LGTBIAQ+
Maricón, degenerada, paguita: así es el lenguaje LGTBIfóbico en X que impulsan grupos antiderechos y bots
“Antes, cuando llegabas a casa después de un día de bullying LGTBIfóbico, abrías las redes sociales y encontrabas un refugio; ahora, el bullying continúa en las redes y no hay manera de desconectar de los mensajes de odio”. Así se expresaba Paula Iglesias, presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+), en la presentación de la investigación Estado del Odio LGTBI 2025-Discursos de Odio en X, elaborado junto a la agencia investigadora 40dB.
Las redes, ese lugar que “permitía a personas del colectivo encontrarse con otras, poner nombre a lo que nos estaba pasando y buscar información”, según Iglesias, son ahora el escenario donde se crea discurso de odio, algo que se hace además de forma organizada. Es lo que demuestra la investigación, que analiza 28.000 mensajes en la red social X emitidos entre el 28 de mayo y el 10 de julio, es decir, antes, durante y después del Orgullo de 2025, un marco temporal clave por la visibilidad que supone esta fecha. Se trata del segundo análisis de estas características: a comienzos de 2024 fue presentado el estudio que analizaba lo ocurrido en el Orgullo de 2023.
Para Mireia Belda, analista de 40dB, la investigación muestra que “el odio se organiza, se planifica y se ejecuta de manera como si fuera una campaña”
Para Mireia Belda, analista de 40dB, la investigación muestra que “el odio se organiza, se planifica y se ejecuta de manera como si fuera una campaña”. “No solo están ahí, sino que actúan estratégicamente y aumentan sus actividades en fechas significativas”. Según Belda, es significativo también que, aunque sean dos comunidades las que están detrás de la difusión de este discurso tal y como detectó el estudio anterior (la investigación las nombra como “comunidad políticamente confrontada” y “comunidad sexualizada y tránsfoba”), esta vez se ahonda en la descripción de esos grupos y se detectan hasta 91 subcomunidades, lo que indicaría que el discurso “es transversal y que se adapta en diferentes grupos”.
Cuentas falsas y mensajes calcados
El estudio ha detectado un 5,7% de potenciales cuentas bot entre aquellas que envían mensajes de odio hacia el colectivo. Esta cifra supone una proporción significativamente mayor que la media de cuentas bot existentes en X, que es del 1,9%. “Este crecimiento resulta significativo y refuerza la idea de que se está dando actualmente un mayor nivel de organización en la difusión de mensajes de odio hacia el colectivo”, según el estudio.
Dentro de las cuentas que dirigen sus mensajes de odio a gais, lesbianas y personas trans, el porcentaje de cuentas matrícula es bastante similar. No obstante, en el caso de las cuentas que publican tweets acerca de las personas queers y bisexuales el porcentaje de bots es mayor.
Como ya detectó el estudio de 2023, la investigación explica cómo la mayoría de las cuentas bots detectadas han sido creadas a partir de 2018, siendo 2022 el año en el que más han iniciado su actividad. Esta actividad coincide con fechas clave en el proceso de aprobación de la Ley trans. El Gobierno aprobó el anteproyecto en Consejo de Ministros en junio de 2022. Entre la aprobación del anteproyecto y su aprobación definitiva en el Congreso en febrero de 2023 la ley fue objeto de un fuerte debate público
Durante el periodo de extracción de tweets, según el estudio, se observa un aumento de la actividad de las cuentas bots a partir de la segunda semana de junio, que podría estar relacionado con las diferentes acciones del Orgullo de 2025. Además, el repunte de actividad bot del 4 de junio coincide con la publicación de una serie de tweets por parte de miembros del partido político Vox, que recomendaban no acudir a las actividades del Orgullo a las familias, y el segundo, el 5 de julio, coincidiendo con la Manifestación Estatal del Orgullo LGTBI+ organizada por la FELGTBI+.
Un mensaje contra la ley trans fue publicado 81 veces por diferentes cuentas, lo que es un indicador de que se trata de mensajes organizados
Otro indicador de que se trata de mensajes organizados en la repetición de forma idéntica de los mensajes. Así, por ejemplo, el texto: “¿Qué busca esta ley?Suprimir la categoría de “sexo biológico”, imponer la “autopercepción” en todo documento oficial, inculcar ideología de género desde los 5 años, quitar patria potestad a los padres. #StopLeyTrans” fue publicado 81 veces por cuentas diferentes. En algunos casos las cuentas no se limitan únicamente a la simple repetición del contenido sino que lo hacen con menciones directas a usuarios específicos.
Así, el mensaje “¿Sabías que la Ley Trans obliga a los colegios a reconocer la “identidad de género” autopercibida por encima del sexo biológico? ¿Y si un niño dice que es niña? El colegio debe aceptarlo sin más. ¡Inaceptable! #StopLeyTrans” fue publicado 42 veces con menciones a perfiles específicos. “Esto podría corresponder a una estrategia destinada, por un lado, a reforzar cámaras de eco entre quienes comparten o simpatizan con el contenido, y por otro, a generar presión social sobre quienes no lo hacen, incrementando así su visibilidad e impacto percibido”, recoge el estudio.
El lenguaje del odio
La responsable de investigación, formación y calidad de la federación, María Rodriguez, explicaba cómo el análisis de los términos empleados denota una deshumanización de las personas del colectivo: “Además, se usa la descalificación moral como argumento para deshumanizar al colectivo y situarlo como una amenaza para la sociedad y sus valores. De esta manera, lo que no es humano no merece derechos, por lo que ese odio parece legítimo”. “Esta investigación demuestra que existe una estrategia organizada que coloca en el imaginario social una narrativa en la que las personas LGTBI+ reciben tratos de favor. Así, se condenan los avances sociales que persiguen la igualdad de oportunidades y derechos”, decía Rodríguez. Además, el discurso se personaliza: se crean discursos específicos para los diferentes grupos de las comunidad LGTBIQA+.
