Coronavirus
Binéfar: una historia de despidos, contagios y coacción
El matadero Litera Meat ubicado en Binéfar, Aragón, tiene un amplio historial de mala praxis laboral. La crisis del coronavirus sirvió para convertir un problema laboral en una cuestión de salud pública produciéndose numerosos contagios. Ahora, algunos de sus trabajadores despedidos se enfrentan a desahucios inminentes, según denuncia CNT.

A partir del pasado 13 de julio, si paseas sin mascarilla por, digamos, una calle de Zaragoza, independientemente de la distancia que te separe de otros peatones, o de si hay otras personas caminando por esa misma calle, te puede caer una multa de cien euros o más. Esa suma supera ya lo que le ha costado hasta ahora a Litera Meat, en términos de sanción, el contagio de 174 de sus empleados.
Litera Meat es como el nombre de uno de los dos mataderos de Binéfar, Aragón. Y es un enclave importante para la economía de la región: allí trabajan unas 1100 personas. Que uno de cada 10 empleados dieran positivo en covid-19 se supo a finales de abril. Pasados los meses, algunos tienen secuelas, otros han sido despedidos durante sus bajas, y entre los despedidos, hay quienes tendrán que dejar inminentemente los pisos donde viven.
Aragón es una de las comunidades autónonás donde más resistente se está haciendo la pandemia, con varias comarcas en Fase 2, la Huesca Oriental comparte problemática con Lleida: por un lado la producción de alimentación, la cosecha de la fruta, no pueden detenerse. Por otro lado las condiciones de trabajo o habitacionales no permiten garantizar la protección de la salud de estos trabajadores que nunca pararon. Tanto entre temporeros como entre personas empleadas en los mataderos se han dado importantes focos de contagio.
El pasado martes 21 de julio, en el estadio de fútbol del SD Huesca el presidente de Aragón, Javier Lambán descartaba en principio la vuelta al confinamiento en la Comunidad Autónoma, a no ser que “se dispararan las cifras de contagios y la inconsciencia colectiva campara a sus anchas”. Una vez más apelaba a la responsabilidad individual para combatir al virus, cargando con dureza contra los jóvenes y las conductas de riesgo que desplegarían en el ocio nocturno.
“La patronal desde el primer momento presionó y desde luego se ha primado mantener la actividad económica por encima de la salud pública, eso está claro, antes y ahora”
Para Diego Mainz, de Apoyo Mutuo Aragón centrarse en la irresponsabilidad individual conviene al gobierno regional que benefició y dio todas las facilidades a Litera Meat y que no ha estado a la altura a la hora de supervisar que se cumplieran medidas para reducir el riesgo de contagio. “La patronal desde el primer momento presionó y desde luego se ha primado mantener la actividad económica por encima de la salud pública, eso está claro, antes y ahora”, explica el activista que además participa en el plan de choque social. “Las autoridades públicas no sabían, no veían, y no oían nada, hasta que no fueron los sindicatos los que denunciaron lo que pasaba en los mataderos”.
Contra la inconsciencia colectiva, o la falta de conciencia con lo que pasa en los mataderos viene luchando CNT ya desde antes de la pandemia. “Llevamos con el sindicato desde octubre o noviembre con temas de Litera Meat, había ya muchos problemas, y entonces a raiz del covid nos empiezan a llamar más compañeros para decirnos que se habían contagiado, que había muchos contagios, dan la voz de alarma también los ambulatorios de Binéfar y de Monzón porque les están llegando muchas bajas y mucha gente con covid”, rememora Pilar Acín, delegada de acción sindical de CNT Monzón.
