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Maltrato animal
El macromatadero en Zafra gastaría el agua de una piscina olímpica cada 3 días y acabaría con medio millón de animales al año
El macromatadero que pretenden construir en Zafra ocuparía 50.000 metros cuadrados de dehesa. Una instalación de estas dimensiones contaminaría sobremanera los suelos y las aguas extremeñas; y también el aire con químicos como amoniaco, que llega al cuerpo humano. Cabe poner en cuestión la legitimidad de un modelo industrial que avala un macromatadero (el cual monopolizaría la producción ganadera a beneficio de siete empresas), más aún en una tierra como Extremadura.
Cada año en los mataderos españoles se sacrifican más de 900 millones de animales; a esta cifra se le suman los más de 20 millones abatidos en la temporada de caza. Casi el 80% de la superficie cultivada se destina a cebar a estos animales. Las reservas de agua destinadas a la cabaña ganadera servirían para dar de beber agua por 21 años a todo el país. Además de todo lo anterior, España tiene el récord mundial de fármacos que se destinan para la industria cárnica. Entonces, ¿son motivos suficientes para oponerse a la apertura de un nuevo macromatadero en Extremadura?
EL MACROMATADERO A EXÁMEN
La promotora del proyecto es Cibex (Complejo Ibérico de Extremadura), formada por siete industrias privadas (Señorío de Montanera, Grupo Montesano, Cárnicas Villar, Ibercom, Estirpe Negra, Grupo Campofrío y Grupo Alejandro Miguel), que controlarían toda la producción a modo de monopolio, a las que quizás se sumarían las sociedades públicas Sodiex y Avante. Aún así va a recibir entre 4,5 y 6 millones de dinero público por parte de Junta. Este sería uno de los proyectos agroindustriales más grandes de Extremadura y se ha presentado a sí mismo como uno de los motores económicos de la zona sur de la provincia de Badajoz, pese a que solo daría trabajo a poco más de 100 personas. Aún no se ha construido pero la promotora ha anunciado que empezará a funcionar el año que viene, sin especificar fecha.
Sin duda, es un plan ambicioso que no ha dejado indiferente a nadie, y es que cuenta con más de 47.000 firmas en contra del inicio de sus obras, una iniciativa de Stop Macromatadero de Zafra. Teniendo en cuenta que la promotora apunta que el macromatadero dará trabajo a algo más de 100 personas cuando esté en pleno funcionamiento y que la región cuenta con más de un 43% de paro juvenil, ¿por qué el proyecto de seis promotores de la industria ganadera cuenta con tantos detractores? La respuesta a esta pregunta se encuentra en los factores directamente afectados por la construcción del centro de sacrificio: el medioambiente, los trabajadores, los animales y la sociedad en general.
Más de 47.000 mil personas han firmado en contra del inicio de las obras del macromatadero
DESGLOSE DE LAS CIFRAS OFICIALES
Las cifras oficiales de construcción y mantenimiento apuntan a una inversión de más de 17 millones de euros según los impulsores, a lo que hay que sumarle las obras consistentes en la mejora y el acondicionamiento del camino rural público del macromatadero por un importe de 783.225,16 euros, cofinanciados en un 75% por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER).
El macromatadero y la sala de despiece ocuparían 50.000 metros cuadrados de dehesa municipal de Zafra, sin añadir la previsión de posible ampliación en los terrenos, que se desarrollarían a través de una superficie total construida de 17.605 metros cuadrados entre planta baja y primera, de los que 14.498 metros los ocuparía el edificio principal.
La instalación cárnica requerirá de 1.285.500 metros cúbicos de gas natural por año mientras que el consumo eléctrico se sitúa en 2.177,02 kilovatios/hora. Las necesidades de consumo de agua para esta gran industria, según el estudio presentado ante la Consejería de Medio Ambiente, se realizará mediante acometida procedente de la red pública, con un consumo estimado de agua de 934 metros cúbicos al día. Un ejemplo para entender las magnitudes de agua necesarias es el de una piscina olímpica (21 metros por 50 y 2,7 de profundidad), en el que se necesitan 2.500 metros cúbicos para llenarla por completo.
Si finalmente se pone en funcionamiento se llegarán a “sacrificar” a 468.000 animales al año
En cuanto a vidas animales sacrificadas, la previsión inicial es acabar con la vida de 142.500 animales al año. Esto es 240 cochinos cada hora, a los que hay que sumar 120 cerdos despiezados en ese mismo tiempo. A partir del primer año de funcionamiento se irán matando más animales: se calcula el sacrificio de más de 213.750 cerdos al año en una segunda fase; 256.500 vidas en la tercera y se alcanzaría la cifra de 468.000 sacrificios anuales.
