Sanidad pública
La sanidad pública andaluza, un tesoro en claro peligro
Es obvio que la vida humana requiere de salud para vivirla. ¿Pero que es salud? La salud se venía entendiendo históricamente como la ausencia de enfermedad. Esta definición tenía limitaciones y ambigüedades indudables. Hace ya algunos años (1946, creación de la OMS), un buen número de países firmaron una definición de salud más ambiciosa: “La salud es el estado de completo bienestar físico, mental y social de las personas.” Y durante los años siguientes, los estudiosos de estos temas fueron describiendo lo que hoy se conoce como determinantes sociales de la salud: grosso modo, disponer de un buen nivel de educación, vivienda y entorno saludables, alimentación sana, trabajo bien remunerado y sin estrés, tiempo de ocio y descanso amplios, y un sistema de salud igualitario que posibilite la prevención y la curación de las enfermedades cuando estas aparecen. Esto último se concreta en disponer de un sistema público de Salud. Es decir, hoy sabemos que la salud humana requiere de todos esos factores para que cada individuo se desarrolle completamente. No obstante, estos mismos conceptos, que se firmaran y se describieran por los Estados y la Academia en la segunda parte del siglo XX, ya se había explicado muy bien en el siguiente poema de Bertolt Brecht, escrito a principios de ese siglo:
“Hay muchas maneras de matar.
Pueden meterte un cuchillo en el vientre.
Quitarte el pan.
No curarte de una enfermedad.
Meterte en una mala vivienda.
Empujarte hasta el suicidio.
Torturarte hasta la muerte por medio del trabajo.
Llevarte a la guerra, etc…
Solo pocas de estas cosas están prohibidas en nuestro Estado.”
Y es que este poema da en el clavo, ya que la pregunta que hay que hacerse con respecto a la salud es: ¿se aplican actualmente los principios saludables mencionados como necesarios para todas las personas en nuestras sociedades?, ¿se han puesto los medios necesarios para mejorar sustancialmente la salud humana en todo lo que, sabemos, la perjudica? Por ejemplo, en la ciudad de Sevilla, sabemos que hay ciudadanos que por pertenecer a ciertos barrios desfavorecidos (malas viviendas, paro, pobreza, bajo nivel de estudios) disponen de una esperanza de vida hasta 8 y 10 años menor a la de los demás. Estos hechos son un reflejo de la desigualdad creciente que existe en estos tiempos y se repiten en todo el mundo. Es más, no se trata solo de años de vida, sino de calidad de vida. En ese sentido hoy sabemos que, por ejemplo, los andaluces disponen en su vejez de hasta tres años menos de vida libre de incapacidad que la media española. Estos datos ponen de manifiesto que el poema de Brecht sigue siendo de absoluta actualidad: “Hay muchas formas de matar y pocas de ellas están de verdad prohibidas en nuestro Estado”.
Pero hoy nos trae aquí el tema de la sanidad pública, ese sistema ideado para prevenir y curar las enfermedades de todas las personas por igual. Pues bien la sanidad pública en Andalucía y España está sufriendo feroces ataques desde ciertos sectores de nuestra sociedad, ataques que están determinando su crisis actual.
Pero vamos a ir por partes. Entre los compromisos sociales contraídos durante la turbia transición de salida del Franquismo, y debido a la lucha de la población durante aquellos años, uno importante fue conseguir un sistema de Sanidad Pública gratuito, universal y de calidad que nos igualara a todos, al menos, en la defensa contra las enfermedades y la promoción de la salud. Esto fue un gran avance, que superaba la sanidad de beneficencia de las épocas previas. Pues bien, ese sistema se construyó y se dotó suficientemente (SNS, SAS) y, a lo largo de los treinta años siguientes, alcanzó una madurez notable, llegando a ocupar uno de los primeros puestos entre los sistemas de sanidad pública de mayor calidad del mundo.
En Andalucía, tras unos años de recortes y privatizaciones, vemos hoy como la asistencia inmediata y cercana de la Atención Primaria está colapsada, un hecho que precede, y que seguramente continuará, tras la presente pandemia
Siempre existieron sectores económicos privados que querían participar en la jugosa tarta de la sanidad. Pero estos sectores han necesitado alguna ley permisiva y dos hechos externos para demostrar todo su poder. Estos dos hechos son: la crisis financiera de la burbuja inmobiliaria en 2008 y la pandemia por covid en 2020. Estos dos eventos han permitido que esos sectores privados presionen y consigan que los gobiernos en España, de forma más intensa los de la derecha, aprovechen esos momentos de crisis para iniciar un deterioro progresivo y programado de la Sanidad Pública mediante intensos recortes, así como un trasvase creciente de su financiación para beneficio del sector privado. Así que, en Andalucía, tras unos años de recortes y privatizaciones, vemos hoy como la asistencia inmediata y cercana de la Atención Primaria está colapsada, un hecho que precede, y que seguramente continuará, tras la presente pandemia. Asimismo, los programas comunitarios promotores de la salud y preventivos de las enfermedades, que antes cubrían los Centros de Salud, han desaparecido. Además, las listas de espera para exploraciones, consultas e intervenciones se han desbordado de tal forma, que hoy en día uno de cada diez andaluces está en una de esas listas.
Sanidad pública
Elecciones autonómicas La Marea Blanca andaluza pide el voto para la sanidad pública
Todo esto no ocurre porque no haya dinero o profesionales sanitarios disponibles para ser incorporados. Marea Blanca ha demostrado en los últimos años que estos argumentos son falsos. Esto ocurre porque el sector que detenta el poder ha tomado una decisión ideológica: hacer de la salud de los ciudadanos una nueva mercancía. Así que el futuro que nos plantean es que sólo el que disponga de dinero para comprar la salud en el sector privado recibirá una atención a tiempo de sus dolencias; el que no pueda, o sea la mayoría, será tratado en un sistema público precarizado y deteriorado, como el de la antigua Beneficencia. El llamado sistema americano. O sea, se ha pasado de la salud como un derecho de todos a la salud como un negocio de algunos.
La Marea Blanca, junto con otros colectivos sociales, viene luchando contra esta situación en las calles, llamando a los ciudadanos a defender su salud y la de los suyos. Solicitamos la participación consciente y activa de la ciudadanía en esta defensa. Nuestra salud no puede ser su mercancía ni su negocio. Para terminar, la voz de un poeta levantino, de Vicente Estellés:
“Llegará un día en el que no podamos más;
entonces, lo podremos todo.”