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Memoria histórica
Las huellas de la Guerra Civil en el País Valencià
Desde búnkeres hasta refugios antiaéreos, pasando por la última residencia oficial del gobierno de la República, el territorio valenciano está atravesado por vestigios de la Guerra Civil.
En la tarde del 30 de marzo de 1939, dos días antes de la fecha oficial, las tropas fascistas italianas a las órdenes del general Gambara entran en Alicante. Lo hacen violando la supuesta tregua concedida hasta el 1 de abril, desfilando marcialmente por la Rambla y entonando la “Giovinezza”, cercando el puerto donde miles de republicanos esperan desesperados para ser evacuados.
Dos días antes, el capitán Archibald Dickson, del barco mercante Stanbrook, que había fondeado para cargar naranjas y azafrán, cambió de planes. Viendo las miles de personas angustiadas que se amontonaban en los muelles, decidió cargarlos en lugar de las mercancías y evacuarlos a Orán. Hasta 2014 no existía ni una mísera placa que explicara su historia en Alicante, y han tenido que pasar casi ochenta años para que el capitán galés tenga en el muelle —desde este abril— una estatua que conmemora su gesto de humanidad.
Han tenido que pasar casi ochenta años para que el gesto de humanidad de Archibald Dickson, que evacuó a miles de republicanos, fuera conmemorado con una estatua en el puerto de Alicante
Los y las republicanas que llegaron después de esa partida esperaban impacientes otro Stanbrook, pero nunca llegó. Quien sí llegó, el día 1 de abril, fueron buques de guerra golpistas. Hubo suicidios, gente tirándose al agua. Aquellos que sobrevivieron fueron conducidos por los marineros que acababan de llegar hacia el recinto que los italianos habían preparado para encerrarlos: el campo de Los Almendros. En este paraje, hoy en la alicantina avenida de Dénia, colocaron una pequeña placa homenaje en 2014, que sufrió un ataque fascista antes de ser inaugurada.
A las personas republicanas que no fueron fusiladas en los siguientes días se las llevaron al campo de concentración de Albatera. Allí, el franquismo acomodó un grupo de colonos, San Isidro, población que creció sin ninguna constancia de haber sido el lugar en el cual los franquistas tuvieron su campo de concentración más cruel. Un monumento, instalado por la CNT, es el único recuerdo del horror.
Del 36 al 39, hubo un total de 637 días de bombardeos en el País Valencià con 1850 víctimas de la aviación fascista
Mientras tanto, Castelló se configuraba como el principal campo de batalla del País Valencià, puesto que pasaba la línea XYZ del frente republicano: una franja de refugios que iban desde la costa LLosa en el término de Almenara hasta Teruel, recorriendo Begís, la sierra del Toro y la sierra de Espadà. "Esta detuvo el avance franquista desde julio de 1938 hasta el fin de la guerra, por lo tanto, acogió una gran cantidad de muertos en sus trincheras", expone el historiador y miembro del Grupo de Investigación de Memoria Histórica de Castelló Juan Luis Porcar.
Los bombardeos
El País Valencià fue uno de los territorios más bombardeados por los golpistas. Desde la primera vez la noche del 5 de noviembre de 1936 sobre la ciudad de Alicante hasta las últimas bombas descargadas en Gandia el 28 de marzo de 1939,Rafael Aracil y Joan Villaroya contabilizan, en el libro El País Valencià sota les bombes (1936 - 1939), un total de 637 días de bombardeos, periodo en el que se ha documentado un total aproximado de 1.850 víctimas.
La huella que dejó el conflicto bélico en la ciudad de València todavía se puede ver en las fachadas de edificios históricos como el del Ayuntamiento. Jorge Ramos Tolosa, profesor asociado de Historia Contemporánea en la Universitat de València, cuenta que la voluntad por parte de los fascistas era desmoralizar a la población civil mediante bombas que causaron entre 500 y 900 personas asesinadas, alrededor de 3.000 heridas y 3.000 edificios destruidos parcial o totalmente.
