Opinión
COP30, ¿esta vez va en serio?

Como dice un proverbio chino, si quieres salir del agujero deja de cavar hacia abajo. Y en España, poco que celebrar.
Incendio A Pobra de Brollón Lugo - 6
Brais Lorenzo Incendio en A Pobra de Brollón, Lugo, en agosto de 2025.
12 nov 2025 06:00

Diez años después de la aprobación del Acuerdo de París en 2015, empieza otra nueva COP, y en su edición 30 es un buen momento para analizar el alcance de estas cumbres del clima y los resultados esperables. Lo es especialmente después de los magros resultados de las anteriores realizadas y organizadas en Estados petrolíferos y del creciente negacionismo climático en dirigentes como Trump y Milei, al que se han apuntado docenas de grandes empresas y bancos ralentizando sus programas de reducción de emisiones y de exigencia de condiciones para seguir financiando actividades contaminantes.

La clave, una vez más, es si se producirán solo grandes declaraciones o si se avanzara en cuestiones muy concretas. Y medibles. Mientras, el 1,5ºC ya se considera oficialmente superado y es “inevitable” que en los próximos años la temperatura global aumente más de esa cifra.

En cualquier caso, ha empezado bien: se suceden las grandes declaraciones que son de gradecer en estos tiempos de negacionismo y de involución en políticas ambientales. El secretario general de Naciones Unidas galvaniza a la comunidad internacional. “Demasiadas empresas están obteniendo beneficios récord gracias a la devastación climática, con millones dedicados a engañar a los ciudadanos. Demasiados líderes siguen cautivos de estos intereses cruzados”, ha señalado ante decenas de dirigentes globales.

Solo las previsiones de los productos petrolíferos que se pretenden quemar los próximos años ya supone un aumento mucho mayor del 2,3ºC

En el mismo sentido ha ido el anfitrión de la reunión: Lula apela ante los líderes mundiales al “coraje político” para activar “de verdad” la lucha contra el cambio climático a pesar de que el propio Brasil esté permitiendo las prospecciones de petróleo en su territorio, aunque es cierto que ha reducido más del 50% de deforestación de la Amazonia en los años que lleva gobernando.

En el mundo se esta produciendo una curiosa dicotomía. Por una parte, los informes meteorológicos —de los que nadie duda— son concluyentes. Los tres años mas cálidos jamás registrados han sido los tres últimos; aumento de frecuencia, duración e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos; atribución de estos fenómenos al cambio climático; aumento de gasto en aseguradoras asociado a estos fenómenos;  incremento de los de poblaciones afectadas y percepción en todo el mundo; y, sin embargo, paralización de las acciones de las administraciones, unida a la continuidad de las políticas de, por ejemplo, subvención las compañías de productos petrolíferos.

A pesar de ello, la verdad es que ya ha habido una buena noticia antes de la ceremonia de apertura, con el lanzamiento del Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF, por sus siglas en inglés). Este fondo aspira a conservar más de mil millones de hectáreas de bosques tropicales atrayendo la inversión de 25.000 millones de dólares de aportaciones públicas y hasta 100.000 millones de capital privado.

España se comprometió a reducir los gases de efecto invernadero un 32% en 2030y estos pobres resultados no apuntan a que se pueda alcanzar ese valor

Habrá que ir viendo el desarrollo en las próximas semanas en los tres grandes ejes de la cumbre. El primero, las emisiones, donde hay que recordar que solo las previsiones de los productos petrolíferos que se pretenden quemar los próximos años ya supone un aumento mucho mayor del 2,3 ºC). En el segundo, la adaptación, se deberá implementar el Marco Global de Adaptación aprobado en Dubái, garantizando recursos financieros y técnicos para fortalecer la resiliencia de comunidades y ecosistemas, y la protección de la biodiversidad como nuevo eje. Por último, se encuentra la financiación como tema recurrente a al vez que incumplido: establecer una ruta “clara y creíble” para aumentar la financiación climática para los países más vulnerables a 1,3 billones de dólares estadounidenses al año para 2035, tal y como se acordó en la última cumbre del clima, celebrada en Azerbaiyán.

“Los países desarrollados deben tomar la iniciativa en la movilización de 300.000 millones de dólares anuales” —señalaba el acuerdo de la COP29— facilitando un “desembolso rápido” y garantizando el alivio de la deuda para los países más expuestos a los impactos climáticos, que son a la vez los más pobres y endeudados. Veremos en tan solo una semana y media. Mientras tanto, siguen aumentando las emisiones y sabemos que cada fracción de grado que aumente supondrá mayores pérdidas para las personas y los ecosistemas, mayores costes y una mayor dependencia de técnicas inciertas de eliminación de dióxido de carbono para volver a 1,5°C en 2100. Por eso, el siguiente objetivo es no llegar a superar los 2ºC.

