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Literatura
Pensar Andalucía, escribir Andalucía: apuntes literarios para este 28F
“Andalucía atraviesa mi literatura de la misma manera que atraviesan las nanas, los cantos y la leche de la teta a una criatura recién paría”. La escritora Hafsa Arrabal (1991) habla así de su literatura y continúa: “Mi literatura es un tributo a la Andalucía del secreto, a la verdad del cuento que se cuenta de orilla a la lumbre o al fresquito en el verano”.
Un tributo que ha reflejado en su ópera prima, Aceite y Sal un conjunto de relatos referidos a “las vidas y el sentir donde germinan las letrillas del cante hondo”. El aceite y la sal, según la autora, son los ingredientes “imprescindibles en un guiso” y también el ungüento con el que Andalucía conserva sus historias “En aceite, antes que en pringue, y en sal, Andalucía ha conservado el bagaje que no le cogía en la memoria”.
Literatura
Feliz Ramadán
Para la autora, en la literatura andaluza “lo universal toma tierra” y eso hace en las decenas de relatos de su obra: rescatar historias de la memoria pasada y presente andaluza, pero llevándolo a lo común. Unas piezas que, en su mayoría, están protagonizadas por “mujeres mandás a callar por un borracho, hijas de Andalucía, las que no hablan bien”, como anuncia Arrabal en el poema de apertura del libro.
“Mi abuela comiendo churros, porque le gustaba, porque era fin de semana, estaba relajada y ya está. El desayuno, para mí eso es Andalucía”, dice la escritora Pepa Jiménez
Algo que comparte con el conjunto de cuentos El pueblo duerme (Talón de Aquiles) de la escritora cordobesa Pepa Jiménez (Adamuz,1987). Jiménez, sin embargo, no tenía “ningún propósito de enraizar a Andalucía” su literatura, pero explica que “al final yo vengo del contexto de Sierra Morena y hago lo que soy y lo que he visto. Lo que hago es escribir en función de cosas que veo en los pueblos, de las violencias cotidianas que sufren las mujeres en el contexto rural y también en el urbano”.
Jiménez lleva escribiendo desde los ocho años y en 2022 ganó el premio Federico García Lorca de la Universidad de Granada. Sus cuentos están plagados de imágenes que mezclan el imaginario lorquiano, el folklore con el punk o lo cinematográfico. La escritora, también historiadora del arte, tiene un gran bagaje visual que saca a relucir en sus escritos. Por ello le preocupa el modo en el que se utilizan las imágenes relacionadas con Andalucía, “la resignificación de los elementos estereotipados me parece brutal, me parece necesaria”, sostiene.
Una resignificación que desde hace algunos años se está exponiendo en la cultura y el pensamiento crítico andaluz desde distintas herramientas artísticas. Sin embargo, cree que puede resultar “peligroso cuando coges esos elementos estereotipados y lo que hace es exportarlos de la misma manera que se exportaba en el siglo XIX ya para traer un turismo devastador, mientras no podemos vivir en las ciudades porque no podemos pagar el alquiler por los Airbnb y hay problemas para encontrar trabajo”. En casos como el anuncio publicitario de la Junta de Andalucía Andalusian Crush. “esos elementos funcionan bien cuando tienen esa intención de dignificar a las andaluzas y de contar las cosas que están pasando en Andalucía desde aquí”, concluye.
“Detrás de un estigma, yo siempre veo un potencial subversivo”, sostiene la pensaora Mar Gallego
Sin embargo, más allá de las mujeres vestidas de lunares, el patrimonio histórico andaluz, del campo, de la luna y el sol define Andalucía con esta imagen: “Mi abuela comiendo churros, porque le gustaba, porque era fin de semana, estaba relajada y ya está. El desayuno, para mí eso es Andalucía”.
De las abuelas que comen churros, las vecinas y lo común lleva más de una década reflexionando, a través del feminismo andaluz, la pensaora y contarora Mar Gallego que tras su libro Como vaya yo y lo encuentre, Feminismo Andaluz y otras prendas que tú no veías acaba de publicar el primer cuadernillo de su trilogía monográfica sobre feminismo andaluz Habitar un no-lugar, mapeo sentimental de mi devenir andaluza. “En Andalucía hay una genealogía muy potente en poner la vida en el centro. Yo creo que al final lo que se estigmatiza es porque no está a favor de los paradigmas que se nos imponen. Detrás de un estigma, yo siempre veo un potencial subversivo”.
Feminismos
Mar Gallego: “Me gustaría un feminismo rural, de calle, de verbenas, de vecinas y a la fresquita”
Gallego cree que el auge de hablar de y desde Andalucía ha surgido desde hace unos años “de manera orgánica, como el comer, mucha gente lo ha sentido como una necesidad”. Durante este devenir se ha dado cuenta la escritora que “hablar de origen es importante en un capitalismo, en un patriarcado y en un concepto de patria que coincide con un concepto de imponer España como una única manera de estar en el mundo”.
El historiador Javier García Fernández también reflexiona en su libro Pensar Jondo, Crítica del eurocentrismo, descolonización y cultura (Editorial Almuzara) acerca de pensar Andalucía desde un lugar alejado de la historia oficial: Andalucía tiene dos grandes enemigos, uno el neoliberalismo y otro el españolismo, como pasa con todos los pueblos que son oprimidos se enfrentan al Estado y sus políticas homogeneizadoras y al capitalismo y sus políticas empobrecedoras”.
García Fernández cree en la necesidad de que las experiencias andaluzas construyan relato y entren en los discursos: “en un contexto de globalización y de crisis ecosocial, donde vemos que la mayor de las culturas del mundo está siendo amenazada y destruida por la lógica de este capitalismo extremo. Para los pueblos del mundo, como el andaluz, escribir es resistir”.