Palestina
Dos años de barbarie

Según las últimas cifras del Ministerio de Salud de Gaza, más de 67.000 personas, entre ellas 20.000 niños y niñas, han sido asesinadas a manos del ejército sionista desde el 7 de octubre de 2023. Aun así, se cree que la cifra puede ser muy superior; y hay quien habla de unos 600.000 muertos. UNICEF cifra el número de heridos en 411.000 y, según sus datos, solo 14 hospitales permanecen parcialmente operativos, de los 36 que había en el enclave. “Más de 708.000 niños y niñas han quedado privados de educación. A finales de agosto de este año se confirmó la hambruna en Ciudad de Gaza, con un aumento del 500% en los casos de desnutrición aguda infantil entre febrero y julio, y al menos 147 niños han muerto ya por desnutrición”, se puede leer en su último informe.

Hace unos días, la revista científica The Lancet pronosticaba que la cifra de 67.000 muertos se queda corta; y que el número de personas asesinadas a manos del ejército de Israel podría ser hasta un 70% superior, lo que supondría que Israel ha eliminado al 10% de la población del territorio. También la italiana Francesca Albanese, relatora especial de Naciones Unidas para los Territorios Palestinos Ocupados, sugirió que la cifra real de muertos podría llegar a ser diez veces superior a la oficial.
Tras dos años de genocidio, una hambruna declarada y una orden de detención internacional emitida por la Corte Penal Internacional (que marcó un punto de inflexión pero que ha servido de poco) contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, la población gazatí se enfrenta ahora a unas horas críticas, ya que se está negociando en Egipto un posible acuerdo de paz entre Hamás e Israel, auspiciado por Estados Unidos, Qatar, Egipto y Turquía.
En estos momentos, el ejército israelí tiene puesto su ojo en Ciudad de Gaza, la más poblada del enclave y situada en el norte. Desde hace unos días, el 1 de octubre, concretamente, y tras diferentes avisos de desalojo obligatorio y amenazas, el Ejecutivo de Netanyahu considera “terroristas o cómplices de terroristas” a quienes decidan permanecer.
67.000 muertos, miles de heridos y decenas de desaparecidos
La respuesta a las acciones de Hamás del 7 de octubre de 2023, que se saldaron con la vida de 1.200 personas, de los cuales 750 civiles, y que acabó con el encarcelamiento de unas 250, de las cuales quedan 48 en cautividad (la mitad muertas) ha tenido como respuesta un genocidio televisado en tiempo real. En estos dos años de masacres, el ejército israelí ha arrasado con todo: vidas humanas, cultivos e infraestructuras; no ha acabado, eso sí, ni con Hamás ni con la dignidad de un pueblo que se resiste a desaparecer bajo los escombros. La población, no obstante, contiene el último aliento debajo de las bombas y ante un acuerdo de paz que se negocia contrarreloj en Egipto. Un acuerdo aún con detalles por determinar y con un claro beneficiado: Israel.
Además de las muertes de civiles gazatíes retransmitidas en directo, en estos dos años han sucedido una serie de acontecimientos que han supuesto puntos de inflexión: informes devastadores de organismos internacionales, intentos de negociación, bloqueo de suministros, hambrunas, o intentos de romper el asedio por parte de grupos de activistas. Ahora, con un plan de paz sobre la mesa, el genocidio parece que inicia una nueva etapa.
Lo que viene
El futuro de Gaza y su población es incierto. En el momento en el que se escriben estas líneas, Hamás e Israel negocian, a través de Catar, Egipto y Turquía, el plan de Trump para un supuesto acuerdo de paz. A pesar de ello, el ejército israelí no ha dejado de bombardear el enclave.
Según las últimas informaciones, Hamás se ha comprometido a entregar a los prisioneros israelíes que permanecen en su custodia, a extraditar los cuerpos de cautivos muertos y a ceder el poder a un organismo independiente de tecnócratas palestinos. De cumplirse este último punto, Hamás saldría del poder tras casi 20 años de estar al mando del enclave. Según el plan de Trump, Israel no podrá anexionarse Gaza ni ocupar el territorio; y la población gazatí podrá quedarse; también se plantea la creación de una Autoridad Internacional de Transición para Gaza (AITG), con el ex primer ministro británico, Tony Blair, al mando.
