Opinión
Imputados por manifestarse contra la Lega
Dos episodios graves ocurridos en Salerno y que afectan de diferentes maneras a la vida universitaria, vistos en conjunto, resultan muy indicativos del período que estamos atravesando.

Un investigador de la Universidad de Salerno (Italia), Gennaro Avallone, militante de las luchas antirracistas y estudioso de las políticas migratorias, ha sido imputado junto a otras once personas por haber protestado contra un "paseo" de la Lega por la "seguridad" y contra las personas inmigrantes.
Al mismo tiempo, el Rector de la Universidad de Salerno, polo académico muy relevante en el sistema universitario del sur de Italia, se presenta como candidato por la Lega y hace un llamamiento "acalorado" a la "comunidad estudiantil". Conseguir una escuela, investigación y universidad domesticadas es un objetivo claro de las políticas reaccionarias.
Sin embargo, las desobediencias difusas que reivindican la libertad de expresión, de enseñanza, de manifestación, están empezando a construir una convergencia importantísima, conectando prácticas de resistencia y construcción de relaciones y de "común".
Docente imputado por manifestarse contra la Lega
Doce notificaciones han sido remitidas a las personas imputadas, bajo la acusación de manifestación no autorizada. Entre las personas imputadas figura Avallone, profesor de sociología urbana y conocido en el campo de los estudios migratorios y la ecología política, con una larga trayectoria militante en los movimientos sociales y colaborador de diferentes periódicos (entre ellos, El Salto). Entre las personas imputadas figuran también algunos/as estudiantes de la misma Universidad. En mayo se difundió un documento en apoyo a Avallone y a las otras personas imputadas, acompañado de la firma de más de cien docentes de la Universidad de Salerno, en los que se resumen los elementos más inquietantes de esta vicisitud.
Gennaro Avallone está comprometido desde hace tiempo en una encuesta participativa con respecto de la situación del trabajo migrante, y en particular, sobre la relación entre venta ambulante y organización de los espacios urbanos
Los hechos se remontan al pasado 11 de septiembre, aunque las notificaciones de imputación han sido recibidas nueve meses después, coincidiendo de manera singular con otra jornada de protesta contra Salvini, que en Salerno ha sido particularmente animada. Ese día la Liga intentando radicar su presencia y organización en el sur, declaró que una marcha "por la legalidad y la seguridad" iba a recorrer el paseo marítimo de Salerno. El lugar no ha sido elegido al azar: el paseo marítimo ha sido señalado por parte de la retórica securitaria como un símbolo de la "degradación" de la ciudad, pues es utilizado por personas vendedoras ambulantes, muchas de ellas migrantes, para trabajar. Estas personas llevan tiempo reivindicando ante la administración municipal la posibilidad de obtener puestos decentes para poder desempeñar su oficio, sin ser relegadas a mercados periféricos y escondidos.
La lucha está hoy en día estancada y se han dado varios episodios de fuerte tensión entre los representantes de la comunidad senegalesa y el presidente de la región de Campania, el ex alcalde de Salerno Vincenzo De Luca, aún muy influyente en la ciudad. Este último, por su parte, nunca ha dejado de repetir consignas sobre la seguridad y de alimentar una retórica de la degradación. La Lega, que ha encontrado un terreno bien abonado por el discurso de De Luca, aprovechó la ocasión y organizó lo que enseguida se configura como una “ronda anti-migrantes”, por más o menos simbólica que fuera.
De ahí que, como muestra de preocupación ante los acontecimientos, y mediante un rápido “pasapalabra”, numerosos/as ciudadanos/as antirracistas acudieran al paseo marítimo, junto a quien, en la Universidad de Salerno, conoce la cuestión desde cerca. En efecto, Gennaro Avallone está comprometido desde hace tiempo en una encuesta participativa con respecto de la situación del trabajo migrante, y en particular, sobre la relación entre venta ambulante y organización de los espacios urbanos. Avallone estaba allí haciendo su trabajo, el de un investigador que piensa que los saberes sirven para tomar partido: observar, entender, facilitar la toma de palabra de las personas que la iniciativa leguista quería reducir a elementos de degradación, continuar el trabajo colectivo iniciado en la Universidad para permitir que la ciudad saliera de las retóricas securitarias y racistas y repensar la convivencia misma.
El profesorado solidario pide en el documento al rector que se pronuncie en defensa de la libertad de manifestación y de investigación. La paradoja es que el rector de la Universidad de Salerno está actualmente participando en la campaña electoral como candidato de la misma Lega. El rector hasta ahora no ha mostrado ninguna intención de dimitir, ni siquiera de auto-suspenderse de sus funciones. Veremos si contestará algo a sus docentes: hasta ahora, esto parece muy improbable. Mientras tanto, el crecimiento de la solidaridad es la ocasión para fortalecer la reorganización de espacios de investigación y expresión colectiva, basados en la experimentación de relaciones novedosas entre la universidad y su "afuera": una concepción de la vida universitaria radicalmente alternativa a esa mezcla de lógicas propietarias y gobierno de los algoritmos que ha constituido la retórica de la "excelencia" en estos años. Una retórica de la innovación que, por otra parte, tal como la vicisitud de la candidatura del Rector muestra claramente, no es nada incompatible con respecto de las prácticas más tradicionales de relación e intercambio para con el poder político.
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