Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM)
Quique Villalobos: “La gente no está por afición en la calle”

El presidente de la FRAVM conversa con El Salto sobre los retos que enfrenta el movimiento vecinal hoy, en el contexto de los gobiernos regional y municipal del Partido Popular revalidados en las elecciones de mayo pasado.

Enrique Villalobos es un madrileño de toda la vida. Quique, como todo mundo le conoce, es oriundo de Moratalaz y vecino del Ensanche de Vallecas desde hace años. Fue reelegido presidente de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid, la FRAVM, el pasado mes de marzo cumpliendo así ocho años al frente de la organización. Desde la federación ha tenido que bregar con los gobiernos municipales de distinto color durante sus 48 años de existencia siempre en un estira y afloja. Probablemente es ahora cuando la Federación se enfrenta al momento más tenso con los gobiernos del PP de Díaz Ayuso, en el contexto regional, y el de Martínez Almeida en lo local, pero sobre todo a los retos sociales más complicados como la crisis climática, la contaminación, la aceleración en la privatización de servicios y la vivienda. Como vecino y miembro de la Asociación Vecinal (AV) PAU del Ensanche de Vallecas sabe lo que es (con)vivir con la incineradora de Valdemingómez y no poder abrir las ventanas para ventilar. 

Villalobos conversa con El Salto sobre los retos que enfrenta la FRAVM con los gobiernos regional y municipal revalidados en las elecciones de mayo pasado. 

A cuatro meses de haberse iniciado nuevas legislaturas regionales y municipales, ¿qué retos enfrenta la FRAVM en este inicio de curso? 

Si pensamos en los retos que tiene la región y la ciudad, podemos enumerar unos cuantos, y si además hablamos de los propios de la FRAVM, pues están muy relacionados. En estos momentos creo, tanto en la ciudad como en la región, el gran reto es el de la vivienda. La vivienda está condicionando el nivel económico y socioeconómico de la población madrileña y está dictando si la gente vive en un sitio o en otro y, por lo tanto, si tiene que usar un medio de transporte u otro, si puede trabajar en una cosa o en otra, o si puede tener algún tipo de educación e infinidad de cosas así.

“La vivienda está condicionando el nivel económico y socioeconómico de la población madrileña y está dictando si la gente vive en un sitio o en otro”

Es un grandísimo reto, entre otras cosas porque la Comunidad de Madrid, en los últimos casi 30 años, pero especialmente en los últimos 15, ha ido dejando el mercado en manos privadas en casi su totalidad. Nunca habíamos vivido esto en los gobiernos anteriores de la Comunidad de Madrid con las mayorías absolutas de Gallardón o de Esperanza Aguirre. Jamás habíamos vivido una época en la que se entregasen cero viviendas o se pusieran a disposición cero viviendas. Habíamos vivido la época de Cifuentes en la que se vendieron 3.000 viviendas, y hemos pasado de eso a ser el mayor tapón que se ha conseguido poner a esa política absolutamente privatizadora en el campo de la vivienda.

El mayor tapón que hemos conseguido quitar, dependiendo íntegramente de la Justicia, ha sido la recuperación de las 3.000 viviendas del IVIMA vendidas a Goldman Sacks. Esto es algo que nos tiene que hacer pensar a toda la ciudadanía, si queremos seguir depositando todo el peso del gobierno en alguien que piensa que la vivienda es un bien de cambio. Y ese es el gran problema, a mi modo de ver, que ahora mismo tenemos de manera ineludible.

Los precios del alquiler están absolutamente desorbitados porque están controlados por los grandes fondos de inversión. Podremos luego decir que se está viendo gentrificación, que si es que la vivienda está lejos... como si esas fuera las razones. Pero el gran problema es que los fondos de inversión han copado la mayor parte de lo que puede ser la vivienda en alquiler. Y existen, por supuesto, los pequeños tenedores, pero los grandes tenedores de vivienda son los que marcan el precio.

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Ahora también están en boga la compartimentación de viviendas con esos contratos temporales por habitaciones que incluso acaban incrementando la media de los alquileres.

El alquiler de habitaciones es una práctica que lleva muchísimo tiempo pero lo impide el Plan General de Ordenación Urbana. Tampoco está permitido alquilar casas por habitaciones que también es ilegal, como lo es la inmensa mayoría de la vivienda de uso turístico, como son ilegales, un montón de cosas que se están haciendo, o por lo menos, son prácticas alegales. Convertir locales comerciales en viviendas mediante una declaración responsable raya la ilegalidad.