Rosa Meneses,subdirectora del Centro de Estudios Árabes Contemporáneos (CEARC), explica para El Salto que el plan genera incertidumbre y esperanzas a partes iguales. “No es el mejor acuerdo, pero tenemos esperanza en que termine la masacre contra el pueblo palestino, que se acabe el genocidio”. Para la experta, la negociación tiene flecos que no se han resuelto. “Si se logra estabilizar esa primera fase, lo que viene después será muy complejo, porque Hamás solo ha aceptado algunos puntos, y no sabemos hasta dónde llegarán esas negociaciones. Tampoco sabemos hasta qué punto se cumplirá el repliegue militar de Israel, si será parcial o no, o cómo se desarrollará el desarme de Hamás ni cómo se va a estructurar. No va a ser fácil. Por otra parte, tenemos el componente Trump, muy imprevisible y volátil. Ahora estamos con la expectativa muy alta, pero también con un alto nivel de dudas e incertidumbres”.
“Un plan de paz que no contemple la autodeterminación del pueblo palestino, la justicia, el reconocimiento de su derecho a existir como pueblo, como sociedad, como nación o como Estado tendrá los días contados. No será un plan realista”
La periodista y experta en Oriente Medio también recalca la ausencia de consulta con el pueblo palestino acerca de su futuro, lo que podría acarrear problemas en los años venideros; y señala que “un plan de paz que no contemple la autodeterminación del pueblo palestino, la justicia, el reconocimiento de su derecho a existir como pueblo, como sociedad, como nación o como Estado tendrá los días contados. No será un plan realista”.
Por su parte, Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Palestina ha celebrado el posible acuerdo de paz y ha “acogido con satisfacción las declaraciones positivas de Hamás, ya que indican la voluntad de liberar a todos los rehenes y adoptar un enfoque constructivo durante esta etapa crítica, que exige que todos ejerzan el máximo nivel de responsabilidad nacional”. También los líderes europeos ven con buenos ojos ese posible trato entre las partes implicadas.
¿Dónde está Hamás?
Otra de las cuestiones centrales a lo largo de estos dos años es dónde está Hamás. La respuesta es sencilla: el grupo está negociando el acuerdo de paz propuesto por Trump; y está lejos de ser aniquilado como habían prometido los israelíes durante estos dos años.
Si bien algunos de los altos cargos de la organización sí que han sido abatidos, la desaparición del grupo está lejos de producirse. En su perorata del viernes, emitida por su red Truth Social, Trump aseguró que habían sido “abatidos” más de 25.000 soldados de Hamás. “La mayoría de los demás están rodeados y militarmente atrapados, esperando simplemente a que yo dé la orden, 'vamos', para que sus vidas sean rápidamente extinguidas. En cuanto al resto, sabemos dónde y quiénes son, y serán rastreados y asesinados”, decía el mandatario estadounidense.
De momento no hay números oficiales, pero sí se sabe, precisamente gracias a la inteligencia estadounidense, que las pérdidas que ha sufrido el grupo durante estos dos años han sido suplidas con nuevas incorporaciones. En una información publicada por la agencia Reuters a principios de 2024 se daban los números que manejaba la CIA: en tres meses de genocidio, Hamás había incorporado entre 10.000 y 15.000 combatientes (los mismos que había perdido hasta aquel momento).
Periodistas y sanitarios asesinados
Este es un “conflicto” de imágenes y datos; y respecto a este último resulta necesario remarcar que esta es el episodio bélico con más periodistas asesinados desde la II Guerra Mundial; al menos 252 profesionales han resultado muertos a manos del ejército sionista; muchos de ellos en ataques generales; otros, en ataques dirigidos en los que eran objetivo explícito. De todas estas muertes destaca, por la magnitud de su brutalidad, el asesinato del equipo entero de Al Jazeera en Ciudada de Gaza. Anas al-Sharif y Mohammed Qreiqeh, los camarógrafos Ibrahim Zaher y Moamen Aliwa y su asistente Mohammed Noufal murieron en un ataque coordinado por parte de los israelíes. Esta acción deliberada contra la prensa gazatí marcó un antes y un después en la profesión y centenares de periodistas y comunicadores de todo el mundo, así como medios tanto nacionales como internacionales mostraron su repulsa al ataque.
