Andalucía
El derecho de los pueblos a crecer en la era digital
La brecha digital hace referencia a un distanciamiento considerable entre todos aquellos/as que comprenden, utilizan y se adaptan a las nuevas tecnologías digitales; y aquellos/as que, por diferentes motivos, quedan excluidos/as de estas oportunidades. No se trata solamente de poseer un dispositivo, sino de tener las infraestructuras que posibilitan su conectividad y las habilidades necesarias para utilizarlo. En el mundo rural, las brechas más relevantes son la generacional y la geográfica, que implican que zonas más alejadas de los grandes núcleos urbanos cuenten con menor infraestructura digital.
Según el informe de Cobertura de Banda Ancha del año 2024, en el territorio rural español el 81,83% de las viviendas rurales cuentan con cobertura de redes fijas ultrarrápidas frente al 94,12% nacional. A pesar de que la iniciativa UNICO Demanda Rural tenía por objetivo que la fibra óptica llegara al 100% del territorio español al terminar el presente año, aún queda un gran camino por recorrer en este sentido, y las expectativas no se están cumpliendo. Contar con una buena conectividad es solo la base para la digitalización, y esta aún no es una realidad en España.
Un ejemplo que vale por mil
Extremadura es una región repleta de pequeños pueblos. Ahillones, con sus 780 vecinos, es una de ellas. Rosendo Durán, quien fue alcalde de este municipio durante 16 años (entre 2007 y 2023), nos cuenta acerca de una realidad que ni por asomo le resulta indiferente, la brecha digital. Desde el salón de su casa, reflexiona sobre cómo este atraso tecnológico es “un problema importante” que impacta a su comunidad y a otros pueblos rurales de características similares: “El mundo rural prácticamente está habitado por personas mayores, ya que los jóvenes salen del pueblo para estudiar, trabajar y crear sus proyectos de vida; y los que quedamos somos los más mayores. A la gente mayor se le están acabando las oficinas presenciales, como por ejemplo los bancos, y no están preparados para eso”.
“El mundo rural prácticamente está habitado por personas mayores, ya que los jóvenes salen del pueblo para estudiar, trabajar y crear sus proyectos de vida; y los que quedamos somos los más mayores. A la gente mayor se le están acabando las oficinas presenciales, como por ejemplo los bancos, y no están preparados para eso”
No toda la población rural interpreta esta situación como un problema. Puede ser por haber normalizado una vida campestre, en un entorno natural, sin un ápice de tecnología; o también por el miedo a incorporar todas las nuevas herramientas digitales en sus vidas cotidianas. Durán les lanza un claro mensaje: “Muchas veces se dice que el lobo no va a llegar, y el lobo llega, el lobo lo tenemos aquí ya. El que no se modernice e intente adaptarse a los tiempos modernos, lo va a pasar mal. La gente de ciudad no es que vaya más adelantada, ellos van como tienen que ir y los que vamos atrasados somos nosotros”.
En Andalucía, la situación es desigual. Según datos de la Junta de Andalucía, más del 50% de los andaluces vive en una treintena de ciudades mientras la mitad de los 785 municipios pierden población. Existen zonas superpobladas, como la Costa del Sol o el Valle del Guadalquivir, mientras que el 80% del territorio andaluz es rural y se está vaciando de forma lenta pero constante.
¿Despoblación y envejecimiento o renacimiento rural?
En los últimos años, hemos asistido a un éxodo urbano propiciado en gran medida por la pandemia de Covid-19. Han sido muchas las familias que han elegido dejar atrás las ciudades y asentarse en poblaciones más pequeñas buscando salud, tranquilidad y un estilo de vida completamente diferente. Sin embargo, aunque con la pandemia se evidenció mucho más, ya antes hubo familias que cayeron en la cuenta de los beneficios de escoger el mundo rural.
Es el caso de Iker Urreizti y Beatriz Mañas. Iker es ex jugador profesional de baloncesto, y Beatriz, enfermera. El guipuzcoano y la almeriense se conocieron en Melilla, donde ella estudiaba la carrera y él jugaba en aquel momento. La profesión de él hizo que recorrieran juntos España, desde León hasta Los Barrios pasando por las Canarias.