“Son efectos que se producen por una aparente ausencia de política de vivienda, pero en realidad existe una política de vivienda que es dejarlo todo en manos de grandes propietarios”

A lo que voy es que todo eso son consecuencias, son efectos que se producen por una aparente ausencia de política de vivienda, pero en realidad existe una política de vivienda que es dejarlo todo en manos de grandes propietarios para que sean ellos los que dicten y desde ahí se pueda controlar todo lo demás. Desde ahí se controlan los tiempos de trabajo, desde ahí se controla la dinámica laboral, desde ahí se controla la política educativa. En el fondo es todo así. Había tiempos en los que se reivindicaba el que no se debía dedicar más del 30% del salario a la vivienda, eso hoy es como hablar del pleno empleo, para que nos entendamos. Es decir, hay ideas que todo el mundo entiende como interesantes, pero que asumimos que no se van a cumplir, es el papel mojado que solemos decir, y ese es el gran reto.

Por extensión, el Ayuntamiento de Madrid hace prácticamente lo mismo por conexión y coordinación con esa política. Es verdad que se ha generado algo más de vivienda, pero también es verdad que el grueso de esta se había generado en el anterior mandato, que a su vez estaba diseñada y planteada en un mandato todavía anterior, que no es que fuese para tirar cohetes. Entonces, hay un gran reto que también interviene en el modelo de ciudad, y al final, yo creo que eso nos condiciona.

A partir de ahí, otro tipo de cosas que que están íntimamente relacionadas con esto que no quiero pasar por alto. En este momento hay dos grandes dramas sociales que son ineludibles y que son posiblemente para mí, los más sangrantes. Uno es el que llevemos ya casi tres años sin electricidad en la Cañada Real, esto es inconcebible en ningún sitio del mundo. Es inasumible. No sé como no se les cae la cara de vergüenza a todos los que tienen algún tipo de responsabilidad.

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“Si hubiese vivienda de verdad, el drama de la línea 7 se habría solucionado. Si hubiese vivienda de verdad, el drama de la Cañada Real se habría solucionado con un oportuno realojo”

El otro gran drama social estaría en todas las familias que han perdido su vivienda por las horribles obras de la línea siete del Metro, en San Fernando de Henares. Cuando hablo de los dos grandes dramas me refiero a una especie de coyuntura, y por tanto, hay que abordarlos como un reto. Pero diferenciaría esa especie de grandísimo reto, el de la vivienda, en términos generales, y otro, el de dos efectos muy concretos que se están sufriendo. Porque si hubiese vivienda de verdad, que es el drama de la línea 7, se habría solucionado. Si hubiese vivienda de verdad, el drama de la Cañada Real se habría solucionado con un oportuno realojo. Pero estamos en que ni están ni se esperan esas viviendas donde se pueda realojar a todo el sector seis de Cañada en condiciones dignas y no de desplazarles sin más.

Luego, evidentemente podríamos pasar a todas las víctimas de la violencia machista que por desgracia, para todo el mundo es un continuo inaceptable.

Aunque se habla de un momento de inmovilización social, en general, los movimientos vecinales siguen en ebullición desde una realidad muy propia, y local. ¿Cómo percibes actualmente esa participación ciudadana? Por supuesto, hablando desde las asociaciones vecinales.

Una cosa es el concepto que tenemos de participación ciudadana en todo lo que pudiéramos hablar de si la ciudadanía es tenida en cuenta o no a la hora de decidir políticas en la región o en la ciudad. Y otra cosa es la contestación social a los problemas diarios, que son muchos. El que haya esa ebullición creo que tiene que ver precisamente con que es una evidencia del fracaso de muchas de las políticas que se producen en la región y en la ciudad. Nadie sale a la calle por por afición. Si alguien se piensa que que a la gente le mola coger un megáfono, hacer una pancarta y tener que darle al coco para estar durante semanas, meses, y a veces más tiempo, reivindicando algo que entiendes como como imprescindible, es que están muy equivocados. La oferta para hacer otro tipo de cosas es amplísima, con lo cual, si la gente está en la calle no es por afición, es por necesidad porque, o lo haces tú o nadie lo va a hacer por ti.

