València
Pérez Llorca inaugura el mazonismo sin Mazón
El pasado 29 de octubre, día del aniversario de la dana, el ya ex president Mazón convocó por sorpresa a una declaración institucional en el Palau de la Generalitat. Tras leer un discurso artificialmente emocional —vista la falta de sensibilidad que demostró esa misma tarde al acudir al funeral de estado con el rechazo unánime de las víctimas—, recibió una calurosa ovación. En las primeras filas estaban todos sus Consellers, y entre los asistentes, los presidentes de las tres diputaciones provinciales y alcaldes de las principales ciudades valencianas. También acudieron casi todos los cargos de relevancia de la franquicia valenciana del PP, incluidos los pesos pesados orgánicos. Era la foto de familia del mazonismo en el que iba a ser el penúltimo acto público de su forjador. En ese momento nadie reparó en una ausencia que, vista en perspectiva, parece calculada.
No es posible afirmar que Pérez Llorca contase con información privilegiada, por muy previsible que fuera el desahogo que las víctimas iban a mostrar contra quién consideran su principal verdugo en el funeral de sus familiares. Tampoco sería descabellado, claro. Su ascenso desde la alcaldía de una población pequeña como Finestrat, emplazada a la sombra de Benidorm, se lo debe a la lealtad que siempre profesó a Mazón. Estuvo con él como escudero en la Diputación de Alicante y empezó a escalar orgánicamente en el partido hasta que tras la llegada al Palau se convirtió en secretario general del Partido en el País Valencià.
El máximo cargo orgánico del partido, solo por debajo del expresident, no acudió a participar en esa ovación de más de un minuto en el aniversario de la dana
Si en esa escenificación final del mazonismo con Mazón empezó la partida de póker en la que se jugaba la sucesión, Pérez Llorca hizo una excelente apertura. El máximo cargo orgánico del partido, solo por debajo del expresident, no acudió a participar en esa ovación de más de un minuto que le profesaron muchos de quiénes, tal vez en unos meses, se referirán al ya ex president como “el señor del que usted me habla”.
Ese escenario en el que al menos algunos de sus antiguos acólitos, por su propia supervivencia política, marquen distancias, parece más cercano tras la información exclusiva publicada por el periódico valenciano Levante-Emv esta misma semana, en la que se desvela una nueva versión de la tarde del president. Según la información, Vilaplana acercó en su coche al president al Palau cerca de las 8 de la tarde. Lo sorprendente no es el giro en los acontecimientos, a estas alturas Mazón empata con Windows en número de versiones y actualizaciones de su tarde de autos. Lo inédito es que el medio cita como origen de la información a fuentes del propio Partido Popular.
El órdago del PP valenciano para la sucesión
Curiosamente, el segundo movimiento en la trama política de la sucesión también tuvo a Pérez Llorca como implicado. El sábado de reflexión (1 de noviembre), en las horas en las que Mazón pactaba su salida con su núcleo cercano, los tres presidentes de las diputaciones valencianas, también presidentes provinciales de la estructura orgánica del PP, reunidos a instancias de quién finalmente va a ser el sucesor, filtran a la prensa la preferencia del aparato autonómico por Vicent Mompó, president de la Diputación de València. La jugada, esta vez, era un farol.
Mompó no podía suceder a Mazón inmediatamente, ya que el Estatut del País Valencià establece el requisito de ser diputado para poder ser investido president. Aunque salió elegido en las urnas como número 2 por la circunscripción de València, renunció a su acta en Les Corts para asumir su cargo en la Diputación. Tras los comicios de 2023, este parecía que iba a ser el gran espacio de poder que retendría la izquierda postbotànic. Pero un entonces desconocido Pérez Llorca consiguió tejer un acuerdo con Ens Uneix, una formación principalmente compuesta por ex cargos del PSPV que se habían escindido tras la caída en desgracia del entonces alcalde de Ontinyent, Jorge Rodríguez, quién fue imputado (y empujado por ello a abandonar el PSOE) en el caso Alquería, del que finalmente salió absuelto. La única diputada de esta formación rompió el empate entre los bloques de PP-Vox y PSPV-Compromís, y decantó la balanza hacia la derecha.
Mompó, quién ha comparecido este mismo lunes 24 de noviembre en la comisión de investigación del Congreso de los Diputados, sí estuvo en el Cecopi desde su tardío inicio a las cinco de la tarde. Fuera o no consciente de la carambola a la que estaba jugando Pérez Llorca, poner en la palestra su nombre con el aval de la estructura orgánica autonómica sin que Mazón hubiera desvelado públicamente su salida, se interpretó como un intento de marcar territorio frente a la intención nada disimulada de Génova, que pasa por aupar a futura líder de la Generalitat a María José Català, alcaldesa de València.
