Palestina
Palestina protesta contra Trump y contra las balas israelíes

Los palestinos salen a la calle cada vez con más fuerza contra el acuerdo de paz propuesto por Washington y contra la violencia policial israelí, que acumula al menos cinco muertos en los últimos tres días mientras se constata una vez más la falta de liderazgo de la Autoridad Palestina sobre los cisjordanos.

Protestas Hebrón - Barricada
Un grupo de palestinos protesta en Hebrón en 2017 Julia Rodríguez

Mustafa nombra los palestinos que han muerto en las últimas horas a manos de las fuerzas israelíes y llega a una conclusión: “Sí, parece que la tensión va a escalar”. Este ciudadano de Ramallah, la capital de Cisjordania, cuenta cómo las protestas están apareciendo de forma espontánea en diversos puntos del territorio y augura que algunos de los hechos ocurridos podrían provocar futuros enfrentamientos. Inicialmente, la propuesta de Donald Trump para encauzar el conflicto árabe-israelí había causado una reacción más bien fría en las calles palestinas. Pasados unos días, la violencia que está teniendo lugar en Cisjordania está caldeando el ambiente.

La bala que mató al primer palestino después del anuncio del llamado Acuerdo del Siglo le fue directa al corazón. Fue el miércoles por la noche en unas protestas en Hebrón, al sur de Cisjordania. El ejército israelí argumentó en un comunicado que los soldados habían identificado un palestino que lanzaba cócteles molotov, y que entonces “respondieron abriendo fuego para eliminar la amenaza”. Testigos locales aseguran que el ejército israelí pasó por delante del funeral del difunto a modo de intimidación. Mohammed al-Haddad, como se llamaba el chico, tenía 17 años.

Testigos locales aseguran que el ejército israelí pasó por delante del funeral del difunto a modo de intimidación. Mohammed al-Haddad tenía 17 años.

Al día siguiente, las fuerzas israelíes mataban a dos cisjordanos más mientras reprimían una protesta en Jenin contra la demolición de la casa de un palestino acusado de matar a un israelí. Los muertos fueron Yazan Abu Tabekh, estudiante de 19 años, y Tareq Badwan, miembro de la policía de la Autoridad Palestina que fue tiroteado cuando estaba dentro de la comisaría.

También el jueves, dos árabes con ciudadanía de Israel atacaron miembros de las fuerzas israelíes. El primero, aún de madrugada, atropelló con su coche un grupo de personas en una zona de clubs nocturnos de Jerusalén, hiriendo a 14 soldados. Horas más tarde se entregaría él mismo a la policía asegurando que había sido un accidente y que se había dado a la fuga por miedo a ser disparado. El segundo atacante fue asesinado en la Ciudad Vieja de Jerusalén después de que fuera él quien abriera fuego contra la policía israelí, hiriendo levemente a uno de sus miembros.

“Acaba de morir otra persona”, dice Mustafa el viernes por la noche: “es el quinto”. Badr Nafleh, joven de 19 años que se manifestaba ayer cerca de la localidad de Tulkram, aparece apuesto y mirando a cámara en una fotografía suya que corre por las redes sociales. Mustafa manda la imagen por WhatsApp juntamente con dos vídeos: “El primero es de cuando llevan al chico a la ambulancia –cuenta Mustafa–; el segundo, de cuando anuncian enfrente del hospital que el joven ha muerto”. En ambos vídeos hay gritos y desesperación. A Nafleh lo mandaron enseguida hacia el hospital más cercano, pero la bala que le atravesó el cuello lo dejó sin vida dos minutos después.

Los recientes enfrentamientos en Cisjordania dejan alrededor de un centenar de heridos y una reacción por parte del ejército israelí, que ha mandado a la zona un millar de soldados adicionales para hacer frente a unas protestas que no tienen liderazgo institucional. Cuando la Casa Blanca anunció el contenido del Acuerdo de Paz, los dirigentes palestinos llamaron a manifestarse, pero no fueron muchos los que acudieron a su convocatoria.

“Dos autoridades, un método, cero disidencia”

La misma noche que Donald Trump reveló el acuerdo, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, le dijo “mil veces que no” a la propuesta. Abbas añadió que los derechos de los palestinos “no están a la venta” y que el plan de Washington, que debe traer la paz a Oriente Medio mediante la resolución del conflicto entre Israel y los territorios palestinos, “es un sinsentido”.

A muchos residentes, tanto de Cisjordania como de Gaza, les parece inaceptable el proyecto que la administración Trump plantea para definir el futuro de su sociedad. Las negociaciones en las que se ha forjado el contenido del acuerdo no han contado con representación por parte de los líderes palestinos, que han rechazado el plan desde que empezó a discutirse. Además, en caso de implementarse, los sacrificios que se imponen al lado palestino incluyen diversas líneas rojas: la anexión israelí del Valle del Jordán, que representa el 30% del territorio actual de Cisjordania y su zona más fértil; la pérdida de Jerusalén como posible futura capital palestina; el desarme y la aceptación de las nuevas fronteras israelitas y la negación del retorno de millones de refugiados palestinos a lo que hoy se conoce como Israel, aunque la ley internacional les reconozca el derecho a volver a casa.

