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Migración
Whitney Godoy: “No he vendido mi palabra a un Estado que yo sé que es corrupto”
Whitney Godoy, fotoperiodista hondureña y autora del reportaje Un Éxodo sin Moisés.
Un Éxodo sin Moisés es el último trabajo fotográfico de Whitney Godoy, una joven fotoperiodista hondureña que ha contado a través de sus imágenes la desesperación que viven miles de personas en su tránsito por varios Estados de Centroamérica en busca de una nueva oportunidad, para comenzar desde cero, lejos de la pobreza. La hazaña de Whitney tiene una doble importancia. Por un lado ha logrado llamar la atención de la prensa internacional sobre la situación que padecían las personas migrantes de esa caravana al ser la única reportera que viajó con todas ellas, y por otro ha contribuido –a pesar de que acaba de licenciarse- a dignificar una profesión como es la del periodista, entendiendo esta como una herramienta para dar voz a quienes no la tienen o a quienes, simplemente, son invisibles.
Whitney es muy joven pero tiene muy claro lo que significa estudiar y luego dedicarse al periodismo. Cuando le preguntamos por la libertad de prensa en su país y cómo afronta las limitaciones que desde el poder imponen a profesionales como ella, es muy franca: “En Honduras es muy complicado investigar y un periodista allí solo puede estar de dos formas: preso o muerto”, explica Godoy al hacer referencia a las últimas detenciones y registros efectuados por el gobierno de Juan Orlando Hernández contra la libertad de información ejercida por un medio audiovisual. “Las mismas empresas privadas son las que gobiernan y el Estado, quieras o no, controla los medios de comunicación. Pero existe una necesidad, a pesar de que temes por tu vida, de transmitir lo que pasa en tu país y lo haces no por buscar fama o por encontrar un trabajo mejor lejos. Lo haces por responsabilidad y porque sabes que una persona, cuando elige convertirse en periodista, tiene que buscar siempre la forma de transmitir la verdad. Y esto es lo que estoy tratando de hacer sin plantearme lo que me pueda pasar en unos meses o en unos años”.
En realidad lo que Whitney desarrolla es a lo que nos referimos cuando hablamos de “periodismo humano”, una práctica profesional de quienes eligen comunicar como modo de vida. Por eso no puede evitar emocionarse al explicarnos algunas fotos que ha hecho durante los días que pasó junto a las personas de la última caravana de migrantes de Honduras, la que partió de su país en octubre de 2018. “Viendo estas imágenes de nuevo, y las que grabé durante la travesía, se me remueven recuerdos. Algunos buenos y otros no tanto”. Pero, ¿de qué huyen todas estas personas? ¿Por qué deciden iniciar una travesía tan dura y tan peligrosa incluso con menores de muy corta edad? Marina Díaz, hondureña afincada en Madrid y miembro de la Plataforma de Solidaridad con Honduras, nos contaba antes de la entrevista a Godoy que en su país el 67% de la población es pobre y el 57% vive en la miseria. Whitney explica que esto se debe precisamente a la falta de interés que el actual Gobierno, y los anteriores –independientemente del color que hayan tenido-, han mostrado por la gente en un país que es inmensamente rico en recursos naturales. “Cuando toda esta gente se pone en camino una de las primeras reivindicaciones que realiza es la dimisión del presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, por la forma en la que tomó posesión de su cargo en las últimas elecciones de 2017. Tuvieron lugar en un contexto de fraude electoral más que evidente y ante el cual, internacionalmente hablando, no hubo ninguna postura al respecto”. Juan Orlando Hernández, abogado de profesión y miembro del Partido Nacional de Honduras –conservador y defensor del liberalismo económico- , fue “re-elegido” presidente de Honduras en noviembre de 2017. Tras los resultados electorales tuvieron lugar protestas importantes contra los mismos. El ejército hondureño se empleó a fondo contra las personas que decidieron salir a las calles. Murieron 30 personas tras recibir disparos de militares. Todo esto sumó a una situación de crispación social generalizada, agravada por la falta de empleo y la corrupción política generalizada. Según Godoy, estas protestas tampoco tuvieron una gran repercusión mediática, por lo que a la gente ya solo le quedaba huir de allí. “Hay organizaciones en el trayecto hacia México que han apoyado a las personas de la caravana, como por ejemplo Pueblos Sin Fronteras, integrada por personas de Estados