Literatura
Jana Leo: “La falta de seguridad de las mujeres es una forma de desposesión”

En Violación Nueva York, Jana Leo describe cómo un hombre armado entró en su casa para violarla. Luego convirtió este hecho en su objeto de estudio: desde 2001 lo ha documentado y diseccionado hasta encontrar las claves.

Entrevista Jana Leo 1
Jana Leo ha convertido la violación de la que fue víctima en objeto de estudio. David F. Sabadell

Pocas horas después de ser violada en su casa en Nueva York, Jana Leo (Madrid, 1965) escribió la que sería la primera frase de Violación Nueva York (Lince, 2017): “Qué susto me has dado”. Las palabras son un fiel registro de cómo empezaron las dos horas del día 25 de enero de 2001 cuando, entre las 13 y las 15h, un desconocido entró en su casa pistola en mano para violarla. Descriptivo y casi notarial, su estilo es más propio de una tesis doctoral que del relato de una experiencia traumática. Dejar constancia de lo que le ocurrió y buscar las claves es el mecanismo de supervivencia de esta artista conceptual doctorada en Filosofía y máster de Arquitectura en la Universidad de Princeton.

Habla claro y bajito, y no retira la mirada mientras sus palabras hacen un zoom que empieza en las sábanas arrugadas de su apartamento en Harlem y sube por la azotea en la que dormía su agresor para registrar un sistema racista y machista que empuja a sus habitantes a los compartimentos estancos que ha creado para ellos. “Es una fuerza que entra por el edificio y se mete en tu cuerpo: viene de la ciudad y se mete en tu coño”. El agresor fue condenado a 20 años de cárcel por violarla a ella y a otra mujer. Su casero recibió un castigo por evasión fiscal y fraude inmobiliario.

¿De dónde sale esa necesidad de documentarlo todo tan detalladamente?
En un primer momento es pura y dura supervivencia. Cuando está ocurriendo yo tengo miedo de que vuelva a pasar, y utilizo la única herramienta que tengo, que es el arte y la palabra, por un lado para tomar rastros, documentar y crear una especie de mapa de supervivencia. Y, por otro, para intentar encontrar claves. Luego también hago proyectos artísticos, porque me interesa más el tema del trauma y cómo funciona.

Tu primer capítulo se titula Una violación “no violenta”, entre comillas. ¿Cómo puede una violación ocurrir sin violencia, incluso entre comillas?
Una violación siempre tiene violencia, digamos que es sin violencia de más. No es que alguien te esté forzando y te esté agarrando las piernas para que las abras, sino que él dice “abre las piernas y mójate para mí”. Y de esta forma tú tienes que forzar a tu cuerpo, lo cual psicológicamente es bastante más traumático que una violación violenta.

¿Crees que en el proceso judicial se ha puesto en duda tu credibilidad precisamente por no haber excesiva violencia?
No se ha llegado a poner en duda mi credibilidad. En una sociedad muy racial y muy clasista, no se concibe que alguien que tiene unos 40 años –como yo tenía cuando declaré–, un doctorado y que ha estado con una beca en Princeton se vaya a acostar con un negro. Me creyeron por ser blanca. Y no solo blanca sino también con educación, europea, y haber asistido a una universidad de élite.

Me creyeron por ser blanca, europea, y haber asistido a una universidad de élite

Hablas de este proceso como un proceso artístico, pero tu estilo es de tesis doctoral.
Eso te ayuda a poner distancia con el hecho. Yo ya sabía investigar, de hecho estaba haciendo mi tesis. Podía haber hecho dos cosas: volver y olvidarme de que estaba pasado, o quedarme allí y utilizarlo como objeto de investigación. Y lo convertí en objeto de estudio.

Relacionar las violaciones con un sistema patriarcal ya estaba hecho. Tú además las relacionas con el urbanismo y la gentrificación. ¿Qué tiene que ver una violación con la especulación inmobiliaria?
Cada movimiento de desplazamiento tiene que ver mucho con el cuerpo, porque tus recuerdos están asociados a un espacio y a un barrio, no solo a una casa. Entonces, cualquier desplazamiento significa un cambio a nivel interno. En ese sentido, como contexto, ya hay una relación. Me lo imagino como la escena de la película Power of ten cuando se hace un zoom en una ciudad que está cambiando porque hay una serie de fuerzas que empujan. La delincuencia se sale de las calles, porque también estamos con Bush, y estamos con Giuliani y Bratton, el jefe de policía, que lo que hacen es política de limpieza. Limpias la calle y lo que acaba ocurriendo es que la delincuencia se empuja dentro de los edificios y así los problemas se esconden.