Pero el aparente consenso entre las clases dirigentes y la población palestina en el rechazo hacia el plan de Trump no se ha trasladado al ámbito de la protesta. Cuando las autoridades palestinas llamaron a hacer grandes manifestaciones después de que el Acuerdo del Siglo saliera a la luz, la respuesta fue apática. No ha sido hasta días más tarde que las muestras de oposición al proyecto de Trump han ido ganando fuerza en Cisjordania: la brutalidad policial puede tener algo que ver, pero la influencia de la Autoridad Palestina, la institución gubernamental del territorio, parece que no.

Muchos consideran que las reiteradas promesas incumplidas de los políticos de Fatah, partido que lidera la Autoridad Palestina y por ende Cisjordania, menoscaban la credibilidad de sus gobernantes

Muchos consideran que las reiteradas promesas incumplidas de los políticos de Fatah, partido que lidera la Autoridad Palestina y por ende Cisjordania, menoscaban la credibilidad de sus gobernantes. Ponen como ejemplo las elecciones que no llegan, la reconciliación con Hamas –el partido islámico que controla la Franja de Gaza desde hace unos 15 años– que nunca se materializa o las amenazas de cortar relaciones con Israel –tal y como advirtió Abbas de nuevo la semana pasada– que no se aplican.

Otras, como la escritora palestina Mariam Barghouti, creen que la Autoridad Palestina es incapaz de movilizar a los cisjordanos porque es la propia institución “la que lleva participando activamente de la represión de los palestinos durante más de 20 años”. En un artículo publicado en Al Jazeera, Barghouti expone que el ataque a la disidencia y “el acoso a la sociedad civil” por parte de la Autoridad Palestina “ha agregado otra capa de represión sobre los palestinos, además de la ocupación israelí, dejándolos desencantados y dañando su capacidad de movilización de manera efectiva”. Según su argumento, muchos en Cisjordania “dejaron de ver razones para salir a las calles a protestar”, ya que las manifestaciones “podrían ser brutalmente aplacadas o bien instrumentalizadas por fuerzas políticas a las que ven como ilegítimas y que buscan mantenerse en el poder a cualquier coste”.

Human Rights Watch publicó en 2018 un informe titulado Dos autoridades; un método, cero disidencia. El trabajo documenta las prácticas represivas tanto de Fatah sobre la población de Cisjordania como de Hamas sobre la de la Franja de Gaza. “La tortura practicada por ambos grupos puede constituir un crimen de lesa humanidad, dada su práctica sistemática durante años”, afirma el estudio.

Durante el auge de las Primaveras Árabes de 2011, en Cisjordania tuvieron lugar unas protestas en solidaridad con los manifestantes de algunos países del entorno, como Egipto. Los palestinos hicieron cánticos en contra de la Autoridad Palestina y a favor de la unidad política con la Franja de Gaza, pero los cuerpos policiales controlados por Fatah las reprimieron de forma agresiva. Más tarde, en junio de 2018, los cisjordanos volvieron a protestar, esta vez contra lo que consideraban como complicidad por parte de la Autoridad Palestina en el bloqueo sobre los palestinos de la Franja de Gaza y sus dirigentes de Hamas, que en ese momento dejó a miles de servidores públicos sin sueldo durante unos meses. El segundo día de protestas supuso la detención de 69 personas, según recoge la noticia de entonces del +972 Magazine. Muchas de ellas fueron arrestadas cuando estaban ya en el hospital recibiendo atención médica después de una protesta en la que se habían visto diversas escenas de violencia.

“Fue entonces cuando finalmente entendí —concluía Rami Younis, periodista palestino que escribía el artículo en +972 Magazine— que la Autoridad Palestina es una aliada absoluta de la represión israelí sobre los palestinos”.

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#47183
8/2/2020 19:04

Los "politicos" palestinos sus vidas es intacta, incitan a los pobres a luchar con piedras arriesgando sus vidamientras ellos se lucran con las ayudas invirtiendo fuera y formando a sus hijos y familias, Yaser Arafat dejo una herencia a su mujer millonaria actualmente vive en París, y así seguirá sin ningún resultado, mientras los árabes y todo el mundo mira a otro lado.

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#47182
8/2/2020 19:04

Los "politicos" palestinos sus vidas es intacta, incitan a los pobres a luchar con piedras arriesgando sus vidamientras ellos se lucran con las ayudas invirtiendo fuera y formando a sus hijos y familias, Yaser Arafat dejo una herencia a su mujer millonaria actualmente vive en París, y así seguirá sin ningún resultado, mientras los árabes y todo el mundo mira a otro lado.

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#47171
8/2/2020 16:59

En un territorio en el que la ocupación militar y colonial sionista cada vez es más amplia y ahoga más, es intolerable que la supuesta representación política palestina mire más su propios interés que los del conjunto de su población ocupada y empobrecida. Dónde quedaron aquellos años de la OLP marxista??
Sin duda, Israel a utilizado todo ello para legitimarse aún más internacionalmente. Y siguen y siguen aumentando su opresión y robo, mientras el mundo capitalista se apoya en ello

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