Elecciones autonómicas
Así fracasó la negociación para una lista unitaria entre Sumar y Podemos Euskadi

Podemos Euskadi y Sumar consumaron la semana pasada la enésima ruptura en la izquierda confederal vasca al no lograr que las negociaciones desembocaran en un acuerdo para concurrir en una única lista a las elecciones autonómicas. Sumar cerró de forma unilateral la última posibilidad de acudir al Parlamento Vasco en coalición, con su rechazo a una iniciativa transversal de la militancia de todas las organizaciones que recopiló 500 firmas para provocar un acercamiento de última hora que facilitara una fórmula para concurrir conjuntamente.
Además de la responsabilidad del líder de la formación, Lander Martínez, que ha dirigido una negociación en cuyas reuniones formales apenas ha participado, los problemas internos de los morados han servido para justificar la negativa a pactar. Desde la pulsión autodestructiva de su dirección madrileña, con sus declaraciones incendiarias y movimientos políticos caóticos, hasta la incapacidad de la secretaria general en Euskadi, Pilar Garrido, para desmarcarse de dicho devenir, siendo incapaz de generar un espacio de diálogo sano desde los inicios de la negociación.
En un tablero vasco bien diferenciado y con elementos singulares para generar opciones reales de cambio, en los últimos meses se han sucedido reuniones, conversaciones, llamadas y mensajes, muchos mensajes, entre los dos partidos y sus principales dirigentes. Pero en las últimas semanas toda posibilidad de acuerdo se ha truncado, sin que las razones hayan sido explicitadas a la base social militante y al amplio electorado potencial, más allá de algunas declaraciones en los medios de comunicación, donde ha tenido lugar buena parte de la escenificación, pese a la existencia de espacios para la discusión alejados del foco de la actualidad.
Todo ello ha resultado en una percepción de lejanía sobre la ciudadanía cada vez mayor, un aumento de la desafección y lo que será un empeoramiento del resultado electoral esperado, previsiblemente, de irrelevancia institucional en el futuro inmediato. “Creíamos que llegar a un acuerdo era la fórmula para superar todo lo que nuestro espacio ha perdido en los últimos años”, señala David Soto, secretario de organización de Podemos Euskadi.
Mientras en los comicios estatales del año 2019 Unidas Podemos consiguió 3 escaños y casi 183.000 votos (el 15,42%) en Euskadi, Sumar obtuvo tan solo 1 asiento y poco más de 128.000 votos (el 11,07%) en 2023. En las de junio del año 2016, las primeras en las que los morados se presentaron en el País Vasco con el nombre de Unidos Podemos/Elkarrekin Ahal Dugu, lograron ser la fuerza más votada en los tres territorios vascos, con 335.740 papeletas, alcanzando el 29,2% y 7 escaños.
En lo relativo a las elecciones autonómicas de 2016, cuando los morados se presentaban junto a Ezker Anitza- IU y Equo Berdeak, Elkarrekin Podemos consiguió más de 157.300 votos y 11 escaños, casi todos procedentes de Podemos. En 2020, la unión con Ezker Anitza logró 72.000 votos, que se tradujeron en 6 parlamentarios. Las previsiones más optimistas para los próximos comicios, al concurrir Podemos y Sumar fragmentados, auguran 3 parlamentarios como máximo.
La iniciativa por la unidad rinde cuentas
La última semana de enero Podemos hizo por escrito la propuesta definitiva a Sumar Mugimendua. Tras más de un mes sin haber llegado a un consenso sobre aspectos relevantes de la candidatura, el partido liderado por Miren Gorrotxategi decidió hacer las concesiones que Sumar exigía para alcanzar un acuerdo.
Ambas formaciones reconocían en privado por entonces que si bien quedaban algunos flecos por dirimir, habían acordado que la candidatura unitaria se llamara Elkarrekin Sumar, que Sumar, Podemos y Ezker Anitza-IU ocuparían el primer puesto en cada uno de los tres territorios y que se renunciaría a un liderazgo unipersonal para que las candidatas de ambas formaciones compartieran protagonismo.
También se había aceptado que Alba García fuera finalmente la portavoz del futuro grupo parlamentario, y que Podemos asumiera la portavocía de la campaña como contrapartida. Aunque acudir a los debates en televisión fuera simbólico dado este pacto, Gorrotxategi es la candidata más conocida y también goza de más prestigio que el resto de candidatos, todos hombres. Si en enero Lander Martínez y David Soto reconocían dicho liderazgo parlamentario como el principal escollo de la negociación, la concesión de la formación morada parecía resolverlo.
