Del shock a la reacción: el PSOE sale en tromba a resistir el ‘lawfare’ que antes negaba

Este jueves por la tarde comenzaron a delinearse las primeras acciones de calle y estrategias de movilización. El grupo parlamentario, atónito ante un Sánchez bunkerizado. En Sumar piden recordar que el proyecto político supera los nombres. Por ahora nada previsto para el lunes de decisión.

“No pensamos que es una estrategia. Esto es una reacción personal a una infamia de denuncia basada en 20 recortes de periódicos”, sentencia un diputado socialista con un importante cargo en la estructura del PSOE, en conversación con El Salto.

Mientras que transcurre ese diálogo, la maquinaria socialista comienza a activarse, teniendo al líder de su partido de baja de facto para reflexionar si dimite o continúa, según él mismo. Minutos después de las 15 de este jueves concluía la reunión telemática de los secretarios generales de todas las agrupaciones madrileñas en la que decidían que había que convocar con contundencia una movilización física, que trascendiera los apoyos virtuales en las redes sociales. “Hay que ir a la calle”, coincidieron.

Es así como desde la mañana comenzaron a circular intentos de pasar a la acción y, finalmente, el PSM pedía a todos sus dirigentes que espabilen a sus militantes para el sábado a la mañana. Una hora después ya estaba la convocatoria vía SMS: “Movilización! Sábado a las 11 todos a la sede del PSOE en Ferraz para defender la democracia y nuestro país frente al odio. No todo vale! Todos a Ferraz!”, decía el mensaje que le llegó a uno de los líderes de distrito.

Los carteles digitales que empezaron a distribuirse no tienen el logo del PSOE ni color rojo. “Basta de silencio cómplice. Apoyo al presidente”, reza uno de los primeros en difundirse. Desde el PSM señalan que la idea es que la manifestación sea lo menos partidista posible y lo más transversal deseable.

Tensa espera

La carta de Sánchez ha cogido por sorpresa a todos. “Nos ha dejado a todos descolocados, estamos pasando del shock a la reacción. Creo que no hay nada claro y que todo puede pasar. Puede dimitir, sí claro que puede. También puede quedarse o haber moción de confianza. Lo único seguro es que todo puede pasar”, responde el diputado.

En Ferraz hay hermetismo, más que el de costumbre. El Salto pudo confirmar que este sábado se mantendrá como estaba previsto la concreción del Comité Federal en el que se votará, por supuesto, sin la presencia de Sánchez (ni por asomo esperan una aparición sorpresa, toda su agenda está cancelada hasta el lunes). También han asegurado que, por el momento, no hay rueda de prensa ni anuncio previsto para el 29 de abril, fecha en la que el presidente del Gobierno pondría supuestamente fin a su paréntesis.

La moción de confianza solo necesita que los votos positivos ganen a los negativos. Junts podría abstenerse y el voto de Coalición Canaria pasaría a valer oro

Fuentes socialistas con cargos intermedios que suelen surfear los ánimos de la militancia describen el momento como de “rabia más que de preocupación: se siente que hay una gota que ha colmado el vaso por el asedio que está dando la derecha”. Un cargo de la ejecutiva incluso se lanza a la piscina: “Yo es que creo que ni el propio Sánchez sabe lo que ocurrirá. Esto es muy personal porque al que han ido a deshumanizar y acosar es a él”.

También se percibe un “apoyo a muerte para que se quede” y no dimita. Sin fisuras. Incluso en el PSM donde hay algunas voces críticas lideradas por el secretario general, Juan Lobato, a quien muchos señalan como un García-Page castizo. “Pero para la movilización es irrelevante porque muchas agrupaciones madrileñas están más vinculadas al Comité Federal que al PSM. De hecho, la más grande es la de Luis Bolaños. Es lo que tiene ser capital”, explican.

En la noche del miércoles, tres horas después de conocerse la carta que hizo pública Sánchez, hubo unas 150 personas manifestándose en la puerta de Ferraz. El sábado esperan que sean unos cuantos miles y la estructura del partido se desperezará en pos de sostener el Gobierno: las Juventudes Socialistas ya están debatiendo una nueva estrategia de afiliación y concienciación de las virtudes de gestión que lanzarán próximamente.

“Este Gobierno tiene que empezar a gobernar, esto tiene que arrancar, no podemos dejar que por estas maniobras se caiga un Gobierno con lo que costó investirlo”, subrayan desde Sumar

Como decía el decano del periodismo político en Madrid, Enric Juliana, Sánchez está buscando generar “un debate público” en torno a su figura y a la continuidad del Gobierno de coalición frente a PP-Vox y el lawfare que hasta el año pasado negaron. Los hechos han pillado a Sánchez prevenido: la podemización discursiva comenzó en la campaña de las generales (críticas a los medios y a las tertulias con sobredosis conservadora) y prosiguió en las semanas previas y posteriores a su nueva investidura (admitiendo que el lawfare existe y “un ejemplo de ello fue la Operación Kitchen”, según dijo en el hemiciclo).