Unidos, México y del Triángulo del Norte de Centroamérica (El Salvador, Honduras y Guatemala)”, dice Whitney. “La principal ayuda que brindan estas organizaciones a las personas migrantes es asesoramiento legal. Aunque es verdad que han existido otras caravanas. Esta en la que estuve y que salió de Honduras en octubre de 2018, ha sido la más numerosa y en ella no había ningún líder hondureño acompañándoles. Cuando estas personas llegaron a México ya sí existía un despliegue de organizaciones como UNICEF, ACNUR o la OIM, que prestaban ayuda a esta gente pero también intentaban 'convencerles' para que volvieran a su país”. En este sentido, Whitney explica que, sin ir más lejos, este era el objetivo del Gobierno hondureño, que las personas migrantes retornaran. “Para lograrlo, Hernández prometió empleo y mejoras en las condiciones de vida de estas personas, pero todo fue una gran mentira. Todas aquellas personas que se convencieron de esta promesa, al llegar y reclamar, no obtuvieron respuesta”. ¿Y el resto de migrantes que no se dejó convencer? “Siguieron su recorrido hasta llegar a México. Realmente es un riesgo importantísimo salir en caravana hasta este lugar. México está tildado como el 'cementerio de migrantes', debido sobre todo al crimen organizado que desarrollan grupos violentos como los 'Zetas' que a su vez están relacionados con el tráfico de drogas o el de órganos. Estos grupos no son como las pandillas de Honduras –las denominadas 'Maras'-, y que la gente decida correr ese riesgo para llegar hasta una de las fronteras más peligrosas del planeta explicaría a la perfección cómo es la situación de miseria a la que miles de personas están condenadas en Honduras”.
No es el único peligro al que se enfrentan las personas migrantes de esta y otras caravanas. Las personas que se ponen en marcha tienen por delante un trayecto por recorrer de más de 5.000 kilómetros. Por eso, muchas de ellas se han planteado al iniciar la marcha la opción de viajar en “La Bestia”. Con este nombre se conoce al tren que une la frontera sur y norte de México y que es empleado por migrantes (principalmente provenientes del llamado Triángulo Norte de Centroamérica) para llegar a Estados Unidos. Utilizar “La Bestia” para recorrer el trayecto en ocho o diez días tiene unos elevados riesgos. Whitney exponía los peligros de sufrir, en primer lugar, lesiones irreversibles para toda la vida, como cortes, golpes o amputaciones de extremidades. Pero también la de ser captados por el crimen organizado y en el caso de las mujeres y menores, violaciones y raptos. “Las mujeres deciden ir a pie con sus hijos e hijas, a pesar de ser más cansado y de alargar eternamente el viaje hasta la frontera, pero evitan correr riesgos de este tipo en un viaje de estas características”.
La gente en Honduras no quiere más partidos políticos, sino una lucha común que acabe con la situación actual que padece el pueblo
7.200 personas integraban la caravana de octubre que salió desde Honduras. Según Whitney, entre ellas viajaban más de 2.000 niños y niñas, algunos recién nacidos y otros a punto de venir al mundo en pleno éxodo de su pueblo. ¿Por qué este título, a qué te refieres con Un Éxodo sin Moisés en tu reportaje? “Me refiero a la idea de Moisés como líder. Cuando hablamos de Moisés en términos bíblicos nos estamos refiriendo a alguien que iba acompañando a un pueblo que salía de la esclavitud. En este caso Honduras viene huyendo de la pobreza, de la violencia y la miseria, pero lo hace solo, sin nadie, sin ningún líder que le acompañe en esa travesía. Y es que en este sentido tampoco es que Honduras tenga ninguna figura que pueda cumplir con esta función en estos momentos. Si hay un presidente que se postula como tal y gana las elecciones no es precisamente porque Honduras lo quiera a él sino porque no hay alternativas y las que hay son fraudes. Se repiten las mismas personas una y otra vez, y continúan fomentando y manteniendo la situación que padece el país en estos momentos en un círculo vicioso sin fin”. Godoy tiene grabada la imagen de 11.000 personas concentradas en Oaxaca, justo cuando el anterior presidente de México, Enrique Peña Nieto, anunció el proyecto “Estás en tu casa”. Este proyecto “brindaba” a las personas migrantes atención médica, escuela para sus hijos e hijas y una identificación temporal para regularizar su situación en el país, pero tenía “truco”. Según Godoy, solo tenían derecho a estas ayudas si optaban por quedarse o instalarse en el pueblo más pobre y con menos recursos del Estado, y por eso muchas