Otro de los sectores objetivo de Israel en esta campaña genocida ha sido y es el de los sanitarios. Desde el 7 de octubre de 2023, hospitales y clínicas han sido objetivo de ataque declarado por parte de las fuerzas armadas israelíes. Tal y como ocurre con el sector de los profesionales de la información, este “conflicto” en el que han fallecido más profesionales sanitarios, desde la II Guerra Mundial; unos 1.722 asesinados, según la Oficina del Primer Ministro del Centro de Comunicación del Gobierno palestino.
Si hay un ataque relevante por su brutalidad es el del asesinato, a mediados de marzo de este año, de quince paramédicos de la Media Luna Roja Palestina. A pesar de ir identificados, fueron abatidos por el ejército israelí y enterrados en una fosa común. Unos días más tarde, las investigaciones revelaron que podrían haber sido ejecutados uno a uno
Hace apenas unas horas Médicos Sin Fronteras (MSF) informaba sobre la muerte de su decimoquinto trabajador en Gaza, Abed El Hameed Qaradaya, que finalmente sucumbió a las heridas causadas por metralla tras un ataque del ejército israelí, el pasado jueves 2 de octubre. En ese mismo ataque, según informa la organización, también murió otro trabajador de MSF: Omar Hayek. Todo el personal iba identificado como trabajadores humanitarios. “Es el tercer trabajador de MSF asesinado en menos de 20 días” informan desde MSF.
Destacan episodios como el bombardeo, el pasado 13 de abril, del hospital Al Ahli, uno de los más importantes del enclave; o el ataque, tres días más tarde, del hospital de campaña en al-Muwasi, cerca de la ciudad de Khan Younis, en el sur. Pero si hay un ataque relevante por su brutalidad es el del asesinato, a mediados de marzo de este año, de quince paramédicos de la Media Luna Roja Palestina. A pesar de ir perfectamente identificados, fueron abatidos por el ejército israelí y enterrados en una fosa común. Unos días más tarde, las investigaciones revelaron que podrían haber sido ejecutados uno a uno por los soldados israelíes. Las autopsias de los cuerpos revelan que los paramédicos murieron por disparos en la cabeza y en el torso y por las heridas causadas por explosivos mientras llevaban a cabo una operación de rescate en el sur del enclave. Las FDI sostienen que atacaron a los paramédicos por ser miembros de Hamás. Sin embargo, el material gráfico disponible muestra que esta versión no se sostiene.
Los bombardeos a hospitales bajo el pretexto de que allí se escondían combatientes de Hamás ha sido otra de las tónicas de estos dos años de genocidio, algo sistémico y normalizado. Además de las vidas cobradas, la población gazatí se ha quedado sin la atención médica esencial. En el derecho internacional, este tipo de ataques se consideran crímenes de guerra.
Hambruna declarada, la primera de Oriente Medio
El hambre también ha sido uno de los protagonistas en estos dos últimos años; especialmente durante los últimos meses. Un informe publicado el 22 de agosto por Forensic Architecture (FA) y World Peace Foundation (WPF) confirmaban lo que ya se sabía: Israel estaba —y meses después continúa haciéndolo— usando el hambre como arma de guerra en Gaza y como estrategia no solo para matar a los palestinos, sino para deshumanizar a la población y desintegrar la sociedad.

Desde entonces, las imágenes de niños y adultos desnutridos no han dejado de sucederse. UNICEF asegura haber tratado, desde el inicio del genocidio, a más de 8.600 niños con desnutrición aguda grave y a 37.000 con desnutrición moderada. Esta restricción alimentaria, prohibida en el derecho internacional, ha obligado a miles de personas a desplazarse desde el norte hacia el sur, algo buscado por Israel, que pretende establecer en el sur del enclave “una zona humanitaria”. Diferentes organizaciones internacionales ya han advertido de la posibilidad de que estas zonas se conviertan en auténticos campos de concentración. Se calcula que desde el 18 de marzo de 2025 más de un millón de personas han tenido que desplazarse de manera forzosa a causa del hambre y las bombas.
Para supuestamente paliar la hambruna, a finales de mayo de este año, se ponía en marcha la Fundación Humanitaria Gaza (FHG), una iniciativa de origen israelí y estadounidense que consistía en establecer una serie de puestos de racionamiento. Estos lugares, donde se suponía que la población palestina podía acudir a recoger comida, se han convertido desde su creación en ratoneras. En no pocas ocasiones, el ejército israelí ha aprovechado para disparar contra los gazatíes mientras estos esperaban en la cola para obtener su ración.
