Por Andalucía toma la vía Maíllo para consolidar su espacio de cara a las elecciones

Por Andalucía se consolida de cara a las elecciones con Antonio Maíllo como candidato y tiende la mano al resto de fuerzas progresistas pero expone que “no pararán el proyecto por nadie” mientras Podemos sigue inmerso en sus primarias en el territorio.
Maíllo por Andalucía
Antonio Maíllo, durante la presentación de su candidatura en la coalición Por Andalucía

Otro golpe de efecto sacude el tablero electoral andaluz antes de terminar el año y entrar de lleno en el 2026, donde se prevé que se produzcan las elecciones a la Junta de Andalucía en torno al mes de junio. Hace unos meses, los comicios se vaticinaban como un partido ganado con antelación por la mayoría aplastante de Moreno Bonilla; sin embargo, las decisiones tomadas por los partidos de la oposición junto a los escándalos consecuencia de las privatizaciones y la corrupción dentro del PP-A vislumbran un futuro en el que los resultados podrían variar.

O al menos eso quieren creer desde los partidos de izquierda. Así lo demuestra la última decisión de la coalición Por Andalucía, que ha decidido poner como candidato a la presidencia andaluza al coordinador general de IU en todo el Estado, Antonio Maíllo, pieza fuerte del partido y con una dilatada carrera en política andaluza.

La elección de Maíllo, así como la de Montero, responde a una necesidad de sacar a los jugadores más fuertes a disputar un partido electoral claramente escorado a la derecha

“Es el momento de ganar Andalucía”, así de claro se ha mostrado Maíllo en su primera intervención como candidato de la coalición. Una apuesta política que parece haber escuchado la petición de unidad del electorado andaluz de izquierdas, que pedía en las calles y en acciones como el manifiestoLa unidad de la izquierda para defender la Andalucía de Blas Infante, “un gran compromiso unitario” de las fuerzas de izquierda para enfrentar a la derecha en Andalucía y proteger los servicios públicos.

La agrupación Por Andalucía ha dado este paso eligiendo a una figura que desde su elección como coordinador general de IU ha sido un símbolo de diálogo con otros partidos y representante del entendimiento y la unión. 

Maíllo cuenta con que no es un desconocido por la sociedad andaluza. De hecho, en el Barómetro del Centra del pasado junio, era la tercera opción favorita de las andaluzas y andaluces para presidir la Junta de Andalucía, tras el actual presidente Juanma Moreno y María Jesús Montero, ministra de Hacienda, vicepresidenta del Gobierno y candidata del PSOE-A.

La decisión de quién será la persona candidata de Podemos para las elecciones andaluzas se hará pública a finales de noviembre

La elección de Maíllo, así como la de Montero, por parte de sus respectivos partidos, responde a una necesidad de sacar a los jugadores más fuertes a disputar un partido electoral claramente escorado a la derecha, y que necesitará de todo el potencial de las organizaciones si no quieren ser relegadas a fuerzas anecdóticas o a seguir con unos resultados en sus mínimos históricos en el caso del PSOE-A.

El último Barómetro de este organismo, publicado en septiembre de 2025, augura una leve subida a la coalición Por Andalucía de un 0,3% para las elecciones autonómicas; sin embargo, esta estimación incluye la presencia de Podemos en la coalición, una premisa que aun no se ha convertido en realidad.

El flamante candidato de Por Andalucía no rechaza la unión de la formación morada al proyecto, sino que llega a incentivar en sus primeras declaraciones: “Quien se quiera incorporar tiene las puertas abiertas”, pero eso sí, deja claro que “no vamos a parar el proyecto por nadie”. La elección de una figura fuerte como Maíllo forma parte de una estrategia para dar estabilidad y empaque al proyecto en el caso de que los morados no se integren en la candidatura, como hicieron en 2022, en un proceso agónico que dejó heridas que no tardarían en extenderse a todo el cuerpo de lo que fue Unidas Podemos.

