Un ‘superrico’ calienta el planeta en un día lo mismo que una persona de la mitad más pobre en un año

Oxfam presenta un informe sobre desigualdad climática que alerta de cómo las inversiones de los más acaparadores del planeta contribuyen enormemente a consumir el presupuesto de carbono restante de la Tierra antes de rebasar los límites del Acuerdo de París.
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David F. Sabadell Un yate navega por el golfo de Nápoles.

Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @pablorcebo.bsky.social, pablo.rivas@elsaltodiario.com

29 oct 2025 06:00

La desigualdad crece en el planeta espoleada por la ola creciente de ultraliberalismo y extrema derecha. La riqueza de los milmillonarios multiplica su capital y crece tres veces más rápido que el año pasado, mientras la mayoría global pierde nivel adquisitivo. En materia climática, la situación no es diferente: el estilo de vida derrochador de un llamado “superrico”, como se conoce a las personas que se encuentran entre el 0,1% con mayor capital acumulado de la Tierra, genera en un solo día las mismas emisiones de gases de efecto invernadero que alguien que se encuentre entre la mitad con menos recursos en todo un año.

Es una de las cifras más llamativas del último informe de Oxfam Intermón sobre desigualdad climática, que se publica dos semanas antes del comienzo de la XXX Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) —un día antes del segundo aniversario de la dana que asoló València en 2024—, y que trae toda una serie de conclusiones preocupantes para el futuro.

Los datos revelan que las inversiones de un superrico producen, de media, 1,9 millones de toneladas de CO2 al año, 346.000 veces más que una persona corriente

La principal es que “los superricos están agotando el presupuesto de carbono restante del mundo, es decir, la cantidad de CO2 que se puede emitir sin provocar un desastre climático”, como señala el documento. El título dela investigación es aún más explícito: El saqueo climático: cómo unos pocos poderosos están llevando al mundo al desastre.

Los nuevos datos presentados este martes revelan que uno de estos superricos produce, de media, 1,9 millones de toneladas de CO2 al año con sus inversiones, 346.000 veces más que las de una persona corriente. Por bajar esa cifra a tierra, esto supondría 10.000 vueltas al mundo de uno de sus jets privados, precisamente uno de los artículos de lujo que más emisiones expulsa a la atmósfera en beneficio de una única persona. En peso, emiten más de 800 kg al día de CO2, frente a los 2 del 50% más pobre.

Cómo acabar con el clima en tres semanas

Si los 8.100 millones de personas que viven en el planeta emitieran como los en torno a los ocho millones con más riqueza acumulada, el presupuesto de carbono que nos queda para no rebasar los 1,5ºC de calentamiento medio global —cifrado en torno a 130 gigatoneladas de CO2 a emitir desde el comienzo de 2025— se agotaría en solo tres semanas. De hecho, desde 1990, el 1% más rico de la población mundial es el responsable de consumir el 15% de dicho presupuesto.

Lejos de moderarse esa cifra para beneficiar poco a poco a la humanidad y contribuir a la estabilidad del clima planetario, desde 1990 el porcentaje de emisiones del 1% más opulento se ha incrementado en un 13%, con datos recopilados hasta 2023. Por contra, el del 50% más pobre se redujo en un 3%.

Yéndonos de nuevo al extremo más acaparador, las emisiones per cápita del 0,1% se han incrementado en 92 toneladas entre 1990 y 2023, frente al aumento de 0,1 toneladas del que es responsable la mitad más pobre de la población mundial.

“Debemos denunciar estas prácticas y el poder descomunal de los superricos gravando su riqueza extrema, regulando su participación y defendiendo a las personas más afectadas por la crisis climática”, afirma Lourdes Benavides

Si se reduce la escala a nivel del Estado español, la situación es similar. “En España, el patrón se repite: una persona del 0,1% más rico genera 55 veces más emisiones que alguien del 50% con menos ingresos”, denuncia la confederación internacional de ONG radicadas en 19 países. Para alcanzar niveles sostenibles —añaden— esa misma persona debería disminuir sus emisiones, según los cálculos de Oxfam, un 99,4% en 2030.

Entre las innumerables consecuencias que este despilfarro de gases de efecto invernadero tendrá, desde Oxfam destacan una: “Las emisiones del 1% más rico son suficientes para causar 1,3 millones de muertes relacionadas con el calor a finales de siglo”.

Dinero invertido en lobistas para contaminar más

Pero las emisiones derivadas de su consumo son solo una de las variables. “Los más ricos del mundo también dirigen, invierten y obtienen beneficios de empresas muy contaminantes”, denuncian desde la organización. Según sus datos, las emisiones generadas por la cartera de inversiones de los superricos, —empresas, por cierto, que poseen al menos en un 10%— ascendieron a 586 millones de toneladas de CO2 equivalente en 2024, “más que las emisiones conjuntas de 118 países”.

Sus datos indican asimismo que el 60%  de las inversiones de los milmillonarios se realizan en “sectores de alto impacto en el cambio climático”, como las empresas mineras o de petróleo y gas, 

Desde Oxfam denuncia además la capacidad de “ejercer una influencia injusta” en la elaboración de políticas y diluir las negociaciones sobre el clima. Un ejemplo claro de esto fueron los 1.773 lobistas del sector de la industria de los combustibles fósiles que se acreditaron en la malograda COP29 de Bakú. Es más personal que el que enviaron los diez países más vulnerables a la crisis climática en su conjunto.

“Un impuesto del 60% sobre los ingresos totales del 1% más rico podría reducir las emisiones equivalentes al total de las del Reino Unido”, indican desde Oxfam

De hecho, Oxfam segura que varios países altamente desarrollados y con altas emisiones, como Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania, acaban frenando las leyes climáticas tras recibir grandes donaciones de los grupos de presión contrarios al clima. “Debemos denunciar estas prácticas y el poder descomunal de los superricos gravando su riqueza extrema, regulando su participación y defendiendo a las personas más afectadas por la crisis climática”, afirma al respecto Lourdes Benavides, responsable de Justicia Climática de la organización en España.

Las soluciones a esta situación son conocidas. La confederación de ONG señala que lo primero pasa por reducir drásticamente las emisiones a os superricos, haciéndoles que paguen por contaminar. Entre las medidas para conseguirlo sugieren impuestos sobre la riqueza extrema, tasas sobre los beneficios excesivos de las empresas de combustibles fósiles y el apoyo a la Convención de las Naciones Unidas sobre Cooperación Internacional en materia fiscal. “Un impuesto del 60% sobre los ingresos totales del 1% más rico a nivel mundial podría reducir las emisiones de carbono equivalentes al total de las emisiones del Reino Unido y generar alrededor de 6,4 billones de dólares”, indican.

De cara al poder de los lobbies y las personas con mayor capital acumulado, la simple prohibición de participar en las negociaciones climáticas a las empresas de combustibles fósiles supondría un paso de gigante, visto los escuetos resultados de las últimas citas. Aplicar normativas de sostenibilidad a las empresas y las instituciones financieras, y rechazar acuerdos comerciales y de inversión como el ISDS, que priorizan los intereses de los súperricos por encima del bien público, son otras medidas que destacan.

Por último, Oxfam apuesta por reforzar la participación de la sociedad civil y los grupos indígenas en las negociaciones sobre el clima, abordar los efectos desiguales de la crisis climática y adoptar un enfoque de reparto equitativo del presupuesto climático restante, comprometiéndose con que las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (los planes de descarbonización de los países) reflejen la responsabilidad histórica y la capacidad de actuar.

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