El bloqueo de la entrada de alimentos ha venido acompañado, desde el 18 de marzo de 2025, del bloqueo de la entrada de agua potable, medicamentos o combustible, lo que ha dejado a la población gazatí prácticamente desahuciada. Bajo el pretexto de que Hamás desviaba la ayuda humanitaria proporcionada por la UNRWA, hecho que no se ha podido probar, Israel ha usado el bloqueo para dejar a Gaza a la población en el colapso.
La publicación de el informe de Forensic Architecture y World Peace Foundation coincidió con la publicación, el mismo día, de otro informe de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF, respaldado por Naciones Unidas), en el que se confirmaba que en Gaza se había alcanzado el umbral de hambruna, algo insólito en esta región del mundo.
Cisjordania, incursiones, ocupación y violencia
Mientras todo esto ocurría y ocurre en Gaza, las ocupaciones ilegales de colonos israelíes y la violencia contra la población palestina no ha cesado en Cisjordania, sino todo lo contrario: ha aumentado. Las incursiones violentas por parte de extremistas sionistas han sido constantes, según han denunciado diferentes organizaciones sobre terreno.
Los colonos israelíes, azuzados y animados por los ministros de supremacistas y ultraderechistas Bezalel Smotrich (Finanzas) e Itamar Ben-Gvir (Seguridad Nacional) no han dejado de acosar a los palestinos y palestinas de Cisjordania. Solo un dato: “La construcción de viviendas para israelíes en Cisjordania alcanza este 2025 máximos históricos, como también lo hacen los registros sobre apropiación de tierra palestina por parte de Israel o sobre agresiones lanzadas por colonos israelíes contra la ciudadanía palestina”, escribía a finales de mayo en El Salto Joan Cabasés Vega, colaboradora habitual instalado en Líbano. Evidentemente, las tibias sanciones impuestas por países como Gran Bretaña o Canadá a los colonos han servido de poco.
Desde octubre de 2023, más de 960 personas han sido asesinadas a manos de colonos israelíes y las fuerzas armadas en Cisjordania. Además de estas muertes, y desde enero de 2025, alrededor de 40.000 palestinos en Cisjordania se han visto obligados a desplazarse
A mediados de agosto, Democracy Now publicaba la noticia sobre la aprobación, por parte del Gobierno israelí, de un macroproyecto de asentamientos que tiene como objetivo dividir todavía más el territorio. Uno de los asentamientos contempla la construcción de 3.400 nuevas viviendas y romperá, si finalmente se lleva a cabo, uno de los pocos enlaces geográficos entre Ramallah, en el norte, y ciudades del sur, incluida Belén.
Las ocupaciones han venido acompañadas de violencia. Desde octubre de 2023, según la UNRWA, más de 960 personas han sido asesinadas a manos de colonos israelíes y las fuerzas armadas en Cisjordania. Además de estas muertes, y desde enero de 2025, alrededor de 40.000 palestinos y palestinas se han visto obligadas a desplazarse desde los campamentos del norte de Cisjordania a causa de las incursiones violentas de las fuerzas israelíes. En otra crónica publicada en febrero, Cabasés escribía: “El alcalde de Jenin, Muhammad Jarrar, afirma que el 90% de los 17.000 residentes del campo de refugiados de Jenin han partido. El gobernador de Tulkarem, Abdallah Kameel, afirma que el 75% de los 9.900 residentes de ese campo de refugiados han sido forzados a la expulsión”.
En Cisjordania, las demoliciones, la destrucción sistemática de infraestructuras básicas —como cañerías de agua o líneas eléctricas— y el arresto arbitrario de personas (al menos 18.500, desde el inicio del gencidio y según la asociación Addameer) han formado parte del día a día de la ciudadanía palestina. De esas 18.500 personas arrestadas durante estos dos años en Cisjordania es importante destacar que 1.500 son menores de edad.
Dos años, tres flotillas interceptadas
Antes del 7 de octubre de 2023, Gaza había sido descrita como “la cárcel al aire libre más grande del mundo”. Desde el año 2007 Israel impuso un bloqueo terrestre, marítimo y aéreo sobre la Franja, que pocas personas se atrevieron a romper. Entre los militantes que sí lo hicieron estaban los de la Flotilla de la Libertad. En el verano de 2008 consiguieron fletar dos pequeños pesqueros. Se enrolaron 44 personas de 17 países distintos. Desde entonces, las flotillas han sido un símbolo de la acción de militantes de derechos humanos y propalestina de todo el mundo.
