Chile
Por una constitución inacabada. La paradoja del poder constituyente

Este texto quiere aportar un marco distinto a la discusión sobre el proceso constituyente chileno tras la derrota del “Apruebo”.
Batalla ente españoles y mapuches
Batalla ente españoles y mapuches de Alonso de Ovalle (CC0 )

Participa en la Fundación de los Comunes

6 sep 2022 20:19

Este texto es una contribución al libro que acompaña a la exposición de Marcelo Expósito, Nueva Babilonia. Primero sueño y tormenta (México DF, abril-junio 2022), y en concreto a la sección “Constitución Española de 1978 reescrita por el método cut-up a la manera de Pierre Menard”, que cuenta además con extractos del libro El poder constituyente, de Antonio Negri, con el que este texto quiere entreverarse relanzando las cuestiones problemáticas que el libro plantea para el presente. Hemos pensado que su publicación puede aportar un marco distinto para la discusión sobre el proceso constituyente chileno tras la derrota del “Apruebo” en el plebiscito del pasado 4 de septiembre sobre la Constitución elaborada por la Convención Constituyente chilena elegida los 15-16 de mayo de 2021.

El concepto de poder constituyente no ha pertenecido explícitamente a los regímenes de enunciados del marxismo, pero tampoco a los problemas de definición de la naturaleza y la temporalidad del poder revolucionario que se plantearon Marx, Engels, Lenin, Luxemburg y Gramsci en sus escritos sobre la democracia y la transición al comunismo. Sus lugares de enunciación comienzan en la década de 1640 dentro de la Revolución inglesa; más tarde lo “constituyente” viaja a las colonias esclavistas británicas en América que conquistan su independencia; y regresa a la crisis del régimen absolutista francés en los escritos del Abbé Sièyes sobre el “poder constituyente de la nación”.

¿Por qué, entonces, volver a analizar las revoluciones modernas —incluida la haitiana— bajo el prisma del poder constituyente, es decir, desde una problemática de la justificación del Estado moderno en la crisis del absolutismo y de su dialéctica con las burguesías vinculadas al capitalismo colonial y extractivo, así como a los inicios de la aplicación de la ciencia a los sistemas de máquinas que capturan y transforman el trabajo humano? Fundamentalmente porque antes y durante la formación de las clases obreras, de sus organizaciones, sus teorías y sus experiencias de revuelta y revolución, estaba la multitudo, el sujeto-objeto plural, hecho de singularidades subalternas, que se presenta como la fuente de y al mismo tiempo como la amenaza para la constitución de los Estados capitalistas modernos. “Terrere, nisi paveant”: la multitud provoca miedo, cuando no es presa del miedo, escribe Spinoza, condensando el problema vital que el capitalismo naciente y sus Estados tienen ante sí: la liberación de las fuerzas productivas sociales no es una dinámica puramente objetiva, de liberación de energías y de abolición de privilegios feudales, sino también subjetiva, de cooperación, de invención de instituciones, de luchas de apropiación y de capacidades productivas por parte de las clases y grupos subalternos de la sociedad. En ese plano de inmanencia vive la multitud, sujeto-objeto necesario pero inadmisible en las constituciones de la propiedad y de la explotación colonial, patriarcal y laboral. Conocemos las respuestas que la filosofía política burguesa dio en su momento a la cuestión, de Hobbes a Hegel pasando por Rousseau: la multitud tiene que ser reducida (militarmente en caso necesario) a pueblo, es decir, a un sujeto de los derechos ausente pero que se refleja en la obediencia a un orden jurídico y de representación que habla del mismo, pero que excluye su participación directa. Un pueblo que, al mismo tiempo, queda reducido jurídicamente a una suma de individuos, a una colección agonista de homo oeconomicus, de propietarios (de capital, de mujeres, de esclavos, de tierras).

