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Córdoba contra la armamentística Escribano M&E, año II: “La multinacional se beneficia del genocidio”
           
        
        
La empresa fabricante de armas española Escribano M&E cumplirá en breve un año de funcionamiento en Córdoba. El periodo en activo de la fábrica en el parque tecnológico Rabanales 21, a las afueras de la capital cordobesa, ha estado salpicado por protestas en la calle o reclamaciones en sede municipal. El motivo principal es el acuerdo de colaboración de la española con Elbit Systems, una armamentística israelí que presume de tecnología probada en combate, léase en el genocidio en curso en la Franja de Gaza. Tras el embargo de armas a Israel aprobado por el Gobierno el pasado septiembre, el Ministerio de Defensa mantiene que el trabajo de Escribano con Elbit ha cesado, pero el silencio de la empresa española y la ausencia de documentos clave hace pensar a activistas y especialistas que la colaboración no ha terminado realmente.
Mientras no se demuestre el fin de las relaciones de Escribano con Israel, la sociedad cordobesa se seguirá movilizando, según explican en Juventud Córdoba por Palestina (JCxP). El colectivo propalestino convocó la mañana del lunes 3 de noviembre una concentración frente al Rectorado de la Universidad de Córdoba (UCO) para denunciar la “complicidad” de la institución educativa y su rector en el genocidio del pueblo palestino como forma de presionar hacia el fin de la actividad de Escribano en la ciudad.
Las parcelas del parque tecnológico donde se asienta Escribano M&E están vinculadas con la UCO y el Ayuntamiento, por lo que las instituciones no se pueden desentender de la polémica.
Nacida en Alcalá de Henares hace más de 35 años, Escribano M&E se expandió a Córdoba hace un año escaso. El lugar escogido para asentarse fue el parque tecnológico Rabanales 21, creado como vivero de empresas por un consorcio formado por el Ayuntamiento de Córdoba y la UCO. “Las parcelas son del Ayuntamiento”, señala Juan Hidalgo Hernández, concejal portavoz del grupo municipal Hacemos Córdoba, que apunta que el papel de la Universidad es “buscar sinergias” con las empresas que se asienten en el parque y establecer convenios con ellas “para que el trasvase de conocimientos e innovación haga atractivo” que se instale una compañía. Es por todo esto por lo que en JCxP consideran que ninguna de las instituciones cordobesas puede lavarse las manos ante la polémica presencia de la compañía de defensa en las afueras de la ciudad.
“Estamos más legitimados que nunca para oponernos a Escribano”, sentencia el portavoz del colectivo Mejor sin armas Juan Escribano —“Escribano el bueno”, se refieren a él a veces como broma por el hecho de que comparta apellido con los fundadores de la armamentística—. “Nos vamos a seguir movilizando porque los informes de[l Centro] Delàs [de Estudios por la Paz] y de Amnistía Internacional son cada vez más contundentes en señalar a Escribano como cómplice de la industria armamentística israelí”, continúa el activista de Mejor sin armas.
“Solo queda seguir oponiéndonos y denunciando”, tercia Hidalgo Hernández con respecto a las posibilidades de acción dentro del marco de la corporación municipal. El grupo político al que representa considera que la instalación de Escribano en Rabanales 21 contravino los requisitos técnicos establecidos para la llegada de empresas. “Hay que discernir si Escribano sigue manteniendo relación de cualquier tipo con el régimen israelí. Eso estaría fuera del ordenamiento legal y habría que anular cualquier clase de contrato que tenga con las administraciones públicas”, declara el portavoz de Hacemos.
Un fin de contrato bajo sospecha
En diciembre de 2023, Escribano conformó una UTE con otra fabricante de armas española, Rheinmetall Expal, para desarrollar los lanzacohetes con Sistema Lanzador de Alta Movilidad (Silam). Con el fin de pertrechar al Ejército de Tierra de estos vehículos, las empresas españolas decidieron basarse en la tecnología PULS de Elbit Systems, que se promociona como testada en combate. “Una multinacional está aumentando sus dividendos cuantiosamente a partir de la masacre del pueblo palestino”, analiza Hidalgo Hernández.
Las tecnologías de defensa israelíes quedan vetadas por el embargo de armas, pero el proyecto de construcción de lanzacohetes sigue adelante y faltan pruebas de que el contrato se haya suspendido de facto.
Como consecuencia del embargo de armas a Israel, quedan vetadas las tecnologías de defensa procedentes del Estado colonial, entre ellas la PULS. Fuentes del Ministerio de Defensa aseguran que el desarrollo de los lanzacohetes Silam “sigue adelante” y que serán “las empresas adjudicatarias las que han de buscar alternativas y seguir trabajando en el proyecto”.
