Galicia
Greenalia intenta desvincularse de la celulosa de Altri tras la denegación del enganche eléctrico

Empiezan a sentirse los primeros movimientos empresariales después del varapalo de la denegación del enganche eléctrico a la celulosa de Altri. Tras el ‘no’ del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico a la creación de la subestación eléctrica para la planta y que deja su futuro en la cuerda floja, Greenalia, presentada en todo momento por adeptos y detractores como empresa palanca de la multinacional portuguesa, pone pie en pared: “Les requerimos para que se abstengan de forma inmediata a utilizar la expresión ‘Altri-Greenalia’ o cualesquiera referencias a ésta última como promotora en futuras publicaciones relativas al proyecto Gama”, reza un comunicado que la empresa ha estado preparando en las últimas semanas en su sede de A Coruña y al que ha tenido acceso El Salto.
El argumento es enrevesado, pero revela un giro singular en la estrategia de comunicación de la multinacional gallega. En efecto, Greenfiber, la sociedad instrumental con la que Altri ha aterrizado en Galicia, nunca ha estado participada por Greenalia directamente, aunque hasta ahora les haya convenido la simplificación empresarial. Es Smarttia SL, la sociedad patrimonial de Manuel García Pardo, la que tiene alrededor de un cuarto de las acciones de Greenfiber y más del 90% de las acciones de Greenalia.
Sin embargo, tras la denegación de la subestación eléctrica y el fallecimiento de José María Castellano, segundo hombre fuerte y accionista minoritario en Greenalia, la empresa energética gallega prepara una estrategia de contención para su caída reputacional: “Existen otros accionistas cuya actividad es ajena al proyecto desarrollado a través de Greenfiber. Por ello, con el propósito de mantener la coherencia con la realidad de este proyecto y evitar de este modo cualquier confusión en relación con su propiedad, así como la potencial afectación a los accionistas adicionales y la actividad de Greenalia, instamos a todas las partes a referirse con precisión a Smarttia como la entidad responsable de la inversión en este proyecto”.
Además, Greenalia, en cuyo consejo de administración disfruta de un puesto Beatriz Mato, exconselleira de Medio Ambiente y la primera gran puerta giratoria de los gobiernos de Alberto Núñez Feijóo en la Xunta, ha lanzado una amenaza judicial contra quien vuelva a osar vincularla con la celulosa que pretende arrasar el corazón territorial de Galicia: “Asimismo, les advertimos que, en caso contrario, tanto Greenalia como Smarttia procederán al inicio de cuantas actuaciones legales les amparen en defensa de sus derechos e intereses”.
El poder de Greenalia en Galicia y el Estado
La familia Greenalia representa como pocas empresas el poder en las sombra de la oligarquía gallega. Cuentan con lazos de poder en lo más alto de la esfera política y empresarial, exuberantes patrimonios y, en la medida de lo posible, luchan por estar fuera del foco de los medios de comunicación. La estrategia no es descabellada, esta multinacional cuenta con una alta oposición social en la tierra donde tiene su sede. Fue presentada como parte necesaria en la proyección de la celulosa de Altri y son clave en la expansión eólica sin consenso vecinal que se ha llevado en la práctica totalidad del territorio. En los últimos meses, también salía a la luz que la compañía verde —así se autodenominan— pretende arrasar varias hectáreas de olivares en Jaén, con sus expropiaciones forzosas incluidas, para sustituirlos por una granja de placas solares.
En su consejo de administración se han sentado dos exconselleiros de la Xunta del Partido Popular, pero no solo ellos. También altos cargos que han pasado por el gigante Inditex o por Nova Galicia Banco, el banco resultante de la fusión estrella de las cajas de ahorro gallegas, apadrinada por Alberto Núñez Feijóo, que se tragó 8.000 millones de dinero público y acabó con sus directivos en la cárcel. Sus tentáculos también tocan a buena parte de las Big Four —las grandes multinacionales de la auditoría—, en algunas de las grandes multinacionales de la abogacía como Baker & McKenzie y también en las universidades públicas gallegas.
Del mismo modo, han ocupado cargos como la presidencia de Deportivo de A Coruña, en la peor etapa de su historia, cierto, pero con el beneplácito del banco, en última instancia de capital venezolano, Abanca. Todo ello, con una buena fama en la prensa, ya que también ocuparon cargos como el de la vicepresidencia de La Voz de Galicia y otros puestos en el Instituo Sondaxe, la principal empresa demoscópica de Galicia.
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