Después del inicio del genocidio, la organización de la Flotilla de la Libertad lanzó un primer desafío a Israel. En la primavera de 2024, cientos de personas se reunieron en Estambul para navegar en tres barcos, uno de ellos de grandes dimensiones, con los que se pretendía romper el bloqueo y entregar varias toneladas de ayuda humanitaria y alimentos. Tras dos semanas de presión internacional, Israel consiguió desarticular la partida de esa flotilla.
Desde entonces, se produjo un cambio estratégico. Los siguientes intentos se centraron en multiplicar los barcos y, sobre todo, que estos fueran más ligeros y partieran desde puntos más lejanos, para evitar acciones gubernamentales de sabotaje a unas misiones que no rompen en ningún momento la legalidad marítima. Los métodos escogidos no han variado: se trata de intentar llegar a Gaza para denunciar el bloqueo, pero la orden es no resistirse con violencia a un posible asalto por parte de los soldados israelíes, algo para lo que se produce un entrenamiento específico para todas las personas que participan en estas misiones.
El último intento de romper el bloqueo se ha llamado Flotilla Global Sumud, y es la conjunción de fuerzas de la Flotilla de la Libertad la Marcha Mundial hacia Gaza, la Flotilla Magreb Sumud y Sumud Nusantara. Ha sido la Flotilla de mayor trascendencia internacional y de mayor participación
En junio de 2025 soltaba amarras desde el puerto italiano de Catania el barco Madleen con 12 activistas a bordo y “tanta ayuda como puede llevar”, desde leche de fórmula a suministros médicos. Entre el pasaje se encontraban la activista sueca Greta Thunberg, el brasileño Thiago Ávila y la representante política francoargelina Rima Hassan. El 9 de junio de este año, las fuerzas armadas de Israel asaltaba el barco en aguas internacionales y detenía ilegalmente a los militantes de la Flotilla. Un mes después, en julio, se producía el asalto en similares condiciones del barco Handala.
También el pasado verano se llevaba a cabo un intento de Marcha a Gaza que partía desde El Cairo (Egipto) con intención de llegar a Rafah, donde miles de camiones permanecen inmovilizados por la negativa israelí a permitir el paso con ayuda humanitaria. Esa marcha, en la que El Salto participó con un enviado especial, fue reprimida por el gobierno de Abdelfatah El-Sisi.

El último intento de romper el bloqueo se ha llamado Flotilla Global Sumud, y es la conjunción de fuerzas de la Flotilla de la Libertad la Marcha Mundial hacia Gaza, la Flotilla Magreb Sumud y Sumud Nusantara. Ha sido la Flotilla de mayor trascendencia internacional y de mayor participación, casi quinientas personas han formado parte de los pasajes de más de cuatro decenas de barcos. El asalto ilegal de Israel a la Flotilla, culminado el 1 de octubre, obligó a posicionarse a los gobiernos europeos y mantiene aun en vilo a las familias y amistades de las personas que siguen detenidas en instalaciones israelíes.
El mundo señala a Israel
Si bien las acciones de Benjamin Netanyahu y todo su Ejecutivo están quedando, de momento, impunes, la imagen del país sí que se está viendo dañada por los crímenes cometidos en Gaza. Desde las decenas de manifestaciones a lo largo de estos años, pasando por el boicot a La Vuelta ciclista a España por la participación de un equipo israelí o la demanda mayoritaria de la expulsión de los equipos israelíes de torneos deportivos internacionales o de Eurovisión, lo que parece evidente es que el mundo mira hacia Israel.
“La imagen exterior de Israel está totalmente dañada; el país sale de estos dos años con una imagen completamente destrozada”, explica Rosa Meneses. “La presión internacional ha aumentado muchísimo y se ha empezado a cuestionar la impunidad con la que ha actuado durante estos dos años. También se ha señalado su falta de respeto a las normas y al derecho internacional”, señala la periodista y arabista, quien considera que es la primera vez que Israel, “que lleva años saltándose el derecho internacional, siente el reproche de la opinión pública mundial”.
