Crisis energética
Democracia, intervención estatal y crisis energética

Las clases dirigentes pretenden asegurar las inversiones para controlar el suministro y los precios, de manera que la demanda energética pueda seguir creciendo. Tengamos en cuenta que el crecimiento económico capitalista está estrechamente unido al aumento de consumo energético proveniente de la quema de combustibles fósiles. Una combustión que está causando el cambio climático. ¿Qué hacemos?
Manifestante cortes de Luz Polígono Sur 1
Los barrios periféricos de Sevilla llevan años organizados en búsqueda de la atención necesaria por parte de las instituciones Lucía Aragón Luque
Catedrático de Ecología en la Universidad de Sevilla
26 sep 2022 16:00

El sistema de producción capitalista se caracteriza, principalmente, por un crecimiento económico continuo y acelerado, reflejado en dinámicas exponenciales de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB). Además, el capitalismo también se define por la concentración de los medios de producción (máquinas y territorio) en unas pocas manos. Los dueños de los medios de producción pueden ser accionistas de empresas privadas, entonces hablamos de capitalismo de mercado, o gestores de empresas estatales, y hablamos de capitalismo de estado.

Todas las economías estatales actuales cuentan con ambos tipos de capitalismo en diferentes grados, según el peso del estado en el control de los medios de producción. Por ejemplo, el capitalismo de estado tiene un peso muy importante en la economía cubana, en la que cerca del 75% del empleo es estatal, mientras que la liberalización económica de las últimas décadas en China ha llevado a que más del 60% del PIB esté relacionado con empresas privadas. En este sentido, los grandes capitalistas, y los políticos a su servicio, optaron por la privatización de empresas estatales en la estrategia neoliberal puesta en marcha con la crisis económica de los años setenta. De esta manera, el capitalismo de mercado ganó peso frente al de estado. Sin embargo, la intervención estatal en la economía siguió siendo muy alta e, incluso, aumentó durante la senda globalizadora neoliberal. Así, según el Banco Mundial, el gasto público en Estados Unidos (EE.UU.) estuvo entre el 33% y el 45% del PIB entre 1980 y 2020. Estos datos nos dan una idea de la importancia económica de los estados, más allá de quién controla directamente los medios de producción.

La intervención estatal en la economía suele aumentar en tiempos de conflictos bélicos, impulsando una economía armamentística, y de crisis económica, para rescatar a empresas y/o dinamizar la economía

En general, la intervención estatal en la economía suele aumentar en tiempos de conflictos bélicos, impulsando una economía armamentística, y de crisis económica, para rescatar a empresas y/o dinamizar la economía desde una perspectiva keynesiana. Por ejemplo, según el Banco de España, las inversiones públicas en el Estado español aumentaron desde un 42% del PIB en 2019 a un 51% en 2021, a raíz de la crisis sanitaria de la Covid19 y la crisis económica asociada.

Actualmente, el modelo económico neoliberal está en crisis debido a diferentes factores entre los que destacan rivalidades imperialistas crecientes (véase la guerra en Ucrania) y la crisis energética. En particular, la crisis energética viene dada, de fondo, por una creciente carestía y encarecimiento del gas y el petróleo (véase, por ejemplo, el libro Petrocalipsis de Antonio Turiel). Esta crisis energética, abierta tras la superación de los peak-oils,  está llevando a muchos estados a aumentar su intervención en el sector energético. Esto se refleja en un aumento de ayudas a empresas energéticas privadas e, incluso, en la estatalización de algunas de estas empresas.

