Brasil
Dríade Aguiar: “Los que votaron a Bolsonaro no son fascistas”

Periodista responsable de las redes de Midia NINJA, Dríade Aguiar advierte del papel de las redes sociales, sobre todo de WhatsApp, en el ascenso de las derechas y propone reflexionar sobre nuevas propuestas y lenguajes en la comunicación.

Driade Aguiar 1
Dríade Aguiar, feminista brasileña, tras la entrevista. David F. Sabadell

Dríade Aguiar es editora y columnista de Midia NINJA (las siglas de Narrativas Independientes, Periodismo en portugués, Jornalismo y Acción), un medio de comunicación que surge en 2013 desde el movimiento cultural colaborativo brasileño Fora do Eixo. Activista feminista y columnista del medio, Aguiar es responsable de las redes sociales y advierte de algo importante: la derecha ha aprendido a utilizar las nuevas herramientas que permite internet y ha tomado la avanzadilla en la creación de nuevos lenguajes.

Aguiar llega a Madrid tras pasar por París, Berlín, Barcelona y Lisboa en una gira junto a Guilherme Boulos, coordinador del MTST y candidato del PSOL en las elecciones de 2018 a la presidencia de Brasil, en una gira por Europa para buscar alianzas. Con el 55,13% de los votos, el discurso homofóbico y machista de Bolsonaro fue elegido en segunda vuelta por 57,8 millones de votantes. “Estamos acá para anunciar lo que un Gobierno con una persona como Jair Bolsonaro puede hacer”, resume Aguiar.

¿Y qué va a pasar?
Lo que va a pasar es una gran criminalización. Para los movimientos sociales como el MST [Movimiento de los Trabajadores sin Tierra] y el MTST [Movimiento de los Trabajadores Sin Techo] va a significar prisiones, asesinatos, negación de derechos. Y para la comunicación significa vivir un proceso donde la verdad y la credibilidad están en check. Toda la estrategia de comunicación de Bolsonaro durante la campaña se basó en las noticias falsas, en crear un espacio donde los medios de comunicación están en un gran test para ver quiénes son las personas que dicen la verdad. Con toda la información que llega por WhatsApp, la gente está consumiendo contenidos que le gustan, no necesariamente contenidos que contengan algo de verdadero; y ahí la derecha toma cuenta de eso, haciendo un gran mercado al que llega plata desde fuera de Brasil.

Para la comunicación, tener que vivir en este espacio donde la credibilidad se convierte en un espacio de privilegio es muy loco, pero además el hecho de ponernos a vivir constantemente en la lucha de la contrainformación nos pone en un espacio muy incómodo, porque no estamos creando contenidos sino contrarrestando contenidos falsos.

Y fuerza a seguir su agenda...
Exacto.

Tenéis varios artículos en Midia NINJA en los que habláis del papel de WhatsApp en el ascenso de la derecha, ¿cuál ha sido ese papel?
Hasta hace poco no hemos visto WhatsApp como lo que es: una plataforma. A la izquierda le ha llevado más tiempo comprender esto que a la derecha. Antes la izquierda tenía una manejo superior de las redes sociales, comprendimos muy bien el Facebook y desde ahí lanzamos una afrenta a la derecha. Y ahora vemos cómo mucha gente tiene la idea de demonizar WhatsApp como una red al servicio de la derecha, pero es una plataforma. Y partiendo de ahí, podemos ver cómo pensarlo como plataforma de información masiva. Tenemos que pensar en qué contenidos vamos a poner en esta plataforma porque la derecha ya tomó esa decisión, y tomó la decisión de poner ahí noticias falsas. Estamos en una gran crisis de comunicación en la izquierda, no solamente porque no estamos en nuestro mejor juego en las redes sociales, sino también porque no hemos logrado encontrar palabras que de hecho movilicen en este momento.

Por ejemplo, se habla de fascismo, pero si voy a hablar de fascismo en las vidas de la gente, es un palabra que la gente no comprende, al menos en Brasil. Se habla de fascismo en la izquierda teórica, organizada, pero a la gente no le llega. Y no estoy diciendo que no la comprendan, sino que no resume todo el significado de lo que pasa ahora.