“El que haya esa ebullición en el movimiento vecinal  es una evidencia del fracaso de muchas de las políticas que se producen en la región y en la ciudad. Nadie sale a la calle por por afición”

Entonces, tener que salir a la calle a defender una línea de árboles o un conjunto de árboles en tu barrio, seguramente hace tiempo sería inconcebible y en estos momentos es más necesario que nunca. Primero porque están las evidencias de ese calentamiento global que está provocando un cambio climático y, por extensión, condiciones casi inasumibles en cuanto a las condiciones de vida. Entonces, la gente se defiende porque ven que sus políticos no actúan en consecuencia. Que ahora mismo alguien pueda tener dentro de sus opciones el que para hacer una obra haya que cortar un árbol es inconcebible. Y entonces la gente, desde esa incomprensión de lo que está haciendo la política, pues sale a la calle. Que pidas cita para el médico y te la den para dentro de 15 días es algo que era inconcebible hasta hace cuatro días, y entonces hace que la gente se movilice.

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¿Quién se moviliza? Pues evidentemente quien tiene la necesidad. Y es la otra reflexión que hay que hacer. Quizás la gente que está gobernando está eligiendo más o menos bien, digamos, las carencias que se ponen encima de la mesa de modo inasumible y nos tienen entretenidos. Es decir, no todo el mundo enferma, no a todo el mundo le talan los árboles, no todo el mundo pierde la beca escolar, no todo el mundo... todos esos problemas que movilizan a la gente se producen de manera muy, muy local y en sitios muy concretos. Y eso hace que luego, cuando el voto se tiene que ver reflejado a la hora de compensar, queda descompensado, y a lo mejor quienes están gobernando han encontrado una forma de manejar esa situación. Porque si no, no se explica que tras manifestaciones masivas como las que hubo recientemente por la Sanidad, o las que está habiendo en otros ámbitos, hayan desembocado en unas mayorías absolutas de los partidos que están poniendo encima de la mesa esas medidas.

Sí que la gente reacciona es porque no le queda más remedio. Y ahora, habría que ver si la eficacia de esa reacción es la adecuada o si tenemos que ir a otras fórmulas más conectadas, más generales para que la gente entienda y proteste en el sentido de que no se puede admitir que se gobierne de determinadas maneras, con independencia del partido que esté gobernando. Entonces, la contestación social es evidente porque lo que nos están poniendo encima de la mesa es inasumible.

Quique Villalobos FRAVM - 3
El presidente de la FRAVM en un momento de la entrevista en la sede de la Federación. David F. Sabadell

“Los gobiernos que tenemos desde hace tiempo, llevan a cabo lo que llamo una política de checklist. Hay una especie de conversión oficial de lo que hay que hacer para gobernar en materia de participación”

Como has mencionado, una de las cuestiones que ha provocado que la gente se organice es justamente la tala de árboles por la las obras de la línea 11 de Metro, y de hecho, la denuncia ha llegado a la Unión Europea antes que ser escuchada por el Ayuntamiento o la Comunidad de Madrid. ¿Por qué sucede así?

Es de traca que un grupo de eurodiputados o una comisión del Parlamento Europeo sea más permeable a escuchar a la ciudadanía que el gobierno de la ciudad y de la región. Es que es inconcebible. Eso, a lo que me lleva es a la constatación de que los gobiernos que tenemos en estos momentos, y desde hace tiempo, llevan a cabo lo que llamo una política de checklist. Hay una especie de conversión oficial de lo que hay que hacer para gobernar en materia de participación. Tienen una lista y entonces llegan y dicen, ¿existe un Consejo Social de la ciudad? Sí, ¿existe un sistema de publicación de las normas y un periodo para que la gente haga alegaciones? Sí, existe. Existen un montón de cosas que homologa la existencia de un sistema de participación. Pero algo lo desautoriza, y es que solamente se hace de manera, digamos, de cara a la galería. De qué me sirve que haya un sistema para hacer alegaciones si las únicas alegaciones que se tienen en cuenta son las que presenta el empresariado. De qué me sirve que haya un Consejo Social de la ciudad en el que está mayoritariamente representado el empresariado y no la ciudadanía. De qué me sirve, pues, que haya un registro de lobbies si luego no podemos saber en realidad qué reuniones ha habido... es decir que la transparencia es más que cuestionable.

En el fondo, hay que avanzar más en ese checklist. Pero claro, eso nos lleva a una excesiva burocratización de la administración y a largos tiempos de espera y por lo tanto lleva al divorcio, a la desafección de la ciudadanía con el sistema político. Y eso, a su vez, es el caldo de cultivo de los grandes populismos que hemos podido presenciar en los últimos 20 años. Es como cuando decimos que algo es infantil o que algo es adolescente -no me gusta hacer una comparativa de edadista pero el comportamiento es de ese estilo. Lo quiero todo y lo quiero ya. Al final, la gente como no recibe respuestas o las que recibe, no son aceptables, su respuesta es la impaciencia y de no asumir lo que podría ser un sistema adecuado para ser gobernados.