Hay un Manhattan cada vez más limpio y más seguro, mientras la delincuencia se empuja hacia los lados, hacia Brooklyn y hacia Harlem, y ahí se deja florecer

Y esto también está relacionado con la gentrificación, porque la gentrificación requiere una ciudad globalizada, con turismo, visitas extranjeras... todo lo que ocurre no se puede ver pero sigue ocurriendo. Entonces hay un Manhattan cada vez más limpio y más seguro, mientras la delincuencia se empuja hacia los lados, hacia Brooklyn y hacia Harlem, y ahí se deja florecer. En mi caso, al no tener cerradura, o que la cerradura estaba rota a menudo en el portal, toda esa fuerza entra por el edificio y se mete en tu cuerpo a través de una penetración que es una violación. En el momento en que me pasó tuve esta imagen de zoom: esto viene de la ciudad y se te mete en tu coño. Cuidado, que la ciudad también viola.

Entonces las mujeres no estamos seguras en casa, pero en la calle nos dicen que tampoco. ¿Qué mensaje se nos está transmitiendo?
Se nos dice que para estar seguras lo que tenemos que hacer es quedarnos en casa esperando a que nuestra pareja nos busque o nos acompañe, de tal manera que no podamos hacer nada que no esté dentro de los límites de lo que la otra persona quiere. La falta de seguridad de las mujeres es una manera de posesión.

En tu vocabulario está muy presente un término: domestofobia. ¿Lo puedes definir?
Domestofobia es el miedo al espacio doméstico, que es la casa, pero también a la domesticación. O sea, miedo a que alguien te imponga tus reglas de comportamiento. Es un tema que como tal no se ha tratado mucho en España, pero sí en Estados Unidos, en toda la época de los años 50 y 60, que se retrata esta América maravillosa del suburbio, con estos vestidos y estas fiestas de cóctel. Ahí la mujer está sola en un suburbio, en unas afueras, sin coche y sin posibilidad de transporte: en una situación de aislamiento y domesticación.

Hablar de domestofobia es hablar de género femenino, en una sociedad menos contemporánea quizá, porque todo el proceso del matrimonio supone prácticamente pasar de estar bajo el poder del padre al del marido. Y tanto uno como otro tratan de domesticar tus impulsos.

Jana Leo 2
Jana Leo, autora de 'Violación Nueva York'. David F. Sabadell

Tenías de pequeña la intuición de que el hogar no era un lugar seguro para las mujeres, ¿y se ha confirmado?
He hecho una tesis doctoral que tiene una parte muy importante sobre eso y he visto montones de películas. Hay un momento histórico en el que todo lo malo empieza a ocurrir en casa. Son los años 80 y 90, y empiezan a salir películas de hombres vestidos de blanco que te van a pedir un huevo a casa y acaban torturando a la familia. Hay un momento internacional, sobre todo en Europa, en el que, si te fijas y analizas el cine independiente, la violencia ocurre en casa. La primera es La naranja mecánica de Kubrick. Empecé a investigar, a reunir material, a leer ensayos feministas ya en Princeton, sobre la casa como lugar de los horrores. Porque para muchas la casa es efectivamente eso, por el propio diseño, la estructura, la planta, la jerarquía de espacios, por supuesto la violencia doméstica.

Además, con 13 años me leí El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, de Engels, que fue un libro que me impactó. Y también tiene que ver con la manera en la que he crecido en un barrio, Pueblo Nuevo-San Blas, con una realidad dura en la calle, pero quizá todavía más dura en casa: hija de emigrantes en un momento en el que toda la gente viene del pueblo durante la época de Franco. Era una España un poco difícil y en la casa todo el mundo estaba tenso.

En tu libro explicas también como una de las claves el fenómeno del “million dollar block”. ¿Qué es?
El million dollar block es un término que utiliza Laura Kurgan, compañera mía de Princeton que lleva un laboratorio de investigación en arquitectura. Ella, haciendo una investigación, se da cuenta de que las personas que están en prisión tenían su domicilio en ciertos bloques de edificios. Entonces lo llaman el bloque del millón porque esos bloques le están costando un montón de dinero al Gobierno: el costo de una persona encarcelada es de 60. 000 dólares anuales aproximadamente. Resumiendo, un million dollar block es un edificio en el que muchos de sus residentes están encarcelados.

Y el problema es que la cárcel en Estados Unidos es una industria. Estamos hablando de un país en el que las prisiones son privadas, lo que implica que se explota al preso para sacarle dinero al Gobierno. De hecho, ahora mismo es un problema gordísimo porque ha bajado la delincuencia pero la gente sigue estando en la cárcel, las sentencias son muy largas, y se justifica por que las prisiones están ya construidas y hay muchos intereses para que se explote al prisionero. Es un sistema de explotación en el que el violador me viola a mí, él consigue sexo, pero a la vez es una víctima del propio sistema: yo he acabado donde tenía que acabar, que es violada en casa. Y él también: en la cárcel por ser negro, sin educación y joven. Todo esto te da mucha rabia, porque no es casualidad. El sueño americano donde tú puedes hacer lo que quieras es un mito.

