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Existe un tipo de política, o de políticos y políticas, que cree que la acción pública debe preocuparse por todos los aspectos que afectan a los vecinos y a las vecinas y que el trabajo desde las administraciones debe ir desde lo micro a lo macro, que sabe que es importante que las farolas luzcan para garantizar espacios seguros. Esta propuesta política, el municipalismo, es uno de los ejes vertebradores del trabajo de Izquierda Unida.
Solo a través de esa práctica micro y concreta podemos reconfigurar las estructuras de poder actuales. Es por eso que el municipalismo permite una aplicación directa y cercana de los cambios en lo cotidiano.
Es en esto donde las políticas feministas, llevadas más allá de la paridad de género en los espacios de representación y participación ciudadana, son imprescindibles en la manera de entender las formas de ejercicio de la política basada en valores y prácticas que pongan el énfasis en lo cotidiano, lo micro, lo relacional y lo comunitario para cambiar las formas de hacer en estos espacios.
Madrid merece una presidencia que no se apropie de los recursos que el Gobierno central destina a los ayuntamientos pero que en Madrid se quedan atascados en la Puerta del Sol
Por ello, el trabajo en los municipios es el centro de la acción militante. Los compañeros y las compañeras de Izquierda Unida estamos volcados en los espacios de acción social de los barrios, generando estructuras que pongan en valor los cuidados, la sostenibilidad ambiental y el uso del espacio público como herramienta de socialización, porque es desde ahí donde logramos cambios en las condiciones de vida. Este trabajo militante e institucional en los barrios es la explicación de que los procesos de cambio comenzaran en los municipios. Alcaldías como las de Ciempozuelos o Madrid, que llevaron a cabo importantes municipalizaciones para el beneficio del conjunto de la ciudadanía, de los recursos municipales y de los trabajadores y trabajadoras o como la de Rivas —que es el municipio con mayor gestión pública de los servicios de la Comunidad de Madrid— solo pueden entenderse desde un continuo trabajo plural desde los municipios.
Este 4 de mayo peleamos por echar a Ayuso. Entre los muchos motivos, queremos destacar que Madrid merece una presidencia que respete a sus municipios. Un gobierno regional que garantice recursos a las administraciones locales, como el fondo covid autonómico que desde los ayuntamientos estamos reivindicando, infructuosamente de momento, que no se apropie de los recursos que el Gobierno central destina a los ayuntamientos pero que en Madrid se quedan atascados en la Puerta del Sol.
Es imprescindible también que se reconozca la interlocución de la Federación Madrileña de Municipios, que representa a todos los alcaldes y alcaldesas de la Comunidad y de la que formamos parte dentro de la Red de Municipios por el Cambio. En esta red nos encontramos por igual los pequeños municipios como Corpa y las ciudades mayores como Rivas o Madrid. Es pensando es esa diversidad de los territorios como se debe responder, poniendo en valor la diversidad medio ambiental que hay que fomentar y proteger, a través de una red de transporte que permita que en todos los municipios pueda generarse empleo implementando un modelo menos centrífugo respecto a la capital que combata la despoblación y fomente el reequilibrio territorial.
La vida en la Comunidad de Madrid no puede estar articulada exclusivamente alrededor de un todopoderoso centro que atrae todos los flujos y unas periferias que a duras penas consiguen estar conectadas
En lo municipal necesitamos recursos también para adaptar nuestros centros educativos públicos a la nueva realidad de la covid. Necesitamos que los fondos europeos que debe gestionar la Comunidad lleguen a los municipios para rehabilitar los centros educativos públicos, mejorar su eficiencia energética y su accesibilidad. Necesitamos también una reducción de ratios del profesorado porque no queremos tener que elegir entre el derecho a la educación de nuestras hijas e hijos o su derecho a la salud.
En un escenario de urbanismo cada vez más agresivo dirigido por la economía privada, se producen auténticos campos de batalla donde se han ido mermando los espacios colectivos de socialización y donde adquirir o alquilar una vivienda es un bien de lujo que ahonda las desigualdades entre barrios de una misma ciudad y entre municipios dentro de la Comunidad, y merma las condiciones de vida dignas. La falta de política de vivienda adecuada continúa siendo un problema para quienes no disponen de recursos económicos suficientes para entrar en el mercado inmobiliario, agravándose la situación con la escasa inversión pública en vivienda, el elevado número de viviendas vacías, la privatización del suelo público, etc.
Es necesario también repensar todo el modelo de transporte público de la Comunidad de Madrid. La vida en la Comunidad de Madrid no puede estar articulada exclusivamente alrededor de un todopoderoso centro que atrae todos los flujos y unas periferias que a duras penas consiguen estar conectadas. Tampoco podemos aceptar el retroceso que intentan imponernos de vuelta al transporte mediante el vehículo privado para poder movernos por nuestra Comunidad entre sus distintos pueblos y en Madrid ciudad entre sus distritos. Son necesarias grandes transformaciones, como una apuesta integral por reforzar el Metro de Madrid, construir carriles BUS en las grandes vías que comunican con la capital y fomentar modelos de transporte intermodal y que nos conecten a los pueblos entre nosotros y no solo con el centro.
Este país tiene pendiente la tercera descentralización en la que las competencias que necesitan del conocimiento de la cercanía lleguen a los ayuntamientos para quedarse. Mientras, seguiremos luchando para que la Comunidad de Madrid deje de asfixiar a los municipios madrileños.
Texto firmado por Pedro del Cura, alcalde de Rivas; Chus Alonso, exalcaldesa de Ciempozuelos; Santiago Serrano, alcalde de Corpa; Carlos Gómez, concejal de Colmenar Viejo; Lourdes Gómez, exportavoz de IU Madrid Ciudad; Carlos Sánchez Mato, exconcejal de Economía del Ayuntamiento de Madrid; y Leire Olmeda, asesora del Grupo Municipal IU-Equo-MM Rivas
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Me encanta la imagen que habeis elegido. Ilustra perfectamente como los progresistas miran desde sus pisazos del centro a las periferieas sin entender por que la clase obrera vota por ayuso y que quizás su discurso no llega