Cine
Baila, chica, baila

Dorothy Arzner no solo fue responsable del ascenso de las carreras cinematográficas de Katharine Hepburn, Rosalind Rossel y Lucille Ball, entre otras; también consiguió ser la primera mujer en dirigir una película con sonido.

Dorothy Arzner
Dorothy Arzner, primera mujer en dirigir una película con sonido.

“Señores, os doy el sagrado estado del matrimonio moderno: vidas de solteros, camas individuales y tres sedantes por la mañana”. Así lo enuncia Joan Prentice, protagonista de una de las películas de Dorothy Arzner, Merrily We Go to Hell (Tuya para siempre).

Dorothy Arzner fue una de las diosas-madre del cine. Después de un primer intento de entrar en el colegio de Medicina, materia de la que se aburrirá rápidamente por no tener suficiente paciencia —“quería sanar a los enfermos de manera instantánea”—, entra en el mundo cinematográfico.

Allí comienza como mecanógrafa, para pasar a guionista y posteriormente editora. Su primera película como asistente de dirección la protagonizó Clara Bow y, a partir de entonces, consiguió comenzar a dirigir películas.

Arzner no solo fue responsable del ascenso de las carreras cinematográficas de Katharine Hepburn, Rosalind Rossel y Lucille Ball (y de infinidad de otras artistas, a las que se especializó en llevar al estrellato); también consiguió ser la primera mujer en dirigir una película con sonido.

Sus películas ensalzan la libertad de la mujer, y destacan por su cariz feminista. Dorothy era una mujer que provocaba cierto escándalo para la época, ya no solo por el hecho de haberse podido dedicar a ser directora de cine —cuestión vedada no solo para muchas mujeres sino para algunos hombres por la necesidad de un buen sostén económico detrás— sino por la libertad con la que solía tratar su sexualidad y su propia estética: solía vestirse como un hombre y se fotografiaba con atuendos de marinero o vaquero en su juventud. El potencial liberador de su figura y actitud venía a abrir las dicotomías entendidas en el cine clásico que no pasaban de las estrictas categorías hollywoodienses de lo femenino/masculino.

Judith Mayne ya lo anuncia en la extensa biografía que dedica a la vida y obra de Arzner: una de las características mas notables de su cine es su detallado, delicado y complejo estudio de las relaciones interpersonales femeninas, a veces con claros matices homoeróticos.

Esto puede apreciarse en una de sus películas más aclamadas, Dance, Girl, Dance, en la que muestra a un grupo de bailarinas y las relaciones que establecen entre ellas —el interés por el baile, por los hombres y el dinero y en última instancia la libertad, la alegría y el juego con su cuerpo que permite la danza— y en la que Lucille Ball y Maureen O’Hara se divierten bailando como si fueran unas Fred y Ginger lesbianas.

En Merrily We Go to Hell, sin embargo, denuncia de manera activa la institución del matrimonio y el juego romántico. En ella cuenta la historia de amor-desamor entre Joan, una millonaria enamoradiza, y Jerry, un guionista y escritor frustrado.

Los detalles antes mencionados juegan un papel tan importante en la obra de Dorothy Arzner que configuran un posible por qué a todas esas razones y comportamientos presentes en el filme: los titubeos, los accidentes y las desincronizaciones entre ambos que se hacen palpables, y siempre ocurren en la misma dirección.

Jerry conoce a Joan en una fiesta de la alta sociedad, absolutamente borracho la seduce diciendo que es increíble. Joan, que está segura de haber encontrado a un artista, a alguien distinto, se enamora de él (la delicadeza para expresar sentimientos de Sylvia Sidney es sobrecogedora). Él no está seguro querer comprometerse con ella, y sin embargo lo hace. En su habitación guarda una foto de su ex (Claire) a la que tiene en un altar, y a la que —no podía ser de otra manera— culpa de sus excesos con el alcohol y de su malestar en general y a la que anuncia: “Eh, voy a casarme, voy a ser feliz por fin”.

