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Recientemente leí un artículo en El Salto que hablaba de mí, de los “evangélicos” (o protestantes). Y hablaba de mí pero no. Porque decía que los evangélicos somos neoliberales, y neopentecostales, y cuando describía a los neopentecostales hablaba de la aberrante teología de la prosperidad, y luego decía que Aretha Franklin era pentecostal. ¿Por qué? ¿Porque decía “aleluya” y se movía al cantar debido a que su cultura tiene algo más que horchata en las venas?
Hasta la muerte del Generalísimo la Iglesia Católica Apostólica Romana nos perseguía y asesinaba. Ahora, tras 45 años desde su fallecimiento, continúa el bullying en las aulas, nuestras iglesias son cerradas, somos ridiculizados en los medios de comunicación, etc. Ojo, no os penséis que por venir de ese trasfondo yo no veo el bagaje histórico del protestantismo. De hecho, pienso que el artículo al que hago referencia se quedó corto. ¿Acaso no se convirtió la iglesia protestante alemana al nazismo? ¿Acaso los protestantes gringos no defendieron la esclavitud? ¿Pero sabéis qué más salió del protestantismo? El abolicionismo, Martin Luther King Jr, la teología de la liberación afroamericana. ¿Por qué de una misma institución pueden salir elementos que impulsen en desarrollo de las democracias o su involución más profunda? Porque cualquier sistema de creencias (religioso o no) puede manipularse y usarse por el poder para tiranizar, pero cuando ese sistema se basa en la liberación del pobre y el oprimido (Lucas 4:18), los argumentos del poder caen por su propio peso.
El pentecostalismo comenzó a principios del siglo XX con William J. Seymour, un hombre negro y tuerto hijo de un esclavo liberado de Louisiana. Su novedad no fue dar protagonismo a una mujer o persona racializada como propone el artículo aquí respondido. Eso ya lo hacían incluso iglesias blancas, y los protestantes negros desde hacía décadas, o si no, ¿Os suenan Mahalia Jackson, Sallie Martin, o la mismísima Sister Rosetta Tharpe, creadora del rock & roll, que son muy anteriores a Aretha Franklin? Lo que trajo el pentecostalismo al cristianismo fue una verdadera revolución social: la reconciliación racial.
Seymour, junto con el blanco Charles Parham, superaron de manera valiente la barrera de la segregación legal (apoyada por muchos protestantes blancos) y abrieron una iglesia interracial en 1906 en la calle Azusa, ahí es nada. Por tanto, este hecho histórico desarticula la base argumental del artículo cuestionado en torno a la premisa de que nuestras iglesias “no cuestionan el orden social”.
Igual que en España, en Latinoamérica el protestante/evangélico de a pie es una persona de trasfondo humilde que no conoce la historia reciente de su confesión religiosa
No obstante, el poder todo lo pervierte, y sin ninguna duda la religión está siendo el vehículo de neocolonización de Trump en Latinoamérica, como anteriormente hizo España con el catolicismo. En una serie de artículos de investigación titulada “Transnacionales de la Fe”, un grupo de periodistas hace un excelente análisis del preocupante alcance de las políticas de la Casa Blanca a través de algunas iglesias protestantes (y grandes sumas de dinero), en las que se utilizan discursos moralistas de “valores” familiares para esconder lavados de dinero, evasión de impuestos, venta de armas y todo tipo de corrupción internacional.
Igual que en España, en Latinoamérica el protestante/evangélico de a pie es una persona de trasfondo humilde que no conoce la historia reciente de su confesión religiosa, como me pasaba a mí, y mucho menos está familiarizado con las tramas políticas detrás de los puestos de poder de algunos líderes religiosos.
Tiene razón el artículo de El Salto cuando dice que el pentecostalismo en Madrid está predominantemente en la periferia. ¿Sabéis por qué? Porque el propietario del suelo del centro de Madrid es la Iglesia Católica (y Mario Vaquerizo). ¿Quién es neoliberal? Nosotros “semos probes” y estamos normalmente en la periferia, donde no hay gente guapa ni progres de postal. Como guinda del pastel, el artículo al que hago referencia conceptualiza a los gitanos como culpables de sostener “la misma matriz de sujeción al sistema”. Acabáramos. En la iglesia que asisto hay 300 gitanos, y si ustedes me presentan a uno neoliberal, yo prometo presentarles a un rey republicano.
La libertad religiosa es un derecho fundamental. Es una irresponsabilidad caer en la demonización de millones de creyentes, máxime cuando muchas veces constituyen una minoría religiosa en determinados países con todo lo que eso conlleva. No necesitamos dogmas sobre la inherencia de elementos negativos en creencias religiosas. Lo que necesitamos son artículos responsables que aparquen sus prejuicios, respeten la libertad de las personas a escoger y vivir su fe (siempre y cuando no carguen contra derechos de otros) y que denuncien las estructuras de poder que manipulan fenómenos sociales para su propio avance económico y político.
Dice el artículo de al que me refiero que en el caso de España “por el momento, su incidencia es poca”. Se nota que el autor no ha escuchado “Quédate con Cristo” de Manzanita y Parrita. Andaos con ojo.
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Me alegra mucho que por fin escriba alguien algo interesante y desde el conocimiento sobre los evangélicos. Es un movimiento enorme y en España no se tiene ni idea, y se suele hablar de ellos de forma lejana y metiendo a todos en el mismo saco (a menudo racializándoles como "latinos y gitanos" y negando su individualidad). En el otro artículo habla de unos ejemplos brasileños de notar, y de golpe generaliza a medio mundo. Y el señor que escribe luego distingue a evangélicos de protestantes y pone a la iglesia Católica Romana como si fuera la hostia, cuando los abusos de la ICR en Latinoamérica han sido espectaculares. A eso nadie del periódico ha protestado, curiosamente.
Gracias por hacer algo de periodismo de verdad y abrir debate.
Para mí, el artículo que citas no cuestionaba en absoluto lo que dices en el tuyo. Los veo complementarios. En aquel no afirman que los/as creyentes sean neoliberales, sino esencialmente gente desamparada, circunstancia que las iglesias evangélicas aprovechan para hacerles lavado de cerebro y canalizarlos hacia el estilo de vida propio del neoliberalismo. A mí me gustaron los dos artículos.
Lo quiera usted o no, las religiones, es decir, instituciones fuertemente jerarquizadas en base a unos dogmas inventados son un vehículo para la negación de la libertad y de la propia responsabilidad.