Opinión
Andalucía, del calor extremo a las inundaciones en dos meses
Actualmente, 745.198 personas están afectadas en España por episodios de inundación, según informa el Observatorio Socioeconómico de Inundaciones y Sequías de la Universidad de Alicante, la base de datos EM-DATA (The International Disaster Database), perteneciente al Centre for Research on the Epidemiology of Disasters (CRED) de la School of Public Health Université catholique de Louvain (Bélgica). El último informe publicado por la Dirección General de Protección Civil y Emergencias (2019), evalúa que, desde principios de siglo, las altas temperaturas, seguidas de inundaciones y temporales marítimos son los fenómenos meteorológicos que más víctimas mortales ocasionan. No obstante, el cambio climático ha agravado la situación estos últimos años, debido al incremento generalizado de la temperatura promedio y al aumento de la frecuencia y la intensidad de las lluvias torrenciales.
Andalucía es la comunidad más afectada por las temperaturas extremas. Registra un aumento constante de temperaturas, olas de calor más prolongadas y una creciente siniestralidad por fenómenos climáticos, siendo Sevilla la provincia más afectada, donde hemos pasado en las últimas semanas, de seis meses de sequía a inundaciones provocadas por lluvias torrenciales.
El pasado año 160 personas murieron en Andalucía por efecto del calor
Durante el año pasado hubo 160 muertos en la comunidad andaluza por efecto del calor. La cifra se elevó un 17% más que en 2023 duplicando la media del estado español. Según datos oficiales del Ministerio de Sanidad, junio de 2025 fue el mes más letal, batiendo todos los récords históricos. Este año el calor ha matado en España a 3.832 personas un 87% más que el año anterior, una cifra que refleja el impacto global del calor sobre la salud pública, más allá de los casos clínicamente confirmados de golpes de calor. El verano en Andalucía dejó tras de sí cifras demoledoras: más de 300 muertes. Un reciente estudio del Imperial College de Londres atribuye el 75% de estas muertes al cambio climático. Según un reciente artículo de NASA, el sur y este de la Península Ibérica podrían ser inhabitables en cuarenta años debido a las temperaturas estivales, la sequía y las lluvias torrenciales. Los efectos del calentamiento global, que ya son dramáticos en muchas regiones del Mediterráneo, deparan un futuro incierto para las ciudades que no sepan adecuar su crecimiento a las circunstancias climáticas actuales.
Un anillo verde y azul
Las denominadas “infraestructuras verdes y azules” —como parques en llanuras inundables, lagunas urbanas, corredores ecológicos o cauces naturalizados— permiten reducir el riesgo de avenidas, restaurar los ecosistemas y mejorar la habitabilidad. El calor extremo, especialmente durante las noches, y las inundaciones, que de forma recurrente padece una ciudad gravemente afectada por las consecuencias del calentamiento climático, han hecho que multitud de entidades vecinales de Sevilla y colectivos ecologistas se unan en pro de un Anillo Verde y Azul que, de realizarse, mejoraría claramente la calidad de vida por diversas razones.
En primer lugar, porque incluye en la ciudad espacios inundables donde el agua puede extenderse en grandes láminas, retenerse disminuyendo su velocidad e infiltrarse recargando los acuíferos lentamente. Esto reduce claramente el riesgo de inundaciones en otras zonas.En segundo lugar, porque las infraestructuras verdes y azules son más fáciles de mantener y limpiar que las redes de saneamiento habituales, incapaces de conducir hasta 60 litros de agua por metro cuadrado, con lo que contribuyen a superar los umbrales de riesgo de inundación muy limitados en caso de lluvia torrencial. Y en tercer lugar, porque los árboles, pavimentos permeables y espacios verdes actúan como esponjas urbanas que permiten restaurar ambientes y mejorar la habitabilidad, aportando servicios ecosistémicos como los comentados.
Colectivos ecologistas han denunciado en diversas ocasiones el urbanismo que ahonda en un modelo insostenible, especialmente en un contexto donde la crisis climática está golpeando con fuerza. Adaptar los mapas de inundabilidad para garantizar la seguridad de personas y bienes es el primer paso. Que el urbanismo debe adaptarse a la emergencia climática y no responder a lógicas especulativas, cuando de ello depende el bienestar de la población, es algo que no debería tener discusión.
