Historia
Manuel Cañada: “A los extremeños nos han robado la historia”

Manuel Cañada acaba de publicar Otra Extremadura (Jarramplas, 2020), un libro que rescata buena parte de la historia no contada de la región (desde principios del siglo XX a la actualidad) con el objetivo de que conocerla ayude a entender y cambiar el presente de la región. Esta publicación es el resultado de una investigación realizada durante los últimos años por el autor.

Antropólogo

3 jul 2020 01:42

En Otra Extremadura Manuel Cañada nos acerca la historia ocultada de Extremadura, desde principios del siglo XX hasta hoy. Tras la guerra civil y la matanza de Badajoz, se impuso primero la represión y la miseria, y después el saqueo de Extremadura y la emigración. Sin embargo, “el señorito ya no está en el cortijo, está en los despachos del IBEX 35”. En el libro también se aborda cómo, amparados por la clase política extremeña, han continuado con el expolio de la región: acaparando recursos, explotando el campo y a sus trabajadores o montando proyectos industriales peligrosos y contaminantes. Y hoy, como hace 60 años, “sembrando pobreza y obligando a los jóvenes a emigrar”. Pero este es un libro sobre la historia de los de abajo: las victorias y derrotas del pueblo extremeño.

La editorial Jarramplas, de reciente creación, tiene como objetivo “publicar libros que muestran otra forma de ver Extremadura, que cuenten experiencias sociales, culturales, históricas o políticas que a menudo no aparecen en los medios oficiales y no se escuchan entre tanto ruido”.

Otra Extremadura se presentará por algunas localidades Extremadura este verano. Este viernes 3 de julio tendrá lugar la presentación en Mérida, a las 20:30 en la Plaza Santa María. El martes 14 se presentará en la librería La Industrial de Zafra y el sábado 18, a las 12h en la Biblioteca pública del Estado en Cáceres.

¿Qué se va a encontrar quien se acerque a Otra Extremadura?

Se va a encontrar con 34 artículos sobre distintos hechos y personajes de Extremadura. Y también con un magnífico epílogo, escrito no por mí sino por los editores del libro, que nos trae al presente inmediato. Los artículos son de historia pero no de historia muerta; es un libro de careo entre el pasado y el presente. Como dice el historiador italiano Enzo Traverso “el pasado está en el presente, pero hay que descubrirlo”.

¿Cuál es el origen de este libro? ¿Por qué empezaste a escribir?

Te voy a dar una respuesta que, creo, es poco convencional. Yo empiezo a escribir estas historias sobre la Historia de Extremadura porque estoy en los movimientos sociales. Me gusta mucho una expresión que utiliza Benjamin: “el sujeto del conocimiento histórico es la clase oprimida cuando lucha”. En los movimientos que se crean a partir del 15M, el Campamento Dignidad por ejemplo, se genera también la necesidad de entender la historia y de buscar. Cuando se está luchando ¿qué se hace? Se buscan los referentes. Siempre he tenido interés por el conocimiento de nuestra historia, pero ha sido en el interior de los movimientos sociales donde ha madurado más esa necesidad de identidad. La identidad de nuestros movimientos, de nuestras luchas. Hemos vivido años en los que estábamos bajo el dominio ideológico de la posmodernidad. Hicieron desaparecer el movimiento obrero, que durante un tiempo tenía sus formas de reivindicación de la historia y de transmitirla, aunque fuera de manera oral. La época del neoliberalismo, del pensamiento único y de “el fin de la historia”, décadas en la que el legado de las luchas había desaparecido. De ahí la necesidad que hemos tenido desde los movimientos de buscar nuestros antecedentes, la relación con los que han luchado antes. Los textos que yo escribo tienen un anclaje militante en los movimientos sociales. De ahí viene el impulso.

Los textos que yo escribo tienen un anclaje militante en los movimientos sociales. De ahí viene el impulso

¿Es este un libro de historia?