Pero hace 11 años tomaron una decisión que cambiaría sus vidas drásticamente. Decidieron trasladarse al pueblo de los abuelos de Beatriz: Los Giles, una localidad perteneciente al municipio de Bédar, en Almería. Los Giles cuenta con alrededor de 20 habitantes, siendo 5 de ellos la pareja y sus hijos: Andoni, Noa y Enara, la única nacida en Los Giles.
Iker y Beatriz cuentan que ella sacrificó muchos años de su carrera por la de Iker. “Los contratos no eran largos, entonces estábamos un año en cada sitio. Ella se subió al carro de ir donde tocara ir y sacrificó un poco su carrera profesional. Tuvimos seguidamente a Andoni y luego a Noa y queríamos que nuestros hijos tuvieran una infancia en contacto con la naturaleza”. Así que cuando él se retiró entendieron que era el turno de Bea, era el momento para que ella se desarrollara profesionalmente.
Pero ¿por qué Los Giles? Iker tenía clara su respuesta. “Por el sol y la luz”, dijo sin vacilar. “Y la playa”, acotó el mayor de sus hijos, Andoni. A la familia se la ve muy cómoda con su decisión, el orgullo con el que hablan de Los Giles es palpable. Dando un paseo por el pueblo, nos encontramos con algunos vecinos y todos paraban a la familia, ya fuera para ofrecerles un café o para comentar que este año la oliva vale poco.
“Aquí vivimos en comunidad”, comentó Bea. “El otro día me tocaron la puerta, abro y era Ana mari, que había hecho por la mañana panetes y trajo panetes calentitos. Eso en una ciudad no puede pasar”. “Y hoy estábamos todos nosotros comiendo panetes en casa de mi abuela: Amalia, Manolo, mi abuelo, mi abuela,...”, añadió Noa, la hija mediana de la pareja.
Sin embargo, no todos los aspectos de la vida allí son idílicos, ni siquiera ideales. Los servicios no quedan cerca y para acceder a ellos hace falta un coche. “Colegio, 20 minutos; médico, 20 minutos; hospital, 50 minutos. Si te da un ataque al corazón, vas a morir”, afirma Iker. “Cuando hay un accidente sabes que la ayuda no va a llegar pronto, y eso son contras que tiene esto”.
“Colegio, 20 minutos; médico, 20 minutos; hospital, 50 minutos. Si te da un ataque al corazón, vas a morir”, afirma Iker. “Cuando hay un accidente sabes que la ayuda no va a llegar pronto, y eso son contras que tiene esto”.
Los servicios más cercanos de compra, bancarios y médicos, se encuentran en el municipio de Sorbas, situado a 16,5 kilómetros de Los Giles, que cuenta con unos 2.400 habitantes. Sin embargo, Los Giles tiene acceso a la compra de comestibles. “El panadero viene todos los días menos los domingos, el pescadero los miércoles y los sábados, los helados en verano, el Covirán los viernes y los domingos el frutero. Antes venía también mi padre, que era el carnicero”, expuso Bea. “Y Andoni de pequeño siempre decía ‘mami, ¿por qué no viene el juguetero?”.
La compra de alimentos se suma a lo que produce el campo. “El campo te da todo lo que necesitas”, afirma Bea. “Ahora estamos comiendo espárragos, naranjas, mandarinas y pronto salen las habas”.
Por otra parte, las oportunidades de trabajo en la zona, no solo en Los Giles, son escasas y las comunicaciones, malas. Ellos deciden quedarse con la parte buena de esto. “Vivimos afortunadamente en una provincia abandonada de la mano de quien tenga que ser, de don dinero, que es precisamente por lo que nos gusta Almería y nuestra tierra. Por eso no está tan construido como otros sitios más turísticos, que es lo bueno que tiene Almería, es lo que nos gusta de Almería”, asegura Iker.
Sin embargo, también recalca los problemas que esto acarrea. “Pero es verdad que no hay industria, trabajo. Ella es enfermera y en otras comunidades estaría trabajando sin parar, aquí no es tan fácil. Las comunicaciones son malas. Nos cuesta un montón salir de aquí, no hay tren .”