Gracias a esta presión, el pasado 8 de septiembre, el Gobierno de Pedro Sánchez lanzaba una serie de nueve medidas contra Israel, entre las que destacaba la la aprobación urgente de un real decreto ley que consolide jurídicamente el embargo de armas al país y la prohibición legal y permanente de comprar y vender equipamiento militar a los israelíes.

Entre las nueve medidas anunciadas también estaba la prohibición del tránsito por puertos españoles a todos los barcos que transporten combustible destinado a las Fuerzas Armadas de Israel (FDI), la prohibición de importar productos producidos en los territorios ocupados, la prohibición de acceder a territorio español a las personas que hayan participado o estén participando directamente del genocidio, el refuerzo del apoyo a la Autoridad Palestina (AP) mediante el incremento de efectivos en la misión de asistencia fronteriza que la Unión Europea tiene en Rafah, la puesta en marcha de nuevos proyectos de colaboración en materia de agricultura, seguridad alimentaria y asistencia médica y la ampliación de la contribución de España en 10 millones de euros para la UNRWA.
A diferencia de Madrid, donde la dupla Almeida- Díaz Ayuso continúa apoyando Gobierno de Netanyahu, Barcelona rompió, el pasado 30 de mayo, las relaciones institucionales con el Gobierno de Israel, así como su acuerdo de amistad con la ciudad de Tel Aviv
"Una cosa es proteger tu país, proteger a tu sociedad, y otra muy distinta, bombardear hospitales y matar de hambre a niños y niñas inocentes. [...] Esto no es defenderse; no es ni siquiera atacar, es exterminar a un pueblo que está indefenso, es quebrantar todas las leyes del derecho humanitario”, dijo Sánchez aquel día. Las reacciones a la otra orilla del mar Mediterráneo no se hicieron esperar y Gideon Sa'ar, ministro de Asuntos Exteriores de Israel acusó al presidente español de “tener una retórica desaforada y llena de odio” y de “perpetuar los crímenes contra el pueblo judío”. El ministro tildaba la conducta de Sánchez y de sus ministros de “antisemita”.
En la actualidad, la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, y la ministra de Juventud, Sira Rego, no pueden pisar suelo israelí. Hace unas semanas, a Jaume Collboni, actual alcalde de Barcelona, también se le prohibió la entrada por el aeropuerto de Tel Aviv por “antecedentes de difamación”. El socialista tenía programado un encuentro con los alcaldes de Belén y de Ramallah. A diferencia de Madrid, donde la dupla Almeida- Díaz Ayuso continúa apoyando Gobierno de Netanyahu, Barcelona rompió, el pasado 30 de mayo, las relaciones institucionales con el Gobierno de Israel, así como su acuerdo de amistad con la ciudad de Tel Aviv, iniciada en 1998, “hasta que se restablezca el respeto al Derecho Internacional y a los derechos básicos del pueblo palestino”.
ACS de Florentino Pérez, la empresa vasca de trenes CAF, la empresa pública de ingeniería INECO y la Sociedad Española de Montajes Industriales (SEMI) continúan operando en territorio ocupado
En el ámbito empresarial, hace apenas unos días, Naciones Unidas actualizaba su lista de empresas que operan en los territorios ocupados. En el caso de España, y a pesar de las múltiples advertencias del ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, ACS de Florentino Pérez, la empresa vasca de trenes CAF, la empresa pública de ingeniería INECO y la Sociedad Española de Montajes Industriales (SEMI) continúan operando en territorio ocupado. Todas estas empresas están relacionadas con proyectos ferroviarios de Israel, como el llamado “tren del apartheid”, que conecta Jerusalén con las colonias ilegales en Cisjordania.
El mundo después de Gaza
“Gaza es el colapso moral absoluto. El mundo que había antes de Gaza pertenece a otra era”, sentencia enEl mundo después de Gaza. Una breve historia (Galaxia Gutenberg, 2025) el investigador Pankaj Mishra. Y esta parece ser una sensación extendida.
También Rosa Meneses considera que lo que ha ocurrido y está ocurriendo en Gaza nos indica la “pérdida de la brújula moral” actual. “Si no hemos sido capaces de poner fin a esto, a esta atrocidad, nuestra moral está en entredicho”, recalca; “hay mucho que reparar y mucho sobre lo que reflexionar. Se han sobrepasado muchas líneas rojas y habrá que pensar si queremos cambiar o no las reglas que se establecieron tras la II Guerra Mundial”. y concluye: “En Gaza se han enterrado todos los principios morales”.
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