Orgullo
Bilbao, Madrid o Granada: un recorrido por las historias del Orgullo LGTBIAQ+ que desafía al capitalismo

En la capital luchan contra la maquinaria del Madrid Orgullo, en Bilbao reclaman el término “orgullo histórico” frente al plagio e invisibilización de las instituciones y en Granada afianzan un movimiento joven a pesar de las trabas del Ayuntamiento.
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Orgullo en Bilbao a principios de los años 80. Imagen cedida por EHGAM.
Actualizado a las 11:00h
28 jun 2024 06:00

Acaba de empezar el verano de 2007 en Madrid. La bandera arcoíris ondea por el centro de la ciudad y las carrozas del Orgullo Estatal LGTBIAQ+ de ese año ya marchan por la Gran Vía. En ese momento, un grupo de personas irrumpe al son de batucada y se planta delante de una de las carrozas. Quienes van en ella se preguntan quién es esa gente que boicotea la celebración del Orgullo LGTBIAQ+. Por sus pintas, parecen de todo menos reaccionarios. Es entonces cuando las personas recién llegadas extienden la pancarta que reza “Nuestros derechos no son un negocio”. Es la primera acción del Orgullo Crítico de Madrid, que tardará todavía unos años en adoptar ese nombre, y están en contra de la deriva gaypitalista de la marcha.

Los diez días de festejos del Madrid Orgullo (MADO) dejaron 520 millones de euros en la ciudad en 2023, un 14 % más que la edición anterior. El Orgullo es un negocio rentable y creciente, aunque siempre con quienes se niegan a que el lucro esté por delante de la reivindicación. 2007 marca el nacimiento del Orgullo Crítico de Madrid. En el caso de esta y otras ciudades, el movimiento crítico surge como respuesta a una marcha institucional tibia en proclamas. En otras urbes, el movimiento cuir nunca fue absorbido por el empresariado y lucha por seguir siendo visible año tras año frente a las paletadas de dinero que reciben los desfiles oficialistas.

El Orgullo histórico

—¿Cómo prefieres que me refiera a vosotres?
—Como Plataforma E28 [28J en euskera]. O como orgullo histórico, porque somos orgullo histórico, no crítico. Reclamamos nuestro sitio como orgullo histórico.

Así responde Koldo en llamada con El Salto. Es integrante de la E28 en nombre de Ehgam (Movimiento de Liberación Sexual de Euskal Herria), asociación que participa en la organización el Orgullo anticapitalista en Bilbao. Este colectivo se manifestó con otros en 1978 en el primer Orgullo de la ciudad: exigían la legalización de Ehgam y explicaciones por el asesinato de una trabajadora sexual en Basauri el año anterior, entre otros. A diferencia de Madrid, su Orgullo nunca quedó secuestrado por instituciones y empresas, sino que siempre ha sido anticapitalista e interseccional. Koldo pone ejemplos de ello: Ehgam y otros colectivos que hoy constituyen la Plataforma E28 participaron de campañas contra la Iglesia o a favor de la insumisión o el derecho al aborto.

Hasta 2015, el Orgullo anticapitalista en Bilbao eran el único Orgullo, pero desde ese año entonces tienen que invertir esfuerzos en “oponernos, contraponer y contraprogramar” al Bilbao Bizkaia Pride

Hasta 2015 eran el único Orgullo que se celebraba en Bilbao, pero desde entonces tienen que invertir esfuerzos en “oponernos, contraponer y contraprogramar” al Bilbao Bizkaia Pride, la plataforma que aúna instituciones y empresas de la comunidad autónoma vasca para fomentar, explica Koldo, el “turismo gayfriendly”. Cuatro años después de nacer esta entidad, le plagia su nombre al Orgullo histórico: cambia el “Pride” por “Harro” —orgulloso en euskera—, un término que la Plataforma E28 usa en sus convocatorias. Por ello, “el caballo de batalla” contemporáneo “es el pinkwashing y el modelo turístico”, explica Koldo. “En los últimos cinco años, el Pride —las activistas se niegan a llamarlo Harro— ha recibido de las instituciones vascas más de 400 000 euros, todos provenientes de partidas de Turismo”, denuncia Daniela, compañera de Koldo en Ehgam. Este prosigue:

—Es un dinero público que gentrifica y crea un modelo gayfriendly…
—Enfocado al mismo perfil: hombre blanco cishetero y con dinero —añade Daniela.
—… sin atender a las necesidades reales del colectivo —concluye Koldo.

Las activistas aseguran que la Plataforma E28 se ha enfrentado a lo largo de los años a “la maquinaria de las instituciones públicas” que los “invisibilizan”. Koldo enumera: “No se pone de manifiesto nuestra lucha, nos quitan el nombre y confunden a la gente diciendo que solo hay un Orgullo y es el Pride”.

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Militantes de Ehgam, colectivo integrante de la Plataforma E28. Cedida por Ehgam.

