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Feminismos
2023, el año del SeAcabó y del doble mazazo a Irene Montero
En 2023, la selección española de fútbol, la femenina, por si alguien aún necesita esa aclaración, ganó el Mundial. Y no solo eso sino que dio una lección de trabajo en equipo, resistencia y feminismo con la reacción ante el machismo insoportable en el fútbol.
El caso Rubiales y su respuesta colectiva, #SeAcabó, ha sido uno de los grandes temas de este año que, en el ámbito institucional, queda marcado por la reforma del PSOE a la leyde libertad sexual y por una convocatoria electoral que deja un panorama complejo para las políticas feministas.
Pero en el año que acaba, desde el área de feminismos de El Salto hay que hablar también de feminismo incómodo, del nuevo equipo del Ministerio de Igualdad, de transfobia, de los ataques conservadores a los derechos LGTBIQ+, de violencia machista y de madres protectoras.
Reforma del PSOE a la ley más emblemática de Podemos
A mediados de noviembre de 2022 empiezan a conocerse los primeros casos de rebajas firmes de condenas por delitos contra la libertad sexual en aplicación de la reforma del Código Penal por la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, que había entrado en vigor el 7 de octubre. Estas rebajas abrían la que ha sido la crisis más dolorosa para el Ministerio de Igualdad, por apuntar al corazón de sus políticas: la emblemática ley del solo sí es sí.
Y si 2022 acababa con una fuerte resistencia de Igualdad a reformar esta ley, en enero de 2023 se produce un cambio de criterio y la presión del PSOE lleva al equipo de Irene Montero a mostrar su disposición para acometer una reforma. Sin embargo, pasan las semanas y los sucesivos desencuentros culminan con la presentación de una propuesta de reforma en solitario por parte del PSOE.
En enero de 2023 se produce un cambio de criterio en el Ministerio de Igualdad y la presión del PSOE lleva al equipo de Irene Montero a mostrar su disposición para acometer una reforma de la ley de libertad sexual
La reforma pasa la votación del Congreso y unas semanas después el Senado da el visto bueno definitivo. El cambio nuclear es la diferenciación entre agresión sexual con o sin violencia, una modificación que en el Ministerio de Igualdad de Montero interpretaron como un abandono del paradigma del consentimiento.
Para sacar adelante la reforma, el PSOE se vio obligado a dar la mano al PP. La votación del Congreso deja una de las imágenes históricas de esta legislatura: la de Irene Montero junto a su compañera Ione Belarra, solas en la primera fila del hemiciclo. Además, esta votación se produce un 7 de marzo y marca las manifestaciones del día siguiente.
Desencuentro y potencia del feminismo
En las manifestaciones del 8 de marzo en Madrid, los periodistas buscan caras ministeriales en las dos convocatorias que se han hecho públicas. Una marcha la ha convocado la histórica Comisión 8M de Madrid que, además, recupera el recorrido de las huelgas feministas de 2018 y 2019. Por otro lado, el llamado Movimiento Feminista de Madrid sube por la calle Atocha. Por la noche, el titular es que ministras del PSOE y ministras de Podemos han ido a la misma marcha, la de la Comisión, que ha sido multitudinaria, en la que se han coreado gritos contra Marlaska y han ondeado banderas trans. Fuera de este centro de atención, miles de mujeres salen a la calle en marchas unitarias con gran respaldo.
Unos meses después, la imagen es algo distinta. El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el Gobierno ha cambiado y también el equipo del Ministerio de Igualdad. De nuevo, en Madrid se produce una doble convocatoria de marchas feministas. Y, esta vez, las ministras del PSOE marchan en un lugar diferente al de las ministras de Sumar y a las exministras de Podemos.
Las diferencias internas que reflejan las dobles convocatorias en algunas ciudades tanto el 8 de marzo como el 25 de noviembre no restan potencia a un feminismo que ha mostrado su potencial transformador con el caso Rubiales
Sin embargo, las diferencias internas no restan potencia a un feminismo que permea cada vez más profundo y que muestra su potencial transformador con el caso Rubiales, que empieza el 20 de agosto. Ese día, la noticia era esta: la selección española de fútbol había ganado el Mundial que se había disputado en Australia y Nueva Zelanda, imponiéndose en la final ante Inglaterra (1-0), con un gol de Olga Carmona.