Es un sistema de explotación en el que el violador me viola a mí, pero a la vez es una víctima del propio sistema; todo esto te da mucha rabia

Tú eres arquitecta, filósofa, profesora universitaria, creadora, y estás aquí hablando de “tu” violador, con comillas. ¿No te da rabia?
Claro, pero es necesario. Cuando estás en un cierto estatus hay que reconocer las cosas más básicas de la vida. Es problemático, no tanto en el mundo del arte como en el académico y en la arquitectura. Me consta que en una ocasión presenté una solicitud para un trabajo en una universidad y no me dieron la plaza por haber hecho esto público. Te transmiten que la violación es algo que no puedes contar, lo tienes que mantener en tu intimidad. Pero soy una artista que hace un arte público que tiene que ver siempre con cuestionar lo público y lo privado, por eso lo veo casi como una obligación.

¿No has terminado?
Estoy trabajando en un proyecto pedagógico y también en uno narrativo. Me gustaría hacer una serie de videoclips de situaciones entre una pareja, o entre varias personas, en las que parece que se va a dar una violación y finalmente algo ocurre para que no se dé. Cuando estaba escribiendo el libro siempre pensaba “qué hubiera pasado si”. ¿En qué sociedad tendríamos que estar para que esta persona decidiera, después de estar una hora hablando conmigo, que mejor no me viola? Para cambiar el mundo tienes que imaginarte cómo sería.

¿Porque tú quieres cambiar el mundo?
Sí. Y en ese nuevo mundo esta relación de la que estamos hablando, esos juegos psicológicos que ocurren entre el violador y yo, no se podrían dar. Y entonces el resultado no sería el mismo. Además, me gustaría hacer un archivo público de violaciones, de la misma forma que Paul Virilio quiere hacer un museo del desastre. ¿Por qué vamos a rescatar solo lo bueno? Estamos mintiéndole al mundo. Una de las cosas más significativas de nuestro mundo es la violencia contra el otro, y eso hay que registrarlo.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Instituciones culturales
Protesta Las editoriales migrantes exigen su lugar en la Feria del Libro de Madrid y en la industria cultural española
Una acción de protesta en la Feria del Libro de Madrid reclama más atención y apoyo a las editoriales impulsadas por personas migrantes y racializadas, que sobreviven pese a los obstáculos que reciben de las administraciones, según denuncian.
Redes sociales
Industria editorial Escritores fantasma: así trabajan los auténticos autores de los libros de éxito que publican los ‘influencers’
Detrás de cada libro firmado por un ‘influencer’ hay otra persona que ha trabajado a destajo para entregar a tiempo un texto en el que su nombre no aparece por ninguna parte y que, además, ha tenido que renunciar a sus derechos como autor.
Literatura
María Agúndez “El trabajo de limpiadora es muy digno, pero nadie quiere hacerlo”
La escritora retrata en ‘Casas limpias’ las contradicciones de quienes considerándose personas igualitarias y progresistas delegan los cuidados y la limpieza para evitar el conflicto y sostener su comodidad.
#49803
17/3/2020 23:11

brutal!!!

0
0
#1330
20/10/2017 11:39

Entrevista super completa, me ha encantado, enhorabuena!