Fuentes consultadas y los relatos de periodistas de asidua cobertura de Moncloa aseguran que esta decisión de Sánchez ha sido muy personal y que los ministros se enteraron por las redes sociales de la noticia. La bunkerización del presidente del Gobierno es cada vez mayor en los momentos de crisis y en este caso ha sido absoluta: cuando convocó elecciones anticipadas a fines de mayo pasado, tras las municipales, llamó en la madrugada a María Jesús Montero y a Santos Cerdán, según lo ha relatado él mismo. Esta vez nada de eso.

El círculo de decisión más íntimo de Sánchez hoy por hoy es Bolaños, Oscar López, la vicepresidenta Montero, Cerdán y Antonio Hernando, exportavoz del grupo parlamentario y recuperado el año pasado al entorno de altas decisiones. El líder tiene con López y Hernando una vieja historia de amistad y complicidad: en el PSM a los tres los llamaban “los chicos de Blanco” en los primeros años de la década del 2000 (en ese entonces se alineaban con el exsecretario de Organización, Pepe Blanco).

Lo que se cuece en frente

La jornada siguiente al anuncio ha retratado la situación política española: a la mayoría de investidura actual solo podría sucederla una coalición del Partido Popular y de Vox (y UPN, claro), envalentonadas en una ofensiva con ramificaciones mediáticas y judiciales de desgaste como pocas veces se ha visto.

El Salto pudo ver en los pasillos del Congreso el miércoles por la mañana cómo operadores de prensa y diputados se regocijaban con la noticia de la judicialización de Begoña Gómez y hasta explicaban por qué no preguntaban por ello en la sesión de control. La idea era que Sánchez se incendie pero ellos no hacerlo evidente. Para eso están las togas y los digitales. En sus preguntas no hubo requerimientos por vivienda, educación o sanidad, sino una foto de Sánchez con la portavoz de Bildu, exhibida junto a otra de la misma Aizpurua entrevistando a dirigentes de ETA cuando era periodista. Deriva trumpista ya sin marcha atrás.

Un exdirigente de Podemos comentaba: “Ha aprendido la lección de Zapatero y no quiere hacer el ajuste que se viene pedido por Bruselas y la nueva Comisión. Quiere que lo pague la derecha”

Este jueves Feijóo convocó a una rueda de prensa sin una gota de empatía: tachó de “bochorno internacional” que Sánchez cancele la agenda cuatro días, lo acusó de “desaparecer para ver si olvidamos” los presuntos delitos y dijo que se trata de una “operación de supervivencia” que en los hechos es una “frivolidad inaceptable” para quien “pretende ahora gobernar por compasión”.

Ha pedido “respuestas que no han llegado” sobre las acusaciones contra “su partido, su gobierno y su entorno”. “Por algo será” que ha callado, dejó entrever, aunque procuró no mencionar con nombre y apellido a la primera dama. Los portavoces en el Senado y en el Congreso ya habían amenazado al PSOE con que se exigirían respuestas sobre ella, sin nombrarla. Una estrategia un poco rara: si hay posibles delitos deberían ser pronunciados con nombre, apellido y hechos, en vez de dejarlo caer tácitamente como para desequilibrar emocionalmente al adversario.

El líder del tercer partido político del Estado español, Santiago Abascal, estaba al mismo tiempo que Feijóo también dando un discurso pero en su caso era en Hungría, en una reunión de la formación aliada de Viktor Orban, primer ministro de un gobierno sancionado por la Comisión Europea por no respetar el Estado de derecho y aliado de Putin.

Desde Sumar, socio minoritario del Gobierno, que se encuentra en un momento álgido de convulsión interna, han expresado solidaridad y sus estrategas de comunicación confeccionaban el jueves por la tarde un argumentario para poder encarar ante los medios estos días de peculiar susceptibilidad.

Sin embargo, uno de sus diputados dejaba trascender en charla con El Salto: “Había sorpresa pero no se sabe si esta no es la enésima jugada de crack o si realmente está quebrado. Pero entre nosotros había una coincidencia que es recalcar que, por encima de las personas, está el proyecto político”. “Este Gobierno tiene que empezar a gobernar, esto tiene que arrancar, no podemos dejar que por estas maniobras se caiga un Gobierno con lo que costó investirlo. Hay un bien superior a guardar”, subrayan desde el grupo parlamentario.

El lunes, posiblemente (salvo otro cambio de guión inesperado), se sabrá si Sánchez aplica el artículo 112 de la Constitución para conseguir un espaldarazo con la moción de confianza, o si dimite y elige sucesora, o si convoca elecciones nuevamente. La última opción es la más improbable.

Un exdirigente de Podemos comentaba: “Ha aprendido la lección de Zapatero y no quiere hacer el ajuste que se viene pedido por Bruselas y la nueva Comisión. Quiere que lo pague la derecha”. Otros creen que podría anunciar que no renovará como secretario general del PSOE para poder elegir a su sucesora (será una mujer, de eso no hay dudas) y crear poder desde el Ejecutivo.

La moción de confianza solo necesita que los votos positivos ganen a los negativos. Junts podría abstenerse y el voto de Coalición Canaria pasaría a valer oro. La semana que viene volverá a ser no apta para cardíacos.

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