Palestina
El mundo se prepara para un fin de semana de protestas contra Israel tras dos años de genocidio

Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @pablorcebo.bsky.social, pablo.rivas@elsaltodiario.com
Con la resaca aún de las movilizaciones de repulsa por el asalto de la Global Sumud Flotilla y el secuestro y encarcelamiento de sus casi 500 tripulantes, unas protestas que han sido considerables tanto en las ciudades del Estado español como en el resto del mundo, especialmente teniendo en cuenta que no contaban con convocatoria previa fijada de antemano y con tiempo, el mundo se prepara para una nueva oleada de movilizaciones contra Israel.
Dos años de genocidio. Es el sintagma nominal más nombrado en las informaciones sobre la invasión israelí de la Franja de Gaza y el horror desatado desde entonces. El uso del castigo colectivo más brutal que ha conocido el Tierra en décadas por parte de una superpotencia militar contra una población hacinada y sin escapatoria de un escaso territorio ultra poblado, pauperizado y ahora literalmente aniquilado, precisamente por Israel y sus aliados, es catalogado como genocidio por medio planeta.
“En el decreto no se incluyen de manera explícita todas las filiales de Israel aquí en España o en Europa y no se detalla cómo se va a hacer todo el control de tránsito portuario que sabemos que está pasando de manera regular”, señala Ana Sánchez, de la Rescop
No los es solo por el hecho de poder verlo en directo día a día como nunca antes había ocurrido: así lo reconocen desde la Comisión Internacional Independiente de Investigación de Naciones Unidas sobre los Territorios Palestinos Ocupados hasta múltiples organizaciones de derechos humanos. Por ello Israel está en el banquillo de los acusados en la Corte Internacional de Justicia y su actual primer ministro, Benjamin Netanyahu, no puede sobrevolar medio mundo al pesar sobre él y otros miembros de su Gobierno órdenes de detención por crímenes contra la humanidad.
Una palabra para nombrar lo innombrable
Genocidio es la última palabra del diccionario del horror que le quedaba al Estado sionista por ser acusado, detrás de otras que arrastra desde su fundación como “limpieza étnica” o “apartheid”. Los ataques de Hamás y otras facciones palestinas del 7 de octubre de 2023, una escalada pensada para sacar al enclave del olvido global tras 16 años de un bloqueo por tierra, mar y aire que habían llevado a la población a condiciones extremas y a la total dependencia de la ayuda de la UNRWA y otras agencias humanitarias, consiguió su objetivo mediático. La masacre, no obstante, se llevó la vida de 1.200 personas, más de 750 de ellas civiles, y acabó con 250 personas secuestradas y trasladadas al interior del enclave. La escala del ataque, desconocida desde hace años en el interior del Estado sionista, desató la maquinaria del horror de un Israel que, si ya acostumbraba a multiplicar por diez cualquier respuesta a un ataque recibido sin que la presencia de civiles importase, esta vez ha cruzado todas las líneas rojas establecidas por la humanidad. Un Gobierno especialmente escorado hacia el supremacismo judío y el fundamentalismo religioso terminó el cóctel.
Las cifras del horror bailan. La de muertos confirmados por el Ministerio de Salud gazatí superan los 66.000, lo que incluye la friolera de más de 20.000 niños, a los que hay que sumar 168.00 heridos. En Gaza, desde el 7 de octubre de 2023, cada dos días mueren tantas personas como en los ataques del 11-M de 2004 en Madrid. Aunque la realidad es que pueden ser muchas más, dado el caos imperante sobre el terreno y la brutalidad de los ataques. Estimaciones como la de la revista científica The Lancet hablan de que esa cifra podría ser un 70% superior, lo que supondría que Israel ha eliminado al 10% de la población del territorio. Y no es la estimación menor: la relatora especial de Naciones Unidas para los Territorios Palestinos Ocupados, Francesca Albanese, sugirió que la cifra de muertos real podría llegar a ser diez veces superior a la oficial.
Si el 17 de octubre de 2023 Israel negaba ser el autor de la masacre del Hospital Bautista Al-Ahli, dos años después ha bombardeado la práctica totalidad de instalaciones sanitarias de Gaza
Hay mucho más. Por citar algunos datos, es el “conflicto” con más periodistas asesinados desde la II Guerra Mundial, con no menos de 217 profesionales muertos, lo que da una idea del control del relato que Israel pretende imponer bajo amenazada de muerte. Es también en el que han fallecido más profesionales sanitarios, con no menos de 1.200 asesinados por Israel. Y, sobre todo, es en el que se ha normalizado que hospitales, escuelas y niños sean objetivo directo y en directo.
