Antifascismo
Lo de Carlos

Hay quien es ajena ya a todo esto, quien colgó las botas y las ganas, pero sigue volviendo cada año a esa parada de metro, a Legazpi, a “lo de Carlos”, a ese once de noviembre en el que dieciséis años nos pasan de golpe por delante.

Hace dieciséis años, Carlos tenía dieciséis años. Otras teníamos diecinueve, o quince, o veintitantos por aquel entonces, qué más da, éramos insolentemente jóvenes. Nos conocíamos de las asambleas, de las manifestaciones, de las tardes en los bancos del barrio, del MSN y el Tuenti, de los conciertos en los CSO y de la complicidad de alguna carrera furtiva. No es nostalgia ni añoranza, ni es que fueran tiempos mejores, qué va. Simplemente eran los nuestros.

Hace dieciséis años, Carlos se quedó ahí, tendido en el vagón del metro de Legazpi, eternamente quieto en sus dieciséis años. Le apuñaló en el corazón un militar neonazi cuando él y sus compañeros acudían a frenar una manifestación racista en el barrio obrero de Usera. La manifestación fue legalizada por la Delegación del Gobierno del PSOE en Madrid, que por entonces consentía a los fascistas campar organizados como un mal menor e insignificante, como si solo fueran una rémora del pasado o un puñado de pijos y tirados jugando a ser macarras. Mientras, se criminalizaba al antifascismo militante al que no le dio nunca ni un respiro: ilegalizaciones, infiltraciones, desalojos, multas. 

El asesinato de Carlos fue televisado y se convirtió en una jugosa pieza para el morbo informativo, y en esos días las imágenes de las cámaras del metro se emitían una y otra vez, narradas como una pelea de lumpen y gamberros, una cruz de navajas de críos radicalizados, tribus urbanas, botas y tirantes y hostias en el bar. Aquí no hay nada que ver —nos decía la policía aquella mañana de domingo en la estación de Legazpi—. Circulen.

La gente que salió de ese andén era una generación de activistas y militantes que habían entendido que el antifascismo y el antirracismo eran dos causas que marcaban su identidad y sus vidas

La gente que salió de ese andén temblando, manchadas de sangre y de injusticia, eran mucho más que carne de un programa de televisión o una página de sucesos. Era una generación de activistas y militantes que desde muy jóvenes habían entendido que el antifascismo y el antirracismo eran dos causas que marcaban su identidad y sus vidas. Son las que levantaron los centros sociales y los defendieron de los ataques de fascistas con y sin uniforme. Las que convocaban sus manis, sacaban las fotos y escribían las noticias, porque sabían que nadie más iba a contarlo. Las que pusieron pie —o bota— en pared a los nazis y a los racistas en los barrios aunque les costara alguna que otra ruina.

Los que fueron capaces de montar sus bandas, sus colectivos, sus proyectos, sin un puñetero duro, ni padrinos, sin tenerse nada más que a ellos y ellas mismos. Esos chavales con cresta, esas chicas con el pelo rapado, esos macarras, esas perroflautas eternamente asambleadas, fueron condenados a ser una anécdota, un cliché, y no un sujeto político sin el cual no podría comprenderse la historia de tantas luchas, de tanta gente, de tantos barrios.

Durante dieciséis años han seguido manteniendo cada año el recuerdo de Carlos. Con sus códigos, con sus símbolos, a su manera: bengalas, marchas, capuchas, charlas, conciertos, carteles, jornadas. No han fallado un solo año. Nunca. 

Hay quien sigue siendo militante de esos de los de toda la vida, optimistas de la voluntad y pesimistas de la razón, de los que no falla a una sola convocatoria

Pero ahí ya nadie tiene dieciséis años, y esos chavales sin historia han crecido y se han hecho mayores y ahora son insolentemente adultos. Hay quien hizo de aquella mañana de noviembre su oficio, y ahora es una brillante abogada que defiende a esos chavales que se siguen metiendo en líos, aunque a menudo se quede sin minuta. Benditos líos. Hay quien ha decidido, por fin, narrar a esa generación y darle la dignidad y el relato que no tuvo: leed, si no lo habéis hecho ya, Antifascistas, de Miquel Ramos. Hay quien sigue siendo militante de esos de los de toda la vida, optimistas de la voluntad y pesimistas de la razón, de los que no falla a una sola convocatoria.