Rodeado de campo por todas partes, una tiene la sensación de estar desconectada del resto del mundo cuando llega a Los Giles. Y es que hasta hace 6 años así era. Internet no llegó al pueblo hasta 2018, tras años de lucha por parte de los vecinos, que se sumaron a la iniciativa de Iker y Bea. “Estuvimos 7 años peleando y llamando a ver quién nos podía ofrecer internet porque necesitábamos trabajar con el ordenador. Comenzó cuando vinimos a vivir en 2011 y tardamos 7 años en conseguir que pusieran un repetidor para que pudiera llegar el internet aquí. Ahora afortunadamente va. Va lento, pero va”, nos cuenta Bea.
“Estuvimos 7 años peleando y llamando a ver quién nos podía ofrecer internet porque necesitábamos trabajar con el ordenador. Comenzó cuando vinimos a vivir en 2011 y tardamos 7 años en conseguir que pusieran un repetidor para que pudiera llegar el internet aquí. Ahora afortunadamente va. Va lento, pero va”, nos cuenta Bea
La llegada de internet a un lugar como Los Giles inevitablemente lleva la conversación al terreno del teletrabajo y a la posibilidad de la llegada de personas que, como ellos, quieren disfrutar de un lugar con esas características. “Nosotros disfrutamos de un clima espectacular y vivimos tranquilos. Si te dan buenos medios, un buen wifi, tú puedes estar aquí trabajando todo el día y ser el hombre más feliz del mundo”, asegura Iker.
En Almería, el caso de Los Giles no es aislado. En esta provincia se encuentra Benitagla, que con 59 habitantes es uno de los municipios más pequeños de la comunidad autónoma, y una gran suma de barriadas y pedanías que no llegan a los 100 habitantes. Además, 51 de los 104 municipios que conforman la provincia cuentan con menos de 1.000 habitantes. Algunos de los menos poblados son Alcudia de Monteagud (128 vecinos), Alsodux (138) o Castro de Filabres (101).
Teletrabajo como solución al abandono
España está llena de lugares como Los Giles, municipios muy pequeños que cada vez cuentan con menos habitantes. Desde hace unos años, especialmente con la pandemia, cada vez son más las empresas que han implementado el teletrabajo, y con él surge una esperanza para estos territorios.
Según el estudio sobre el Teletrabajo publicado en el año 2024 por el Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública, actualmente 3.057.400 personas teletrabajan en España. De ellas, 1.597.200 teletrabajan de forma habitual, mientras que 1.460.200 lo hacen de forma ocasional, es decir, menos de la mitad de los días que trabajan.
Según estos datos, son muchas las personas libres de elegir cualquier lugar para vivir, siempre y cuando tengan conexión a internet. Esto supone una gran posibilidad de desarrollo para todos estos municipios víctimas de la despoblación.
Así es como surgió la Red Nacional de Pueblos Acogedores, iniciativa de El Hueco, empresa soriana, subvencionada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y con la colaboración de Booking. Consiste en una iniciativa que presenta pueblos que cuentan con las condiciones necesarias para teletrabajar: conexión a internet, un lugar público donde acudir para trabajar, que suelen ser bibliotecas, y alojamiento.
En la plataforma, cada pueblo tiene su propia pestaña donde se detallan sus características: la velocidad de internet con la que cuenta, los espacios de teletrabajo disponibles, el coste de vida por semana allí, los alojamientos disponibles, los servicios con los que cuenta el pueblo, sus características geográficas.
El objetivo de esta propuesta es atraer a teletrabajadores que busquen pasar una temporada en un ámbito rural o, en el mejor de los casos, asentarse allí. Hoy en día, son 77 los pueblos que forman parte de la red, que no deja de crecer. Iniciativas como esta resultan muy interesantes para promover la economía de estas pequeñas localidades y darlas a conocer.
La despoblación sigue estando a la orden del día, como refleja la investigación publicada en la revista Estudios Geográficos, en el año 2024. Según este estudio, a pesar de que hubo un desplazamiento notable a municipios más pequeños durante la pandemia, esta no es la tendencia predominante. Sin embargo, iniciativas como esta, en la que ya han se han registrado 1.333 teletrabajadores, dan esperanza y expectativas de un futuro en el que nuestros pueblos no caigan en el olvido.
¿Y las personas mayores?
Son los guardianes de la memoria rural, la última generación que vivió plenamente desconectada de las nuevas tecnologías. Hoy, las personas mayores conforman la mayoría de la población de los pequeños pueblos de nuestro país.