Antiespecismo
Así es la vida de los cerdos explotados por su carne
MEDIOAMBIENTE Y LAS RESERVAS DE AGUA
Este mes de agosto la unidad territorial de agua de la zona de Molinos-Zafra-Llerena ha entrado en pre alerta por riesgo de sequía, según los datos oficiales de la Confederación Hidrográfica del Guadiana. Esta situación debería ser determinante, pues esta actividad industrial que se pretende desarrollar en la región de Zafra será una gran demandante de agua: consumiría, cada tres días, el equivalente a una piscina olímpica. Sorprendentemente, la actividad ganadera es también una de las grandes responsables de la contaminación de los acuíferos. El uso agrícola de los nitratos en fertilizantes sintéticos y presentes en los excrementos de los animales que se esparcen por los suelos es una de las principales fuentes de contaminación de aguas. En Osona, una pequeña comarca de Cataluña, algunas fuentes municipales superan la concentración de 432,6mg de nitrato por litro de agua, siendo 10 veces mayor al límite de potabilidad del agua. Pese a lo dicho, el proyecto en Extremadura ha recibido la declaración de impacto ambiental positiva y la autorización ambiental integrada por parte de la Junta, que le da el visto bueno a nivel ambietal.
Contaminación
Denuncian que el macromatadero de Zafra verterá aguas residuales
El sacrificio de 2.160 cerdos al día generará un vertido de aguas residuales de 233.500 m³/año compuestas de restos como sangre, vísceras o estiércol licuado. La Dirección General de Sostenibilidad formuló el informe de impacto ambiental del proyecto del macromatadero sin tomar en consideración las alegaciones presentadas.
El uso agrícola de nitratos en fertilizantes sintéticos, presentes en los excrementos de los animales que se esparcen por los suelos, es una de las principales fuentes de contaminación de aguas
Además de perjudicar al medio natural, esta alta concentración se relaciona con la metamoglobina, que es una reducción del oxígeno que se transporta en la sangre a causa del efecto de los nitritos en contacto con el corriente sanguíneo. Como resultado, las células no tienen suficiente oxígeno para funcionar adecuadamente en el organismo. Los expertos del Grupo de Defensa del río Ter, que hace más de 20 años que analiza el contenido de nitrato de las fuentes de la misma comarca, denuncia al causante de esta problemática, el modelo porcino ganadero industrial.
Más allá del consumo de agua, no debemos olvidar otros factores igual de importantes; y es que la carne industrial es uno de los mayores contaminantes del planeta, debido a las emisiones de gases contaminantes. La ganadería es la responsable del 14,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, tantas como emiten todos los coches, trenes, barcos y aviones juntos.
Antiespecismo
¿Qué se esconde tras los muros de los mataderos?
Es importante tener en consideración que este es el número de emisiones directas. Pero además una mayor producción implica mayor uso de tierras para producir piensos, mayor deforestación, mayor uso de insumos (combustible, agua, fertilizantes, plaguicidas, antibióticos…) y mayor desplazamiento de materias primas y animales (transporte por barcos, aviones y camiones), por lo que la huella de carbono de la ganadería industrial es aún mayor.
La carne industrial es uno de los mayores contaminantes del planeta, debido a las emisiones de gases contaminantes
Un ejemplo del alarmante impacto del aumento de la actividad ganadera son las emisiones de amoníaco vertidas a la atmósfera, que tienen graves repercusiones sobre la salud ambiental y de las personas. Entre 2014 y 2016, las emisiones de amoníaco en España se incrementaron en un 6,13% y más del 90% era debido a la actividad industrial ganadera. Cabe destacar que, de las 100 industrias más contaminantes de amoníaco de España, 94 son explotaciones ganaderas industriales.
Industria alimentaria
En manos del lobby cárnico
LAS VIDAS HUMANAS
Numerosos estudios y reportes han puesto de manifiesto las condiciones peligrosas e insalubres a las que se enfrentan los trabajadores de las granjas industriales y mataderos. Estos trabajadores están expuestos a peligros como lesiones, enfermedades respiratorias e infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos a diario. Un ejemplo de ello ha sido la pandemia, que ha puesto de manifiesto la dificultad de cumplir las medidas de distancia e higiene en este tipo de condiciones laborales, con el agravante de que la temperatura necesaria para almacenar la carne que es similar a las temperaturas de invierno, lo que también favorece la propagación del virus. Además, muchos de los empleados de estas industrias son inmigrantes que, debido a sus bajos recursos, se ven obligados a alojarse en instalaciones comunales.