Como recoge el estudio, al analizar la distribución de los mensajes hacia el colectivo LGTBI+ en redes sociales, se observa una concentración significativa en torno a las identidades vinculadas a la orientación sexual, particularmente personas bisexuales, lesbianas y, de forma muy marcada, gais. Más del 80 % de los tweets se dirigen hacia estos subgrupos, especialmente hacia los hombres gais, que son mencionados en 7 de cada 10 publicaciones discriminatorias. Les siguen, aunque a cierta distancia, las personas trans.
La presencia destacada del término “paguita” en los mensajes dirigidos a todos los grupos del colectivo evidencia el éxito de un discurso que criminaliza avances sociales o de derechos como privilegios injustificados
La presencia destacada del término “paguita” en los mensajes dirigidos a todos los grupos del colectivo evidencia el éxito de un discurso que criminaliza avances sociales o de derechos como privilegios injustificados. Este término se proyecta sobre diferentes colectivos discriminados—como feministas, migrantes o personas LGTBI+— construyendo una narrativa de “víctimas profesionales” que, supuestamente, reciben beneficios sin aportar a la sociedad.
Por su parte, el uso del término “degenerados” añade una dimensión distinta, valora el estudio: no señala lo económico, sino que ataca desde la descalificación moral. Su uso combina una carga patologizante con una deshumanización explícita. Al despojar a las personas de la categoría de lo humano, se niegan implícitamente los derechos que les corresponden, lo que legitima y normaliza el odio hacia esos colectivos
El análisis muestra que cada una de las identidades que forman parte del colectivo es atacada de forma particular. Los hombres homosexuales son feminizados de forma ofensiva, a la vez que acusados de machistas. Respecto al colectivo gay, el discurso se centra en insultos que feminizan a sus integrantes de forma ofensiva (“locas”, “putas”, “mujer”), mostrando una doble carga de odio—por ser homosexuales (“degenerados” y “maricón” no dejan de ser insultos altamente frecuentes) y por desviarse de la masculinidad hegemónica—. Sin embargo, aparecen también menciones a una presunta misoginia practicada por el colectivo: las ofensas referidas a la feminidad de sus integrantes se mezclan contradictoriamente con acusaciones de machismo.
Cada una de las identidades que forman parte del colectivo es atacada de forma particular. Los hombres homosexuales son feminizados de forma ofensiva, para las mujeres lesbianas se repite el término “degenerada” y a las personas trans se les niega su identidad
En cuanto a las mujeres lesbianas, el término “degenerada” se repite con fuerza, revelando una mirada profundamente represiva hacia las mujeres que no se ajustan a la norma heterosexual. También toma especial fuerza el término“paguitas”, referido a un supuesto trato de favor del gobierno y las instituciones hacia las personas del colectivo, que obtendrían, incluso, réditos económicos por su pertenencia a él. En este caso, la doble condición de género y de orientación sexual de las mujeres lesbianas intensifica este tipo de mensajes de odio.
En el caso de las personas bisexuales, el imaginario gira en torno a la hipersexualización. A parte de “degenerados”, se les acusa de ser “promiscuos” y “viciosos”. Esto invisibiliza sus identidades y les niega credibilidad o legitimidad, identificándoles como personas que simplemente “lo quieren todo”.
La vejación en redes hacia las personas trans gira en torno a la negación y degradación de su identidad. De esta forma, es especialmente común el uso de la palabra “travesti” en los mensajes de odio que reciben, en los que los agresores asimilan la identidad de las personas del colectivo a un mero gusto por caracterizarse como alguien de otro género. También es frecuente la mención a la “ley trans”, “niños” o “colegio”, que cristalizan un discurso de “amenaza a la infancia” muy vinculado al enarbolado por grupos y asociaciones de extrema derecha como “HazteOir”.
Los tweets de odio dirigidos a personas queer son menos numerosos y presentan, con frecuencia, una asociación discursiva directa con críticas a Pedro Sánchez y al gobierno actual. El menor conocimiento generalizado sobre la realidad queer puede explicar que, lejos de ser objeto de ofensas específicas, muchas veces se trate de un término empleado en genérico para acompañar críticas a programas políticos que busquen defender los derechos LGTBI+.
Por un pacto contra el odio
Paula Iglesias advertí en la presentación del informe de que “el peligro de esta narrativa que inunda las redes sociales es que ese odio se traduce en violencia en las calles contra personas LGTBI reales, con nombres y apellidos”. Por eso, pedía “la aprobación urgente de un Pacto de Estado contra los Discurso de Odio hacia los Grupos en situación de Vulnerabilidad que disponga de un aporte económico que garantice el desarrollo y la implementación de medidas específicas y eficaces”. “Además, es urgente que España adopte la ley europea que prohibe explícitamente la difusión de odio a través de las redes sociales, la DSA, que se aprobó en 2022 y es de obligado cumplimiento para todos los Estados miembros”, exige.
“Es hora de poner freno a esta situación. El desarrollo de políticas públicas que garanticen una sociedad libre de odio es apremiante. Ante esta vulneración constante de los derechos humanos de una parte de nuestra sociedad, exigimos un consenso social y político con la firme determinación de asegurar que todas las personas puedan desarrollarse en plenitud, con dignidad y sin discriminación”.
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