Pero el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, hace que la atención se desvíe con un gesto en el que fuerza un beso a la jugadora Jenni Hermoso durante la ceremonia de entrega de medallas. La imagen, retransmitida en directo por RTVE, se extiende rápidamente por las redes sociales. La conciencia social sobre las dinámicas de la violencia sexual y el machismo hace el resto, y se genera una avalancha de críticas.
Después de eso, pasan muchas cosas: un vídeo vergonzoso de Rubiales, una asamblea vergonzosa de la Federación, unas falsas disculpas, una inhabilitación, una destitución. Pero lo que pasa, sobre todo, es #SeAcabó. “Se acabó. Contigo compañera, Jenni Hermoso”, escribía la futbolista Alexia Putellas en sus redes sociales. Muchas futbolistas hacen suyas las palabras de Putellas y apoyan a Hermoso. La consigna se extiende a todos los ámbitos y se convierte en bola de nieve feminista. Crece, llega a las calles. Y, poco después, se producen los cambios que han transformado para siempre el fútbol.
Masculinidades
MACHISMO Rubiales, masculinidad y una mochila cargada de mierda
Elecciones, feminismo y los amigos de Pedro Sánchez
Antes del caso Rubiales ha habido dos convocatorias electorales. La primera, el 28 de mayo: unas elecciones locales y autonómicas que han cambiado el mapa, dotando de un mayor poder autonómico y local al PP, que riega el mapa de coaliciones con y Vox. La segunda, el 23 de julio, fecha en la que se producen las elecciones generales de forma anticipada.
Y ¿qué pintan las convocatorias electorales en un resumen del área de feminismos? Pues... ¿todo? Para empezar, las coaliciones de PP y Vox tras elecciones de mayo se traducen en la práctica en la desaparición de concejalías de Igualdad y un respaldo institucional al negacionismo de la violencia machista, con desplantes en concentraciones por las víctimas de feminicidios en pareja o expareja.
Irene Montero ha recibido este año un mazazo por la izquierda con la reforma de la ley del sí es sí y su alejamiento del proceso electoral, y por la derecha con la culminación de la estrategia de grupos antifeministas avalada por la condena del Supremo a la exministra
Por otra parte, en el panorama electoral de las generales, el feminismo ha cambiado de lugar con respecto al que ocupaba en las elecciones de 2019. Porque ahora el feminismo no se puede ignorar, pero incomoda. Lo dice Pedro Sánchez, que cree que las posiciones defendidas por el Ministerio de Igualdad de Irene Montero “incomodan” a hombres de entre 40 y 50 años. Lo sabe porque algunos son sus amigos. Añade que es necesario recuperar un “feminismo integrador”.
De sus declaraciones se infiere un desacuerdo con el feminismo del Ministerio de Igualdad y una estrategia: la de rebajar el tono en lo relativo al feminismo. Esta incomodidad no es exclusiva del PSOE. En Sumar, la candidata Yolanda Díaz se presenta con un feminismo para todo el mundo donde sus propuestas pasan por lo laboral, el terreno de la candidata: para Díaz, aumentar el Salario Mínimo Interprofesional y reducir la jornada laboral es la mejor política de igualdad.
Sumar
Feminismos El feminismo de Sumar es para todo el mundo (incluidos los amigos de Pedro Sánchez)
Redondo y Montero
En la campaña electoral hay un silencio ruidoso sobre el Ministerio de Igualdad y sus políticas. El mazazo para Irene Montero en 2023 es doble: por la izquierda y por la derecha. Por la izquierda, con la reforma de la ley del sí es sí y su alejamiento del proceso electoral (material, apartándola de las listas, y simbólico, ignorando sus políticas). Por la derecha, porque la denuncia iniciada contra ella por la expareja de María Sevilla, con el apoyo de youtubers antifeministas y una asociación negacionista de la violencia de género acaba en una condena confirmada por el Supremo. Pero Montero no parece dispuesta a alejarse de la política, y Podemos ha iniciado un proceso para formalizar la candidatura de la exministra de Igualdad a las elecciones europeas.