Ante la situación de bloqueo derivada de la ausencia de una respuesta por parte de Sumar a esta oferta, así como la filtración interesada que realizaron a El Diario de que las tres fuerzas habían llegado a un acuerdo al que Podemos podría sumarse, el 14 de febrero tras una asamblea en Bilbao nació una iniciativa ciudadana con el cometido de recoger firmas a favor de la unidad, facilitar una última reunión y obligar a que los cuatro partidos dieran cuenta de las barreras que habían impedido hasta entonces alcanzar un acuerdo. En aras, al menos, de cierta muestra de transparencia interna y democracia.
Ante un posible rechazo de Madrid al acuerdo, o en el caso de darse un voto negativo por la base inscrita en Podemos Euskadi, la dirección había tomado la decisión de dimitir en bloque y no presentarse en solitario
Al principio, existieron reticencias, y las más severas eran las de Sumar. Aunque todas las partes aceptaban volver a encontrarse, el hecho de hacerlo delante de una delegación escogida por la iniciativa ciudadana incomodaba a las formaciones, algunas cada vez más escoradas hacia un funcionamiento interno tecnocrático, las que apostaban por el bloqueo. Además, la luz y el taquígrafo, invalidaban el habitual cruce de reproches que había primado hasta entonces. También ponían de manifiesto la existencia de un relato parcial y contradictorio de lo sucedido, difundido a base de entrevistas y filtraciones en los medios generalistas.
Pese a todo, una semana después, dirigentes de los cuatro partidos se reunieron en total discreción. Estuvieron acompañados de una persona de cada partido participante en la iniciativa y, coordinados por el independiente Imanol Zubero, mantuvieron la última conversación y las cuatro fuerzas pusieron sobre la mesa sus posiciones reales.
Como se informó en el comunicado enviado desde la iniciativa ciudadana el pasado lunes por la tarde, durante el transcurso del encuentro Podemos expuso todos los detalles y garantías que había puesto encima de la mesa para llegar a un acuerdo, es decir, la igualdad en el orden de puestos en las listas, la coralidad en el liderazgo y la futura portavocía parlamentaria para Alba García, así como una ausencia de control del órgano rector de la coalición y un reparto de recursos equilibrado.
Las diferencias no se encontraban, por tanto, en los habituales puntos de fricción en este tipo de negociaciones. Además, Podemos hizo público en los días previos al cierre definitivo de la negociación, por boca de su candidata Miren Gorrotxategi, que no tendría problema en ceder protagonismo a la candidata propuesta por Sumar, Alba García. ¿Entonces, cuál era el problema?
Es sabido que las reticencias para concurrir conjuntamente estaban instaladas en las direcciones de ambas formaciones en Madrid. El portavoz de Sumar, Andeka Larrea, hasta la semana final de la negociación y desde que realizara su primera filtración a El Diario, había difundido que no se daban las “condiciones políticas y jurídicas” para un acuerdo. También que la ausencia de autonomía y la posible negativa de la dirección de Podemos en Madrid impedía un acuerdo con visos de ser estable y acabar llegando a buen puerto.
Pero, en aquella reunión, los de Miren Gorrotxategi desvelaron algo de lo que Sumar había sido informado previamente, aunque no hubiera saltado a los medios de comunicación. Ante una posible negativa de Ione Belarra desde Madrid –de la que no existían indicios, pero tampoco garantías de que no pudiera realizarse– o en el caso de darse un voto negativo por la base inscrita en Podemos Euskadi –casi 1400 personas votaron en las primarias para elegir las listas electorales–, la dirección había tomado la decisión de dimitir en bloque y no presentarse en solitario.
Días después de desvelarse que había acuerdo sobre las cuestiones relativas a la candidatura, Sumar insistía en que faltaban la garantía del apoyo de la dirección de Podemos estatal y que se renunciara a la ratificación de las bases.
De esta forma, la reiterada afirmación de Lander Martínez de que “la consulta de Podemos no puede ser una pistola encima de la mesa” quedaba invalidada por una garantía explícita y de peso para salvar la negociación. Durante el transcurso de las semanas, la dirección de Sumar había mantenido esta posición defensiva, marcando así su postura, negativa al acuerdo, para que fuera calando el marco de que la coalición no era posible. Incluso se apuntaba a Pilar Garrido para sostener el argumento de que Podemos no ganaría la votación si Gorrotxategi no era la candidata. Aún días después de desvelarse que había acuerdo sobre las cuestiones relativas a la candidatura y un compromiso con esta, Sumar seguía insistiendo en que faltaba la garantía del apoyo de la dirección de Podemos en Madrid y que se renunciara a la ratificación de las bases.