de estas personas no aceptaron. “El número de personas que iban huyendo era infinito. Yo me sentía muy mal porque cuando todo esto estaba ocurriendo el Gobierno de Honduras emitía comunicados afirmando que en ese paso no había ningún hondureño, que ya habían regresado todos y no era cierto, estaba mintiendo. Salieron miles, siguen saliendo miles y seguirán haciéndolo otros miles mientras nadie se preocupe por solucionar las condiciones de vida de esta gente. Y enfoqué mi trabajo en eso precisamente, en un éxodo que va a continuar ocurriendo sin líderes”. Entonces, ¿tú crees que buena parte de lo que está pasando en Honduras en estos momentos se debe a una falta de líderes en la oposición política o en movimientos sociales? “Es que en Honduras ya no se trata de derrocar a un presidente, en Honduras no se necesitan más partidos políticos o elecciones, ni personas que solo estén peleando por sus intereses personales o los de sus partidos. Lo que se necesita es una lucha común para salir todos a la vez de esta situación. Si esto no sucede, seguiremos viendo partir caravanas de gente. El Gobierno actual es inteligente y ha hecho un buen trabajo de control de todos los sistemas. Al tener el control del poder legislativo, judicial y ejecutivo no necesita tomar el pueblo. La oposición política hondureña en estos momentos busca eso, elecciones, pero no se plantea lo más importante que es eliminar todo que tenga relación con el fraude anterior”.
Una persona, cuando se hace periodista, sabe que tiene que buscar siempre la forma de transmitir la verdad. Yo no he vendido mi palabra, mi nombre, mi firma ni lo que soy a un Estado que yo sé que es corrupto
Whitney Godoy se enfrentó a este reto antes incluso de acabar su carrera profesional. El reportaje en sí era parte de la práctica que debía entregar a una productora cinematográfica de su país. ¿Cómo es posible que ante un desplazamiento de tantos seres humanos ningún medio del propio Honduras cubriese la noticia? En parte, una de las causas está en lo que apuntaba Whitney al principio de la entrevista en relación al control que el Estado realiza sobre las empresas de comunicación. A ella lo que le llamó poderosamente la atención fue precisamente esto. Por eso eligió en muchos momentos contar lo que estaba pasando antes que hacer la foto del año y ganar algún premio importante. Aun así, su reportaje es impactante y de una gran altura humana. “Solo un medio de 'izquierdas' informó un poco sobre lo que estaba sucediendo. Pero al llegar a Guatemala desapareció como el resto. El resto de medios solo intentó desarticular la caravana, haciéndole el juego al Gobierno de Hernández, obviamente. No existió una cobertura mediática de Honduras pero la prensa internacional sí se hizo eco, convirtiéndose en un apoyo fuerte para la caravana. Tal fue la repercusión que el presidente hondureño se vio obligado a emitir comunicados, como en el que ofrecía empleo para quienes volviesen”.
Godoy ha admitido conocer, al llegar a nuestro país, la realidad que también tenemos aquí en la Frontera Sur, con las personas que casi a diario se atienden en nuestras costas y en el Mediterráneo. “Es el mismo problema aquí y allí. Los de allí recorren un desierto entero hasta llegar a una frontera muy peligrosa en la que son disparados y desaparecidos. Las personas que vienen de África tienen que enfrentarse al agua y también mueren, o se hieren con las concertinas”. Son dos lugares del mundo distintos pero un mismo sufrimiento, por eso Whitney indica que la gente cuando sale de sus países es por algo, alguna razón de peso les mueve a arriesgar su vida y la de sus hijos e hijas en una travesía en la que pueden encontrar la muerte en el peor de los casos. Y en este sentido mientras los países no dispongan de medidas reales encaminadas a ayudar a esta gente, las personas seguirán emigrando.
Por curiosidad, y tras observar con atención las imágenes del reportaje de Whitney, intento saber cuál ha sido su fotografía más difícil. Asegura que tuvo muchas complicadas. Pero no duda en absoluto y busca entre las imágenes de su teléfono móvil una de ellas. La abre y nos lo pasa para que la miremos. Es la fotografía en color de un niño de apenas 3 años que viste una camiseta vieja de color azul y tiene un sombrero en la cabeza que le queda un poco grande. Seguramente alguien se lo puso para protegerle durante el viaje del sol y el calor. Tiene la carita sucia y mira con semblante serio y resignado al objetivo de Whitney. “De esta foto… lo más difícil sin duda fueron los ojos de este niño”.