Si el 17 de octubre de 2023 Israel negaba ser el autor de la masacre del Hospital Bautista Al-Ahli apuntando a un cohete fallido de la Yihad Islámica, dos años después ha bombardeado la práctica totalidad de instalaciones sanitarias de Gaza, en una “destrucción sistemática”, según denuncia la Organización Mundial de la Salud, del sistema sanitario de la Franja en pleno genocidio que multiplica aún más las consecuencias de este. El horror distópico culmina con el uso del hambre como arma de guerra o de la mano de nombres como Habsora o Lavender, asistentes de inteligencia artificial usados por las autoproclamadas Fuerzas de Defensa de Israel para el asesinato en masa de humanos.
El mundo clama por Palestina
Horror tras horror, las calles del mundo han reaccionado, aunque no tanto sus gobiernos, dado el patrocinio de Israel y su ejército por parte de los todopoderosos Estados Unidos. Si bien las convocatorias de este fin de semana se cuentan por centenares a lo largo de todo el planeta, solo en el Estado español hay más de cien programadas, con protestas que se celebran tanto en las grandes capitales como en localidades modestas como Cazorla (Jaén), Aranda de Duero (Burgos) o Torrejoncillo (Cáceres). Además, a las manifestaciones se suma una llamada a establecer acampadas permanente por Gaza, con una treintena de convocatorias circulando por las redes, imitando la que surgió ayer junto al World Trade Center de Barcelona.
Ana Sánchez: “La gente no puede más con las imágenes que nos llegan cada día de Palestina, no puede más con ese dolor, ese sufrimiento, con esa impunidad y, sobre todo, no puede más con la complicidad de la comunidad internacional”
Semejante nivel de movilización, que no está sufriendo desgaste a pesar de la gran cantidad de protestas propalestinas que han tenido lugar en el Estado español en los últimos dos años, da una idea del consenso social frente a un genocidio que no cesa. Como resume Ana Sánchez, portavoz de la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina (Rescop), “hay un hartazgo de la gente, que no puede más con las imágenes que nos llegan cada día de Palestina, que no puede más con ese dolor, ese sufrimiento, con esa impunidad y, sobre todo, no puede más con la complicidad de la comunidad internacional, que es quien está haciendo posible que Israel haga lo que hace”.
La Rescop, convocante de las protestas y que aglutina a las principales organizaciones propalestinas con base en el territorio del Estado español, pone el foco en el embargo de armas a Israel, que el Gobierno pretende convalidar, vía decreto ley, este martes. Esta confederación de organizaciones denuncia que la propuesta del Gobierno no es un embargo integral. “No se incluyen de manera explícita todas las filiales de Israel aquí en España o en Europa, no se detalla cómo se va a hacer todo el control de tránsito portuario que sabemos que está pasando de manera regular… Hay una serie de medidas que para nosotras son fundamentales”, señala Ana Sánchez.
La portavoz recuerda que el texto actual tampoco incluye la retroactividad de la cancelación de los contratos de armamento firmados previamente y por ejecutar: “No queda claro que esos contratos queden anulados de manera automática”. Asimismo, critica el criterio de excepcionalidad que implica el hecho de que el decreto incluya “excepciones por el interés general de la nación”. “Eso de que si algún momento consideramos que esto no es así y nos vamos a saltar a la torera todo el texto del embargo nos parece una cuestión relevante y de peso como para decir que esto no es un embargo integral”, indica.
Si bien esta organización pide a los partidos que convaliden el texto propuesto por el Gobierno, pide que exijan enmiendas parlamentarias para mejorarlo. “El sí que estamos pidiendo es un sí a un texto enmendado y lo vemos como el primer paso para este proceso de negociación y de construir sobre lo que hay ahora, que nos parece un umbral que está muy por debajo de los mínimos que requiere la situación”.
El Gobierno de Pedro Sánchez, no obstante, no las tiene todas consigo para sacar adelante el texto. A pesar de que el socialdemócrata se ha convertido en una de las caras internacionales que más incomodan al Estado sionista, el arco izquierdo del hemiciclo no tiene claro su apoyo al real decreto propuesto. ERC, BNG y Podemos han mostrado sus reticencias por considerarlo insuficiente en línea con la tesis de la Rescop.
ERC, BNG y Podemos tienen la última palabra
“Estamos ante un embargo de armas que no va a valer para absolutamente nada y yo creo que las miles de personas que están saliendo a la calle lo que quieren es un embargo de verdad”, denunciaba la secretaria general de Podemos, Ione Belarra. Esta calificaba el plan como “medida de maquillaje que va a permitir el tránsito de armas para Israel como ha ocurrido durante estos meses de genocidio” y denunciaba que, tal como está, el texto “va a permitir la compra de armas a las empresas españolas que son filiales de las empresas israelíes”, con “dinero que acaba en Israel para financiar el genocidio”.
El objetivo de la Rescop, no obstante, es, además del embargo total de armas, la rotura de relaciones diplomáticas y económicas con Israel en el marco de la histórica campaña global de boicot, desinversión y sanciones al Estado de Israel que los movimientos sociales de apoyo a Palestina han llevado a cabo desde hace años.
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