Sí y no. Son textos sobre la historia reciente de Extremadura, desde principios del siglo XX hasta nuestros días, que se mueven entre el artículo y el ensayo. Y que intentan, eso sí, atenerse a dos criterios: rigor y radicalidad. Rigor en las fuentes o en la investigación bibliográfica, pero a la vez radicalidad en el análisis. Y que se escriben con un afán de divulgación. A Rafael Chirbes le gustaba burlarse de la literatura concebida y escrita solo para literatos. ¿Alguien se imagina que los panaderos sólo hicieran pan para panaderos? Esa endogamia afecta también a gran parte de los libros convencionales de historia. La vocación de este libro va exactamente en el sentido opuesto. La historia nos pertenece y nos interpela a todos, a los expertos y a los legos, a los panaderos y a los no panaderos.

Pero además el libro intenta responder a llamativos vacíos. Hay muy pocos materiales de historia crítica sobre la Extremadura del siglo XX. Y algunos olvidos difícilmente entendibles. ¿Cómo se explica, por ejemplo, que el 25 de marzo siga siendo un episodio casi clandestino para la gran mayoría de los extremeños? ¿Cómo es posible que un acontecimiento sobre el que han escrito historiadores de la talla de Malefakis, Tuñón de Lara, Paul Preston, Víctor Chamorro o Paco Espinosa, haya sido ninguneado por los políticos y la corporación histórica en Extremadura? A los extremeños nos han robado la historia.

Voces de Extremadura
Víctor Chamorro: “Yo he sido castigado al silencio”

A poco más de una semana del 25 de marzo, conversamos con Víctor Chamorro, el intelectual que más ha hecho por recuperar la historia de las luchas campesinas que marcaron el siglo XX extremeño.  

Estos textos se mueven entre el artículo y el ensayo, e intentan atenerse a dos criterios: rigor y radicalidad

Otra Extremadura está compuesto de textos que cuentan episodios concretos pero que al final forman un conjunto con un sentido propio muy palpable.

Sí, son fogonazos y preferentemente fogonazos épicos, momentos en los que el pueblo tomó la palabra. Momentos poco o nada conocidos de la historia de Extremadura. Walter Benjamin, que es sin duda una de las principales fuentes de inspiración de estos escritos, señalaba cómo determinados hechos del pasado se unían al presente y constituían todos juntos una constelación. Hay una cita secreta entre diferentes generaciones de oprimidos, afirmaba. Hay un hilo rojo, no solo rojo, también verde y violeta, un hilo de rebeldía verde, blanca y negra en el caso de Extremadura. Un hilo que une a los vencidos, a los olvidados, a los oprimidos de cualquier tiempo. Se trata, como dice Traverso, de vincular duelo y búsqueda de alternativas, redención de los oprimidos y a la vez renovación de la apuesta de transformación desde nuestro presente.

Y para comprender y transformar el presente hay que pensar históricamente. ¿Cómo se puede entender Extremadura sin conocer los afanes, las tradiciones, las victorias y derrotas del campesinado, por ejemplo? La mayoría de los libros de historia desdeñan el papel que desempeñó en Extremadura la clase obrera campesina en el primer tercio del siglo XX, las luchas por la reforma agraria, la extraordinaria densidad de organización que consiguió. Extremadura estuvo a la vanguardia en aquel trance histórico. Por eso las represalias, la matanza de Badajoz y las matanzas en tantos otros pueblos. Esa cantinela de la Extremadura de Los Santos Inocentes, de la resignación poco menos que como una maldición o condición genética, es una patraña indecente. Aquí se cardó mucho lana. Y no solo en la República, también en la Transición. Y la han seguido y la siguen cardando decenas de miles de personas. No hemos sido ni somos un pueblo de bueyes.

Si hablamos de otras etapas de la historia de Extremadura nos encontraremos también otras sorprendentes ausencias, que el libro de manera muy modesta quiere contribuir a subsanar. En España durante la última década ha habido una significativa corriente que ha revisado de forma crítica la Transición, el régimen del 78, como se dio en llamarle. Sin embargo a Extremadura esos aires apenas han llegado. Esto por no hablar de la etapa autonómica que se inició en el año 83. De esta etapa, de casi cuarenta años, en el campo histórico, sencillamente, no hay nada escrito en una clave crítica. El poder se ha ido y se sigue yendo de rositas.

