Educación
Reconstruir lo que no se ve

Tras la Segunda Guerra Mundial, se popularizó la Animación Sociocultural para levantar el ánimo personal y colectivo destruido por la contienda militar que marcó la mitad del siglo XX. Décadas después, la crisis sanitaria del COVID-19 constata la necesidad de dar importancia a uno de nuestros valores más imprescindibles y aparentemente invisible, la educación como herramienta de cohesión social y evitar la criminalización de niños y niñas asignándoles unas exigencias que ni la población adulta es capaz de asumir. El autor de este artículo, el educador y cooperativista Javier Pérez Moreno, aporta los ingredientes necesarios para que la “nueva normalidad” no sea un mal reflejo de lo vivido hasta ahora.

Colegio educacion primaria - 5
La convivencia en las aulas durante la pandemia, una incertidumbre aún no resuelta. David F. Sabadell
Educador y socio de la cooperativa La Espiral Educativa
27 jul 2020 10:46

Estamos ante la crisis más importante en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. En aquella ocasión nos mandaron un Plan Marshall desde el otro lado del océano para paliar los destrozos ocasionados por una guerra devastadora, pero con la clara intención de contener al comunismo del este europeo y, de paso, que los países de la Europa occidental invirtieran en materias primas y manufacturadas estadounidenses. El conocido “capitalismo del desastre”.

En la actualidad podemos encontrar algo parecido en el llamado “Plan de Recuperación para Europa”, en el que andan enfrascados los países del norte y del sur europeo, decidiendo de qué manera nuestra Europa se va a ayudar a sí misma para remontar la situación actual, tan dramática para millones de familias europeas. Y en el terreno doméstico, la conocida “Mesa por la Reconstrucción”.

Se dice que el Plan Marshall tuvo un “impacto objetivo” en las economías de las democracias occidentales e incluso se habla que fue el inicio de la construcción de nuestra Europa actual. Pero obviamente no fue este plan norteamericano el que reconstruyó lo intangible, lo que no se puede reparar con ladrillos, maderas, asfalto u otras materias primas o manufacturadas.

No es casual que varios autores y autoras ubiquen a principios de los años 50 el nacimiento de la Animación Sociocultural, en la Francia de posguerra y con la misión de reconstruir el ánimo personal y colectivo de la población, devolver vida al tejido asociativo y vecinal que había sido mutilado, insuflar vida, animar y revivir lo detenido por los años de guerra, de tender puentes entre barrios y familias que se habían enfrentado. Pero claro, son puentes invisibles, difíciles de presupuestar por la fría e interesada mirada del capital. Y ahí nacían los animadores y animadoras comunitarias, todavía lejos de la profesionalización, pero con el convencimiento de que tras el desastre, no basta con volver a poner ladrillo sobre ladrillo.

Y si en esos mismos años, regresamos la mirada a América, pero nos bajamos al hemisferio sur, nos encontraremos cómo las dictaduras, la tiranía hecha ley, la injusticia estructural y la violación de los derechos humanos eran el pan de cada día, desde Nicaragua, hasta Chile, pasando por Ecuador, Brasil o Argentina. Y obviamente no es casual que entre el campesinado, los basureros, los ranchitos o las favelas creciera muy poco a poco una marea de educadores y educadoras, que se apellidaban “populares”, con la certera intención de acompañar al pueblo en su proceso de concienciación y emancipación, para luchar contra los tiranos mediante la alfabetización, la aprehensión de la palabra y de la realidad.

A día de hoy hay quienes ven en la animación la atracción (y distracción) del turismo, esa animación malentendida, que solo entretiene y que acoge al turista extranjero para desfogar por nuestras costas andaluzas. Y hay quien ve en la escuela, ese lugar en el que dejar a niños y niñas, y no tan jóvenes, para que los papás y las mamás podamos trabajar y producir. Aparcaderos para que el sistema siga funcionando o vuelva a funcionar, sin importarnos los estados emocionales de niños y mayores.

Frente a esto, ahora igual que siempre hace falta una Animación Sociocultural transformadora y una Educación Popular concienciadora, que afronte, al menos, en nuestra humilde opinión, cinco retos que nos parecen fundamentales.

