Opinión
Apuntes apresurados de sociología electoral extremeña

Fernández Vara no es Pedro Sánchez, y entregarse al abrazo del oso del PSOE más corrupto y caciquil, más desarrollista y antiecologista, más casposo y antiilustrado, puede ser un suicidio a medio plazo.

elecciones municipales extremadura

Los resultados de la Elecciones Generales han dejado una clara sensación de alivio. Por un lado, la llegada de los bárbaros no ha sido tan brutal como tantos aprendices de sociólogos pronosticaron (y alentaron); por otro, las derechas cada vez más incivilizadas y neocon no sumaron y a la izquierda del PSOE el batacazo (merecido) no lo fue tanto, en buena medida porque la coalición de Unidas Podemos recibió mucho voto no ya ilusionado sino asustado. Aún así, en nuestra región se perdió el escaño por Badajoz que obtuvo Podemos en 2015, y encima la extrema derecha obtuvo un escaño por esa circunscripción. Un pan como unas hostias.

Con estos mimbres no cabe ser muy optimista de cara las próximas Elecciones Municipales, Europeas y Autonómicas. Si bien en Extremadura se ha logrado hacer una coalición de todas las fuerzas alternativas al PSOE, esta coalición ha sido forjada más en los despachos que en las calles, los tajos, los pueblos y los movimientos sociales y arrastra debilidades y herencias no muy deseables: las heridas del pasado envenenado de IU, también las del pasado más reciente de Podemos, las ambigüedades del regionalismo (que en Municipales y Autonómicas concurre en solitario), la debilidad estructural del sujeto más coherente de la coalición, Equo, etc.

Para que se cumpla el pronóstico harían bien las cabezas de Unidas por Extremadura en no mendigar tan abiertamente la entrada en un presumible gobierno de Fernández Vara

A pesar de todo, la encuesta del CIS hace un pronóstico optimista según el cual Unidas por Extremadura subiría del 8% obtenido por Podemos en 2015 al 12%, y de seis a ocho escaños en la Asamblea. A mi juicio puede que la previsión de Tezanos sea acertada y eso por dos motivos: el primero es que la amenaza de una victoria de las derechas incivilizadas y los bárbaros provoca una movilización de votantes que en otra coyuntura podrían verse tentados por la abstención, y el segundo es que hay que reconocer que IU tiene una estructura territorial con músculo y una base de voto muy fiel que ahora, a diferencia de 2015, va a arrimar su voto a la coalición.

Pero para que se cumpla el pronóstico harían bien las cabezas de Unidas por Extremadura en no mendigar tan abiertamente la entrada en un presumible gobierno de Fernández Vara. Esa parece que es la consigna del argumentario que viene de Madrid, dudo que sea políticamente acertada incluso allí, pero no dudo de que en Mérida es un error garrafal. Unidas por Extremadura debería tener un discurso propio más ajustado a la realidad de esta región de rasgos casi coloniales. Fernández Vara no es Pedro Sánchez, y entregarse al abrazo del oso del PSOE más corrupto y caciquil, más desarrollista y antiecologista, más casposo y antiilustrado, puede ser un suicidio a medio plazo, y a corto plazo puede espantar el voto de tantas personas que, como yo, acudimos a la urnas por responsabilidad histórica pero con una pinza en la nariz.

De las Europeas parece que nadie se preocupa mucho o nada, y eso que cada vez más asuntos de la polis se deciden allí. Resulta llamativo que haya tanta gente preocupada por España y su soberanía y unidad, al tiempo que se ignora que las mayores cesiones de soberanía e independencia han sido hechas en favor de Estrasburgo, Bruselas y Berlín, y no en favor de Barcelona o Vitoria. En una región tan periférica y agroganadera, cuya renta depende tanto de la Política Agraria Comunitaria y que aún percibe y aspira a seguir percibiendo ayudas de los Fondos Estructurales y de Cohesión, yo diría que es inadmisible y un poco suicida que apenas hablemos de los retos de Europa, y que las Elecciones al Parlamento Europeo sean tan irrelevantes en el debate público. Pero así somos, y así nos va.

Se intuye que esa aspiración tan hermosa de cambio social en clave municipalista del 2015 se ha debilitado, que muchas ilusiones en estos 4 años se han disipado, o atemperado

Respecto a las Municipales: aquí la encuesta del CIS no aporta nada, de hecho lo municipal y lo municipal rural específicamente son muy refractarios a las encuestas (afortunadamente) porque entramos en el terreno de las micropolíticas, de las personas antes que las siglas, de las realidades específicas de cada pueblo, de cada barrio… Pero en general se intuye que esa aspiración tan hermosa de cambio social en clave municipalista del 2015 se ha debilitado, que muchas ilusiones en estos cuatro años se han disipado, o atemperado.

En algunos pueblos, las candidaturas municipalistas de 2015 ni siquiera concurren, en otros parece que vuelve a repetirse el error de las anteriores y dos o más candidaturas compiten por el espacio electoral bastante exiguo que queda a la izquierda del PSOE. En el norte de Extremadura, los ejemplos más dolorosos son los de Plasencia y Hervás. A partir del día 27 podremos hacer ya el recuento de concejalías obtenidas y el de concejalías arrojadas al cubo de basura de la división sempiterna de las izquierdas y de la ley d,Hont. A partir de día 27 podremos hacer ya autocrítica y poner las bases para enmendar tantos errores. Enmienda y rectificación que vamos a necesitar para en los próximos cuatro años dar respuesta colectiva a los desafíos que amenazan la propia democracia y las libertades públicas, y respuesta colectiva a los desafíos civilizatorios del cambio climático y la crisis ecológica.

Cualquier salida solidaria, democrática y justa a la crisis multidimensional que atraviesa nuestra región y nuestro mundo pasa por volver a poner lo común en el centro de la política, y lo más común es la vida que compartimos, y donde más fácil eso se hace evidente es en lo municipal. Por eso hay que recordar a nuestros futuros representantes municipales que el municipalismo es la reivindicación de más poder para el municipio, es la reivindicación de una descentralización en favor de los ayuntamientos, más poder y recursos para los pueblos y los barrios. Eso, o esperar a que lleguen los bárbaros.

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