Conocemos las respuestas que la filosofía política burguesa: la multitud tiene que ser reducida a pueblo, es decir, a un sujeto de los derechos ausente pero que se refleja en la obediencia a un orden jurídico y de representación que habla del mismo, pero que excluye su participación directa

Por eso tenemos que pasar por Spinoza, para quien todo poder político, toda potestas, todo imperium, se define por los grados de potentia que es capaz de expresar la multitud en una situación y una coyuntura determinadas. En términos sencillos, los regímenes políticos se explican por la menor o mayor potencia de la multitud —monarquía y democracia, respectivamente, con el régimen oligárquico aristocrático en una posición media. Así, tenemos la paradoja de que para Spinoza el Estado absoluto no es el monárquico, sino el democrático, omnino absolutum imperium, y lo es porque se define por el (auto)gobierno de la multitud “que se conduce como una sola mente”. Pero la paradoja continúa: para el propio Spinoza el Estado democrático es inconcebible si no opera a su vez una exclusión dentro de la multitudo: en su caso, de las mujeres, de los peregrinos (inmigrantes) y de los que solo viven de su fuerza de trabajo. Por la fuerza de la paradoja, o por el golpe de la muerte, Spinoza nunca llegará a terminar su capítulo sobre el Estado democrático y su constitución adecuada. Podemos decir que la potencia misma del concepto de multitudo en Spinoza superó su capacidad de integrarlo como fundamento de todo sistema constitucional, al mismo tiempo que sabía que sin él resultaba imposible enfrentarse a la teología política del absolutismo en las grandes convulsiones sociales y políticas del siglo XVII europeo.

La democracia se define por los grados de potencia de la multitud en tanto que multiplicidad dotada de agencia y constructora de instituciones

La gran derrota de las revoluciones socialistas del siglo XX es lo que nos lleva hoy a partir de la multitud como concepto problemático que nos permita reformular el problema del cambio político y social en las sociedades y estados capitalistas a partir de una invariante: si la multitud no ejerce el poder del Estado transformándolo no hay democracia; pero a su vez la democracia se define por los grados de potencia de la multitud en tanto que multiplicidad dotada de agencia y constructora de instituciones, y ese grado de potencia se manifiesta en todos los regímenes políticos, hasta en las dictaduras. Y este planteamiento ha de aplicarse a las expresiones revolucionarias que han intentado destruir un orden estatal para construir uno nuevo basado en el poder de las clases explotadas y oprimidas. Pero también nos ayuda a abordar hoy el problema —reforma y/o revolución no son determinantes a este respecto— al que se han enfrentado las nuevas revueltas de la multitud global desde 2011 en adelante, y que podemos definir como el problema de la incidencia (institucional, legislativa, económica) de las fuerzas y los contrapoderes que las revueltas han sido capaces de expresar. Quizás los ejemplos más relevantes sean, por un lado, el de España tras el 15M hasta nuestros días y, por el otro, el del Chile de la revuelta estudiantil de 2011 hasta el momento constituyente actual, determinado por la insurrección popular, el estallido social de 2019 y 2020.

Lo son por distintos motivos. En el caso español, la revuelta del 15M tiene un significado profundo muy comparable con el de la revuelta chilena. Por un lado, es una expresión intensa y desarrollada de la presencia disruptiva de la multitud en las democracias neoliberales de partidos. La verdadera ruptura democrática con el continuo de la dictadura franquista tiene lugar 35 años después de la ruptura formal de su orden jurídico. Pero aquel impulso constituyente no ha terminado pasando de la renovación del sistema de partidos y de un reajuste de la fuerza electoral a la izquierda del PSOE. En el caso chileno, por el contrario, la articulación y la transitividad entre la multitud del estallido popular y nuevas formaciones políticas ha permitido aprovechar la escasa legitimidad de la constitución de 1980 para hacer que una parte de las elites neoliberales accediera a abrir un proceso constituyente.

Si algo han dejado claro las apariciones de la multitud entre finales del siglo XX y el XXI es que ninguna constitución puede representarla, ni como pueblo, ni como clases trabajadoras, ni como ciudadanía