Una oportunidad para la concienciación. Aprovechar todo lo que hemos vivido durante los últimos meses y utilizarlo como materia prima para la concienciación de clase, con preguntas problematizadoras que nos ayuden a ir más allá de nuestra mascarilla. Ahí va un puñao de esas preguntas, seguro que a quien lee estas líneas se le ocurren algunas más: ¿por qué se ha generado esta crisis sanitaria? ¿nuestra sociedad del bienestar estaba preparada? ¿por qué? ¿todas las personas/barrios/ciudades/comunidades autónomas/países/continentes han vivido de igual manera los efectos de la pandemia? ¿y los efectos del confinamiento? ¿quiénes salen con beneficio de esta crisis y quiénes maltrechos? ¿quién pagará la recuperación económica y social? ¿solo hay una manera de afrontar y salir de la crisis o hay varias? ¿cuáles? ¿hay maneras más dignas de atender la emergencia alimentaria que una cesta de comida semanal? ¿y en otras partes del mundo? ¿qué información tenemos del efecto de la crisis en África? ¿por qué, por qué, por qué…? Y otras muchas más que seguro se nos ocurren y que pueden ayudar a cuestionar nuestra mirada sobre el mundo, mudar nuestro lugar hermenéutico y situarnos ante posibles futuras pandemias, con conciencia colectiva y de clase.

Cabalgar los miedos. Está claro que el miedo nos paraliza y lo queramos o no nos lleva a una situación idónea para que el poder establecido haga y deshaga a su antojo. Como diría nuestra compañera y amiga Gloria Sosa, “dar miedo es muy rentable”, pues se ha hecho mucho negocio armamentístico a costa de las “supuestas” amenazas externas. Si tenemos que mirar al futuro y construir entre todos y todas un mañana esperanzador, habrá que cultivar la pedagogía de la incertidumbre y aceptar que somos incapaces de predecir lo que viene. Recordarnos que el mero hecho de vivir, comporta un riesgo, asumiendo que la ciudadanía del norte rico y opulento no es invencible, todo lo contrario, somos vulnerables, al igual que el resto de la población mundial, pero que es necesario vacunarnos del miedo incontrolado, porque corremos el riesgo de construir una sociedad y una escuela “miedocentristas”. No aspiramos a vivir sin miedo, pero sí a vivir gestionando, cabalgando los miedos.

Partir de la cotidianidad. El barrio como territorio desde el que se aprende a convivir y desde el que se combaten los mensajes de odio. Que los balcones sirvan para tejer redes y no para denunciar a la gente que tenemos cercana. Redes vecinales desde las que reconstruir los lazos rotos por el histerismo, el debate sucio, tramposo y el enfrentamiento visceral de los últimos meses. Un barrionalismo que entiende el territorio como el que da orgullo e identidad a las gentes que lo habitan, vengan de donde vengan, y no patrimonio de quien llegó primero. Barrionalistas que valoran, abrazan y protegen su escuela pública, su centro cívico y su ambulatorio, porque son el corazón del barrio; a la vez que corta los tentáculos, levanta muros y se defiende de la invasión de casas de apuestas, que se nutren del paro y el desencanto juvenil.

Por todo esto, las personas que ejercen de educadoras y animadoras debemos insistir y seguir proponiendo espacios de encuentro, que nos haga mirarnos y reconocernos como personas de la misma clase social, con distinto color de piel, diferente lengua, diversas maneras de sentir o amar, pero con iguales problemas que nos necesitamos mutuamente para mirar al futuro con ojos esperanzados. Y, de paso, desmontar con la vivencia y el testimonio personal, los descerebrados mensajes racistas, clasistas y homófobos.

Del olvido a ser objetos de sospecha. Niños y niñas, adolescentes y jóvenes. Los grandes olvidados, las grandes olvidadas durante el confinamiento y ahora la parte culpable durante la desescalada. Sin duda, grandes damnificados de este confinamiento: privándose de lo más importante, calle y amistades, a menudo “reconfinados” en un cuarto de la casa, pero además exigiéndoles estar por encima de las circunstancias “para que no se relajen”, como dirían desde el Consejo Escolar Estatal allá por el mes de abril. Aunque fuera se estuviera derrumbando el mundo, su mundo debía continuar igual, estudiando los pronombres o declinando verbos. Y una vez que se abre la veda han sido el blanco de las mayores críticas por hacer lo que más les gusta, por volver a su normalidad más anhelada, sentarse en un banco del parque con sus colegas. Y seguro que habrá habido inconsciencias e irresponsabilidades, como en el mundo adulto, pero cuando la sociedad repara de pronto en la gente joven y lo hace para censurar la cultura adolescente, menospreciar sus necesidades y no dar cabida a sus intereses, los estamos criminalizando por el mero hecho de ser adolescentes.