Por ejemplo, el gobierno de Indonesia prohibió, en primavera, las exportaciones de palma de aceite que se utiliza para la producción de biodiesel, aunque relajó esta restricción durante el verano. En Europa, el gobierno alemán ha intervenido tres grandes empresas gasísticas Uniper, VNG y Securing Energy for Europe, y ha tomado el control de las refinerías de la petrolera rusa Rosneft PJSC. Por su parte, el gobierno francés está aumentando su participación mayoritaria en la gran empresa Électricité de France (EDF). En el Reino Unido, son cada vez más las políticas que piden la renacionalización de las compañías energéticas. En esta línea, el gobierno mejicano ha nacionalizado las reservas de litio (un elemento clave en la electrificación) y ha creado una empresa pública para explotarlas. En Chile, también está abierto el debate sobre la nacionalización de las minas de cobre y litio. Todas estas nuevas inversiones estatales se suman a las ayudas públicas multimillonarias que reciben actualmente las grandes empresas de combustibles fósiles.

Las intervenciones estatales se justifican por las consecuencias de la guerra en Ucrania, ocultando un panorama general de fondo: la carestía energética y de materiales claves

Con estas intervenciones estatales, las clases dirigentes pretenden asegurar las inversiones para controlar el suministro y los precios, de manera que la demanda energética pueda seguir creciendo. Tengamos en cuenta que el crecimiento económico capitalista está estrechamente unido al aumento de consumo energético proveniente, principalmente, de la quema de combustibles fósiles. Una combustión que está causando el cambio climático. En muchas ocasiones, estas intervenciones estatales se justifican por las consecuencias de la guerra en Ucrania, ocultando un panorama general de fondo como son carestía energética y la falta de materiales claves.

Como vemos, estamos ante el inicio de un aumento de la intervención estatal en el sector energético para seguir quemando los combustibles fósiles. Los combustibles que necesita un crecimiento económico depredador de nuestro entorno y que concentra cada vez más las riquezas. Sin embargo, estos combustibles fósiles deben quedarse en el subsuelo si no queremos entrar en la fase de cambio climático brusco. Además, con la orientación de seguir aumentando la oferta energética, cueste lo que cueste, las multimillonarias ayudas públicas a energías renovables están concentrándose, de nuevo, en unas pocas grandes empresas controladas por los oligopolios energéticos. De esta manera, las subvenciones públicas en pro de las renovables están provocando la tala de bosques de gran valor ecológico en Europa para producir pellets (energía de biomasa) y fuertes impactos socio-ambientales en multitud de zonas rurales donde se instalan megaparques fotovoltaicos y aerogeneradores.

Sin embargo, a pesar de todos estos esfuerzos estatales por seguir alimentando el crecimiento de la demanda energética global, las limitaciones físicas en la disponibilidad de hidrocarburos conducirán, sí o sí, al estancamiento y decrecimiento económico, lo que significa crisis en el capitalismo. Una crisis de grandes proporciones que ya está empezando a mermar la calidad de vida de millones de gente trabajadora en todo el mundo.

Frente a los modelos estatales ecocidas, creo que cada vez está más claro que tenemos que apostar, decididamente, por un reparto democrático de las riquezas como base para un decrecimiento económico responsable. Un decrecimiento que ajuste nuestra huella ecológica al territorio biodisponible y mejore nuestra calidad de vida. ¿Cómo hacemos esto? Esta pregunta es clave ahora que, afortunadamente, ganan audiencia los análisis científicos sobre las crisis ecológica y energética, y posibles alternativas, a la vez que escasean aquellos que plantean cómo avanzar desde nuestro presente sin confiar en las estructuras de poder dominantes responsables de la situación actual.

A pesar de los esfuerzos estatales por seguir alimentando el crecimiento de la demanda energética, las limitaciones físicas en la disponibilidad de hidrocarburos conducirán al estancamiento y decrecimiento económico

Para empezar a responder, creo que es importante que tengamos claro que los estados actuales son estados capitalistas, es decir, herramientas de poder político de las clases dirigentes. Por lo tanto, no podemos confundir la estatalización de una empresa con su control democrático. Para dotar a una empresa de control realmente público no basta con que esté gestionada por una capa de burócratas estatales. Tiene que estar gestionada por su plantilla al servicio de la gente trabajadora. Por ejemplo, la plantilla de la empresa griega de electricidad, autoorganizada en plena ola de huelgas, se negó a cortar la luz a miles de familias durante el austericidio impulsado por la UE.