3
0
PSOE
Crisis de Gobierno “El Gobierno está en la UCI”: los aliados de Sánchez afilan el discurso en clave electoral
A la espera de nuevas pruebas que puedan afectar directamente al presidente del Gobierno o algún indicio de financiación ilegal del PSOE, Podemos radicaliza su crítica al bipartidismo y Sumar habla de “un cambio de 180 grados”.
Baleares
Un modelo insostenible El rechazo a la turistificación se expande en Canarias, Baleares y Barcelona
Tras la masiva manifestación en las Islas Canarias del pasado mayo, Palma de Mallorca, Barcelona y San Sebastián salen este 15 de junio a la calle contra un modelo de turismo desmedido insostenible para el territorio y sus habitantes.
Consumo
David Sánchez “Shein está diseñado para crear adicción a través de patrones muy oscuros”
David Sánchez Carpio es director de la Federación de Consumidores y Usuarios (CECU), una de las organizaciones que han denunciado al gigante chino de venta de ropa por internet ante la Comisión Europea. “No hay que culpabilizar a los consumidores".
Opinión
Opinión Amor, alienación y nostalgia en la obra de Wong Kar Wai
El cine de Wong Kar Wai logró captar la avalancha de nostalgia que florecía en el capitalismo tardío frente a la desorientación y la enajenación de los propios sujetos sociales.
Oriente Medio
Oriente Medio Decenas de muertos en una noche de sirenas y misiles cruzados entre Israel e Irán
Después del ataque israelí contra la infraestructura energética y militar iraní, cientos de misiles iraníes atraviesan el cielo israelí e impactan en Tel Aviv, Bat Yam, Tamra y Haifa.
Violencia machista
El Estado que revictimiza Violencia institucional: “Si lo hubiera sabido antes, no hubiera denunciado nunca”
Rocío ha sufrido violencia psicológica, física y sexual por parte de su expareja. Y también violencia institucional en todas las puertas de la red de recursos institucionales que ha ido atravesando.
Crónica
Justicia En la sala de un juicio a una madre protectora
Esta es una crónica de un juicio a una mujer que pidió medidas por sospechar de abusos sexuales a su hija en el domicilio paterno sin que ninguna institución moviera un dedo y, un mes después, cogió un vuelo a su país para intentar protegerla.
Editorial
Editorial Justicia irracional
Por acción o por omisión, las instituciones violentan a las mujeres. Se llama violencia institucional.

Últimas

Navarra
Navarra Denuncian la criminalización de menores y falta de recursos en Marcilla
Trabajadoras del COA de Marcilla denuncian criminalización de menores, falta de recursos y condiciones indignas, mientras el Gobierno de Navarra traslada a 23 menores y refuerza la seguridad tras el brote racista.
Relato
Relato Rendirse
A mi pesar me tocaba compartir mesa con aquellos documentos y, como estaba de los primeros (no lo habría imaginado al llegar), ya no conseguía quedar por encima, con lo que me gusta.
Galicia
Galicia Activistas bloquean una planta de Altri en Portugal y avisan de que frenarán su expansión en Galicia
El grupo atrancó con cadenas y soldadura las entradas de la planta de Celbi en Leirosa, en la mayor acción directa hasta el momento contra la expansión de la multinacional papelera en territorio gallego: “O povo é quem para Altri”.
Madrid
Movimiento republicano Miles de personas claman en Madrid contra la monarquía y por la República
En el 11 aniversario de la proclamación de Felipe VI, una marcha unitaria reclama que este reinado sea el último de España.
Tribuna
Tribuna Almacenamiento energético de Enlight Renewable Energy en Huesca: lavado verde de la imagen de Israel
VV.AA.
La empresa israelí Enlight Renewable Energy tiene intención de construir un parque de baterías para energías renovables en el pirineo oscense. Operación que el Gobierno debería prohibir por la contribución de la compañía a la ocupación ilegal israelí
Ocupación israelí
Movilizaciones Un centenar de organizaciones de 26 países denuncian a la empresa vasca CAF y su tren del apartheid
Más de 50 localidades salen a la calle este fin de semana para señalar a la empresa que construyó el tranvía que conecta Jerusalén con territorio ocupados y exigir el fin del genocidio en Gaza.
Más noticias
La vida y ya
La vida y ya Un rato de cada lunes
Pero, lo más coincidente ha sido, expresado de distintas maneras, su agradecimiento hacia ese lugar. Su lugar elegido.
Ocupación israelí
Ocupación Israelí La policía egipcia impide con violencia la marcha internacional a Gaza
La marcha de 4.000 personas a Gaza es reprimida por la policía del régimen de Al-Sisi. La organización pide a las embajadas que reaccionen y protejan a sus ciudadanos.

Recomendadas

Rap
Rap Los Chikos del Maíz: “La música urbana está llena de fachas y votantes de Vox”
Tras un fin de gira accidentado, Toni y Nega dan una tregua indefinida a su proyecto con dos conciertos en Madrid. Horas antes de llenar la sala en la primera cita, visitan la redacción de El Salto.
Río Arriba
Río Arriba Luis González Reyes: “Vivimos en un mundo en el que la escasez es un elemento central”
Primera entrevista del programa Río Arriba en formato podcast y vídeo donde hablamos de las nuevas guerras neocoloniales por recursos en la era de Trump y Putin, de la escasez, del decrecimiento y el colapsismo.
Pensamiento
Economista Clara Mattei: “El liberalismo y el fascismo están unidos en su protección del orden del capital”
El ambicioso ensayo 'El orden del capital' nos traslada al Reino Unido y la Italia de la I Guerra Mundial, que se contemplan como un momento bisagra: el auge de socializaciones y cooperativizaciones que tuvo lugar durante la contienda y la inmediata posguerra fue abortado a través de un 'shock' austericida destinado a restaurar la centralidad de los grandes capitales.