¿Tienes una propuesta alternativa?
Estamos hablando mucho ahora sobre democracia. Estamos hablando ahora de un ‘frente amplio por la democracia y por los derechos’. Hay que poner palabras positivas: es el momento de hablar de derechos, de democracia, de nuestras potencias. Porque los que votaron a Bolsonaro no son fascistas: no están en contra de las mujeres, o de los negros, o contra los trabajadores; quieren parar la corrupción.

Hablas de un “nosotros”. ¿Quién es? ¿Existe en Brasil una sola izquierda a la que llamar “nosotros”?
Cuando hablo de la izquierda estoy hablando de gente progresista que tiene hoy un desafío no único, pero sí en común. Hay el desafío de proponer una izquierda feminista, el desafío de proponer una izquierda antirracista, antiLGTBfóbica o no capacitista… pero comprendemos que estamos en conjunto contra la amenaza en común.

Las mujeres lograron algo indiscutible que fue poner gente en la calle: no ha habido una gran manifestación de izquierdas contra Bolsonaro, sino una gran manifestación de mujeres contra Bolsonaro

Las feministas de Brasil dijeron “Él no” —‘Ele Ñao’— , y las urnas dijeron “Él sí”. ¿Cómo os quedáis las feministas después de eso?
No se siente como un fracaso, primero porque si no hubiera habido ‘Ele Ñao’ en la primera vuelta, no habría habido segunda vuelta, así que la victoria de la mujeres fue garantizar una segunda vuelta en Brasil. Pero además las mujeres no se sienten derrotadas porque lograron algo indiscutible que fue poner gente en la calle: no ha habido una gran manifestación de izquierdas contra Bolsonaro, sino una gran manifestación feminista, de mujeres, contra Bolsonaro. ‘Ele Ñao’ ha sido el segundo momento político más fuerte después de #MeToo en el mundo. Pero más allá de eso, la mujeres se preocuparon de proponer una agenda en espacios a los que la gente no estaba mirando, por ejemplo la cámara del Congreso Nacional y la de diputados estaduales [parlamentarios de los Estados que forman Brasil]. Fue el momento en el que más mujeres elegimos en Brasil, ha habido un aumento del 5% de mujeres en el Congreso Nacional, y este salto es abrumador. Las mujeres en Brasil no sienten que estén derrotadas, sienten que están en progreso, y que si alguien tiene coraje y energía para lanzarse contra Bolsonaro en el próximo ciclo son ellas. Están listas, están prendidas de fuego y buscando cómo hacerlo de la forma más democrática.

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¿Qué supuso para vosotras el asesinato de Marielle Franco?
Yo he llamado “efecto Marielle Franco” al sentimiento entre las mujeres negras de que es necesario cuidarnos entre nosotras y, además, tomar este espacio en honor a ella. Hay muchas madres negras en Brasil pensando cómo podemos contestar, cómo podemos estar presentes para Marielle y cómo podemos con honor hacer justicia a su nombre en la política. La otra cosa fue una gran cogida de los partidos de las mujeres negras, porque todos los partidos de izquierda querían tener la próxima Marielle. Haciendo una lectura generosa de los partidos, creo que vieron la potencias de las mujeres negras. Después de Marielle, cada vez más y más comprendemos la importancia de la mujer negra en esos espacios. Pero lo que tal vez es bueno comprender es que hay una herida muy profunda porque no hay ningún tipo de sentimiento de justicia, del 14 de marzo han pasado nueve meses. Fue cruel, cuatro tiros en la cara, es un tema muy sensible para las mujeres en Brasil, en particular para las mujeres negras: que a una mujer negra, lesbiana, villeira [de la periferia], política se la asesine tiene el objetivo de que muchas de nosotras no seamos parte de eso, y muchas están desafiando estas conclusiones.

En tus columna Gracias, Marielle Franco dices: “Miles de otras Marielles se levantarán y honrarán su legado”. ¿Eso está ocurriendo ya?
Sí, es lo que estoy diciendo. Y no fue necesario esperar a las elecciones, al día siguiente ya había miles de Marielles en la calle, y estamos viendo miles de Marielles en la política, estamos viendo miles de Marielles en la calle, en las organizaciones políticas, en la cultura. Ahora es imposible no ver las Marielles, es imposible que nosotras no seamos nombradas.

