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Google presiona al Gobierno de Trump para evitar las huelgas de su plantilla
Tras la huelga sufrida a principios de noviembre, Google ha pedido a la Junta Nacional de Relaciones Laborales de los Estados Unidos que elimine una norma laboral de la era Obama que permite el uso del email del trabajo para hablar sobre la empresa u organizarse.

El 1 de noviembre de 2018, las oficinas de Google en todo el planeta vivieron un hecho insólito. 20.000 trabajadores del gigante informático se levantaban de sus escritorios y se alejaban de sus ordenadores para unirse en una huelga a nivel global.
La protesta se convocaba tras un informe publicado por The New York Times donde se destapaban las prácticas que la empresa había llevado a cabo para proteger, mediante pagos de altas sumas de dinero, a altos ejecutivos acusados de conductas sexistas y acoso. Según fue publicado, y confirmado después por los empleados, Google tienen un sistema de arbitraje interno para los casos de acoso, pero tenía trampa. Aceptar la mediación implica que las personas denunciantes renuncien a su derecho a demandar y, en muchos casos, aceptar acuerdos de confidencialidad.
Google tienen un sistema de arbitraje interno para los casos de acoso que implica renunciar al derecho a demandar ante un juzgado y aceptar acuerdos de confidencialidad
Las demandas de dicha huelga, a la que llamaron #GoogleWalkabout, iban más allá. La plantilla exigía que la empresa acabara con la desigualdad salarial, publicara un informe sobre el acoso sexual dentro de la empresa, ofreciera una vía mejor para la presentación de denuncias y que se incluyera a un representante de la plantilla en la junta directiva, entre otras.
Algo menos de una semana después, el director ejecutivo, Sundar Pichai, anunció que la empresa estaba dispuesta a “hacer algunos cambios” y se mostró favorable a las peticiones de la plantilla. Parecía que el gigante tecnológico estaba dispuesto a aceptar la reprimenda de sus propios empleados. Pero se guardaron un as en la manga para que esto no les vuelva a ocurrir: imposibilitar que los empleados puedan usar sus correos electrónicos del trabajo para organizarse.
Presiones al Gobierno estadounidense
Una plantilla tan globalizada como la de Alphabet, matriz de Google, no tiene muchas vías para poder organizarse y comunicarse entre sí. Las protestas del 1 de noviembre fueron organizadas mediante el correo electrónico del trabajo. Según ha publicado el prestigioso medio de economía Bloomberg, Google está presionando al Gobierno de los Estados Unidos para que elimine una ley de la era Obama en la que prohíbe a la empresa coartar o prohibir a sus empleados el que utilicen el email del trabajo para autoorganizarse o convocar una huelga.
En los años de la administración de Obama, la Junta Nacional de Relaciones Laborales de los Estados Unidos corroboró que los empleados tenían el derecho a utilizar los correos electrónicos del trabajo para organizarse, hablar de temas internos de la empresa o para promover la creación de sindicatos. En unos documentos, obtenidos por Bloomberg gracias a la Ley de Libertad de Información estadounidense, se muestra como Google pidió a la Junta Nacional de Relaciones Laborales que deshiciera esa nueva norma y eliminara dichos derechos de los trabajadores. Esa petición se realizó solo tres semanas más tarde de la huelga y en relación a otro asunto que nada tenía que ver con el derecho a organización o huelga.
Solo tres semanas después de la huelga, Google pidió a la Junta Nacional de Relaciones Laborales que eliminara la norma laboral de Obama, para volver a la anterior de Bush
Los abogados del gigante tecnológico exigieron a la Junta Nacional que anularan la norma adoptada en 2014, para reestablecer su precedente, de la era de George W. Bush, que permitía a las empresas prohibir la organización de sus empleados usando el correo electrónico del trabajo. “No estamos presionando para que se modifiquen las reglas”, ha contestado un portavoz de Google ante las revelaciones del Bloomberg, pero confesó haber hecho la reclamación a la Junta Laboral como parte de "una defensa legal que incluimos como una de las muchas posibles defensas" contra las denuncias de la misma Junta.
“Tendría un efecto escalofriante”, ha declarado a Bloomberg Colin McMillen, uno de los empleados de Google que participó en la huelga de noviembre, ya que sin poder usar el correo electrónico del trabajo, la organización de los empleados de una empresa tan deslocalizada y dispersa como las filiales de Alphabet sería imposible. “En el fondo no sólo están rechazando llevar a cabo la mayoría de las demandas de la huelga, sino que también están tratando de reducir nuestra capacidad de coordinar y hablar entre nosotros sobre estos temas, y eso es extremadamente preocupante", ha lamentado el empleado de una de las oficinas de la empresa en Cambridge, que confiesa que ha dimitido de su puesto y terminará pronto su empleo allí.
Protestas contra la militarización de Google
El particular #MeToo que sufrió la multinacional no ha sido la única rebelión a bordo que ha sufrido en el último año. Tras recibir un contrato por parte del Pentágono para el desarrollo de Inteligencia Artificial que sería usada en el análisis de imágenes tomadas con drones, miles de empleados firmaron un manifiesto pidiendo a la compañía que se retirara del “negocio de la guerra”. Nueve de sus ingenieros se negaron a trabajar en un proyecto sobre un sistema de seguridad que podría ayudar a la compañía a ganar más contratos militares. En junio del pasado año, Google aceptó no renovar su acuerdo con el Departamento de Defensa.
“Si estas protecciones retroceden, Google será cómplice de limitar los derechos de los trabajadores de todo Estados Unidos, no sólo los nuestros”, han advertido los organizadores de la huelga del pasado día 1 de noviembre.
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