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Justicia
La justicia y el juez
Siempre me ha parecido que existe una pieza angular, intocable y a la vez inviolable en el sistema o régimen en el que nos ha tocado sobrevivir. La justicia, o mejor dicho los jueces y magistrados que componen la judicatura.
Los medios de comunicación no paran de tirar dardos contra los gobiernos formados por partidos políticos, no sólo critican de forma legítima a los gobiernos central, autonómicos o locales, sino que incluso atacan el propio concepto de política, concepto que quieren hacernos asimilar como las cosas que hacen los políticos, pero que muchas veces poco tiene que ver con la definición clásica de política (actividad orientada en forma ideológica a la toma de decisiones de un grupo para alcanzar ciertos objetivos), sin embargo, no he oído nunca por parte de esto medios de comunicación que se hable mal del concepto mismo de la justicia. Mientras que en la polémica del gobierno central con el de Ayuso se ha llegado a hacer creer a la ciudadanía de la villa y alrededores que están secuestrados por los políticos gobernantes, apenas se ha comentado que el origen del Estado de Alarma decretado en esos lares fue la negativa del tribunal de Justicia de Madrid a que se apliquen medidas restrictivas decretadas por el Ministerio de Sanidad.
Todos sabemos que los que componen el orden judicial, especialmente los que están instalados en los tribunales superiores (Audiencia Nacional, Tribunal Supremo, tribunales superiores autonómicos) cojean de una manera evidente a la diestra.
Es lógico, para llegar a ser juez o magistrado difícilmente se puede proceder de un origen humilde; en el que tengas que cuidar a tus hermanos pequeños, a tu abuelo enfermo, tengas que trabajar para poder pagarte los estudios… y en el caso de que se llegue a juez o jueza no se tendrán los padrinos necesarios para que te promocionen a las altas instancias. Aunque ahora la falta de conciencia de clase hace que el origen humilde no sea un factor determinante para estar a la siniestra ideológica (muchos y muchas no saben a lo que pertenecen), sin lugar a dudas los que están arriba sí lo saben, y luchan desde posiciones conservadoras o reaccionarias para que no haya ni el más mínimo avance social. Para ello tienen un poder separado del político pero que hace política partidista cuando le interesa. Ahora buscan historias que yo aún no he llegado a comprender de un móvil, una tarjeta y otras movidas para intentar encausar a Pablo Iglesias, sin embargo todavía no saben quién es M. Rajoy.
Esos son los jueces tan diestros como los jueces del Tribunal Constitucional que por ejemplo consideraron inconstitucional que el personal de la administración andaluza trabajara 35 horas en vez de 37,5 horas semanales. Por mucho que uno se estudie los 169 artículos de la Constitución no vamos a encontrar nada que mencione el número de horas que hay que echar, pero claro, no va a decir el Tribunal Constitucional que hay que trabajar menos horas para que trabaje más gente, eso del reparto del trabajo les debe de sonar a rojerío quema iglesias.
En órdenes más bajos de la judicatura tampoco les suele dar a la mayoría de los jueces a aplicar eso que se llama justicia. Por poner un ejemplo reciente, el 12 de octubre Europa Press informaba que se decretaba el archivo del caso de un trabajador inmigrante sin papeles y sin estar dado de alta en la seguridad social que murió en el tajo y fue abandonado por su jefe en el centro de Salud de Pozo Alcón, sin embargo con esta injusticia de una jueza de la que no se menciona su nombre, el jefe, empresario de Hinojares, que fue concejal del PP y luego apoderado de VOX, no va a responder penalmente por la muerte del joven marroquí en la pasada campaña de aceituna. Lo de jamás mencionar el nombre de los jueces y juezas es costumbre de nuestros medios de comunicación, parecen que son invisibles, no vaya a ser que nos enteremos de sus nombres y nos dé por retirarles el saludo, escupirles en el café que les servimos o peor aún decirles cuatro cosas para que se les caiga la cara de vergüenza.
Es cierto que hay jueces con nombre y apellidos que merecen la pena ser escuchados y que normalmente son muy críticos con sus compañeros de profesión como el mediático Joaquín Bosch, o mi paisano Miguel Pasquau Liaño, que hace unos análisis jurídicos sobre las situaciones jurídicas del “Procés” que ha publicado en ctxt.es que si las hiciera yo en voz alta en la plaza me llamarían los de la diestra; catalán, separatista, filoetarra y cosas peores tendría que salir huyendo cuesta abajo y saltar por el balcón de la Cava perseguido por un perro con collar rojigualdo azuzado por un demócrata de toda la vida.
Y es que esos demócratas de toda la vida siempre te podrán decir y con razón que hay políticos poderosos que han entrado en prisión con largas condenas, como Pedro Pacheco, el mediático ex alcalde de Jerez, o Julián Muñoz “Cachuli”, ex novio de tonadillera y ex alcalde de Marbella, pero es que no es lo mismo apellidarse Muñoz o Pacheco que Fabra o Rato, no es lo mismo conseguir ser alcalde de Jerez o Marbella por unos años que pertenecer a las familias de los dueños de Castellón y Asturias desde hace siglos.
Y es que la Justicia no sólo no es igual para todos, sino que debe ser respetada y reverenciada, además deben ocultarse sus miserias, y si se mencionan, que sean de pasada. He tenido que acudir a la mención en las redes sociales de la noticia aparecida el 12 de octubre del sobreseimiento de la causa del inmigrante muerto, porque a 14 de octubre ya no aparecía en las entradas antiguas de las ediciones digitales de los periódicos provinciales.
Y es que la justicia será ciega, pero los jueces y juezas, no y las empresas dueñas de los medios de comunicación lo saben
¿Por qué vuestra ley necesita estar escrita?¿Por qué obligáis a no discutirla?
¿Por qué, por qué justicia, orden y ley?
¿Por qué, por qué justicia, orden y ley?¿Por qué vuestra justicia necesita de la ley?
¿Por qué no sois capaces de convencer?“La justicia”, La Polla Records.