En adición a los peligros por lesiones y enfermedades, un reciente informe de Intermon Oxfam desveló que a los trabajadores de algunas plantas avícolas industriales se les impidió hacer pausas durante la jornada de trabajo. De hecho, pasaron tanto tiempo sin descansos que algunos de ellos se vieron obligados a usar pañales.
Si bien el peligro físico para estos trabajadores es real, también lo es el trauma psicológico. Estos empleados son contratados para matar animales, como cerdos y vacas, que son en gran parte criaturas amigables y domesticadas. Llevar a cabo esta acción requiere que los trabajadores se desconecten de lo que están haciendo y de la criatura que está delante de ellos. Está demostrado que esta disonancia cognitiva y emocional puede ser causante de violencia doméstica, aislamiento social, ansiedad, abuso de drogas y alcohol y trastorno de estrés postraumático. En ocasiones también de disociación y paranoia.
Para empeorar las cosas, la violencia que se ejerce en los mataderos no sólo expone a innumerables trabajadores a graves traumas psicológicos, sino que también llega a las comunidades de las que forman parte. Un estudio realizado en 2009 por la criminóloga Amy Fitzgerald investigó los efectos del empleo en los mataderos y las tasas de delincuencia. Los resultados indican que, en comparación con otras industrias, los mataderos aumentan las tasas totales de arrestos, y en especial los delitos violentos, las violaciones y otros delitos sexuales. Fitzgerald afirma que la presencia de un matadero se asocia específicamente con el aumento de la delincuencia: cuando el número de trabajadores en el matadero aumentó, la tasa de arrestos también lo hizo. Éste fue el caso incluso cuando en la investigación se controlaron variables como ingreso, género y empleo en operaciones industriales similares.
Los empleados de mataderos son contratados para matar animales, como cerdos y vacas que son en gran parte criaturas amigables y domesticadas. Está demostrado que esta disonancia cognitiva y emocional puede ser causante de violencia doméstica, aislamiento social, ansiedad o trastorno de estrés postraumático
Los trabajadores tienen poco poder de decisión sobre el trato que reciben los animales. El confinamiento extremo, las mutilaciones sin analgésicos y el asesinato despiadado son decisiones que toman los propietarios de las macroindustrias, siguiendo la normativa vigente del momento. Si bien es cierto que los animales pagan el precio final con su vida, los trabajadores de este sector son también oprimidos por el mismo sistema que valora las ganancias económicas sobre todo lo demás. Muchos de estos trabajadores no tienen voz ni recursos para protestar contra de las atrocidades que se ven obligados a cometer todos los días.
Coronavirus
Binéfar: una historia de despidos, contagios y coacción
El matadero Litera Meat ubicado en Binéfar, Aragón, tiene un amplio historial de mala praxis laboral. La crisis del coronavirus sirvió para convertir un problema laboral en una cuestión de salud pública produciéndose numerosos contagios. Ahora, algunos de sus trabajadores despedidos se enfrentan a desahucios inminentes, según denuncia CNT.
Con todos los datos sobre la mesa, la cuestión que deberíamos plantear es si realmente es necesario continuar con un modelo de consumo finito, con fecha de caducidad, a costa de nuestra salud, la vida de los animales y la de nuestro planeta. La alternativa que nos queda es caminar hacia un futuro donde nuestra alimentación sea sostenible y, además, compasiva. En definitiva, debemos tomar consciencia con los demás y el entorno: un reflejo de una comunidad vegana es aquella que ha sabido dejar atrás la crueldad y la explotación en su viaje hacia el progreso. El veganismo, más allá de un estilo de vida alternativo comprometido con un mundo más justo, es una proyección de futuro necesaria en medio de una crisis climática efecto de un consumo y desarrollo irresponsables.
Coronavirus
Pandemias globales: la contribución del embudo agroalimentario
El 95% de nuestro consumo acaba concentrándose en tan solo 19 cultivos y 8 especies ganaderas. En este país, por ejemplo, uno de cada cuatro productos que llegan a nuestra mesa ha pasado por el embudo de Mercadona, que pretende sumar 200 supermercados a los 1.500 que ya tiene.
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El problema es que si no se sacrifican en este matadero, se tendrán que sacrificar en otro lugar, gastando agua en otro lugar...como mínimo habrá mucha creación de empleo directo e indirecto en una zona deprimida económicamente. En cuanto a la contaminación es de suponer que como cualquier matadero cuenta con una estación depuradora....
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