Y parece que todo eso es desconocido para la gente joven en Extremadura.

Está claro, pero porque los que controlan el poder van a construir una memoria que les sea cómoda.

En España durante la última década ha habido una significativa corriente que ha revisado de forma crítica la Transición, el régimen del 78, como se dio en llamarle. Sin embargo a Extremadura esos aires apenas han llegado. Esto por no hablar de la etapa autonómica que se inició en el año 83

Ahí vemos eso de que el pasado no resulta conflictivo, cuando estamos viendo que sí que lo es. Pero parece que es muy cómodo mirar otras latitudes u otros momentos históricos.

Sí, es aquello que decía Marc Bloch, el gran historiador francés al que mataron los nazis: “Desde 1830 no hay Historia, hay política”. La historia quema y en los momentos de conflictividad social se revisa, como ocurre ahora mismo en EEUU con las estatuas de los colonizadores o los emblemas del racismo. La memoria y la historia son un campo de batalla permanente y mucho más la historia reciente. Por eso es una estafa pretender erigir el pedestal de la objetividad; eso sí que es ilusorio y además mentira.

¿Qué concepción de la historia planteas?

Una historia contada desde la empatía con los vencidos y, al tiempo, con una voluntad de transformación del presente. No una historia impotente, una historia viva y actuante. Una historia que, como decía Eduardo Galeano, busca el pasado como presentimiento del tiempo que es”. Y que pretende redimir, traer al presente a quienes han sufrido y han luchado por cambiar el mundo. Esa es la idea. ¿Quién conoce el asesinato del diputado Pedro Rubio? ¿Por qué apenas nadie recuerda la caída de 160 militantes comunistas extremeños en 1973? ¿Dónde se cuentan las imponentes huelgas de la vendimia o de la construcción en los años setenta? En el libro se cuentan algunos de esos episodios, pero faltan muchísimos más. La historia de las clases populares está, en gran medida, por escribir.

En el libro haces mucho hincapié en todo lo relacionado con la reforma agraria. Durante la Transición parecía que la reforma agraria era lo que tocaba en Extremadura y en Andalucía.

Sí, la referencia a la Reforma agraria se introduce en el Estatuto de autonomía de Extremadura en 1983. Es, con Andalucía, la única comunidad en las que se incluye el objetivo de la Reforma Agraria. Por eso, fíjate si es grave la traición del poder político en Extremadura que en 2011 suprimen del Estatuto de Autonomía esa mención. Es la legislatura en la que sólo están representados en la Asamblea de Extremadura el PSOE y el PP. El latifundio es uno de los grandes problemas estructurales que arrastra Extremadura y al que, de ese modo, se quería y se quiere blindar. Y el delito de los dirigentes del PSOE en Extremadura es más grave todavía, porque constituye una traición en toda regla al legado histórico del socialismo en esta tierra. Máxime cuando nuestra comunidad sigue teniendo la distribución de la tierra más latifundista, no ya de España, sino de toda Europa, como demuestra el reciente estudio de Fernando Fernández.

El delito de los dirigentes del PSOE en Extremadura respecto a la reforma agraria es más grave todavía, porque constituye una traición en toda regla al legado histórico del socialismo en esta tierra

Es una forma de borrar la historia incluso desde lo institucional.

Es una forma de decir “no vaya a ser que mañana cambien las condiciones y alguien nos obligue o lo reivindique invocando a la ley, al Estatuto de autonomía”. Es de una deslealtad brutal. Y de eso también queríamos hablar en el libro, de lo que ha pasado y de lo que pasa en Extremadura. ¿Qué pasa en una región que en poco más de diez años se va a situar por debajo del millón de habitantes? En el año 60 tenía 1.400.000 habitantes, cuando en España había solo 25 millones. La despoblación de Extremadura y la emigración que no cesa son la mejor demostración del fracaso de la Junta durante las últimas décadas.

En la Transición parecía que estaba claro lo que había que hacer, que tenían que hacerse unos programas fuertes de justicia social, pero en tu opinión se ha ido en la dirección contraria.

