Opinión
Los retos del ecologismo social vasco

El fin de semana del 30 de septiembre las eko-topaketak de Portugalete servirán para reflexionar sobre la necesidad de la lucha ecologista en Euskal Herria.
Transición ecológica Sukar Horia
El colectivo Sukar Horia reclama una transición ecológica justa frente al Gobierno vasco, en Bilbao. Foto: Sukar Horia

Militante del colectivo Sukar Horia

17 sep 2022 06:52

ARGIA

Este verano ha quedado patente que el cambio climático tendrá consecuencias negativas en nuestras vidas y en las de las próximas generaciones. Es de sentido común tener un punto de miedo al futuro, pero muchas veces me pregunto hasta que punto nuestra ansiedad no es producto de todas las películas y series catastrofistas que nos hemos tragado. La tenemos clara si es la distopía la única manera que tenemos de imaginarnos el futuro. En una cultura más sana que la nuestra, las series hablarían de la producción local de alimentos, de ciudades sostenibles, del fin de la violencia machista o sobre la distribución de la renta. Por ejemplo, me encantó el reportaje “Utopiarantz” del Berria. En nuestra época, ser verdaderamente radical es hacer la esperanza posible, no la desesperación convincente.

En ese sentido, creo que el decrecimiento justo es una idea atractiva, pero tenemos que pasar de la abstracción ideológica y plantear ideas mucho más concretas. ¿Cuánto deberíamos reducir las emisiones de CO2 para el 2030? ¿Qué medidas deberían tomar las instituciones para ahorrar energía? ¿Cuáles son nuestras propuestas en materia de vivienda, transporte o empleo? ¿Cuáles son los sectores que tienen que decrecer y cuánto deberían hacerlo? ¿Qué proponemos para los trabajadores y trabajadoras que se quedarán sin empleo? ¿Y sobre el modelo de ocio?

“En los próximos años nos toca bloquear ciudades, organizar huelgas climáticas, ocupar tierras y grandes infraestructuras y crear comunidades energéticas”

Relocalizar la economía, implementar la Renta Básica Agraria o la construcción de plantas para el reciclaje de materiales van en la buena dirección. Las bibliotecas pueden ser inspiradoras contra el consumismo y la carestía de la vida. ¿Por qué no imaginar sillas de ruedas, máquinas de coser, taladros o juguetes de propiedad pública pero de uso comunitario?

Para creer en nuestra propia potencialidad y generar ilusión en amplios sectores de la población, necesitamos victorias, por pequeñas que estas sean, y para ello, debemos superar el imaginario del militante de clase media, varón, blanco, aburrido y comelibros. Bienvenido sea el aire fresco.

Entre otras muchas cosas, en los próximos años nos toca bloquear ciudades, organizar huelgas climáticas generales, ocupar tierras y grandes infraestructuras o crear comunidades energéticas. Y claro, tendremos que echar de los ámbitos de poder al partido de tres letras amigo de los oligarcas del petróleo.Vox no, el otro. Por ello, la Ley de Cambio Climático que se espera para esta legislatura es una oportunidad que no deberíamos perder. De paso, tenemos que empezar a pensar como hacer frente al lobby fósil desde Euskal Herria; como mínimo Repsol se merece una potente campaña de boicot.

Por todo ello, el fin de semana del 30 de septiembre diferentes colectivos y personas de Euskal Herria hemos organizado unas eco-jornadas en el gaztetxe de Portugalete para reflexionar sobre todas estas cuestiones, ¡arriba las que luchan!

Argia
Artículo publicado en euskera en Argia y traducido para Hordago.
Editorial
Pasar a la ofensiva
Ante el esperado fracaso del PNV, las fuerzas de izquierda deben articular soluciones para una Euskal Herria que emerja sobre las ruinas del neoliberalismo.
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