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Y sí, en este caso, es lo que estamos viviendo. Es increíble que un proyecto se hace público, se presentan alegaciones, en un momento dado se admiten más alegaciones para incorporar una nueva estación, y aunque en el proyecto no se contemplan esas talas de árboles, finalmente porque alguien ha decidido que el criterio imperante es que tiene que estar abierta al tráfico una calle, hay que talar unos árboles. Esto, si lo pusiéramos encima de la mesa en un grupo de debate, en una clase de primero de la ESO, no aguantaría dos segundos porque cualquier persona con un razonamiento lógico, con una mínima capacidad de abstracción, sabría establecer una cadena de coherencia de pasos que nos llevaría a una solución alternativa aceptable, pues en el mundo de la política no se da. Porque en realidad lo que ocurre es que ha habido alguien por encima que ha dicho eso se tiene que hacer así o porque me sale más barato, o porque me conviene para gastar el dinero equis en una empresa a la que me conviene tener contenta, porque le doy tanto gasto. Eso es inasumible.

“La gente evidentemente no va a parar hasta que no consiga lo que esperamos, que es, que no nos dejen los barrios sin algo tan, tan esencial como un árbol”

Claro, la gente sale a la calle y al final acaba en Europa. Europa te dice que aunque los fondos con los que se está financiando esa obra son fondos europeos, la Unión Europea no se puede meter, no puede condicionar la gobernabilidad local, como es lógico, por otro lado, pero sí que pueden interesarse. ¿Cuál es el problema? que las espaldas de los que nos gobiernan en estos momentos son anchas. Y, pues igual que el Defensor del Pueblo se interesa por un asunto, los gobernantes se pueden tirar ocho meses sin contestarle o contestarle una mentira. Pues en este caso pasará seguramente algo parecido. La Unión Europea, la Comisión Europea se interesará, le mandarán cualquier informe, el que sea, y política de checklist. Es decir, ¿hemos cumplido este paso? Sí, pues lo marco. Esa es la situación. Y entretanto, la gente evidentemente no va a parar hasta que no consiga lo que esperamos, que es, que no nos dejen los barrios sin algo tan, tan esencial como un árbol.

Estamos en un momento en que la gente empieza a entender a los raros, que los raros no son tan raros, que lo que decían no era tan tonto y que tenía sentido lo que decía esa gente extraña que defendía los árboles. Es decir, la gente está entendiendo, pero lo que no entiende es que los políticos no lo entiendan, y por eso la gente está y va a seguir estando en las calles.

También podemos hablar de ciertas victorias del movimiento vecinal. Esas aparentemente pequeñas luchas con un trabajo colectivo detrás, incluso voluntario, de vecinos y vecinas. Háblanos sobre algunas de estas pequeñas pero importantes victorias.

Detrás de estas luchas hay mucha gente que le dedica mucho tiempo y eso significa que se lo deja de dedicar a ese ocio, a ese tiempo libre, a su familia, a descansar a tantas cosas. Si no fuera por esa gente que está dispuesta a hacer ese tipo de sacrificios por el bien común, pues no tendríamos esos avances.

“Cuando se consiguió esa victoria de que la Comunidad de Madrid tuviese que recuperar las 3.000 viviendas vendidas a Goldman Sacks, fue una victoria increíble que se ganó en los tribunales”

Sí que hemos conseguido algunas resoluciones algunas victorias en los tribunales y otras pues también en alguna negociación. Empezando también por el principio que decía antes, cuando en su momento se consiguió esa victoria de que la Comunidad de Madrid tuviese que recuperar las 3.000 viviendas vendidas a Goldman Sacks, fue una victoria increíble que se ganó en los tribunales, y por el grandísimo trabajo de un abogado de turno de oficio. Pero que detrás de esa victoria, evidentemente en un tribunal, había habido una movilización tremenda de familias que a la desesperada y durante casi diez años habían estado con el alma en vilo, y algunas de ellas siguen estando, por ese comportamiento tan inhumano y tan increíble que tiene la Comunidad de Madrid de falta de escrúpulos y de sensibilidad social.