La segunda parte de la respuesta a la pregunta sobre cómo lo hacemos, creo que está en el camino más que en la meta a alcanzar para ir avanzando de forma realista. Para repartir y decrecer responsable y democráticamente es clave impulsar las luchas desde abajo que se dan en nuestros barrios y centros de trabajo. Estas luchas construyen redes sociales de solidaridad y democracia que deberían pilotar el reparto decrecentista. En estos momentos, contamos con una gran oportunidad pues están creciendo las luchas que exigen que los costes derivados de la inflación se repartan entre clases sociales. Con la crisis energética de fondo, tenemos que dotar a estas luchas económicas de contenido ecologista, al tiempo que las unimos con las luchas feministas, LGTBI+, territoriales… Pensando globalmente y actuando localmente.

Actuar localmente, Barrios Hartos en Sevilla

Por ejemplo, en la ciudad donde vivo, Sevilla, los barrios de clase trabajadora con rentas más bajas sufren, habitualmente, cortes de luz por falta de inversión en la infraestructura eléctrica. Unas instalaciones gestionadas por Endesa, empresa cuya privatización comenzó un gobierno del PSOE a finales de los años ochenta y culminó un gobierno del PP diez años después. Estos cortes de luz han llevado a la movilización vecinal. Una movilización, agrupada en la plataforma Barrios Hartos, que exige que nuestras necesidades energéticas estén por encima de  los intereses de unos pocos grandes accionistas que nos condenan a la mayoría social a pagar facturas abusivas, a pobreza energética y a cortes de luz.

En este contexto, creo que debemos apostar por un control público, desde abajo, del sector energético. Un control público que nos asegure suministro energético básico a precios asequibles. Pero no solo eso, en la línea de lo expuesto anteriormente, también es clave que esta gestión pública reduzca la demanda energética global, y apueste por energías renovables de forma descentralizada y reduciendo, al mínimo, los impactos socio-ambientales. Con estos objetivos, es importante el consumo energético responsable y, sobre todo, la producción responsable. Por ejemplo, acabando con la obsolescencia programada que tanta energía y materiales malgasta.

La profundidad de la crisis sistémica actual requiere una orientación radical, realista y práctica, dirigida a la raíz común de las diferentes crisis (económica, climática, bélica, energética, sanitaria, alimentaria…). Estas crisis se ven cada vez más claras agrupadas desde una perspectiva ecológica que analiza histórica y holísticamente la relación de nuestras sociedades con su entorno. Desde este análisis científico, la superación del capitalismo aparece más urgente cada día. No nos engañemos, no hay producción capitalista social y ambientalmente sostenible, como no hay capitalismo sin guerras.

Como dicen los movimientos sociales frente a la emergencia climática, “cambiemos el sistema, no el clima”. Revolucionemos nuestra energía.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Ecología
Ecotopías Planeta Madre
Relato finalista del I Certamen de relatos ecotópicos de Ecologistas en Acción
Ecología
Medio Ambiente Grupos ecologistas se movilizan contra la reapertura de la mina de Aználcollar 26 años después del desastre
Los colectivos ecologistas llaman a la movilización ciudadana 26 años después del desastre de Aznalcóllar ante la próxima reapertura de la mina y la aprobación del vertido de 85.520 millones de litros de agua contaminada al Guadalquivir.
Turismo
Moratoria turística Canarias tiene un límite
Manifestaciones en todas las islas de Canarias para reclamar otro modelo de desarrollo.
Política
Lawfare ¿Qué decisiones puede tomar Pedro Sánchez tras amagar con dimitir?
Tras el anuncio del presidente, se abren varias posibilidades que no se resolverán hasta el lunes: ¿Una moción de confianza? ¿La convocatoria de elecciones? ¿Un cambio de marco? ¿Dimitir y dar el salto a la presidencia del Consejo Europeo?
Medios de comunicación
Opinión ¿Y qué esperabas, Pedro?
Los gobiernos de derechas llevan años alimentando con dinero público a sus medios afines que esparcen bulos y manipulan sin que el Gobierno haya hecho nada para evitarlo.
Opinión
Opinión Cuando la mierda nos come
El panorama mediático se ha convertido en una amalgama de espacios a cada cual más insano. Basura fabricada por gabinetes ultras, aceptada por jueces afines y amplificada por pseudomedios de propaganda regados con dinero público. Hay que pararlo.
Sanidad pública
Ribera Salud Hospital del Vinalopó: el último rehén de la privatización del PP valenciano
La vuelta del PP al gobierno valenciano ha supuesto un balón de oxígeno para la principal beneficiaria de la privatización sanitaria, que mantendrá la concesión de Elx-Crevillent a pesar del malestar social.
Portugal
Portugal Cuando los campesinos portugueses tomaron la tierra… y la contrarrevolución se la despojó a tiros
Tras el 25 de abril de 1974 una ola de ocupaciones agrícolas impulsó en Portugal una profunda reforma agraria que los gobiernos socialistas y conservadores tardarían más de una década en desmontar.