Algunas apuntan a que estamos ante la que sería la “cuarta ola” del feminismo. ¿Desde el contexto brasileño se puede hablar de esa cuarta ola?
Las olas son muy cuestionables. Si tenemos en cuanta las olas existentes, estamos viviendo una cuarta ola, de un feminismo diverso, de un feminismo que comprende la fuerza de las cuerpas, que está ahí para las negras, las indígenas, las personas LGTB. Pero hay un aparte del feminismo, precisamente el feminismo negro, que comprende que esta sería la segunda, que hasta ahora el feminismo ha sido blanco y que ahora comprende a otras mujeres. Desde una visión teórica sí, estamos ante una cuarta ola, y esta ola es la más diversa. Pero desde una visión práctica y viendo qué mujeres han sido tomadas en consideración por el feminismo, estamos ante una segunda ola que ahora sí nos escucha, sí nos ve, y la Marielle es un marco. 

Esta cuarta ola, o segunda, ¿estaría definida por la interseccionalidad?
¡Espero que sí! Está definida por la interseccionalidad, está definida por la comprensión de la importancia de América Latina en el feminismo mundial, está definida por la fuerza de los indígenas… Por tener en cuenta cuerpas distintas. De hecho pensar que hay mujeres que están construyendo un feminismo a parte y que muchas veces no se comprenden feministas. Creo que sí, la palabra para esta cuarta ola es interseccionalidad, pero aún no logramos entender qué significa esto en la práctica. Incluso porque en algunos países no tendrían acceso al que sería el “otro” feminismo. Y no solo hablamos de Europa, hay países en América latina que son blancos y que tienen que hablan sobre colonialismo desde una mirada blanca… Sí, la palabra de esta ola sería interseccionalidad, pero qué interseccionalidad, cómo hacerla, sería la gran pregunta

El asesinato de mujeres blancas cayó un 10% en Brasil, el de mujeres negras aumentó un 71%: no hay forma posible de hacer feminismo en Brasil si no es desde una mirada antirracista

En España y EE UU, “violencia sexual” ha sido también la palabra clave. ¿Lo es en Brasil, o lo es de manera específica?
Está, siempre estuvo, y es una forma de denuncia muy fuerte. Pero si hay un feminismo hoy que está siendo protagonista sería el feminismo negro. Y ahí estamos viendo el gran tema del feminismo antirracista: en Brasil, ahora es el momento. Por hablar de un dato: en Brasil hay diez violaciones colectivas por día, cada día cerca de 30 hombres violan a una mujer, en su mayoría del nordeste del país y de 16 años, villieras o negras. Otro dato: el asesinato de mujeres, el feminicidio en Brasil, de mujeres blancas cayó un 10%; el de mujeres negras aumentó un 71%. No hay forma posible de hacer feminismo en Brasil si no es desde una mirada antirracista.

Nos llaman con facilidad “medios alternativos”. ¿Qué opinión te merece esa etiqueta?
Por mucho tiempo fue la etiqueta que nos agrupó, claro. Somos la alternativa a una narrativa mainstream, hegemónica, blablabla. Pero hoy no me gusta esa etiqueta porque para mí, mi vivencia no es una vivencia alternativa sino que es la central, es una crítica contra la idea universal de lo que es vivir. Así como en el feminismo hacemos la crítica a la mujer universal, en la izquierda tenemos que hacer la crítica a la vivencia universal. Se puede hablar también de medios independientes… pero me gusta más pensar que somos un medio de contrainformación y, al mismo tiempo, somos la comunicación desde abajo, hecha con muchas manos, desde una lógica colectiva.