Hay cantantes y artistas, periodistas, tatuadoras, precarias, doctorandas, profes, los metidos a políticos y los que reniegan de los políticos, los que siguen estudiando oposiciones, y también los eternos torpedos, incluso alguno que mantiene hasta la cresta. Algunos se fueron de Madrid y ya no van a volver, otro acaba de ser papá. En dieciséis años, las cosas pueden cambiar mucho o no cambiar casi nada, ¿verdad? Hay quien es ajena ya a todo esto, quien colgó las botas y las ganas, pero sigue volviendo cada año a esa parada de metro, a Legazpi, a “lo de Carlos”, a ese once de noviembre en el que dieciséis años nos pasan de golpe por delante.

Ahora que el antifascismo se ha vuelto un eslogan electoral, ahora que los mal llamados “ultras” sí que salen en la tele, agitados como un útil y mediático espantajo mientras patalean a las puertas de Ferraz, ahora que sus símbolos y códigos se debaten en La Sexta y sus agresiones se denuncian y movilizan la solidaridad colectiva, ahora que ser “antifa” ya no es lo que era, sería un gesto de generosidad política reconocer a aquella generación.

Pusieron la cara —literal y metafóricamente— para que los fascistas no tuvieran espacio en la calle ni en los movimientos sociales. Hicieron el trabajo de investigación y de denuncia que nadie —ni fundaciones, ni partidos, ni filántropos— quería por entonces hacer. Y no tuvieron miedo, y si lo tenían, se lo tragaban, aunque sabían que si seguían por ese camino lo único que tendrían por delante serían problemas. Crecieron y se hicieron mayores, y quiero pensar que en cada una de esas vidas hay un poquito de la juventud, de la rabia, de la alegría y del futuro que no pudo tener aquel chaval que mataron en el metro. Nos vemos el sábado. En lo de Carlos.


Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Antifascismo
Antifascismo en Roma 25 de Abril, día de ‘La Liberazione’
El movimiento antifascista celebra el fin de la ocupación nazi con una demostración de poder en las calles de Roma.
País Valenciano
Antifeixisme Guillem Agulló, tres dècades de dignitat i antifeixisme
Després de 31 anys de l’assassinat de Guillem Agulló Salvador, son pare Guillem Agulló Lázaro (Burjassot, l’Horta Nord, 1950) explica la situació que estan vivint arran de les últimes decisions de la dreta i l’extrema dreta
Fascismo
Cónclave fascista Neonazis y criminales: nueva convocatoria fascista en Almendralejo
Convocados por la Asociación Cultural Francisco Pizarro, el sábado 13 de abril pretenden encontrarse en Almendralejo personalidades de diversos grupos y organizaciones neonazis.
RamonA
10/11/2023 10:15

Un texto muy hermoso. Gracias, Irene Zugasti. Más necesario que nunca el ANTIFASCISMO, que seguirá siendo criminalizado por la policía, el periodismo de muchos pelajes, los jueces y juezas, y politicxs de amplio espectro.