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Luego ha habido otras victorias, como la que hablábamos ahora de las de la cocina fantasma, que entendemos que abre la puerta a otro tipo de victorias y que por encima de estas excusas que pone el Ayuntamiento de que si tienen capacidad, que si tienen permiso, no tienen permiso, que si el plan general... lo que está claro es que son actividades perniciosas y que tienen que desaparecer de la forma en la que están. Luego, otro tipo de cosas. Por ejemplo, lo de las talas, aparte de lo que está suponiendo, viene a su vez de pequeñas victorias previas. Es decir, no iba a haber una estación de metro en Comillas, y la movilización de la gente recogiendo firmas, haciendo manifestaciones, presentando una aceleraciones muy bien construidas en el proceso de narración es verdadera, llevó a que la comunidad asumiera que tenía que hacerse eso. Y bueno, y seguramente que si ahora mismo me pongo a hacer memoria, me salen más. Pero esas yo creo que estas han sido como muy, muy evidentes.

En otro orden de cosas, pues yo creo que aunque no se esté viviendo como un logro, porque yo creo que hay a veces también que el relato mediático omite y apaga un poco lo que puede ser un logro, el que hoy en día la gente esté tan sensibilizada con cosas como el cambio climático o como lo que ha ocurrido recientemente con la selección femenina de fútbol, tienen que ver con un trabajo de fondo muy, muy, muy, muy grande. Sin el trabajo de tantas mujeres, de tantas personas, para hacer ver que la igualdad tiene que ser real, seguramente lo del beso (de Rubiales) no habría sido lo que ha sido. Es tremendo el cómo han afrontado esa situación las jugadoras. Y no hablaría sólo de una persona, porque lo que ha habido es una lucha colectiva. Si hubiera sido la lucha de una persona, seguramente también habría quedado mucho más omitido. Pero detrás de esa pelea que que hay que reconocer y a la que no se le pueden poner ningún tipo de pega ni nada, hay el trabajo de muchísima gente día a día dando la batalla. El que las trabajadoras del hogar consiguieran que España reconociese el convenio 189 de la OIT. El que el que se haya avanzado en la consolidación de un imperfecto ingreso mínimo vital, el que se haya conseguido incrementar el salario mínimo interprofesional, y toda una serie de cosas que han ido ocurriendo en los últimos años, por agridulces que algunas nos puedan parecer, por insuficientes, por insatisfactorias que también nos parezcan, son el fruto de mucha gente dedicándole muchas horas de su vida, y perdiendo muchas veces.

Quique Villalobos FRAVM - 4
Tribuna
Tribuna No quemes tu voto: un imperativo, cerrar la incineradora de Valdemingómez en 2025
VV.AA.
La Incineradora de Valdemingómez es antigua, cara, sucia, ineficiente, pero, sobre todo, peligrosa para el medio ambiente y las personas que viven a su alrededor.

No quiero dejar pasar el tema de la gestión de residuos de la ciudad. Los barrios se han movilizado por la cuestión de los cantones, pero también sigue abierta la gestión de la incineradora de Valdemingómez, y desde la FRAVM habéis propuesto su cierre en 2025. ¿Cuál es la situación en estos momentos?

Se había hecho una estrategia de residuos de la ciudad en el mandato de Carmena que establecía que la incineradora sería cerrada en 2025. En esos cuatro años de mandato de Carmena, aunque se estuvo trabajando intensamente para construir esa estrategia y se presentaron alegaciones, hubo distintos procesos participativos y por lo tanto se alargó. La estrategia se entregó in extremis ya que se aprueba en la última Junta de Gobierno del Gobierno de Carmena. A nosotros nos habría gustado que se hubiese hecho antes y haberla podido consolidar.

Esa estrategia fue recurrida por la Comunidad de Madrid aduciendo que se les tenían que haber pedido permiso. Entiendo que es un contencioso tramposo porque nadie dice que no les fueran a pedir permiso, sino que tras haber hecho una serie de procesos participativos en los que se quería escuchar a la ciudadanía y de haber construido una alternativa, la Junta de Gobierno aprueba una estrategia que, como es lógico, sería sometida a la Comunidad de Madrid para su aprobación. Pero la Comunidad, poniéndose la venda antes de recibir la pedrada, pone un contencioso administrativo en un cambio de gobierno en el que tanto el gobierno de la ciudad como el de la región son del mismo partido, pues el Ayuntamiento, en vez de negociar un procedimiento para homologar esa estrategia, prefirió estar cuatro años sin estrategia, dejando pasar el tiempo.