“La ciudad de Valencia sufrió los primeros bombardeos en febrero de 1937, cuando ya era capital de la República”, explica, “y como otras zonas donde no había triunfado el golpe de estado, se desarrolló una Junta de Defensa Pasiva, que se encargaba de coordinar la protección y el resguardo de la población con la construcción de numerosos refugios antiaéreos”.
Públicos, en sótanos, escolares, en fábricas y talleres, gubernamentales y particulares, son los diversos tipos de refugios que hubo —o todavía hay— en el País Valencià, según el estudio Refugios antiaéreos: patrimonio de la Guerra Civil en la ciudad de València, de Andrea Moreno Martín y Tatiana Sapena Escrivà.
Estas galerías permitían que decenas o centenares de personas —según la capacidad— pudieran refugiarse dentro de ellos cuando avisaban las alarmas: “Sonaban por varios puntos de la ciudad cuando se veían venir aviones de la Isla de Mallorca, donde la aviación fascista italiana tenía su base”, explica Ramos. Según un estudio realizado en 2015 por el arquitecto Francisco Taberner, se tiene constancia de la construcción de unos 258 refugios en València durante los años de la Guerra Civil.
La inmensa mayoría fueron destruidos después de la victoria franquista, pero todavía quedan algunos que se pueden visitar, como el Escolar del Ayuntamiento, el de Bombas Gens o el de Serrans 25, recientemente inaugurado. En este sentido, Ramos lamenta la dejadez del anterior gobierno municipal en este ámbito: “Hay un refugio situado en El Carme que todavía es un casal fallero, y el Escolar del Ayuntamiento se utilizaba para guardar papeleo, estiércol y otras cosas durante la época de Rita”.
La construcción de los refugios también fortaleció la cohesión social vecinal, ya que muchos fueron levantados, de manera cooperativa, por la gente que vivía en una misma zona
Por otro lado, Ramos señala que, aunque generalmente los refugios se construían por iniciativa de los sindicatos y del Ayuntamiento, había iniciativas populares encaminadas a resistir los ataques fascistas no ligadas a la Junta de Defensa Pasiva. El profesor cuenta que, durante los primeros meses de guerra, la construcción de los refugios también fortaleció la cohesión social vecinal y “el sentimiento popular de hermandad”, pues muchas de estas infraestructuras fueron levantadas por la gente que vivía en un barrio o zona concreta, de manera cooperativa. “Personas de ideologías diferentes, los gustara o no, tenían un enemigo común: la Muerte, que venía desde el cielo, y se tenían que unir para combatirla”, afirma.
Memoria histórica
Los refugios antiaéreos de Alicante
Otra ciudad muy bombardeada fue Alicante. Miles de personas salvaron sus vidas gracias al casi centenar de galerías distribuidas por las calles alicantinas, en un contexto de guerra donde la población civil era continuamente bombardeada. Había algunas áreas estratégicas para las aviaciones fascistas aliadas de Franco —el puerto que proveía a otros territorios dentro de la península, la estación de ferrocarriles por el mismo motivo, la refinería de petróleo y el cuartel y aeródromo de Rabassa—, pero muchas de las bombas eran lanzadas en áreas lejos del centro y cerca de los hogares.
La ciudad y la provincia eran consideradas por los franquistas como “zona roja” en la que había que castigar especialmente, por ser donde se fusiló al fundador de la Falange Española, José Antonio Primo de Rivera. De hecho, uno de los capítulos más sonados de los bombardeos en Alicante, el de las “ocho horas” se produjo, supuestamente, como represalia a esta acción.
Pero no fue el único: en Alicante, más de 90 bombardeos terminaron con la vida de casi 500 personas. Tampoco el peor: el 21 de noviembre de 1937, las bombas fascistas dejaron 38 muertos y 60 heridos en un ataque cerca de las laderas de Benacantil. Pero si hay una fecha que mostró como la guerra y las tropas fascistas actuaban sin importar las vidas civiles que pudieran traerse, esta es el 25 de mayo. A la luz del día del día y en un mercado central bullicioso, las tropas asesinaron a más de 300 personas e hirieron además de 1000.
