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Palestina
Madrid se moviliza contra el “apartheid” y el “genocidio” de Israel
“No es fácil cambiar la realidad, pero al menos pude hacer llegar la voz al pueblo”. Cita otorgada hoy a la periodista Sherin Abu Akleh, asesinada de un tiro en la cabeza por las fuerzas de ocupación israelíes, tan solo ha sido una de las tantas proclamas que han retumbado por el centro de Madrid en el 74 aniversario de la Nakba. En torno a 1.200 activistas en solidaridad con el pueblo palestino han recorrido las calles de la capital para recordar el “genocidio” que Israel lleva perpetrando contra su tierra desde 1948. Llaman al boicot, al fin de la ocupación, a la reparación y al retorno de los refugiados.
Pasaban 20 minutos de la hora de inicio de la marcha cuando en la calle Atocha se empezaban a aglutinar los manifestantes. “¡Qué viva la lucha del pueblo palestino!” ha sido la primera soflama que los allí presentes han coreado. Razones, desde luego, no les faltan: “Israel ha asesinado a cientos de personas desde 1948 y 800.000 personas se han convertido en refugiadas, y reclaman su derecho a volver”, afirma Jaldía Abubakra, miembro de la Ruta Revolucionaria Alternativa Palestina, una de las organizaciones convocantes.
“A diferencia de lo que nos decían los sionistas, de que los más mayores morirán y los jóvenes olvidarán, el pueblo palestino sigue luchando por su derecho a la liberación, el retorno y la autodeterminación”, ha agregado Abubakra mientras los manifestantes empezaban a dar sus primeros pasos. Según comenta, las cosas podrían cambiar si las instituciones apoyaran sus denuncias, es decir, si existiera una mínima presión internacional. “La mayoría de Gobiernos tiene relaciones diplomáticas y económicas con Israel, un estado que vulnera sistemáticamente los Derechos Humanos”, ha dicho mientras sus compañeras y compañeros coreaban “¿dónde están?, no se ven, las sanciones a Israel”.
Un maremágnum de activistas seguía la estela marcada al inicio de la manifestación. Ahí, un joven se desgañitaba marcando el compás: “Estado sionista, estado terrorista” y “no es una guerra, es un genocidio” han sido dos de los cánticos más repetidos. Mientras subían la calle Atocha hacia Antón Martín, Abubakra relataba sus esperanzas: “Imaginamos, luchamos por una Palestina del río al mar, donde haya igualdad de derechos para todos los habitantes, indistintamente de su color, etnia o sexo. Queremos una igualdad real para todo el mundo”.
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Resoluciones sin cumplir
Poco antes, a la altura del Instituto Nacional de Administración Pública, los primeros curiosos empezaban a apostarse a ambos lados de la calzada para inmortalizar lo que veían. Parecido sucedía con la gente que, tranquilamente y ajena a la algarabía momentánea, desayunaba en algunas terrazas. Tal era el ruido, que resultaba imposible escuchar las palabras que la integrante de la Ruta Alternativa Palestina comentaba a El Salto: “La resolución de la ONU que permitió la creación de Israel en nuestros territorios es injusta, porque nadie preguntó su opinión a la población autóctona. Sí, ha habido más de 300 resoluciones también de la ONU contra Israel, pero ninguna se ha llevado realmente a la práctica, solo es tinta sobre papel”.
Una media hora después del inicio de la marcha, ésta ya era lo suficientemente larga como para que no se coreara la misma consigna en la cabecera como en el final. “Palestina, aguanta, Madrid se levanta”, vociferaban los activistas en este castizo 15 de mayo. Justo ahí, en el número 86 de la ya mencionada calle, una familia de turistas intentaba parar un taxi. La vida en Madrid seguía de la misma forma que los pasos de los congregados avanzaban. Ahora en el Hotel Catalonia, donde más turistas se agolpaban a sus puertas para presenciar la movilización.