“La estrategia que el alcalde presenta para Valdemingómez es una estrategia inconsistente. Lo primero que dice es que es necesario mantener abierta la incineradora al menos hasta 2035”

En aquel gobierno anterior se dieron bastantes pasos necesarios para tener una buena situación en materia de residuos, y de esos ha ido viviendo durante cuatro años el gobierno anterior municipal, de Almeida también. La estrategia que el alcalde presenta ahora, al principio de su segundo mandato, es una estrategia muy inconsistente. Para ser riguroso y correcto, lo primero que dice es que es necesario mantener abierta la incineradora al menos hasta 2035. Establecen tres escenarios con la incineradora activa y que tienen un mayor o menor grado de exigencia en otro tipo de medidas para implantar esa estrategia, que básicamente consiste en intentar cumplir la ley de residuos que se aprobó el pasado abril por parte del Estado. Esa es la situación que tenemos.

Eso evidentemente nos pone en una mala situación de insatisfacción a la gente que venimos defendiendo que se tiene que cerrar por cómo nos afecta. El 13 de octubre pasado ha sido el último día para presentar alegaciones a la estrategia de residuos de la ciudad.

Entonces, tenemos un drama. La Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid han decidido primar la protección del vertedero como una especie de cinturón de seguridad o de tabla de salvamento para tener algo donde poder trabajar. Y sobre todo, lo que han hecho es renunciar, de manera clara, a influir en la reducción del residuo, porque ellos consideran que hacer eso es ser intervencionista y puede condicionar el crecimiento económico de la región.

Sobre las alegaciones que habéis puesto sobre el tema subvenciones a asociaciones en el Ayuntamiento de Madrid, ¿nos puedes resumir algo?

El ayuntamiento ha sacado una modificación de su ordenanza de subvenciones y en el proceso de alegaciones hemos presentado unas cuantas. No es que haya unas grandísimas variaciones en esa ordenanza, pero sí hay cosas que en el fondo nos preocupan. Hay una una tendencia a la concentración de lo que es la toma de decisiones, es decir, antes las decisiones se tomaban en las áreas de gobierno, que ya bastante centralizadas estaban, pues ahora se concentra mucho más eso en la Junta de Gobierno y concretamente en el área de Hacienda y Economía. Se pasa de tener un plan estratégico de subvenciones por cada área y los distritos, a tener un único plan estratégico que también lo decide la Junta de Gobierno. Todo eso anuncia una mayor burocratización y ralentización del sistema.

Cuando ocurren esas cosas quien sale perdiendo son las organizaciones, porque nuestra vida no lleva el ritmo de la administración. Aunque en el papel ponga que va a poder seguir habiendo subvenciones tramitadas anticipadamente con periodos bianuales y una serie de cosas, lo cierto es que cuantas más trabas le pongas en el previo, más tardarán en tomar esas decisiones. Y si te conceden una subvención en el mes de mayo significa que entre enero y mayo ¿qué has hecho? Y te dirán pues lo que se puede hacer sin subvenciones, ya, pero hay cosas que no se pueden hacer sin subvenciones.

“No me imagino al Ayuntamiento tomando una decisión que afecta a las empresas no habiéndose reunido y llegado a algún tipo de acuerdo previo. Sin embargo, no debemos tener la misma importancia que tienen las empresas para este Ayuntamiento”

Nosotros hemos echado de menos una interlocución más directa y más equilibrada con el movimiento asociativo. Decimos, y creo que no me equivoco, que si esto hubiera sido algo equivalente en el mundo de la empresa, no se habría producido así. No me imagino al Ayuntamiento tomando una decisión que afecta a las empresas no habiéndose reunido y habiendo llegado a algún tipo de acuerdo previo. Sin embargo, no debemos tener la misma importancia que tienen las empresas para este Ayuntamiento. Ha ido muy rápido un proceso en el que no sentimos que se nos haya escuchado.

El problema es que ahora se dan más tarde y se dan por concurso y por un sistema de convocatoria de concurrencia competitiva. La ordenanza sí deja con más claridad que habrá subvenciones que puedan desaparecer y deja, de una manera muchísimo más marcada, que estarán condicionadas por la evolución económica de la ciudad. Esto es un peligro porque en una ciudad que en cuatro años ha pasado de tener 1.000.000.000 de superávit a tener 100 millones de déficit, pues es fácil encontrar razones para para determinados momentos, eliminar subvenciones.

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