España, poco que celebrar

España se mantiene presa de sus propias contradicciones. Aunque siempre habla de ambición máxima, incluso en reunión internacionales como las de la semana pasada, pidiendo reducciones del 90% de las emisiones en 2040, la realidad es mucho mas prosaica. En 2024 las emisiones se redujeron un 0,5% (el Observatorio de Sostenibilidad había estimado que aumentaron un 1%) pero en cualquier caso muy lejos del 7% que se tendría que estar aplicando. La economía española no se esta descarbonizando al ritmo que debería, ya que las emisiones se han reducido un 3% (si incluimos transporte marítimo han aumentado un 1%). España se comprometió a reducir los gases de efecto invernadero (GEI) un 32% en 2030 respecto a los niveles de 1990 y estos pobres resultados no apuntan a que se pueda alcanzar ese valor.

En el sector energético el carbón ya ha desparecido, lo cual es una muy buena noticia, pero las renovables va a ser difícil que amplíen su reducción en emisiones energéticas sobre, todo con el importante incremento del gas que esta tenido lugar desde el apagón del 28 de abril. Se observa una reducción del 14% las emisiones del sector de quema de combustibles fósiles, pero no se observa la misma reducción en el sector refinero, donde hay un aumento de un 2%, lo que refleja que si se esta descarbonizando la producción energética pero no el sector petróleo y el transporte.

Todo esto sucede a pesar de que ya todo el mundo sabe España se encuentra en el entorno del Mediterráneo, donde ya ha habido una subida de 1,7ºC

Las emisiones del transporte siguen en progreso, unido al elevadísimo transporte de mercancías por carretera, que conlleva el prácticamente inexistente por ferrocarril. Las vías férreas de mediana velocidad se están desmantelando en todo el país, así como las paradas de los trenes de alta velocidad en sitios que ya no son rentables.

Por otra parte, se siguen incentivando políticas para aumentar el turismo hasta límites nunca conocidos, del entorno de 100 millones de turistas, con sus enormes emisiones asociadas y con territorios más que tensionados como Tenerife que recibe mas turistas que todo Brasil, por ejemplo, o Baleares que desde 1960 paso de 320.00 turistas a los 18,7 millones de turistas registrados en 2024. multiplica su población por 13 en valores medios y en muchas localidades en valores superiores a 60.

A esta presión se suman las emisiones del sector aéreo, que no han dejado de aumentar y que este 2024 ya suponían que la aviación (10%) es el cuarto emisor, siendo el único con un incremento del 18% de emisiones respecto a 2023.

Otros sectores como la agricultura siguen aumentando sus superficies y uso del agua de riesgo, mientras se sabe que el agua disponible es y será cada vez menor por el aumento de frecuencia de inundaciones y sequías y el aumento e precipitaciones irregulares. La ganadería intensiva se sigue incrementado por todo el país y solo muy recientemente se acaba de eliminar el proyecto de a mayor granja de bovino e Europa.

El mundo y España deberán tomarse de una vez en serio la emergencia climática y, como es evidente, no se puede sorber y beber a la vez

Todo esto sucede a pesar de que ya todo el mundo sabe España se encuentra en el entorno del Mediterráneo, donde ya ha habido una subida de 1,7ºC y sabemos que es uno de los hotspots de las consecuencias del cambio climático a escala mundial. También después de los incrementos de temperaturas de estos últimos años, 2022 año récord, seguido de 2024 y 2023. 2025 registró el verano más cálido jamás registrado, con alrededor de 400.000 hectáreas quemadas en 2025, que se suman alas otras 320.000 quemadas en el cercano año 2022. Y donde las estadísticas de muertos por la emergencia climática ya alcanzan, según el propio presidente del Gobierno, más de 20.000 muertes en España en cinco años, con solo en la dana de 2024 alrededor de 230 fallecidos.

Otras soluciones como el autoconsumo eléctrico a partir de tejados solares están desplomándose respecto años anteriores y los grandes polígonos industriales de placas fotovoltaicas se siguen implantando sin incluir las suficientes salvaguardias ambientales con interminables vallados y en ocasiones a cientos de metros de poblaciones habitadas. Hay que recordar que no llegan a 700 las comunidades energéticas y los polígonos solares alcanzan ya los 64.000, según datos oficiales. En las ciudades siguen sin considerarse los arboles y las zonas verdes como claves para disminuir las temperaturas y la rehabilitación se sigue sin aplicar de una forma masiva.

En definitiva, el mundo y España deberán tomarse de una vez en serio la emergencia climática y, como es evidente, no se puede sorber y beber a la vez. O como dice un proverbio chino, si quieres salir del agujero deja de cavar hacia abajo.

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