Tanto en España como en Chile, a pesar de sus diferencias, los problemas determinantes tienen que ver con el papel de la multitud, con su composición actual y con el contenido de la democracia con independencia de los pactos constituyentes. Aquí la diferencia que hace Costantino Mortati entre constitución material —los acuerdos entre fuerzas políticas y sociales y sus relaciones de fuerzas como fundamento de la constitución— y constitución formal nos puede ser de ayuda, pero solo hasta cierto punto. Porque si algo han dejado claro las apariciones de la multitud entre finales del siglo XX y el XXI es que ninguna constitución puede representarla, ni como pueblo, ni como clases trabajadoras, ni como ciudadanía. La multitud ha roto las costuras nacionales del problema constitucional, porque está hecha de singularidades transnacionales y de pueblos sin Estado. Ha roto la limitación constitucional de los ámbitos de poder, porque está hecha de contrapoderes que atraviesan la distinción entre lo público y lo privado, la producción y la reproducción, lo político y lo social y lo económico. Su espesor es biopolítico. Y asimismo, vistas las cosas desde el lado del constitucionalismo de la propiedad y del capital, la pretensión de dar a la constitución un mandato de soberanía nacional se traduce hoy en una impotencia que alienta nacionalismos reaccionarios y guerras civiles, toda vez que el gobierno de los territorios y el control de la movilidad de mercancías humanas y no humanas ya no es una prerrogativa absoluta de los Estados nacionales, sino que se presenta como un sistema híbrido de colaboración no exenta de agonismos entre sistemas de Estados, plataformas y corporaciones informáticas y logísticas, instituciones financieras y agencias policiales transnacionales.

¿Para qué, pues, una constituyente, una constitución? ¿Para qué un pacto entre fuerzas y clases sociales antagonistas?

¿Para qué, pues, una constituyente, una constitución? ¿Para qué un pacto entre fuerzas y clases sociales antagonistas? ¿Para qué fijar un sujeto de la soberanía cuando esta sirve fundamentalmente para descomponer la multitud y legitimar la excepción contra la norma? ¿Para qué una constitución si la multitud, el sujeto de la democracia, es irrepresentable? Siguiendo a Spinoza, podemos responder: para ganar tiempo constitutivo, para permitir la expresión de la potencia de la multitud e impedir que se destruya en la guerra civil. Por eso la constitución que queremos es finita e imperfecta. Porque tiene que ser una constitución que no solo fije los límites del poder del Estado y del gobierno, sino también los límites del derecho de propiedad y de la capacidad capitalista de explotar seres humanos y ecosistemas. Una constitución así es una veleidad si, además de una separación de poderes y un sistema de controles y equilibrios, no define un pacto de no agresión con su afuera, con la multitud organizada en instituciones de contrapoder, que es el presupuesto que valida los esfuerzos y las renuncias que todo pacto constitucional implica. No se trata de la constitucionalización de un doble poder, inevitablemente frágil e inestable, sino de la fijación constitucional de la multiplicidad del poder de mando, de la constitución de un sistema de contrapoderes (de mando) donde la propia forma Estado, en su condensación de relaciones de fuerza y en su separación relativa de la sociedad, no es al fin y al cabo más que un contrapoder más, incapaz de aspirar a la unidad del poder de mando, al imperium. ¿Hacia dónde?, se dirá. Hacia la extinción de los sistemas de Estados y de su monopolio del poder de mando sobre la multitud. Esta me parece una buena y provisoria definición de un nuevo proyecto comunista, basado en la constitucionalización del afuera del imperium estatal, de las instituciones del común. Pero, al mismo tiempo, pienso que no es otra cosa lo que Rosa Luxemburg tenía en mente en sus observaciones críticas sobre el desarrollo de la Revolución de Octubre.