Los morados, en proceso de primarias

Por su parte, Podemos ha dejado claro que en principio no están interesados en la lista conjunta. Pablo Fernández, secretario de organización estatal de la formación, expuso en septiembre que “Sí, puedo confirmar que habrá papeleta de Podemos”. Las dudas más que razonables sobre el descarte de la unidad las certifican otras acciones como la decisión de Juan Manuel Jurado, número dos de la formación en Andalucía, de no presentarse a las elecciones andaluzas exponiendo que su apuesta siempre ha sido la unidad y “no tiene sentido que sea portavoz de una cosa distinta”, así como el registro formal de la coalición Por Andalucía sin la firma de Podemos el pasado octubre. 

La formación morada se encuentra inmersa en un proceso de primarias en el territorio; la decisión de quién será la persona candidata para las elecciones andaluzas se hará pública a finales de noviembre. Sin embargo, se prevé que se vuelva a repetir el candidato del partido de los pasados comicios, Juan Antonio Delgado, de profesión guardia civil, al contar con el mayor número de avales para las votaciones en el seno de la formación.

La llave electoral, una vez más, parece tenerla un porcentaje que no para de subir en el territorio elección tras elección, barómetro tras barómetro: la abstención

De cara a las elecciones, que sucederán en el calendario a las de Extremadura, donde los morados sí están integrados en un proyecto conjunto con IU, Podemos podría ser el más perjudicado, tal y como apuntan las encuestas. Esto se debe a la fuerza histórica de IU en el territorio, que cuenta con una estructura local articulada y sostenida en el tiempo que pretenden reforzar con la puesta en cabeza de Maíllo, y por la falta de un referente propio fuerte en Andalucía.

Así lo demuestra el barómetro del Centra de junio, donde no aparece ningún miembro de Podemos en la opción a la pregunta: “¿Quién debería ser el presidente de la Junta de Andalucía?”. Sin embargo, de IU aparece Maíllo y también la actual portavoz y candidata en 2022, Inmaculada Nieto (Sumar), como cuarta opción.

Una fortaleza con la que cuenta la organización es su presencia estatal; el último Barómetro del CIS de noviembre sitúa la estimación de voto a Podemos en el 4%, mientras Sumar (la coalición en la que se incluye Izquierda Unida) cuenta con un 7,1%. Sin embargo, a la hora de preguntar a las personas encuestadas quién debería presidir el Estado, aparecen dos figuras de Podemos, Irene Montero e Ione Belarra, mientras que no aparece ninguna figura reconocible de Izquierda Unida.

Andalucía sigue a la derecha

Más allá de la aritmética electoral, el sueño de la unión de la izquierda o de encontrar el espacio propio, los partidos tendrán que enfrentarse a una derecha que sigue manteniendo sus números. A pesar de que el último Centra expone una leve bajada del PP andaluz (del 43.1% al 40.7%) y de que este informe se realizó antes de que estallara la crisis de los cribados de cáncer de mama y las nuevas detenciones en el caso mascarilla del PP de Almería), se produce un aumento en las personas que votan a la ultraderecha, que mantiene su posición como tercera fuerza política.

Habrá que esperar al próximo Barómetro para medir cuánto han impactado en el electorado popular los señalamientos mediáticos al Gobierno andaluz acontecidos los últimos meses y ver cuántos de esos votos viajarán de derecha a izquierda o se marcharán a la extrema derecha. 

La llave electoral, una vez más, parece tenerla un porcentaje que no para de subir en el territorio elección tras elección, barómetro tras barómetro: la abstención. En las elecciones de 2022, un 41,6% de personas llamadas a votar decidieron no hacerlo, un porcentaje que la última estimación aumenta hasta el 45,26%. Los partidos de izquierda, independientemente de la fórmula final que elijan, tendrán que convencer en los próximos meses a casi la mitad de las andaluzas y andaluces a que vayan al colegio electoral, y si puede ser, con la ilusión de que el cambio es posible.

Izquierda Unida (IU)
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