5
0
1 de mayo
1 de mayo La transición ecosocial y frenar el genocidio de Palestina, ejes de la clase trabajadora de Bilbao
En una ciudad acostumbrada a buscar consensos y apartar las siglas abrazando un eslogan común y caminar detrás de una sola pancarta, hoy es el día de sacar pulso, ondear bandera propia y tomar la Gran Vía, el Arenal y la plaza Santiago.
1 de mayo
1 de mayo “Nuestro mundo, en el que cabemos todas, es la única alternativa”, reivindican desde el 1M Interseccional
Por cuarto año consecutivo marchan, de manera festiva y sin incidentes, colectivos del sindicalismo social de toda la región madrileña en el Día Internacional de las y los trabajadores.
Reducción de jornada
Laboral Los convenios colectivos del País Vasco tienen la jornada anual más baja y los de Canarias, la más alta
La jornada anual varía muy lentamente desde que el Ministerio de Trabajo tiene una serie histórica, apenas 22 horas desde 2001. El País Vasco aventaja en 49 horas a esa media estatal en los convenios colectivos firmados.
Laboral
Laboral Xavier Minguez: “Ni la rabia contra la empresa ni el orgullo de éxito de una huelga son solo tuyos”
Xavier Minguez es profesor de psicología social y análisis de resolución de conflictos en la UPV/EHU y ha realizado para el sindicato ELA la investigación ‘Un acercamiento psicosocial a la huelga’.
Tribuna
Tribuna Se trata de recuperar nuestra vida
Pese haberse demostrado que la productividad aumenta con la disminución de la jornada, seguimos teniendo la misma jornada laboral.
1 de mayo
1 de mayo Un centenar de sindicalistas de CGT ocupan el edificio de la patronal catalana en Barcelona
“Ahora que la tecnología, la digitalización y los medios de producción han avanzado, es el momento de poner encima de la mesa la reducción de la jornada laboral sin recorte salarial en todos los centros de trabajo”, han reclamado.
Crisis climática
Crisis climática ¿Cómo abordar transiciones ecosindicales?
Con aun mucho que recorrer en este camino, queremos compartir algunas de las reflexiones que extraemos de este proceso de construcción ecosindical.

Últimas

El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.
Formación El Salto
Formación El Salto Fotoperiodismo y movimientos sociales: Una mirada a las luchas desde abajo a través de un objetivo
La Escuela de Periodismo Crítico de El Salto ofrece su primer curso presencial, en el que abordaremos, de la mano de nuestros fotógrafos, cómo plasmar a través de la imagen movilizaciones y resistencias.
Eventos
Evento Un Salto al periodismo del futuro: súmate a nuestro primer evento para estudiantes y jóvenes profesionales
El viernes 10 de mayo, El Salto organiza una jornada de periodismo joven para profundizar en temas clave, nuevos lenguajes y formatos, desde un enfoque eminentemente práctico.
Cuidados
Cuidados Lavar el cuerpo de una anciana
Ir contra el pudor impuesto es sin duda una acción feminista, como también lo es defender el derecho al mismo en distintos contextos o situaciones.
Reducción de jornada
Resultado consulta a socias A nuestras socias les parece bien que trabajemos 32 horas a la semana, nosotras dudamos
Una encuesta lanzada a las socias de El Salto refleja una alta simpatía hacia la reducción de jornada laboral a 32 horas a la semana, tanto como apuesta política en general como medida a aplicar en nuestro medio.
Más noticias
Lucha obrera
Memoria de lucha Olvidos que hablan: la huelga general del 94 y las Marchas de la Dignidad
Un ejercicio de memoria de Manuel Cañada para acompañar un 1º de Mayo que todavía puede ser nuestro. Dos hitos de la clase obrera de nuestro país cuyo olvido es una declaración de intenciones.
Sidecar
Sidecar La izquierda gana terreno en Corea del Sur
El 10 de abril, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, y su conservador Partido del Poder Popular sufrieron una sorprendente derrota a manos del progresista Lee Jae-myung y su Partido Democrático.
Racismo
Opinión El caso de Silvia irá al Supremo
El TSJPV no tiene en cuenta la sospechosa desaparición de las grabaciones que en la vista oral inculpaban al ertzaina por maltrato a la mujer migrada y racializada que detuvieron en 2018
Cine
Cine El caso Asunta sigue haciendo caja
Diez años después, todo sigue igual. La industria del espectáculo sigue explotando el asesinato de una adolescente y los medios de comunicación nos venden ropa vieja como alta cocina, adobada con titulares llenos de adjetivos, misterios y morbo.
Lanaren Ekonomia
Lanaren Ekonomia Maiatzaren Lehena
Sindikalagenda eta gero, Jon Kortazar Billelabeitia historian doktorea eta EHUko irakasle eta ikertzailea elkarrizketatu dugu, Maiatzaren Lehenaren jatorria, bilakaera historikoa eta gaur egun munduan zein Euskal Herrian duen eragina aztertzeko.