Esto nos llevaría más al presente. En el libro hay cuatro etapas: el primer tercio del siglo XX hasta la guerra civil, el franquismo y la transición, el ibarrismo, la crisis de 2008 y la actualidad: lo que viene ahora. Después de la transición viene eso que podemos llamar sin rubor el ibarrismo. Pero el ibarrismo, o al menos lo que yo denomino con ese nombre, es mucho más que Ibarra, es una forma de ejercer el poder y la relación con la sociedad que, en gran medida, sigue vigente en nuestra tierra. ¿Cuáles serían sus características? En primer lugar la ductilidad del discurso político, que por un lado hereda la gran tradición socialista en Extremadura pero que al mismo tiempo teje una sólida alianza con las clases dominantes. El símbolo quizás más potente sea la elección del 8 de septiembre, el día de la Virgen de Guadalupe, como Día de Extremadura. Hay que recordar que la propuesta había sido hecha inicialmente por la Iglesia y por Alianza Popular. Que un hombre como Fernández Vara, diez años afiliado al PP, sea hoy presidente de la Junta de Extremadura es también muy revelador. El PSOE ha sido y es el gran partido del poder en Extremadura, el partido atrapalotodo. Ha sido el articulador del bloque de poder, por usar la expresión gramsciana.

La principal característica del Ibarrismo es la ductilidad del discurso político, que por un lado hereda la gran tradición socialista en Extremadura pero que al mismo tiempo teje una sólida alianza con las clases dominantes

¿Quién compone ese bloque de poder?

Pues digamos que además de la banca -que es un componente fundamental en todos sitios- en Extremadura, de manera importantísima hay dos patas: las eléctricas y los medianos y grandes propietarios de la tierra. Luego también hay una pequeña burguesía, que han crecido al amparo de las subvenciones públicas, y una parte del funcionariado vinculado al poder político. Manuel Amigo, 18 años consejero de la Junta de Extremadura, pasó de ahí a formar parte del Consejo de administración de Iberdrola, que es el principal grupo de la central nuclear de Almaraz. Es quizás la puerta giratoria más representativa de ese bloque de poder en Extremadura. Un bloque de poder que ha garantizado que el statu quo no se tocaba. El saqueo alimentario, energético, o la fuga del ahorro, de la que se hablaba en Extremadura saqueada en 1978, ha permanecido intocable en lo fundamental. La bancarización de las Cajas de Ahorro es quizás el último ejemplo de la manifiesta dependencia de Extremadura y del papel cómplice que ha jugado la élite política en ello.

En algunos de los textos del libro tratamos de analizar también la conformación de esas redes de poder en las últimas décadas. Alfonso Gallardo, Atanasio Naranjo, Valdecañas… Y en la parte del epílogo, que me parece muy significativo y muy importante, se analizan los negocios que se están montando con la especulación urbanística medioambiental, las nuevas amenazas a la vista, como son los numerosos proyectos mineros a cielo abierto. Aunque sea de una manera muy intuitiva, muy embrionaria, describimos cómo se organiza el bloque de poder en Extremadura.

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En el bloque de poder en Extremadura, además de la banca, hay dos patas: las eléctricas y los medianos y grandes propietarios de la tierra

Esto tiene que ver de nuevo con la Extremadura saqueada, ¿no?

Sí, es que en las cuestiones estructurales Extremadura no ha cambiado. Su subalternidad económica y política, su “colonialidad”, como exportadora de mano de obra y materias primas, la sangría de la emigración, el saqueo, ha continuado.

Pero el poder no se está quieto, se va reconfigurando y parece que se refuerza en posiciones más duras. Y en Extremadura el PSOE incluso justifican y reivindica a ciertos personajes, incluso a Felipe González. Por ejemplo, no había ninguna necesidad de que saliera un presidente autonómico como Fernández Vara a hacerlo, como ocurrió la semana pasada.