En nuestra opinión, el trabajo de los agentes educativos ha de ir por otro lado: empezar por cambiar la mirada y verlos como lo que son, adolescentes, con sus necesidades e intereses propios de una edad tan concreta, como puede ser la niñez o la tercer edad. Después, interesarnos por su vivencia del confinamiento, sin esperar que sientan y vivan como si fueran personas adultas. Podemos aprovechar esta crisis, como una oportunidad para educar en la interdependencia que tenemos los seres humanos y cómo todo lo que hacemos unas y otras repercute en las demás. Y con esa mirada de quien camina a su lado, ocuparnos conjuntamente por la construcción de alternativas de ocio sanas y saludables, haciéndolos protagonistas, no solo acatando una serie de normas sin más. Y, ¿por qué no? Incorporarlos como sujetos activos en la superación de esta crisis, porque los necesitamos actuando, participando, creando… en definitiva, desarrollando el “animal político” que llevan dentro. ¿Os imagináis a niños y niñas, adolescentes y jóvenes participando en la creación y seguimiento de los protocolos de seguridad de sus centros educativos? ¿buscando junto a sus educadores y educadoras el equilibrio entre la seguridad sanitaria y las necesidades propias de la edad?

Y fomentar poder popular. ¡No lo olvidaremos! Antes que reaccionaran las instituciones públicas, mucho antes de que las administraciones municipal, autonómica y estatal asumieran el deber de proteger a los más perjudicados por la crisis, han sido los vecinos y las vecinas las que han sostenido a las familias que el sistema ha arrojado al mar de la pobreza y de la exclusión. Una ola de iniciativas de apoyo mutuo desde los barrios que desbordó la inacción institucional. Ahora tenemos el reto de transformar toda esta energía producida y generada a borbotones, en verdadero poder popular que no solo sostiene a quien se cae, que no solo salva a quien se hunde, sino que además es capaz de señalar con el dedo y cuestionar las raíces del sistema que han generado esta y otras crisis y de exigir a las instituciones que asuman el papel que les corresponde.

El trabajo de los agentes educativos ha de ir por otro lado: empezar por cambiar la mirada y verlos como lo que son, adolescentes, con sus necesidades e intereses propios de una edad tan concreta, como puede ser la niñez o la tercer edad.

Seguro que los animadores, las educadoras y otros agentes sociales tenemos muchos otros retos y oportunidades que aquí no hemos nombrado, pero lo que nos parece importante y urgente es que seamos muy consciente de la importancia de nuestro papel en esta crisis, de la responsabilidad que tiene el  hecho de trabajar con gente (de cualquier edad), que seamos capaces de aportar al debate público la vivencia que tienen sectores de la población normalmente olvidados, ayudando así a ampliar la mirada de este momento, pues no hay una crisis y una vivencia, hay muchas crisis e infinitas vivencias.

Y que sigamos manos a la obra para conseguir que la reconstrucción no signifique la vuelta a lo de antes, a la misma desigualdad de siempre. Sino a construir en colectivo una nueva economía, sociedad y cultura que ponga a las personas, todas, y a sus necesidades en el centro.

No hay tiempo que perder, empecemos cuanto antes en las asociaciones, en el cole, en las plazas y en las casas, a reconstruir lo que no se ve.