La solución tiene que venir del diseño urbano sostenible y de una ingeniería ambiental que integre los ciclos ecosistémicos en la ciudad.
No obstante, frente a las inundaciones la administración continúa apostando por soluciones grises para seguir edificando en espacios que pertenecen al agua: obras de ingeniería en las que se encauzan ríos, con muros y diques, o se soterran, con grandes colectores, depósitos y tanques de tormenta que dan una falsa sensación de seguridad. Los arroyos y ríos, encauzados la mayor parte del tiempo, aumentan en velocidad y caudal, de forma que cuando las lluvias son torrenciales, las consecuencias son nefastas.
El objetivo de estas obras es liberar espacios para la ciudad que no son seguros ni para las viviendas, ni para los servicios básicos, mientras sigue sin adaptarse a la nueva realidad climática. Difícilmente consigamos resultados diferentes planteando siempre las mismas soluciones. El nuevo urbanismo debe integrar el valor ambiental que tienen los cauces y humedales asociados a los sistemas verdes y azules. La solución tiene que venir del diseño urbano sostenible y de una ingeniería ambiental que integre los ciclos ecosistémicos en la ciudad.
Existen estándares urbanísticos específicamente dedicados a mejorar la planificación y el diseño del entorno urbano, tanto para favorecer la retención de agua, como la necesidad de habilitar espacios libres (no construidos) entre edificios, disponer de cubiertas y áreas que regulen el metabolismo urbano, ayudando a la fijación de CO2 y partículas, y permitir una escorrentía controlada, mitigando las avenidas, favoreciendo el desbordamiento en lugares donde los daños serán menores y permeando hacia los acuíferos. Cada parterre sustituido por cemento o césped artificial aumenta la temperatura y reduce la permeabilidad y la capacidad de drenaje del suelo.
El “Manual de estándares urbanísticos para potenciar la Salud en nuestras ciudades", publicado por la Junta de Andalucía, insiste en la necesidad de preservar espacios libres, zonas verdes, láminas de agua y corredores ecológicos como herramientas fundamentales para permeabilizar los suelos con medidas de drenaje sostenible y amortiguar los impactos tanto de las altas temperaturas como de las catástrofes hídricas.
Un año después de la Dana, Sevilla vuelve a inundarse
El pasado miércoles 29 de octubre, la inundación llegó al mismo centro de la ciudad. En la calle Alfonso XII, por donde, antiguamente, discurría el cauce natural del Guadalquivir, y en barrios como el Cerro del Águila, junto a la avenida del famoso arroyo Tamarguillo, el agua ha causado daños materiales en muchas viviendas, locales comerciales y en garajes subterráneos. Graves pérdidas económicas para familias que lo han perdido todo. También los servicios públicos se han visto seriamente afectados por la riada: el Hospital Virgen Macarena tuvo que cerrar por completo la planta de oncología y suspender durante días los tratamientos programados; los accesos al Hospital Virgen del Rocío estaban completamente inundados e impedían el paso a las ambulancias, y el Hospital Infantil solo tenía un quirófano en funcionamiento a causa de las goteras de la azotea; en el centro de Sevilla el Colegio de Farmacéuticos, el Instituto Andaluz de la Mujer y la oficina del Servicio de Empleo Público Estatal contigua, también se vieron obligados a parar la actividad esta semana por daños causados por el agua.En todos los casos referían el fuerte olor a alcantarillado producido por la inundación interior que hizo salir el agua a borbotones por husillos y arquetas, en lugar de entrar, dejando imágenes de avenidas repletas de toallitas húmedas, como ocurrió frente al Palacio de Congresos. En Sevilla Este, las lluvias torrenciales superaron la capacidad de evacuación, como viene ocurriendo entre las calles Birmania y Emilio Lemos, donde el vecindario sufre los efectos de las riadas que afectan a los sistemas de presión de agua y ascensores durante meses. Ha sido necesaria una fuerte inversión de la empresa pública de aguas (11,35 millones de euros) para construir, durante dos años, un nuevo colector, de casi dos kilómetros, y un aliviadero hasta el arroyo Ranillas que no ha conseguido evitar los problemas de inundación que han provocado, de nuevo, el colapso de calles y la inundación de viviendas, garajes y locales comerciales.
