Opinión
Y, aun así, vamos ganando

Ni los tentáculos del caciquismo más arraigado en Galicia han sido capaces de darle la vuelta al tablero. La gente sigue gritando en las calles y en los pueblos que no, que ‘Altri non’.
Altri Santiago Revista
Alba Cambeiro Manifestación contra Altri en Santiago de Compostela.
7 sep 2025 05:30

Galicia vive hoy un conflicto social, político y medioambiental que nos interpela como sociedad. Con toda probabilidad, el mayor de su historia reciente. Solo es comparable con el Nunca Máis que respondió a la gestión del hundimiento del Prestige, pero con una gran diferencia: la macrocelulosa que el Partido Popular y la multinacional papelera Altri quieren instalar en su corazón territorial todavía puede pararse. Repetiremos los datos de este potencial atentado una y otra vez: captarían 46 millones de litros de agua al día, ocuparían 360 hectáreas de un ecosistema único y consumirían 2,4 millones de toneladas de eucalipto al año. Lo defienden como transición ecológica. “Una nueva industria basada en la sostenibilidad”, rezan sus comunicados corporativos e institucionales a los que solo cambian el membrete.

El Partido Popular le ha brindado, de nuevo, a una multinacional los mandos de su engrasada maquinaria clientelar y propagandística

Las vecinas y los vecinos de A Ulloa, la zona cero, son ahora la punta de lanza contra un modelo extractivista que, si no consigue emplazarse en Galicia, intentará reproducirse en cualquier otro enclave del Estado español, de Europa o, lo que es peor, del sur global, que encaje en sus necesidades. Ellas y ellos también luchan contra eso. Ponen el cuerpo, el tiempo, la vida de forma totalmente desinteresada. Llevan tres años haciendo suya una batalla que es de todos y todas y para la que necesitan todavía más fuerza. Una batalla contra un modelo colonial y de acumulación que trata de mercantilizar partes materiales de la vida que todavía hoy resisten a las manos del mercado.

El Partido Popular le ha brindado, de nuevo, a una multinacional los mandos de su engrasada maquinaria clientelar y propagandística. Esa que gana elecciones y aúpa a base de contratos a empresarios amigos y hasta familiares. Ha puesto a trabajar al servicio de la narrativa del Altri sí a alcaldes, concelleiros, conselleiras, técnicos, empresarios y a cualquiera que ellos consideren que les debe algo. No saben hacerlo de otra manera.

Ese grito transversal, cada vez más presente entre una multitud heterogénea, nos habla de un resquebrajamiento de la hegemonía de los medios de comunicación de derechas

Pero ni los tentáculos del caciquismo más arraigado han sido capaces de darle la vuelta al tablero. La gente sigue gritando en las calles y en los pueblos que no, que Altri non. Y ese grito, cada vez más transversal, cada vez más presente entre una multitud heterogénea y hasta en sus propios votantes —véase la cantidad de donaciones anónimas que han recibido para llevar a cabo su estrategia judicial—, también nos habla de un resquebrajamiento de la hegemonía de los medios de comunicación de derechas en un territorio con gran influencia en el rumbo político del Estado donde siempre han campado a sus anchas.

El descrédito hacia esa prensa que ha moldeado durante décadas la opinión pública es notorio e innegable. Durante estos años hemos visto todas las grandes estrategias de manipulación en torno a la movilización contra esta planta de macrocelulosa. Hemos visto cómo ocultaban imágenes históricas que llenaron portadas en el resto del Estado. Hemos visto cómo silenciaban a los grandes actores sociales que se oponen al proyecto en favor de presuntos expertos. Hemos visto cómo compraban minutos de radio y pantalla en la televisión pública y decenas de páginas en la prensa ‘privada’ para expandir su relato. Pero, a pesar de todo, esa estrategia debe ser leída como una victoria.

Las vecinas y vecinos de A Ulloa, apoyadas por cientos de miles de personas por todo el país, han conseguido imponer el marco discursivo en los medios y en las redes. Ellas y ellos deciden de qué se habla y de qué no y eso supone una enorme victoria política. Prueba de ello es que tanto Altri como la Xunta llevan jugando a la contra desde la escalada de este conflicto. Utilizan las entrevistas a sus altos cargos para negar los argumentos de la plataforma vecinal; pagan publirreportajes en los días posteriores a las grandes movilizaciones para ir contra los supuestos bulos de los colectivos ecologistas; y hasta emplean el vocabulario sensible que ellos mismos quisieron ocultar. Nadie habla ya siquiera de los puestos de trabajo prometidos y solo la Xunta y sus satélites se siguen negando a hablar de ‘celulosa’. Es, desde luego, un motivo para la esperanza.

Cargando valoraciones...
Comentar
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Cargando relacionadas...
Cargando portadilla...
Comentarios

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...