Memoria histórica
La masacre del mercado de Alacant
Las cruces de la victoria
Si bien esta exposición pública rompe de alguna manera el olvido institucional, también es cierto que hay otros símbolos que han estado bastante presentes: los del bando ganador. Dejando de lado toda la polémica y problemática del cambio de denominaciones de las calles para respetar la Ley de Memoria Histórica, existen dos cruces de la victoria fascista emblemáticas que se han visto envueltas en controversias recientemente.
En Castelló, La Cruz de los Caídos, situada en el parque Ribalta, se erige como el principal símbolo en conmemoración del dictador. Sus defensores, el grupo de ‘Defensa de la cruz del Ribalta’, consideran que se trata de un símbolo religioso sin referencias políticas. Sin embargo, el historiador Porcar destaca que el comité de expertos de la Generalitat Valenciana ha descartado esta valoración y su carácter artístico, motivo por el cual “no puede estar en un espacio público”. “La cruz es un elemento más de una multitud de monumentos erigidos finalizada la guerra, por la exaltación de los vencedores de la Guerra Civil con una clara iconología fascista”, concluye Porcar.
El futuro de la Cruz del Ribalta todavía es incierto. De hecho, Verònica Ruiz, edil de Cultura en el Ayuntamiento de Castelló, señala que se ha presentado un proyecto en esta misma consejería, para que se pueda retirar o cambiar de ubicación. Pero, defiende: "En ningún caso tendría que resituarse, puesto que tiene un origen franquista". "Nuestra idea es guardarla y, en todo caso, si en un futuro se hiciera un museo en honor a la Guerra Civil, colocarla, para que explicara esta etapa tan negra de nuestra Historia", matiza.
La otra cruz polémica es la de Callosa del Segura, en la comarca de la Vega Baja. En este caso, el Ayuntamiento se dispuso a aplicar la ley y retirar el monumento. En el pueblo, la Plataforma en Defensa de la Cruz, un grupo de católicos locales que considera la cruz un símbolo cristiano, presentó un recurso judicial de amparo en contra. El asunto todavía no se ha resuelto, pero la justicia autorizó quitarla. La retirada del monumento el pasado 29 de enero se saldó con la detención de dos personas, vinculadas a la Falange Española, por lanzar petardos a la policía.
La retirada de la Cruz de Callosa del Segura se saldó con la detención de dos personas vinculadas a la Falange por lanzar petardos a la policía
La Falange ha realizado varios homenajes desde entonces, con la interpretación incluida del “Cara al Sol” en la plaza pública. La nota surrealista la puso la "resurrección", en forma de holograma, de la cruz. El truco de la proyección lo hace, desde su casa, una mujer de 82 años que recibe una multa diaria de 100 euros sin que parezca importarle demasiado. Y que presume de tejer sábanas que los simpatizantes en defensa de la cruz cuelgan por el pueblo.
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"En las últimas semanas la prensa ha informado del comienzo inminente de la construcción de cinco corbetas de guerra en los astilleros de Navantia en Cádiz, por encargo del reino de Arabia Saudí. Se ha dicho que se trata del mayor contrato en la historia; se ha hablado de los motivos de esa “victoria” y se ha calificado el hecho de esperanzador, porque supone “gran carga de trabajo”. Mucho menos énfasis se ha puesto en recordarnos que en el reino saudí, cuyo Código Penal es comparable al del ISIS, diariamente se violan los derechos humanos más elementales y que, con alta probabilidad, las corbetas serán utilizadas contra civiles y para mantener el bloqueo naval en Yemen. Al rechazo del contrato por parte de Amnistía Internacional, Greenpeace, Intermon Oxfam y FundiPau ha pasado desapercibido. "