Al mismo tiempo, un joven sentado en un banco de madera presenciaba la escena. Se le veía algo molesto, una suposición que ha quedado comprobada cuando ha sacado a pasear el dedo corazón de su mano derecha que, raudo, ha vuelto a esconder cuando se ha dado cuenta que algunos periodistas esperaban que lo volviera a hacer para filmar la acción. Abubakra, mientras tanto, explicaba su defensa ante las acusaciones de antisemitismo que en ocasiones recaen contra aquellos que se solidarizan con la causa palestina: “Somos antisionistas, no antisemitas. Estamos en contra de un proyecto político que quiere imponer un Estado puramente judío, discriminando a la población autóctona. Se adueñan del concepto del semitismo y lo mezclan con la crítica a la política del Estado de Israel para asustar a la gente que no quiere ser tachada de algo así”.
Ni guerra ni conflicto, genocidio
Otra de las entidades convocantes ha sido BDS (boicot, desinversión y sanciones) Madrid. Una de sus integrantes relata cómo son considerados ilegales las ampliaciones y anexiones que Israel ha ido realizando de los asentamientos palestinos. “Nosotras ni siquiera pensamos en un Estado palestino porque actualmente quedaría fragmentado en zonas aisladas, con muros y checkpoints”, en sus propios términos.
Prefieren evitar los términos “conflicto” y “guerra”, dada la inexistencia de correlación de fuerzas. Según esta activista propalestina, “Israel es una potencia ocupante que coloniza y utiliza un sistema de apartheid sobre la población ocupada”. Superado Antón Martín, algunas persianas se levantaban al paso de la marcha. En ellas aparecían pijamas que vestían unos cuerpos, quizá, algo transnochadores. Eso no evitaba desenfundar el móvil para grabar lo que acontecía, aunque ninguna de estas personas ha llegado a presenciar la llegada a la plaza de Jacinto Benavente.
En este enclave, varias personas esperaban a la manifestación con una pancarta que rezaba lo siguiente: “Desfile desarmado. No a la guerra, por el cuidado de la vida y el planeta”. Otra era más sobria, pero también concreta, y recordaba el 11 aniversario del 15M. La militante de BDS Madrid, por su parte, continuaba explicando la situación de Palestina: “Cuando hablamos de lo que sucede no se le da la magnitud real. Hablamos de un ejército que prueba sus armas y tecnología contra los palestinos y que luego vende a otros países. Las armas con fósforo son probadas en Gaza, y muchos palestinos han terminado con el cuerpo abrasado”.
La resistencia palestina
También señala empresas concretas, como la tecnológica HP, ya que tal y como afirma esta empresa es la encargada del reconocimiento facial utilizado en los puestos de control militar con los que Israel somete a los palestinos. Y va más allá: “El ejército israelí entrena a los Mossos d’Esquadra, la Policía Nacional o la Ertzaintza con tácticas represivas que ellos ya han ensayado”. Precisamente, varios agentes de la Policía Nacional han tomado posiciones cuando los manifestantes llegaban a la plaza de las Provincias, la sede del Ministerio de Exteriores y lugar de finalización de la convocatoria.
El mismo viento que hacía tambalearse las bufandas de los grandes equipos de fútbol en las tiendas cercanas a la Plaza Mayor también agitaba las banderas palestinas. Eran las 12:30 horas y la manifestación llegaba a su apogeo. “Ha sido muy fácil aplicar sanciones a Rusia, y cuando los movimientos en defensa de los Derechos Humanos lo piden contra Israel, los países se llevan las manos a la cabeza”, agregaba la integrante de BDS Madrid poco antes de que los colectivos que organizaban la movilización tomaran la palabra. “Palestina, resiste, que nadie te conquiste” ha sido una de las últimos cánticos que ha cerrado esta jornada de lucha por el 74 aniversario del comienzo de la ocupación israelí y su posterior y dura represión sobre Palestina.