En esa disputa que pueden plantear medios como Media Ninja, ¿ha habido alguna victoria?
¡Sí, claro! En tema de comunicación por ejemplo logramos la regulación de internet. Hoy internet tiene un marco regulatorio que fue hecho desde los movimientos sociales, y la reglamentación básica tiene la idea de los que son crímenes virtuales, de lo que puede ser hecho o no. Y no es ideal pero estamos ahí y eso es una victoria muy clara. En el ámbito de la cultura hay cosas fuertes como el reconocimiento de la matriz africana en la cultura, la lucha por la financiación de la cultura en Brasil. Y desde la luchas de las mujeres consideramos que son victorias nuestras el momento de Ele Ñao, hasta lo que llamamos los “primavera feminista”, diferentes manifestaciones desde 2015 por temas específicos que enlazan directamente con los derechos reproductivos. Porque en Brasil había un proyecto de Ley 81, que es la ley propuesta por el presidente de la Cámara del Congreso y que presionaba a las mujeres a reconocer la paternidad de los hijos que son frutos de una violación. Es decir, que eran obligadas a convivir con el violador y el violador tenía acceso al niño, esto ya se ha parado.

Brasil
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En el campo antifascista hay una presión desde agosto por el proceso “escuela sin partido”. Quieren que los profesores no hablen sobre lulismo o Vargas, Cuba… es decir, sacar la izquierda de la historia mundial. Esta propuesta ya estaba en un proceso muy avanzado, y los movimientos sociales lograron pararla. Hay victorias muy expresivas y que tienen un efecto práctico, rápido y profundo sobre el modo en que la gente va a vivir en los próximos años.

¿Quién más juega en ese panorama mediático?
Es importante comprender que Brasil tiene muchos colectivos de comunicación. Media NINJA tal vez sea el más prominente por su alcance, pero hay muchos más. Hay colectivos que tienen mucho en común con nosotros, como Jornalistas Livres, pero hay también otros. El campo progresista tiene muchas millas y eso es bueno porque ofrecemos muchas miradas y una visión más compleja sobre lo que está pasando en Brasil. El centro es muy loco porque hay lo que hasta ahora entendíamos como de derechas ahora se lee como liberal, centro-liberal, izquierda. Ahí está O Globo, A Folha... los grandes periódicos de Brasil, que son liberales pero que, por contrarrestar a Bolsonaro, se han clasificado como de izquierda, aunque no lo son. Y hay medios de la extrema derecha que por mucho tiempo han sido alimentados por plata y por la inmovilidad política y social de los partidos de izquierda, y lo que tal vez sea bueno comprender con los tres espectros de la comunicación es que la derecha comprendió cómo usar estas herramientas. Nosotros tenemos Media Ninja, ellos tienen Vem Para Rua; nosotros tenemos MTST y MST y ellos tienen el MBL [Movimiento Brasil Libre] callejero, que hace actos y manifestaciones; nosotros tenemos los hashtags y las redes sociales y ellos tienen WhatsApp y movilización en línea… En los últimos tres años ellos aprendieron y están haciendo lo mismo. La izquierda mira la calle y dice: hay calle que no es neutral, no toda movilización es libertaria, revolucionaria, el término que quieras.

¿Qué papel corresponde a medios como NINJA o El Salto en un contexto en el que espectros políticos desacreditados hasta ahora han ganado legitimidad y votos?
El campo de la contrainformación no me gusta, pero es necesario. Y lo otro es la construcción de nuevas narrativas, y acá está la clave. Lo que a mí no me deja dormir es pensar en qué podemos proponer de nuevo en la comunicación para los próximos siglos. Porque, ya está: hemos visto las herramientas que tenemos y los límites, hemos visto cuál es el lenguaje, la estética… Ahora tenemos que ver cómo hacer propuestas nuevas. La cosa es que llegamos a ese límite y mientras tanto la derecha está jugando, y la propuesta nueva de la derecha son las fake news. La izquierda no quiere entrar en eso, no queremos hacer fake news. ¿Qué tenemos de nuevo? ¿Humor? ¿Nuevo lenguaje? ¿Una nueva estética? Tenemos que hacer propuestas hasta que llegue la gran cosa que va a romper bola y nos va a inspirar para el próximo siglo. La izquierda siempre está en la contra: en la contrainformación, en la contrapropuesta. Lo que hay que comprender es qué puede la izquierda proponer de nuevo, no solo en la comunicación sino también en políticas públicas, seguridad, salud, educación. Cómo proponemos un nuevo mundo posible. Y creo que estamos más cerca de eso de lo que pensamos.

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#28188
19/12/2018 19:58

La güasa de Whatsapp es que pensamos que lo usamos libremente. JUA!!

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#28177
19/12/2018 17:10

*Ele não

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