Mientras, al número 37 de la calle Alcalá, la sede del Ministerio de Igualdad, tras la salida de Montero y su equipo llegan caras nuevas, como la de Ana Redondo. Jurista, profesora de Derecho Constitucional, concejala de Cultura y Turismo de Valladolid, portavoz del PSOE en las Cortes de Castilla y León son algunos de los cargos que ha ocupado hasta ahora. La ministra de Igualdad asume una cartera que ha sido señalada de forma constante desde enero de 2020, cuando la asumió Irene Montero.
Su nombramiento se produce en un día cercano a la fecha del Día por la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres, lo que hace que la ministra tenga que posicionarse pronto: lo hace el 25 de noviembre acudiendo a la manifestación en Madrid del Foro de Madrid contra la Violencia a las Mujeres, una marcha de corte abolicionista.
Redondo se posiciona por segundas vez a finales de diciembre, con el nombramiento de la nueva directora del Instituto de las Mujeres: Isabel García. Sus declaraciones contra la ley trans y sus manifestaciones públicas apoyando el discurso transexcluyente que pregona que se está produciendo un supuesto “borrado de las mujeres” orquestado por la “ideología de género” auguran un cambio radical en las políticas LGTB del ministerio.
PSOE
CAMBIO DE RUMBO EN IGUALDAD “Las mujeres trans no existen”: los tuits tránsfobos de la nueva directora del instituto de las mujeres
Derechos trans, efervescencia bi
En febrero de 2023, el Pleno del Congreso aprueba de manera definitiva dos proyectos del Ministerio de Igualdad: la ley trans y la reforma de la ley del aborto. La segunda supone, en la práctica, una re-redacción de la ley del aborto, que aborda el obstáculo de la objeción de conciencia como limitación para que la interrupción del embarazo sea un servicio sanitario prestado en centros públicos, incluye medidas de salud menstrual y permite abortar de forma autónoma a partir de los 16 años.
En cuanto a la ley trans, tras su aprobación, los colectivos se preparan para defenderla de los bulos que empiezan a circular, entre ellos de que los hombres acudirán en masa a cambiar su mención registral al sexo para defraudar la ley.
Colectivos trans han seguido este año mostrando su resiliencia y reclamando derechos; 2023 es también el año de la efervescencia bisexual, con la creación de nuevos colectivos en todo el Estado
Unos meses después, colectivos LGTBIQ+ se enfrentan a otros problemas: en Madrid, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso reforma la ley LGTB autonómica para eliminar la prohibición de las terapias de conversión para las personas trans y derogar el derecho al reconocimiento de la identidad de género libremente manifestada. Mientras tanto, algunos municipios de la Comunitat Valenciana o Andalucía comienzan a vetar la exhibición de banderas arcoíris en ayuntamientos.
Pero, si de algo saben los colectivos de personas trans es de resiliencia, y por eso su lucha deja otras noticias. En el ámbito de las infancias trans, El Salto informaba de cómo algunos registros se atienen a la realidad y autorizan el cambio de la mención registral al sexo de niños, niñas y niñes, como ocurrió en Torrelavega en abril o en el Baix Llobregat en diciembre, gracias al trabajo de incidencia de Euforia Familias Trans Aliadas. Este colectivo también ha luchado este año por el derecho al honor de una mujer trans cuyo honor fue vulnerado después de morir.
En el apartado LGTBIQ+, 2023 ha sido también el año de la efervescencia bi, con la creación de colectivos de activismo bisexual en todo el Estado.
Justicia
Derecho al honor La última batalla de una mujer trans: pelear por su honor después de su muerte
La violencia que no cesa
De enero a noviembre de 2023 han sido asesinadas más mujeres por violencia de género en pareja y expareja que en todo 2022. Sin conocer aún las cifras totales del año, los datos son ya demoledores. En sus últimas convocatorias, el equipo del anterior Ministerio de Igualdad insistía en apuntar al discurso negacionista como parte de la explicación a estas cifras.