Cuando el 23 de abril denuncian la situación ante inspección de trabajo les dicen que se trata de un problema de sanidad, pero en sanidad, les dicen que el problema es de trabajo. Tras insisitir, recuerda Acín, llegan las inspecciones, pero son limitadas y normalmente hay aviso previo. La sindicalista señala como de cara a Sanidad se muestra cierto mantenimiento de la distancia de seguridad, por ejemplo en las cadenas de despiece donde trabajan hasta 800 personas. Pero “en el momento en el que los inspectores se van por la puerta esa seguridad ya no se cumple porque le suben la velodicidad a las cintas y ya no pueden mantener esas distancias”.
Para Fernando Martínez, secretario de acción sindical de CNT Huesca, lo de mantener las distancias no guardaba ningún secreto: “Si en las cadenas tienes que estar a 60 centímetros, quitas a uno de en medio y ya están a metro veinte. Pero matarás la mitad de cerdos”. El problema no es para el sindicalista de cálculo sino sobre qué intereses prevalecen. “Y aquí ha prevalecido el interés económico de esta empresa frente a la salud de los trabajadores y de sus familiares, e incluso de la población de la comarca de la Litera, de Monzón de Binéfar y de tantos otros sitios, recuerdo que hay trabajadores que vienen hasta de Lleida”. Ante esta situación, considerando que no se estaba dando suficiente seguimiento a estas malas praxis denuncian penamente en el juzgado de Monzón. Denuncia que se admite a trámite a finales de abril.
Así la mezcla de malas condiciones laborales y emergencia sanitaria sin precedentes genera situaciones de desprotección a los trabajadores que han llegado, en este caso, al extremo. Un extremo que se compone por tres hechos fundamentales: la falta de prevención, los despidos durante la baja médica, y, según han denunciado desde el sindicato el pasado 22 de julio, las coacciones: explotados sin cuidado para su salud, contagiados y despedidos, ahora son varias las personas que deben enfrentarse a un desahucio de la vivienda que ocupaban. Son dos los días que se les dan para abandonar las casas de la empresa, que forman parte de su salario en especie.
Al enterarse de que trabajadores estaban siendo obligados a firmar que dejarían las casas a cambio de poder cobrar el finiquito, “les acompañamos al cuartel de la guardia civil de Binéfar y metimos directamente una denuncia por lo penal por si pudieran observar las autoridades que la conducta de esta empresa pudiera ser constitutiva de un posible delito de coacciones”, explica Martínez sobre esta última demanda.
Martínez argumenta que habiendo sido los despidos impugnados, no corresponde aún que los trabajadores abandonen las viviendas, pues la resolución debe ser en firme, y es una vez ahí, cuando se cuenta con el plazo de un mes para abandonar el piso. Entre las coacciones denunciadas por CNT se incluye la amenaza a quienes sí siguen trabajando de descontar una parte de su salario si no echan a su compañero de piso despedido.
MIEDO
De generar beneficios el grupo Pini, propietario del Litera Meat sabe mucho. El impulsor del matadero Piero Pini, un magnate de la carne, arrancó su imperio en el este de Europa, y el 2017, cuando aterrizó en Aragón lo hizo engatusando al gobierno regional con la promesa de más de 1000 puestos de trabajo. Se volcaron con él. Y eso que el próspero empresario no solo traía con él un macro proyecto económico. También contaba con un pasado complejo, por cosas como cometer fraude fiscal en Polonia y en Hungría. De hecho se perdió la inauguración del matadero porque en aquel momento estaba en prisión preventiva en el país magiar.
“Las personas van no aguantando, empiezan a salir problemas, cortes, y otra de las cosas que se han hecho siempre: despedir a dedo. En este país el despido es fácil y es barato. Cuando la gente se coge baja se la despide”
Martínez subraya cómo, tras el macro contrato con China la plantilla no consigue seguir el ritmo de producción: “las personas van no aguantando, empiezan a salir problemas, cortes, y otra de las cosas que se han hecho siempre: despedir a dedo. En este país el despido es fácil y es barato. Cuando la gente se coge baja se la despide. En este contexto surge el coronavirus”, pero no viene con un protocolo de prevención por parte de los directivos de Litera Meat. Cnsecuencia: los ya mencionados 174 contagios.