Sobre este blog
Realidades jurídicas, sociales y económicas desde una perspectiva transformadora. Coordinado por Autonomía Sur Cooperativa Andaluza.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Comunidad de Madrid
Pandemia La Fiscalía abre diligencias por primera vez por muertes sin asistencia en domicilio durante la pandemia
Los padres de Francisco Rodríguez fallecieron en su domicilio de Madrid tras contagiarse de covid-19 y después de llamar de manera recurrente para conseguir asistencia médica que no consiguieron a tiempo.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Presentan la primera demanda por mayores muertos en domicilios sin traslado hospitalario durante el covid
Los padres de Francisco murieron sin recibir traslado hospitalario ni asistencia médica a tiempo cuando enfermaron por covid-19 en su domicilio de Madrid, entre mediados de marzo y principios de abril de 2020.
Sanidad
Investigación La exclusión hospitalaria de mayores durante el covid en Madrid precedió a la existencia de protocolos
El primer protocolo de la Consejería de Sanidad sobre derivación a hospitales de pacientes de covid residentes en centros de mayores es del 18 de marzo, pero la disminución de residentes derivados empezó el 7 de marzo, según una investigación.
Sobre este blog
Realidades jurídicas, sociales y económicas desde una perspectiva transformadora. Coordinado por Autonomía Sur Cooperativa Andaluza.
Ver todas las entradas
Oriente Próximo
Oriente próximo La diáspora kurda ante la caída de Bashar al-Assad
Siria enfrenta el fin de un régimen que durante décadas pareció inquebrantable. Desde la diáspora, la esperanza contenida de quien ha vivido demasiadas traiciones y promesas incumplidas.
Ley de Seguridad Ciudadana
Congreso de los diputados Reforma de la Ley Mordaza: ¿esta vez sí se puede?
Una de las mayores deudas de toda la izquierda del Estado español parece que está a punto de saldarse.
Análisis
Análisis El independentismo se reorganiza, pero ¿sigue siendo independentista?
Los partidos independentistas han sufrido la crisis del procés y el posprocés, y todavía no la han resuelto, sino, a lo sumo, la han aplazado. El PSC aparece como el ganador de una carrera con corredores agotados.
Literatura
Gustavo Faverón Patriau “Quizá la novela sea ahora mismo más relevante que nunca”
El escritor peruano Gustavo Faverón Patriau quería narrar en su nueva novela la historia de un boxeador que no sabía boxear pero tumbaba a sus rivales recitándoles al oído versos de César Vallejo. ‘Minimosca’ acabó siendo un cuentacuentos inagotable.
Galicia
Memoria histórica Así fue como el Patronato de Protección a la Mujer transformó Galicia en un convento de clausura
Las mujeres que cayeron en las redes del Patronato iniciaron un periplo de encierro, humillaciones, abusos y explotación que es desconocido para la mayor parte de la población. Queda hoy en la impunidad de un silencio que tenemos el deber de romper.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Derecho a la vivienda
Vivienda El Sindicato de Vivienda de Euskal Herria propone la “expropiación de pisos turísticos”
Ponen en el punto de mira los intereses del sector inmobiliario y tachan de “falsas” a todas las medidas propuestas por los partidos políticos como la Ley de Vivienda.
Opinión
Tribuna Todas las razones para decir ‘Altri non’
Aquí van unos cuantos motivos para juntarnos este domingo en Compostela y dejar clara nuestra postura frente a un expolio que nos están tratando de imponer disfrazado de progreso, pero que sólo trae beneficio económico a unos cuantos indeseables.
Palestina
Eyad Yousef “No cuentes lo que queremos ser, cuenta lo que nunca hemos dejado de ser: un pueblo que quiere la paz"
Eyad Yousef es profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania, y comparte su experiencia en una universidad que “representa el pluralismo y la libertad que tanto anhela la sociedad palestina”

Últimas

Relato
Relato Descubrirse las manos
Descubres tus manos: el palmar y el dorso, la posibilidad futura de la pinza atrapacosas, dos miembros que te vinculan al chimpancé y al lémur. Aprendes su mecanismo.
Música
Música Un coro para homenajear las luchas obreras: “La canción protesta del pasado es historia viva”
El coro de canción protesta de Madrid nació para rescatar del pasado las tonadas de la lucha obrera y ponerlas al servicio de distintos activismos en el presente.
Opinión
Opinión Sobrevivir pagando en el Álvaro Cunqueiro
Una de las victorias ideológicas del PP de Feijóo en Galicia ha sido hacernos creer que pagar por servicios esenciales en los hospitales durante el cuidado de nuestros enfermos es lo natural, que no hay otra manera de abordarlo, pero es mentira.
Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.

Recomendadas

Pensamiento
Sarah Jaffe “En realidad tenemos que hacer menos. E impedir que algunas cosas sucedan”
La escritora y periodista Sarah Jaffe aborda el desengaño cotidiano al que nos aboca el mundo laboral e investiga cómo, a pesar de todo, las personas se organizan colectivamente en sus empleos para que “trabajar apeste menos”.
Ocupación israelí
Palestina Vivir en alerta: la resistencia palestina frente la ocupación israelí
La cruda realidad de las feministas palestinas que, ante la represión y las detenciones arbitrarias, continúan su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos.
Madrid
Ciudades Fake Madrid, un paseo por los hitos del simulacro
Un recorrido por los grandes éxitos de la conversión de Madrid en una ciudad irreal.