“Debemos incidir mucho más en la población, sobre todo en la población que tenemos, que son las personas mayores… Es muy importante que sepan hacer todas esas cosas desde sus casas, sin tener que desplazarse”, afirma Rosendo. Para él, “es fundamental una adaptación inmediata: saber utilizar un cajero, gestionar la banca digital, realizar trámites en línea o firmar un borrador de Hacienda son habilidades esenciales que no podemos dejar atrás”.
“Es fundamental una adaptación inmediata: saber utilizar un cajero, gestionar la banca digital, realizar trámites en línea o firmar un borrador de Hacienda son habilidades esenciales que no podemos dejar atrás”.
Según el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada, en los últimos diez años el número de oficinas bancarias en España ha disminuido un 44%. Este cierre está haciendo mucha mella en el ámbito rural, especialmente en los municipios más pequeños donde el impacto puede ser más severo, debido a la dificultad de encontrar otras vías.
Acabar con la brecha
Proyectos como Espacios DigitalEX, en Extremadura, acercan las tecnologías a toda la población con 70 centros de competencias digitales que atienden a más de 25.000 personas al año. Se trabaja impresión 3D, robótica, programación, realidad virtual o aumentada. Su director, Marco Antonio Pilo García, resume el objetivo: “El objetivo es acercar las tecnologías a toda la población y mejorar la empleabilidad a través de las tecnologías digitales”.
La brecha digital entre las zonas rurales y urbanas sigue siendo una de las principales barreras para el desarrollo equitativo en la era digital. Además de mejorar la conectividad, es fundamental implementar programas de capacitación digital y crear contenido relevante que aborde cuestiones clave como agricultura, ganadería y servicios de salud.
Pero existen muchos otros proyectos. En Andalucía destacan los programas que forman parte de la iniciativa Andalucía Vuela, cuyo fin es acabar con la brecha digital en el territorio andaluz. Entre ellos se encuentra Click_A, promovido por Cruz Roja Andalucía con subvenciones de la Junta a través de la Agencia Digital de Andalucía. Se trata de un proyecto de voluntariado digital en el que se ofrece asistencia a aquellas personas que cuentan con un nivel inexistente o básico de competencias digitales mediante acompañamiento en tareas digitales del día a día y talleres formativos.
También destacan los Puntos Vuela, una red de más de 760 centros distribuidos por los municipios andaluces cuya finalidad es la digitalización. En los Puntos Vuela se facilitan el acceso a internet y la formación para ciudadanos que no disponen de las herramientas necesarias para hacer uso de los diferentes dispositivos. Está principalmente enfocada en el apoyo a la población envejecida y a los teletrabajadores, motor de la repoblación de los pueblos.
En definitiva, la brecha digital entre el mundo rural y el urbano en España, y especialmente en Andalucía, sigue representando un reto significativo para lograr una sociedad más justa y cohesionada. No se trata únicamente de la falta de infraestructuras o de conexión a internet, sino de una desigualdad más profunda que afecta al acceso a oportunidades laborales, educativas y de participación social.
Mientras las zonas urbanas avanzan con rapidez en la digitalización, muchas áreas rurales siguen quedando al margen, con poblaciones envejecidas, escasa formación tecnológica y servicios públicos digitales poco accesibles. Esta situación perpetúa un círculo de exclusión que limita el desarrollo de los territorios menos conectados.
A pesar de ello, diversas iniciativas están demostrando que es posible revertir esta realidad. Proyectos como la Red Nacional de Pueblos Acogedores, Click_A y Puntos Vuela representan una apuesta clara por reducir las desigualdades digitales desde lo local. Apostar por estas estrategias y ampliarlas es fundamental si queremos garantizar que el mundo rural no quede atrás en la transformación digital que define nuestro presente y futuro.
Sphera
Tecnología contra la despoblación
Despoblación
Un encuentro por la innovación social contra la despoblación en Sierra de Gata
En Sierra de Gata, en Hernán Pérez y en Torre de Don Miguel, entre el 6 y el 9 de diciembre del pasado año tuvo lugar el primer MosaiCultura, evento creado para poner en valor la cultura rural y luchar contra la despoblación del territorio.
Extremadura
Organizadas somos imparables y luchamos contra la despoblación
Habla el medio rural
La España vaciada llena Bruselas
Relacionadas
Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.
Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!