Ante esa última demanda, el apoyo explícito de Ione Belarra, la cual todo el mundo sabía que nunca tendría lugar, se introducía la garantía de dimisión en la negociación, lo que faltando dos semanas para presentar coaliciones electorales, era un elemento suficiente y Sumar deberá explicar la razón de haberlo rechazado. En palabras de Soto: “estábamos por el acuerdo y estábamos dispuestos a defenderlo ante la militancia”.
Ahora bien, superados los escollos potenciales, la parte negociadora de Sumar cambió de postura y afirmó que el foco de la desconfianza, a diferencia de lo que pudiera parecer, “no es Madrid, es Euskadi”. Tampoco daban por veraces las ofertas de Podemos y afirmaban que “no hay ninguna posibilidad de acuerdo”. Dirigentes cercanos a la negociación creían que “van de farol”. Asimismo, y de manera contradictoria, los portavoces de la formación de Yolanda Díaz también señalaron en la última reunión que confiaban en que “en adelante se plantearan las relaciones y las diferencias entre las organizaciones de tal manera que no se estropearan las posibilidades de alcanzar acuerdos en el futuro, después de las elecciones”.
Cerrada por Sumar toda posibilidad de restablecer la confianza para concurrir unidas las cuatro formaciones a las elecciones, se clausuró la reunión decidiendo dar cuenta de manera transparente sobre los motivos de esta decisión en la asamblea del día siguiente, fechada para el miércoles 21 de febrero, a la que se convocó a las personas firmantes, llamada a la que acudieron finalmente más de 50 personas. Lo que los promotores no podían saber es que, mientras la reunión facilitada tenía lugar, el líder de Sumar Mugimendua, Lander Martínez, había pactado ya una entrevista a la mañana en EiTB para anunciar que no habría acuerdo debido a la falta de confianza en Podemos. Tras la asamblea, llegó el comunicado de Ezker Anitza-IU, acusando a Podemos de “haber decidido quedarse fuera de la coalición y de la unidad del espacio”.
Las partes en disputa
La negociación actual ha sido protagonizada por las mismas partes que se han disputado el control de Podemos desde su fundación en 2014, sin haberse producido grandes cambios en la composición de ambos grupos, cuyas relaciones personales y discrepancias políticas han lastrado la consolidación definitiva del espacio.
Los del Pilar Garrido y Miren Gorrotxategi siguen contando con el apoyo del que fuera el primer secretario general, Roberto Uriarte, debido a sus relaciones académicas de largo recorrido. Contando con otros cargos de la formación morada como Ana Viñals, desde 2020 se ha sumado el que fuera portavoz del grupo municipal en Irun y hoy secretario de organización y parlamentario David Soto, siendo la cabeza visible de la renovación de este grupo de dirigentes.
Entre los de Lander Martínez, que apoyaría la llegada de Nagua Alba a la secretaría general y a la que sucedería en el cargo, siguen estando sus fieles colaboradores Andeka Larrea (hoy coportavoz de Sumar Mugimendua), Valentina Torres (responsable de territorios de Sumar), Yahcov Ruíz (que fue secretario de organización de Podemos Euskadi) o la recién reincorporada Cristina Macazaga, ex-parlamentaria que podría concurrir por Araba a las próximas elecciones.
Pese a no tener base social ni militancia, contando únicamente con la propia vicepresidenta y sus ministros para la campaña, Sumar no quiso hacer ningún movimiento de acercamiento hasta poco antes de las Navidades, ya que ni siquiera contaba con estructura legal en Euskadi
Pese a no tener base social ni militante, contando únicamente con su principal baza, la propia vicepresidenta y sus ministros, los de Martínez no quisieron hacer ningún movimiento de acercamiento hasta poco antes de las Navidades, ya que ni siquiera contaba con estructura legal en Euskadi, lo que no fue solventado hasta su regularización el 22 de noviembre. Ello contrasta con los intentos de anticipación de la formación morada, cuya dirección trató este verano de blindar la coalición Elkarrekin con Ezker Anitza-IU y Equo Berdeak, de forma que se pudiera negociar después con Sumar.
