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Elecciones 10N
Divide y vencerás. Unidas Podemos
Las V de victoria y puños en el aire, agitándose al grito de “unidad, unidad” en Vistalegre II demuestran que los y las inscritas en Podemos habían entendido mejor las necesidades de la izquierda española que sus líderes.
Divide et impera, es una locución latina que tanto en la historia militar como en la política tiene mucho recorrido. Se entiende por esto como la estrategia de desestabilizar a tu adversario, generando y fomentando disputas internas entre las distintas fracturas, para que peleen por el poder, los recursos o los territorios a los que aspiran ambos y, al debilitarse entre ellos, poder tú obtener una victoria fácil, a ambos. Dándole la vuelta a esta expresión, podemos asumir fácilmente que “si nos dividen, estamos perdidos”.
Esta tesis está en el imaginario colectivo con eslóganes tales como “la unión hace la fuerza”, siendo esta máxima muy recurrida en momentos claves de la Historia, como en la década de 1930 con los frentes populares en Europa, o en los frentes amplios, en los últimos 20 años en Latinoamérica. Sin embargo, esta máxima es olvidada por la izquierda actual, y en dos de sus vertientes: la unidad política y la unidad territorial.
La gran mayoría de personas que lean este artículo recordarán las imágenes de Vistalegre II. Aquellas V de victoria y puños en el aire, agitándose al grito de “unidad, unidad”. Se ve que los y las inscritas en Podemos, habían entendido mejor las necesidades de la izquierda española que sus líderes, y a los hechos me remito.
En la última semana, la crisis territorial de Unidas Podemos es la creada por altos dirigentes de Podemos Andalucía y de los diversos grupos andalucistas que forman parte de la coalición Adelante Andalucía
Los hechos son para todos conocidos. Errejón se descuelga del proyecto un par de años después para fundar Más Madrid (MM) junto a Carmena. Compromís se presenta por separado a las elecciones generales, empeorando resultados, y En Marea se desmoronó, teniéndose que formar otra confluencia in extremis para las elecciones generales del 28A. Si bien es cierto que en el caso de MM se igualaron los resultados de la Comunidad de Madrid, en el resto de territorios citados, los resultados fueron pésimos.
En el plano territorial, donde pretende centrarse el grueso del artículo, la cosa no va mucho mejor. En la última semana, la crisis territorial de Unidas Podemos es la creada por altos dirigentes de Podemos Andalucía y de los diversos grupos andalucistas que forman parte de la coalición Adelante Andalucía (AA), siendo su intención presentar esta misma marca a las elecciones generales del próximo 10N.
El momento no puede ser más desafortunado. Nos encontramos en medio de una repetición electoral, en un momento de reflujo de la movilización social y con la ciudadanía cansada de tener que votar por quinta vez en menos de un año.
Estas voces proponen esto debido a que según ellos y ellas no se escucha la voz de Andalucía en el Congreso de los Diputados. Esto es cierto, y es una dinámica habitual de los partidos que se presentan a nivel nacional, haciendo que sus diputados no representen de manera efectiva a los intereses de la provincia a la que representan, y se muevan más por las dinámicas de su partido a nivel nacional. Por ello, piden que AA se presente a las elecciones, usando un modelo muy similar al de En Comú Podem.
Sin embargo, que sea justa y legítima su reclamación no significa que ni el momento ni los métodos sean óptimos para dicha pretensión. El momento no puede ser más desafortunado. Nos encontramos en medio de una repetición electoral, en un momento de reflujo de la movilización social y con la ciudadanía cansada de tener que votar por quinta vez en menos de un año. No existe el clima necesario para tomar una decisión de este calado, no hay que ser un lumbreras para verlo.
El método tampoco es el adecuado. Andalucía no tiene porqué ser menos que Galicia o Cataluña, y por eso merece un grupo propio en el Parlamento, pero ¿merece ser mas que Asturias o La Rioja? Creo que la respuesta es clara. No, y permítanme explicarlo.
La crítica al centralismo de los defensores de AA es muy coherente, Unidas Podemos debe descentralizarse. Lo que no es tan coherente es la forma de hacerlo.
Durante décadas, hemos visto cómo partidos regionalistas, como Convergència i Unió, el Partido Nacionalista Vasco o Coalición Canaria arrancaban programas y partidas presupuestarias para sus territorios a cambios de votos a favor en investiduras, o en aprobar presupuestos. Si nos damos cuenta, estos tres partidos tienen algo en común, son de derechas. Sin embargo, esta forma de actuar no es propia de partidos de izquierda o, al menos, no debería. Estas prácticas egoístas superponen unas regiones a otras y van en contra de la solidaridad entre pueblos; un principio básico de la izquierda clásica. Este egoísmo genera desigualdad entre regiones, lo que debe hacerse incompatible con los valores de la izquierda.
Pablo Iglesias decía que un partido que pretenda gobernar España debe parecerse a España, y razón no le faltaba. Pero España es diversa, plural, un conjunto de naciones en convivencia; y para que un partido pueda aspirar a gobernar en dichas regiones, debe descentralizarse. La crítica al centralismo de los defensores de AA es muy coherente, Unidas Podemos debe descentralizarse. Lo que no es tan coherente es la forma de hacerlo.
Un grupo confederal construye una España en dos niveles. El primero, que la forman las regiones que tienen grupo propio, en este momento Cataluña y Galicia, y donde pretende sumarse Andalucía. En un segundo nivel, se instalan aquellas regiones que no tienen grupo propio: Extremadura, las Castillas, Aragón, etc. El proyecto de la izquierda en España no puede tener dos niveles, tiene que hacer valer el principio de igualdad y hacer que todas las naciones tengan el mismo peso.
Hay que tener claro que si nos dividimos nos vencen, y que en tiempos de precampaña electoral hay que permanecer unidos.
El proyecto de la izquierda en España tiene que ser federal. Un modelo donde las diversas naciones que componen España se sientan cómodas, donde puedan mostrar sus peculiaridades y diferencias, pero también lo que les une. Y si queremos que España sea así, debemos hacer que nuestra coalición tenga esta forma; descentralizado, con sus peculiaridades territoriales, y siempre del lado de la gente común, que necesita a Unidas Podemos como contrapoder a los poderes económicos.
Hay que tener claro que si nos dividimos nos vencen, y que en tiempos de precampaña electoral hay que permanecer unidos. De lo contrario, el electorado puede hacer pagar muy caro tanto a UP como a AA las disputas internas a poco más de un mes de las elecciones.
Por esto, los cambios aquí relatados no deben hacerse en unas declaraciones a prensa o en un artículo de opinión, que ha sido el error de Podemos Andalucía. Estos cambios se deben llevar a cabo aprobando un documento de cambio organizativo en Vistalegre III, con trabajo, mesura, y paciencia, y sin el viento de unas elecciones generales soplándonos detrás de la oreja.
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