Y sin embargo, el pasado 22 de julio, el juzgado de Monzón, aduciendo que no se han personado las víctimas, hace un sobreseimeiento provisional del caso. “El juez considera que 174 contagios son poca cosa”, ironiza Martínez. Desde el sindicato están contactando con los trabajadores contagiados, personándoles como víctimas, además han elevado la denuncia a la audiencia provincial de Huesca para que se reabra. Ya son siete las personas que han denunciado ser despedidas estando de baja. El miércoles, tras la rueda de prensa “teníamos 12 despidos. Esos 12 despidos buena parte era por bajas, y de ellas una parte importante, por bajas por covid”.
UN ESCENARIO COMPLEJO
Cuenta Acín que cuando llegó Litera Meat, el paro en la zona era residual, por lo que tuvo que venir mucha gente de afuera. En Binéfar dice, hay gente de 24 nacionalidades distintas. Existen diferencias de intereses grandes entre una parte de la población autóctona, que cría cerdos y celebra el crecimiento continuo de la demanda de carne porcina para los mataderos, algo que les procura buenos ingresos, y los trabajadores de los mataderos que son en más de un 90% de origen extranjero, estando en particular los de Litera Meat, bajo condiciones de gran precariedad. Para Acín, es obvio que el gobierno Regional actua priorizando los intereses de estos propietarios que son los que votan, algo que los trabajadores migrantes no pueden hacer.“Aquí se están matando 16000 cerdos al día de media”, afirma Acín, que considera que los números son “una barbaridad”. La mayor parte del trabajo se le puede adjudicar a Litera Meat, pues con un poco más de plantilla produce el triple que el matadero veterano. No es que piense, aclara, que haya que dejar a los chinos sin comer, “pero podían bajar la producción o poner doble turno, tomar medidas. Al igual que en la Opel o en cualquier fábrica grande se pusieron las medidas de que cada turno de trabajo entraba con una diferencia de 15 minutos para no cincidir en los vestuarios, en los mataderos se tenía que haber hecho lo mismo. Se hacen las normas para la peluquería de la esquina que ha tenido que cerrar tres meses, pero con estos hay manga ancha”.
“Se culpabilizaba a los trabajadores cuando realmente ellos son las víctimas. Se están buscando la vida, y se han visto envueltos en una situación muy dificil, ha habido gente que se ha quedado con muchas secuelas”
Ancín recuerda que es Litera Meat la empresa señalada, FRIBIN, el otro matadero, describe, tiene un comité de empresa estable y lo está haciendo mejor. Lamenta que sin embargo el foco no se ponga en las malas condiciones laborales y se centre en el prejuicio frente a quienes se ven obligados a seguir trabajando y no son cuidados por sus empleadores: “Sobre todo al inicio ante los focos de contagio había gente que decía es que son los negros, se les culpabilizaba cuando realmente ellos son las víctimas. Se están buscando la vida, y se han visto envueltos en una situación muy dificil, porque además ha habido gente que se ha quedado con muchas secuelas”.
En este sentido Mainz identifica “gente con la que hablas de clase trabajadora que es claramente consciente de la explotación y las condiciones laborales que tienen en los mataderos”, pero sostiene que es muy difícil hacer un relato distinto al machaconeo constante de los medios de comunicación de masas que señala a los de afuera: “se está buscando una culpabilizacion de la víctima más indefensa”, lamenta.
Ganadería
El mayor matadero de Europa ya tiene su acampada de protesta
El 25 de mayo una protesta marchó desde el centro del Binéfar (Huesca) hasta las puertas del mayor matadero de Europa, actualmente en las últimas fases de construcción. En las instalaciones se pretende matar a 32.000 cerdos al día, más de siete millones cada año. El colectivo Stop Macromatadero de Binéfar ha organizado una acampada permanente frente a las obras.
Antiespecismo
¿Qué se esconde tras los muros de los mataderos?
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