2023 ha sido el año en el que se ha engranado la máquina de los comités de crisis, que se activa cuando se concentran en un mes cinco casos o más. Este comité reúne a representantes de las comunidades en las que se han dado los feminicidios, así como de la Fiscalía, el Ministerio de Interior y de Justicia, y de las unidades especializadas de cada territorio, para analizar uno a uno los casos y detectar errores. El primer comité de crisis tuvo lugar en enero de 2023, tras un mes de diciembre con 11 feminicidios por violencia de género en pareja o expareja. Luego, el comité se ha activado por la concertación de casos de los meses de mayo, junio, julio, agosto y noviembre.
El año cierra con cifras demoledoras de feminicidios en pareja o expareja: entre enero y noviembre ya habían sido asesinadas tantas mujeres como en todo el 2022
En el apartado de violencias machistas no se puede olvidar el castigo del sistema a las madres protectoras. La publicación del estudio Violencia institucional contra las madrespone en evidencia la dimensión de este castigo, que adopta diferentes formas: pérdidas de custodia, arrancamientos o acusaciones de desobediencia o sustracción son algunas. En todas ellas es decisiva la aplicación del falso Síndrome de Alienación Parental.
Además, en El Salto hemos seguido documentando cómo este falso síndrome se ceba con las madres protectoras y cómo la red en la que estas mujeres quedan atrapadas se hace más densa cuando entra en juego el Convenio de la Haya.
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Cultura feminista: tetas y escritura obrera
Y, para acabar este resumen antes de que nos den las uvas, un poco de cultura, ese tema ¿ligero? para ¿irnos con buen sabor de boca? Pues... no. En el apartado cultural feminista, el resumen de 2023 incluye la censura, en concreto, la censura mediante intervención policial de una actuación libre de una mujer. Y es que el 24 de junio, en el Orgullo de Murcia, un inspector de la policía local decidió detener el concierto de Rocío Saiz por quitarse la cantante la camiseta quedándose con el torso desnudo. El policía la acusó de exhibicionismo y alteración del orden público, amenazándola con que, si no se vestía y paraba el concierto, la llevaría detenida al calabozo.
En literatura, algunas obras de clase trabajadora firmadas por autoras con enfoque feminista se merecen una mención, entre ellas Verano sin vacaciones. Las hijas de la Costa del Sol (Piedra Papel Libros, 2023) de Ana Geranios, La mala costumbre (Seix Barral, 2023), de Alana S. Portero, o Proletaria consentida (Caballo de Troya, 2022), de Laura Carneros.
Además, @abusosenlamusica ha visibilizado el acoso en la industria, un #SeAcabó que empezó el 20 de septiembre cuando esta cuenta empezó a publicar testimonios.
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Si las élites y sus poderes han actuado con tanto contundencia contra Montero es porque ha defendido mejor que nadie lao derechos de todas las mujeres y la comunidad LGTBIQ+.
Que todos los medios, youtubers y redes derechistas que tanto odio escupen sobre el pueblo, se enteren que el feminismo o es de clase obrera, o lo lo es!
Qué ingrato ha sido este país con Irene Montero y su equipo. Una mujer a la vanguardia rodeada de cavernícolas.
Así ha sido, querida. Una historia digna de la Grecia clásica.
El "neoliberalismo" se viste con distintos ropajes políticos y nunca "soportan" que haya personas íntegras, con ideas y sobre todo ÉTICA. Estos deben de ser protegidos con la fuerza de los votos de clase.
Del Feminismo revolucionario y popular de la anterior legislatura se ha pasado, por obra y gracia de PXXE/Sumar, al feminismo elitista, excluyente y de “cosas de mujeres”. Más que nunca el movimiento feminista debe manifestar su fuerza transformadora en las calles, en la educación, en la cultura y en el mundo laboral. Ni un paso atrás.