La negociación con Vox, más sencilla que con Génova
Mientras que el foco estaba puesto en la salida de Mazón, que coincidió precisamente con la declaración de Maribel Vilaplana en la instrucción de la dana, Pérez Llorca jugó sus cartas con una negociación discreta a muchas bandas. La sintonía con Vox no es mala, desde su puesto de síndic en Les Corts ya había negociado el año pasado los presupuestos, que vinieron acompañados de un giro drástico en el discurso de Mazón hacia el negacionismo climático y las posiciones xenófobas. Presumiblemente, es el mismo precio que le han puesto los ultras para no ir a elecciones.
Desde Vox, su portavoz estatal, José Antonio Fúster, ha argumentado que “nos han engañado tantas veces con los acuerdos por escrito que realmente no hace ninguna falta un acuerdo por escrito”, aunque insistió en que esperarán a escuchar el discurso de Pérez Llorca para ver “exactamente” su posición y sus compromisos políticos “no con Vox, sino con los valencianos”. Aunque no hayan mostrado documento alguno, el acuerdo se da por hecho. Los ultras se guardan la carta táctica de no apoyarle en la primera intentona, pero viendo los interrogatorios que está haciendo el diputado ultra Gil Lázaro en la comisión de investigación del Congreso, más mazonista que el propio PP, la sintonía parece evidente.
Sin embargo, la negociación con el equipo de Feijoó ha sido más problemática. No es sólo que Pérez Llorca saliera en la foto de la negociación del primer acuerdo de investidura, que aupó rápidamente a Mazón a la presidencia y que Génova consideró un error por los tiempos. Desde el equipo de Feijoó achacan su derrota en las generales de julio del 23 a la movilización del voto de la izquierda que supuso el pacto en el País Valencià.
Desde entonces, tienen en la recámara a la alcaldesa de València, María José Català, como preferida para tomar el mando. Mazón, cabe recordar, fue aupado por el equipo del defenestrado Casado. Sus buenas relaciones con Teodoro García Ejea, con quién llegó a convivir en un piso de estudiantes, fraguaron su ascenso, para lo que se quitaron de enmedio a Isabel Bonig.
Además, el único escenario en el que se puede producir de inmediato esa presumible pugna entre la candidata de Génova y el preferido por el aparato autonómico sería ir a elecciones. Y esa senda presenta un grave problema para quién ha abierto este camino. Mazón probablemente no repetiría en las listas, y la jueza de Catarroja no tendría ya ningún obstáculo para imputarlo sin tener que dejar la instrucción en manos de la misma instancia judicial que absolvió a Camps, jurado mediante, o la que empezó la cacería contra Mónica Oltra.
En la gobernanza orgánica de los populares, la dirección nacional puede imponer candidaturas y listas autonómicas a la valenciana, por lo que la amenaza era mandar a todo el mazonismo para casa
El movimiento de filtrar a la prensa la preferencia por Mompó fue interpretado por Génova como una auténtica insubordinación. Según confirman fuentes conocedoras de la negociación, Miguel Tellado llegó incluso a filtrar el 18 de enero como cita electoral, como forma de presionar. En la gobernanza orgánica de los populares, la dirección nacional puede imponer candidaturas y listas autonómicas a la valenciana, por lo que la amenaza era mandar a todo el mazonismo para casa.
Pero esa posición no es tan fácil de ejecutar por la dirección nacional, ya que le hubiera correspondido tomarla a un Mazón que aún no había anunciado oficialmente su salida. El calendario electoral autonómico, que tiene Extremadura y Andalucía como sus próximas grandes citas, se podría complicar para los de Feijoó si se abre también la contienda valenciana, con un enfrentamiento entre el aparato valenciano y el estatal abierto y la sombra de la gestión de la dana muy presente.
La solución más sencilla para la dirección nacional ha sido aupar a Pérez Llorca, un perfil diferente a los que suele presentar el PP en cartel electoral, que ha sufrido un escrutinio severo en el que incluso se le ha preguntado por la enfermedad crónica que padece. Era la opción preferida de Mazón, bien sea por afinidad o por pura estrategia de supervivencia judicial. Por ello, no es presumible que ejecute grandes reformas en el Consell. En su partida, sabe que le conviene jugar ahora la carta de la provisionalidad, y ya veremos si en el futuro presenta batalla como escudero de Mompó, o intenta revalidar el cargo que le ha llegado de forma accidental en las urnas.
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