Últimas

Derechos Humanos
Libertades y derechos Amnistía Internacional acusa al Estado de no investigar casos graves de violación de los derechos humanos
El informe anual de esta organización de derechos humanos denuncia “la persistente falta de rendición de cuentas por las violaciones de derechos humanos cometidas por el Estado español”.
Portugal
Memoria histórica 50 años del 25 de abril: la reforma agraria
Cuando se cumple medio siglo de la Revolución de los Claveles este catedrático y corresponsal de prensa en Portugal entre 1974 y 1975 relata una de las caras menos conocidas de este proceso histórico: la reforma agraria.
El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.
Eventos
Evento Un Salto al periodismo del futuro: súmate a nuestro primer evento para estudiantes y jóvenes profesionales
El viernes 10 de mayo, El Salto organiza una jornada de periodismo joven para profundizar en temas clave, nuevos lenguajes y formatos, desde un enfoque eminentemente práctico.
Medio ambiente
Minas en Andalucía La sinrazón de los vertidos mineros al Guadalquivir
Se cumplen 26 años del vertido minero desde la Mina de Aznalcollar al Río Guadiamar en abril de 1998. Ahora, los nuevos proyectos de vertidos mineros desde las minas Cobre-Las Cruces y Aznalcóllar-Los Frailes vuelven a poner en peligro la zona al no haber tenido en cuenta las características del lugar.
Palestina
Palestina La Flotilla hacia Gaza anuncia un retraso de la salida de los barcos de ayuda
La organización refiere presiones internacionales para que no se lleve a cabo una misión que pretende entregar 5.500 toneladas de alimentos y productos de primera necesidad a la población atrapada en el territorio palestino.
Tratado de la Carta de la Energía
Tratados El Parlamento Europeo aprueba la salida del Tratado de la Carta de la Energía
Con una inmensa mayoría, la eurocámara vota la salida de un tratado que era incompatible con los objetivos climáticos y que España ya anunció que abandonaría.

Recomendadas

Derechos reproductivos
Luciana Peker y Cristina Fallarás “El aborto se ha apartado del relato feminista porque genera consenso”
Las periodistas Cristina Fallarás y Luciana Peker forman parte del grupo motor de una campaña europea que quiere blindar el derecho al aborto mediante una iniciativa ciudadana que necesita un millón de firmas para llegar a ser debatida.
Música
Música Aprendiendo filosofía con el punk patatero de La Polla Records
Los cáusticos esputos lanzados por Evaristo en las canciones de La Polla Records contenían materia adecuada para hablar de filosofía política en el instituto. Así lo entiende el profesor Tomás García Azkonobieta, autor de ‘La filosofía es La Polla’.
Pensamiento
Kristen Ghodsee “Necesitamos soluciones que podamos llevar a cabo sin la ayuda del Estado”
Esta escritora y etnógrafa estadounidense explora experiencias utópicas del pasado y del presente en su último libro ‘Utopías cotidianas’ (Capitán Swing, 2024).