David Soto explica que “todo hubiese sido muy distinto si IU hace meses hubiese apostado por Elkarrekin, y desde ahí, hubiésemos negociado con Sumar Mugimendua”. “El resultado hubiese sido Elkarrekin Sumar”, asegura, explicitando la responsabilidad principal del hoy coordinador general de Ezker Anitza-IU, Iñigo Martínez Zatón, en que no se haya hecho ese movimiento, lo que hubiera garantizado las bases de una unidad que la semana pasada ha terminado de saltar por los aires.
Desde el punto de vista de quienes pasan ahora de Elkarrekin a Sumar, Ezker Anitza-IU y Equo Berdeak, se hace otra lectura de este divorcio. Desde el partido ecologista recuerdan que “su organización había sido expulsada del espacio por Podemos en 2020”, tras haber decidido su dirección federal sumarse a Más País, el salto a la política estatal de Más Madrid liderado por Iñigo Errejón, a pesar de que su filial vasca, con el parlamentario Joserra Becerra a la cabeza, quisieron seguir formando parte del espacio de Elkarrekin Podemos en Euskadi.
Por su parte, desde Ezker Anitza-IU denuncian que “de repente Elkarrekin les parece una buena idea”, cuando había sido una obsesión de los pablistas deshacerse de la marca porque “desdibujaba” a Podemos como partido, proceso que operó Pilar Garrido nada más llegar a coordinadora general del partido en Euskadi. Solo cuando vieron que ese proceso era imparable intentaron convertirse “en guardia y custodia” de Elkarrekin como “intento de consolidar un espacio para mantener su cuota de poder”.
El órdago de Pilar Garrido fracasó
Ahora bien, no todo ha sido un problema de Sumar y Ezker Anitza - IU, sino que las disputas históricas que acarrea la dirección de Podemos Euskadi, dividida en según qué aspectos, han sido una brecha difícil de sortear y, posiblemente, la excusa que haya desembocado en la falta de un acuerdo.
En diciembre, cuando parecía que la negociación podía prosperar, la coordinadora general de los morados, Pilar Garrido, trató de aprovechar su posición de ventaja en el inicio del diálogo para controlar el espacio y la mayoría de los recursos, situando además a su candidata a lehendakari como indiscutible portavoz parlamentaria de toda la coalición.
Pilar Garrido trató de aprovechar su posición de ventaja en el inicio del diálogo para controlar el espacio y la mayoría de los recursos, situando además a su candidata a lehendakari como indiscutible portavoz parlamentaria de toda la coalición
A pesar de que sus resultados no fueron buenos en las anteriores elecciones autonómicas y que la relativa permanencia de Podemos al frente de la coalición en Euskal Herria podría explicar que no se obtuvieran diputados por tres de sus cuatro territorios, además en un periodo de necesaria recomposición del espacio y urgente renovación de sus liderazgos, los de Sumar consideraron la propuesta “inaceptable”, ya que había aprovechado el retraso de su aterrizaje formal para recargar su apuesta de control absoluto en los medios de comunicación, con declaraciones tan desafortunadas como acusarlos de ausencia de propuestas y una persona para encabezar la candidatura. “Sumar no nos ha dado la oportunidad de saber qué quiere y de analizar su proyecto político. Dice que quiere presentar una candidatura a lehendakari, pero sigue sin poner un nombre”, afirmaba en una entrevista concedida el 6 de enero a El Correo.
Las provocaciones de Garrido cuando la negociación estaba en marcha y había contactos permanentes solo sirvieron para reforzar la decisión de Lander Martínez y Andeka Larrea de cortar vínculos con los morados y tratar de amortizar el espacio, acelerando la designación de Alba García como candidata de Sumar a lehendakari, siendo empleada de Podemos hasta la víspera de ser anunciada como competidora por el liderazgo de todo el espacio, y evitando presentar a otras figuras de consenso.
De este modo, tras la presión ejercida por Garrido, la negociación se fue estancando. “Una chica que hace dos días trabajaba para nosotras, y que no sabe euskera”, afirmó Soto días después de su designación. Que trascendiera que acababa de presentarse como delegada del sindicato ELA dentro de la plantilla de la formación morada tampoco ayudó a su aceptación como candidata común, más si se tiene en cuenta la relación de estrecha colaboración que CCOO tiene establecida con Yolanda Díaz y con todo el espacio.