Archivado en: Chile
Sobre este blog
Palabras en movimiento es el espacio en el que, desde la Fundación de los Comunes, queremos poner en común y, sobre todo, en discusión, análisis críticos con respecto a la realidad que nos rodea.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Chile
Sudamérica A cinco años del estallido social en Chile: ¿transformación o desencanto?
Muchas demandas clave como salud, pensiones y justicia social siguen sin resolverse. La sensación de estancamiento y la falta de avances concretos generan frustración.
Activismo
Movimientos sociales Boca Sur (Chile): activismos autónomos desde la periferia urbana
Luchas, retos y voces desde una de las periferias latinoamericanas que construyen comunidad con sus limitados recursos
Arte político
Soledad Urzúa “Utilizar un desecho agrícola para crear obras de arte permite transmitir un mensaje de amor”
Llega a Madrid “Metáfora Vegetal”, una exposición de la artista chilena Soledad Urzúa. Sus obras, creadas armónicamente con colores de óleo y materiales desechados como hojas de maíz, despiertan los sentidos.
Sobre este blog
Palabras en movimiento es el espacio en el que, desde la Fundación de los Comunes, queremos poner en común y, sobre todo, en discusión, análisis críticos con respecto a la realidad que nos rodea.
Ver todas las entradas
Oriente Próximo
Oriente próximo La diáspora kurda ante la caída de Bashar al-Assad
Siria enfrenta el fin de un régimen que durante décadas pareció inquebrantable. Desde la diáspora, la esperanza contenida de quien ha vivido demasiadas traiciones y promesas incumplidas.
Amazonía
Caso Chevron Pablo Fajardo: “Sacrificaron la Amazonía y la vida de la gente por racismo y por la ganancia económica”
El activista y abogado Pablo Fajardo fue elegido hace casi 20 años por la Unión de Afectados por Texaco para el juicio más importante contra la petrolera Chevron. Dos décadas después sigue luchando por la justicia ambiental y social en Ecuador.
Ley de Seguridad Ciudadana
Congreso de los diputados Reforma de la Ley Mordaza: ¿esta vez sí se puede?
Una de las mayores deudas de toda la izquierda del Estado español parece que está a punto de saldarse.
La vida y ya
La vida y ya Ya no sé quién vive en el primero
El barrio se ha transformado tanto que pueden pasar semanas sin ver por la calle una sola cara conocida porque los vecinos han sido sustituidos por turistas.
Análisis
Análisis El independentismo se reorganiza, pero ¿sigue siendo independentista?
Los partidos independentistas han sufrido la crisis del procés y el posprocés, y todavía no la han resuelto, sino, a lo sumo, la han aplazado. El PSC aparece como el ganador de una carrera con corredores agotados.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Análisis
Análisis Rojava en peligro
Las intenciones de Turquía en Siria ponen en peligro no solo la Administración Democrática Autónoma del Norte y Este de Siria (AADNES) sino también la convivencia del resto de minorías presentes en el país.
Literatura
Gustavo Faverón Patriau “Quizá la novela sea ahora mismo más relevante que nunca”
El escritor peruano Gustavo Faverón Patriau quería narrar en su nueva novela la historia de un boxeador que no sabía boxear pero tumbaba a sus rivales recitándoles al oído versos de César Vallejo. ‘Minimosca’ acabó siendo un cuentacuentos inagotable.
Galicia
Memoria histórica Así fue como el Patronato de Protección a la Mujer transformó Galicia en un convento de clausura
Las mujeres que cayeron en las redes del Patronato iniciaron un periplo de encierro, humillaciones, abusos y explotación que es desconocido para la mayor parte de la población. Queda hoy en la impunidad de un silencio que tenemos el deber de romper.

Últimas

Opinión
Tribuna Todas las razones para decir ‘Altri non’
Aquí van unos cuantos motivos para juntarnos este domingo en Compostela y dejar clara nuestra postura frente a un expolio que nos están tratando de imponer disfrazado de progreso, pero que sólo trae beneficio económico a unos cuantos indeseables.
Relato
Relato Descubrirse las manos
Descubres tus manos: el palmar y el dorso, la posibilidad futura de la pinza atrapacosas, dos miembros que te vinculan al chimpancé y al lémur. Aprendes su mecanismo.
Música
Música Un coro para homenajear las luchas obreras: “La canción protesta del pasado es historia viva”
El coro de canción protesta de Madrid nació para rescatar del pasado las tonadas de la lucha obrera y ponerlas al servicio de distintos activismos en el presente.

Recomendadas

Palestina
Eyad Yousef “No cuentes lo que queremos ser, cuenta lo que nunca hemos dejado de ser: un pueblo que quiere la paz"
Eyad Yousef es profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania, y comparte su experiencia en una universidad que “representa el pluralismo y la libertad que tanto anhela la sociedad palestina”
Pensamiento
Sarah Jaffe “En realidad tenemos que hacer menos. E impedir que algunas cosas sucedan”
La escritora y periodista Sarah Jaffe aborda el desengaño cotidiano al que nos aboca el mundo laboral e investiga cómo, a pesar de todo, las personas se organizan colectivamente en sus empleos para que “trabajar apeste menos”.
Ocupación israelí
Palestina Vivir en alerta: la resistencia palestina frente la ocupación israelí
La cruda realidad de las feministas palestinas que, ante la represión y las detenciones arbitrarias, continúan su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos.
Madrid
Ciudades Fake Madrid, un paseo por los hitos del simulacro
Un recorrido por los grandes éxitos de la conversión de Madrid en una ciudad irreal.