En el primer momento, Jerry y Joan viven una feliz vida de casados, pero una vez que este logra el éxito en su obra de teatro —basada en la relación con su ex—, la tranquilidad del matrimonio se rompe y comienzan de nuevo sus problemas con el alcoholismo y su continuo desprecio por el compromiso que Joan muestra con él.

La relación con Claire está basada de nuevo en una visión completamente sesgada de ella: ni siquiera entiende o comprende qué es lo que le atrae tanto de su persona, parece que su obsesión por ella y el alcohol no es más que un síntoma de otro problema mayor del que no parece querer responsabilizarse hasta que Joan le abandona.

Antes de que esto ocurra —Joan no termina de abandonarle del todo realmente, porque Joan representa el prototipo de mujer completamente enamorada—, habremos presenciado el desarrollo de una relación desigual en la que Joan perdona las humillaciones a las que es sometida.

La editora de Jerry aconseja a Joan que se retire a tiempo, en ese enigmático consejo se advierte la fragilidad de la relación entre ambos y el empeño desesperado de Joan por mantener algo absurdo llegando a extremos de formar una pareja abierta “de esas modernas” con la que ninguno de ellos está conforme y que, en el fondo, va minando la estabilidad de Joan.

Una de las mejores escenas tiene lugar cuando Jerry vuelve a casa completamente borracho, incapaz incluso de hablar pero murmurando el nombre de Claire. Joan, totalmente desesperada por la situación, comienza a beber para intentar entender a Jerry y también para demostrarle —en un ingenuo intento— qué es lo que se siente cuando alguien al que quieres bebe. “Así es como te ves tú cuando bebes”, le dice a Jerry. Él le dice que si no le para, él se irá por la puerta y no volverá, en lugar de pedirle que se quede, ella le echa de la casa.

La devoción de él por el ideal romántico le hace pensar que lo ideal es que alguien le controle y le guíe, algo a lo que Joan no está dispuesta. Así, matando dos pájaros de un tiro con este acto, queda de manifiesto la falta de fe que él tiene en si mismo y pone en evidencia los roles existentes en el amor romántico. Es la escena más potente que Joan tiene en toda la película: el momento en que confronta a Jerry con él mismo, que le enseña sus propios actos y la consecuencia de estos.

En el cine de Arzner las mujeres ocupan puestos de poder y revelan la libertad posible; si bien Merrily We Go to Hell termina con un final más bien convencional para la época, ya denunciaba la opresión de los roles existentes en el matrimonio y en el amor romántico y el desajuste que se produce entre la relación hombre-mujer que se basa estrictamente en este modelo canónico.

Nadie sabe por qué Arzner dejó de hacer cine después de First Comes Courage aunque el declive y la crítica constante a sus películas y la caída de su éxito comercial tras TheBride Wore Red y una severa pulmonía sin duda influyeron en esa decisión.

El sexismo sistémico y la homofobia también aumentaron en Hollywood desde 1934 y la laxitud moral que había existido durante el periodo de la II Guerra Mundial terminó en la posguerra, retornándose de nuevo hacia los estrictos códigos de género anteriores. Epoca en la que el cine de Arzner fue languideciendo y olvidándose hasta las reivindicaciones feministas de los 60 y 70.

Por ello, y por muchas otras razones, debemos volver a Dorothy Arzner y a su prolífico cine celebratorio de la libertad de la mujer, incluyendo una lección que no debemos olvidar: baila, chica, baila.