La falta de autonomía
Uno de los grandes escollos de la negociación aducido por Sumar en todas las declaraciones, asambleas y otros mensajes internos ha sido la falta de autonomía de Podemos para realizar un pacto en Euskadi, aspecto que ha emergido de forma más precisa y transparente ante el grupo de facilitación de la iniciativa por la lista unitaria.
Efectivamente, la inexistencia de un registro propio hacía que Podemos federal debiera dar su firma para conseguir la plena validez del pacto vasco. Al respecto, David Soto le propuso a Lander Martínez realizar un preacuerdo y no hacerlo público a la espera de que la dirección de Madrid diera su visto bueno a lo firmado por sus representantes vascos. “Estuvimos semanas diciéndoles que primero alcanzamos aquí un preacuerdo en contenidos, que no se anuncia, y nosotros hacemos que Ione Belarra lo valide”, explicaba el ahora candidato de Elkarrekin Podemos por Gipuzkoa. Al respecto, las fuentes de Sumar han reconocido que ese acuerdo nunca se produjo, aludiendo que “lo iba a tumbar Madrid”.
A pesar de su relevancia, Ione Belarra no hizo ningún movimiento para solventar la falta de confianza, como dar la garantía de no vetar el pacto que se estaba negociando entre Podemos Euskadi y Sumar Mugimendua
A pesar de la relevancia de ese aspecto, Ione Belarra no hizo ningún movimiento para solventar esa falta de confianza, como dar la garantía de no vetar el pacto que se estaba negociando entre Podemos Euskadi y Sumar Mugimendua, sino que inició la salida de la formación al Grupo Mixto en el Congreso y votó en contra de las decisiones de Yolanda Díaz en el Gobierno. Además, la misma tarde en que se produjo la última reunión entre los cuatro partidos en respuesta a la iniciativa de la militancia, la secretaria general de Podemos hizo un off the record con periodistas, donde afirmó que no habría acuerdo entre ambas partes.
De esta forma, Belarra reforzaba la coartada de Martínez para dar por terminada la negociación y rechazar la posibilidad de que el pacto se introdujera en el paraguas legal de la coalición Elkarrekin, propiedad de Podemos Euskadi y un espacio en el que Ezker Anitza-IU y Equo Berdeak ya estaban integrados y seguirán estándolo, dados los 35 grupos municipales y forales en los que las tres formaciones deberán seguir compartiendo ámbitos de representación y recursos.
Sea como fuere, ninguna de las dos direcciones estatales estaban por la labor de un pacto y la negativa de los de Yolanda Díaz también se ha constatado desde distintas fuentes. Incluida en boca del coordinador ejecutivo de Sumar en Madrid, Josep Vendrell. “He hablado varias veces con él y nos hemos reunido para tratar de convencerle, pero no quiere un acuerdo para las elecciones vascas”, afirmaba un dirigente vasco del espacio, conocedor de los entresijos de la negociación.
Otra persona referencial del espacio en Madrid lanzaba el mismo mensaje: “me parece imposible un acuerdo, a ver si las direcciones en Euskadi logran imponerse a las estatales”. Por último, una idea fuerza que se ha repetido con insistencia por parte de responsables de Sumar en Bilbao y en Madrid, la de que “sacralizar la unidad, a veces no es lo fundamental”, habiéndose expresado desde distintas instancias que “quienes defienden la coalición a toda costa son fetichistas de la unidad”.
A menos de una semana del cierre del plazo para la presentación de coaliciones, el jueves 7 de marzo, las opciones de retomarse la negociación son ya casi nulas, pero la presión no hace sino aumentar, especialmente sobre el grupo de Martínez y Larrea, al que cada vez más declaraciones en medios y gran parte de los entornos de militancia política y social que les son ajenos señalan como los principales culpables de la ausencia de acuerdo. Prolifera también una exigencia de responsabilidades cada vez más clara, a riesgo de precipitar la desaparición parlamentaria del espacio y un trasvase de votos al PSE y EH Bildu que se disputan por acompañar al PNV en la continuación de su liderazgo.
Elecciones autonómicas
Sumar y Podemos escenifican la falta de acuerdo por la unidad, pero no descartan seguir negociando
Opinión
Lander Martínez, el fontanero que rompió el espacio político de Elkarrekin
Política
La división de Podemos y el todo o nada de Sumar en la negociación amenazan la lista única
Podemos Euskadi
El conflicto histórico en Podemos Euskadi condiciona la coalición con Sumar y el futuro del espacio
Elecciones autonómicas
La unidad de la izquierda vasca, entre San Valentín y Miércoles de Ceniza
Relacionadas
Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.
Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!