Pero es que aquí, en Extremadura, el PSOE que nos ha tocado sufrir ha sido el más monárquico y seguramente el más derechoso de todo el Estado. Ha sido también el más felipista, basta con recordar la inquina de Ibarra contra la UGT en la etapa de Nicolás Redondo y Antonio Rosa, o la posición vergonzosa de apoyo a los condenados del GAL, hasta el punto de fletar autobuses para ir a la cárcel de Guadalajara.

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En Extremadura el PSOE que nos ha tocado sufrir ha sido el más monárquico y seguramente el más derechoso. También el más felipista, basta con recordar la posición vergonzosa de apoyo a los condenados del GAL, hasta el punto de fletar autobuses para ir a la cárcel de Guadalajara

¿Cómo ha sido el proceso de investigación para la creación de Otra Extremadura en el que has empleado, a la vez que estabas en otros frentes, cuatro años?

Es un proceso inacabado, hay muchísimos personajes y acontecimientos que están por contar. Espero poder continuar la tarea en los próximos años, seguir contribuyendo a ello con otros compañeros.

¿Y cuál es la función del libro?

Publicar un libro es ponerlo en medio de una conversación, dice el escritor mexicano Gabriel Zaid. Nosotros queremos contribuir a un debate sobre la realidad de Extremadura, sobre el pasado, el presente y el futuro. Ese es el sentido, el objetivo fundamental del libro.

En Otra Extremadura hay tres artículos escritos en plena pandemia del coronavirus.

La pandemia del coronavirus está abriendo en canal la crisis de civilización. Todo va a ser puesto en cuestión, las formas de producir y de relacionarse, la economía, las identidades y los valores. Se abren posibilidades de hondas transformaciones pero también el riesgo de la barbarie. Quizás la voz y el ejemplo de los hombres y mujeres que transitan por esta Otra Extremadura puedan ayudarnos en estos tiempos de incertidumbre.


Para conseguir el libro: jarramplaseditorial@protonmail.com

Reportaje sobre el libro

Entrevista en el programa de historia social y movimientos populares La linterna de diógenes



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#86050
31/3/2021 0:13

He acabado de leer hoy el libro. Queria leer cada dia una de las 34 historias, pero lo he acabado en una semana. Cuantísimas cosas no conocía, ciertamente nos han robado la historia de nuestra tierra

1
0
#64564
5/7/2020 9:48

Este libro debería ser obligatorio para todos los hijos de extremeños cuyos padres emigraron a Madrid y Barcelona en los 50 con una mano delante y otra detrás, y que apenas sabemos nada de nuestros origenes.

5
0
#64530
3/7/2020 22:37

Me gusta Manuel !!!

5
0
#64529
3/7/2020 22:30

Felicidades, amigo. Me uno a la cita secreta de los oprimidos.

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0
#64527
3/7/2020 21:37

¿Por qué en Andalucía todo el mundo conoce a Blas Infante y en Extremadura nadie conoce a Antonio Elviro?

7
0
#64513
3/7/2020 18:09

Me alegra mucho que hayas decidido trasladar a un libro tus variadas y comprometidas investigaciones. Es un regalo que nos haces a todes. Enhorabuena, Manuel.

7
0
#64501
3/7/2020 14:31

Increíble que historias como las que se narra en el libro sean totalmente desconocidas en Extremadura, dice mucho de la tierra en la que vivimos

7
0
#64497
3/7/2020 13:10

Hacen falta más libros como este, que rescate del olvido o el ocultismo la verdadera esencia de nuestra tierra, luchadora y rebelde bien lejos de la imagen conformista y sumisa que muchas veces nos hacen tener. Gracias Javier por acercarnos a este libro y a Manuel por su excelente trabajo.

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0
#64492
3/7/2020 12:38

Muy interesado en saber en qué Archivos de Extremadura ha descubierto esa "historia oculta de Extremadura", lo leeré, y sobre todo veré sus fuentes documentales.

3
12
#64485
3/7/2020 11:55

Impagable la labor que está haciendo Manolo, muchas gracias por tu curro

18
0
#64480
3/7/2020 10:28

Que buen análisis de la situación extremeña, da en el clavo como se componen las estructura de poder y dominación en Extremadura. Sin duda me voy a leer el libro

18
2
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