Un Orgullo joven frente al Ayuntamiento

“Orgullo es protesta” es uno de los lemas que utilizó el Orgullo Crítico de Madrid en su primera acción en 2007. A 15 años y 350 kilómetros de distancia nace la plataforma Orgullo Crítico Granada con la misma idea. “El Orgullo tiene que seguir siendo una lucha, no solo el 28J, sino todo el año”, explica Eric, integrante de la plataforma que organiza la manifestación crítica en la capital del Genil.

El activista también es miembro de Granada Visible, asociación que hasta la fundación del Orgullo Crítico participaba con el Ayuntamiento de la organización de la marcha oficial. “Pedíamos medidas reales al PSOE sin obtener respuesta y muchas veces no nos dejaban hablar. Fue una mezcla de ‘nos vamos’ y ‘nos echan’”, cuenta Eric sobre el momento en que Granada Visible abandona la mesa con el consistorio y participa de la creación de la plataforma crítica en 2022.

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Orgullo 2023 en Granada. Cedida por Orgullo Crítico Granada.

Así pues, varios colectivos “con perspectiva anticapitalista” se juntaron en asamblea para impedir que el consistorio “use el nombre del Orgullo para lavarse la cara cuando el resto del año no hay atisbo de querer cambiar las cosas”, dice Eric, que añade que los principales retos del Crítico vienen por parte de la corporación municipal. “El año pasado, el Ayuntamiento y las asociaciones neoliberales convocaron antes que nosotres para el 28 de junio y tuvimos que movernos al 26, así que este año nos aseguramos de adelantarnos”, empieza el activista. El problema llega cuando, “sin decir Orgullo Crítico”, la organización de la marcha oficial anuncia que se adhiere “a la convocatoria aprobada por Subdelegación de Gobierno”, es decir, la crítica. “En su cartel está nuestro día, hora y recorrido”, denuncia Eric.

“Orgullo es protesta” es uno de los lemas que utilizó el Orgullo Crítico de Madrid en su primera acción en 2007. A 15 años y 350 kilómetros de distancia nace la plataforma Orgullo Crítico Granada con la misma idea

Ante el fracaso de la negociación con el gobierno municipal y la posibilidad de que la gente se confunda, el Orgullo Crítico de Granada ha emitido por redes un comunicado anunciando el cambio de hora y recorrido. “No queríamos que nos absorbieran o que la gente pensara que íbamos de la mano con el Ayuntamiento”, declara Eric.

Del centro a las periferias

En 2007 se aprobó la Ley 3/2007, de 15 de marzo, la Ley Trans estatal anterior a la actual. En ese momento, las asociaciones LGTBIAQ+ más cercanas a las instituciones la aplaudieron mientras los colectivos de base rabiaban; la norma se quedaba muy corta de las reivindicaciones de los movimientos trans. Ese “seguidismo” de las políticas del PSOE por parte de COGAM y la FELGTBI+, sumado a la “mercantilización y la despolitización” de la marcha en cuya organización estaba la asociación de empresarios AEGAL, prendió la mecha del Orgullo Crítico en Madrid: Lavapiés se llenó bajo la proclama del orgullo “transmaribollero anticapitalista”.

El movimiento cuir crítico de la ciudad, que recogía el legado de la Radical Gai y las LSD, se descentralizaba unos años después de su creación. De estos Orgullos de barrio solo queda hoy el de Vallecas, que normalmente convoca su manifestación una semana antes del 28J. Hasta hace poco, el panorama ha sido la manifestación vallecana en su barrio; la de la ciudad en el centro.

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Una imagen de la manifestación convocada por Orgullo Crítico Madrid en 2022. Álvaro Minguito

La cumbre de la OTAN de 2022 cambió este modelo de una manifestación en el barrio y otra en el centro. Durante la celebración de las reuniones de la Alianza Atlántica en Madrid, la zona centro estaba prácticamente cerrada y los anuncios en el transporte público recomendaban dejar el coche en casa. En esta tesitura, Delegación de Gobierno denegó el recorrido tradicional Atocha – Plaza España. El movimiento denuncia que las trabas burocráticas, como no dar el permiso para la manifestación hasta pocos días antes, están a la orden del día, pero nunca se habían enfrentado a una prohibición expresa. A regañadientes primero, pero entendiendo después que “las personas en riesgo, como migrantes en situación irregular o trans sin DNI cambiado, no querrían manifestarse entre tanta policía”, el Crítico se movió a Carabanchel, explica Ángel, miembro de la plataforma convocante.

“Frente a la frialdad del recorrido histórico, Carabanchel fue una experiencia muy bonita”, recuerda el activista. Los años posteriores, la organización del Crítico de Madrid ha querido mantener el transcurso de la manifestación en los barrios para “volver a los orgullos descentralizados” y reivindicar que lo cuir no es solo patrimonio del centro o de Chueca. En esta edición, marcharán por el barrio de Chamberí hasta Plaza España. Sus reivindicaciones, al igual que las de Granada o Bilbao, se centran en el lavado de cara rosa y el genocidio en Gaza. “Estamos en contra de que Israel se diga LGTBIfriendly y nos use para lavar su imagen cuando comete crímenes atroces”, denuncia Ángel.

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