Aunque tenemos los datos sobre qué zonas están en riesgo se plantean nuevas urbanizaciones e infraestructuras en antiguos cauces donde el agua se extiende en humedales urbanos
Aunque tenemos los datos sobre qué zonas están en riesgo en base a los mapas de inundación, en lugar de ir liberando poco a poco esas zonas de viviendas y servicios básicos, se plantean nuevas urbanizaciones e infraestructuras en antiguos cauces y lugares donde el agua, naturalmente, se extiende en humedales urbanos. Es el caso de las lagunas que se forman a escasos kilómetros, en el lugar que ocupaban históricamente los arroyos que pasaban por las calles mencionadas, precisamente en el Ranillas a su paso bajo el canal de los presos, o en las Lagunas de El Sapo, en la zona conocida con el mismo nombre, que en menos de seis meses han vuelto a llenarse al máximo de su capacidad.
El caso de las lagunas del este de Sevilla
El presente año, el actual equipo de gobierno, liderado por José Luis Sanz, junto a empresas, colaboradores y el consejero de Industria, Energía y Minas de la Junta de Andalucía, presentó un proyecto urbanístico singular en el salón de plenos del Ayuntamiento. Como en un ejercicio de imaginación distópica, se plantea un nuevo distrito en Santa Bárbara; suelos que, mientras lees este artículo, se encuentran completamente anegados junto al Aeropuerto de San Pablo. Se trata de zonas urbanizables programadas para el sector desde el año 2006, cuyo precio no ha hecho más que subir desde entonces, a pesar de contener el último humedal de la capital y especies en peligro de extinción.
No entraremos a valorar el efecto que produce la especulación en la economía, especialmente cuando está promovida por lobbies e inversores extranjeros, ni tampoco los impactos de la contaminación atmosférica o el ruido del aeropuerto en el vecindario adyacente, pero lo cierto es que este nuevo Distrito Aeroespacial sumará a ambos efectos, la saturación en los servicios públicos y los serios problemas de transporte que viene padeciendo el Distrito Este-Alcosa-Torreblanca. Un Distrito en pleno crecimiento, a diferencia del resto de Sevilla, donde la atención médica por número de pacientes duplica la media de los centros de salud pública de la ciudad.
Construir sobre llanuras aluviales, entubando, desviando y encauzando el agua, ha sido la tónica habitual en una ciudad que sufre inundaciones recurrentes
Volviendo al urbanismo, construir sobre llanuras aluviales, entubando, desviando y encauzando el agua, ha sido la tónica habitual en una ciudad que sufre inundaciones recurrentes. Desde Ecologistas en Acción se han presentado dos informes a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir sobre las consecuencias que tendría edificar promociones de viviendas en Santa Bárbara. Cuestiones hidrológicas que amenazan la integridad del proyecto por el riesgo de avenidas, como ya ha ocurrido en el pasado.
Durante la mayor catástrofe a causa de las inundaciones en la ciudad, la gran riada del Tamarguillo de noviembre de 1961, los perfiles de humedad, los días posteriores a la tragedia, mostraron que la cuenca del Ranillas fue la responsable de los aportes que in extremis provocaron la rotura de los muros de contención e inundaron prácticamente toda la ciudad. Las características del tramo natural del arroyo Ranillas, precisamente donde se pretende construir en Santa Bárbara el nuevo barrio aeroespecial, hacen que la probabilidad de una crecida extraordinaria sume el riesgo de inundaciones al proyecto.
De nuevo, se canalizarán, entubarán y soterrarán los antiguos cauces y se eliminarán las actuales lagunas que se extienden ampliamente por su llanura de inundación en la dirección contraria que el sentido común y las políticas europeas apuntan.
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