Archivado en: Cine
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

O Teleclube
O Teleclube 'Os Pecadores' loitan contra montruos reais e mitolóxicos no novo episodio de 'O Teleclube'
O dúo do director Ryan Coogler e o actor Michael B. Jordan estrean unha película sobre a experiencia afroamericana cunha ameaza sobrenatural engadida.
Literatura
Ensayo Qué (no) puede un cuerpo
Algunas novedades editoriales y tendencias audiovisuales sugieren retornos de modos de entender lo inhumano que fueron característicos de la neoliberal década de los 80.
Comunidad de Madrid
Universidad pública El alumnado de la UNED denuncia el “modelo antipedagógico” tras la supresión de tutorías presenciales
El proceso de eliminación de clases se remonta a 2008, aunque ha sido este año, con el nombramiento Claudia Sevilla como directora de centros asociados de Madrid, cuando la CAM “ha pisado el acelerador”.
València
València Rechazada la querella por tortura contra Ramón, policía infiltrado en València
Un juzgado de València desestima el recurso presentado por Alerta Solidària contra la inadmisión de la querella criminal por torturas contra el agente que pasó dos años infiltrado.
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición El PSOE se mira en el espejo de Canadá
La irrupción de un enemigo exterior poderoso como Trump ha provocado un giro rotundo en las elecciones del país norteamericano, catapultando a los progresistas tras estar al borde de una dura derrota.
Economía social y solidaria
Cooperativismo Economías tejidas por mujeres: feminismo y cooperativismo en Madrid, una genealogía por contar
La Economía Social y Solidaria feminista no ofrece fórmulas mágicas, pero sí un horizonte: uno donde lo productivo y lo reproductivo, lo económico y lo afectivo, dejen de estar enfrentados.

Últimas

Opinión
Opinión Sobre la guerra y la paz
Parece que los alemanes y el resto de europeos no aprenden con la historia que ellos mismos han protagonizado en los últimos 400 años. Ni siquiera con la historia del siglo XX, tan inmediatamente próxima y tan inmensamente trágica.
La vida y ya
La vida y ya Unas horas sin luz
Edu, un amigo que es conserje en un colegio público, me escribe para contarme que quienes más se angustiaron fueron las familias más vulnerables.
Oriente Medio
Oriente Medio ‘Aliadas’, un libro para imaginar otra Shatila y recordar Palestina
Hablamos del libro, el deporte, la vida en Shatila y el genocidio en Gaza con la autora, Txell Feixas, junto a Majdi y Razan, padre e hija que protagonizan esta historia de rebeldía y amor por la vida en el campo de personas refugiadas del Líbano.
Maternidad
Maternidades Maternar sola, precaria y sin que se note
Actualmente, asistimos a un nuevo modelo de súper madre que es la monomarental, precaria, activista feminista, que hace malabares para que sus criaturas no se enteren de las patrañas que nos rodean sin perder de vista la crianza respetuosa
Más noticias
Culturas
Opinión Macrofestivales o la romantización del hiperconsumo
No hay macrofestival ético, del mismo modo que no hay banco que piense en las personas. La forma de construir relaciones sociales, así como el lugar desde donde estas se producen son importantes.
Málaga
Lucha por el agua Victoria parcial para la Mesa del Agua
Tras meses de lucha ciudadana, el equipo técnico de la Junta de Andalucía rechaza la concesión de agua al proyecto Transcendence sobre El Llano de Matagallar (Málaga)
Argentina
Argentina Argentina encadena su destino al FMI por las próximas generaciones
A corto plazo, el nuevo acuerdo permitirá equilibrar el balance de pagos, pero a costa de que la economía se incline hacia la recesión

Recomendadas

Feminismos
Andrea Proenza “Debemos aproximarnos a nuevos horizontes feministas en nuestra forma de amar”
‘Cartografías del deseo amoroso’ es el título de un ensayo intimista sobre chicas que quieren ser Bravo y buscan no solo el amor, sino un buen relato.
Cómic
Fabien Toulmé “Hablar de trabajo es menos sexy que hablar de amor o de guerra”
En su libro ‘Trabajar y vivir’, el autor francés recorre distintas realidades reflejando cómo las personas se relacionan con ese mandato ineludible de hacerse con un empleo para sostenerse económicamente.