Sin embargo, Cordópolis cita a varias fuentes expertas para afirmar que la anulación de la publicación del anuncio de adjudicación del contrato en la Plataforma de Contratación del Estado no conlleva la suspensión integral del contrato. En opinión de los analistas citados por ese diario, el contrato seguiría vigente pese al anuncio oficial de suspensión y el programa Silam, incluida la patente de Elbit, se mantendría en activo en la factoría cordobesa de Escribano.
“Según todos los informes en los que nos basamos, es casi imposible suspender una colaboración así en el corto plazo y no es posible cambiar la tecnología de la noche a la mañana. Es imposible interrumpir la inercia de un día para otro”, asevera Escribano, el portavoz de Mejor sin armas. “Puede que sea todo un paripé”, aventura Guillermo Pedrós, portavoz de Juventud Córdoba por Palestina, sobre la supuesta suspensión de las relaciones con Elbit, “que sea una medida estética y que no se lleve a la práctica”. “Ya ha habido otras ocasiones en las que el Gobierno anunció que iba a romper contratos con entidades sionistas y luego se demostró que eran anuncios vacíos”, añade el activista.
Presión a las instituciones
La presión de quienes se oponen a la presencia de Escribano en Córdoba se enfoca en cambiar el actuar del Ayuntamiento y de la Universidad para marginar o expulsar a la armamentística. En la sala de plenos del consistorio cordobés, Hacemos ha argumentado que Escribano, al seguir colaborando supuestamente con Elbit, está lejos de ser una empresa “que cumpla estándares mínimos para una democracia”. También han cursado una reclamación por la letra pequeña de Rabanales 21: el parque tecnológico está pensado para empresas “de innovación e investigación” —Escribano no lo es, dice Hidalgo Hernández— y la fábrica pone en riesgo a la población, argumentan, por manejar materiales peligrosos tan cerca de la comunidad universitaria y de núcleos de población.
La UCO mantiene un convenio de prácticas con la fábrica de material bélico e invitó a la empresa a un encuentro de estudiantes y empresas.
En Juventud Córdoba por Palestina y el colectivo UCO con Palestina ponen el foco sobre la Universidad y su rector, Manuel Torralbo. La institución mantiene un convenio de prácticas con la fábrica de material bélico e invitó a la empresa a un encuentro de estudiantes y empresas relacionadas con la Escuela Politécnica Superior de Córdoba. Adicionalmente, la Universidad ha apoyado el proyecto de Escribano en varias ocasiones, como en octubre de 2024, cuando se invitó al presidente y cofundador de la armamentística como ponente en un congreso, o este verano, cuando el rector de la UCO se mostró favorable a la ampliación de la actividad de la compañía en una entrevista con el diario ABC.
Diversos colectivos se movilizaron durante el curso y año pasado con concentraciones en la Universidad, alguna performance y la petición de paralización de la Feria Internacional de la Seguridad y la Defensa aun antes de que Escribano se asentara a las afueras de Córdoba, aunque con su llegada ya anunciada.
Más empresas quieren sumarse al pastel de la apertura de la base del Ejército: Santa Bárbara Sistemas quiere iniciar operaciones en Córdoba y Escribano M&E, ampliarlas. A lo lejos, Indra acecha.
En JCxP prometen no parar “hasta que podamos decir que Escribano paraliza toda su actividad en Córdoba”. El reto es grande y los intereses que batir son cada vez más amplios: hay más empresas de material bélico que quieren sentar base en Rabanales 21, atraídos por el jugoso anuncio de apertura de una base logística del Ejército de Tierra proyectada para 2027. El Ayuntamiento ya ha dado el visto bueno al asentamiento de Santa Bárbara Sistemas, otra compañía de defensa, en el parque tecnológico. Escribano también aspira a ampliar sus instalaciones comprando varias parcelas nuevas al Ayuntamiento.
Además, si hablamos de Escribano, debemos también hablar de Indra, según apunta el portavoz de Mejor sin armas. Ambas empresas de defensa, presididas cada cual por un hermano fundador de Escribano M&E, mantienen una alianza estratégica con la posibilidad en el aire de fusión de sendas corporaciones. Hay otra vertiente más: “El Gobierno de España, a través de la SEPI, es accionista mayoritario de Indra, que a su vez colabora con Escribano, que a su vez colabora con Israel”, señala el rastro de sangre figurado Escribano.
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