Costas
Los 48 puntos más sucios del litoral español
El informe Banderas Negras 2020 analiza los puntos negros de los 8.000 kilómetros de costa española. El Mar Menor, la ría de Pontevedra, las playas de Gijón y Salobreña o Fonsalía, en Tenerife, repiten galardón por amenazas que van desde la contaminación industrial o por falta de depuración de aguas residuales al impacto urbanístico o los proyectos portuarios.

Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @pablorcebo.bsky.social, pablo.rivas@elsaltodiario.com
Las banderas azules son galardones que, cada año desde 1987, otorga la Fundación Europea de Educación Ambiental a playas y puertos que cumplen, supuestamente, ciertos requisitos de salud y calidad ambiental. Para el gran público son sinónimo de calidad del litoral, aunque varios puntos que han obtenido la preciada bandera —por la que los ayuntamientos deben pagar— a su vez consiguieron, de forma paralela y en el mismo período de tiempo, otra condecoración: una bandera negra, el galardón que otorga Ecologistas en Acción (EeA) a las zonas costeras que destacan por mala gestión ambiental y contaminación.
Desde la confederación defensora del medio ambiente califican las banderas azules de “fraudulentas”, y ese engaño que denuncian es una de las razones que le llevaron, hace 21 años, en Andalucía, a crear las banderas negras, una apuesta que se hizo estatal hace tres lustros, cuando se lanzaba el primer informe a nivel Estado español.
2020 no podía ser menos y Ecologistas en Acción ha publicado una nueva edición del informe Banderas Negras, documento en el que se repiten varios nombres y en el que se dan dos distintivos por cada provincia litoral o ciudad autónoma: una por contaminación y otra por mala gestión. Muchos son tristes casos de desastres ambientales y reiteradas malas prácticas.
El caso murciano es paradigmático. La Bahía de Portmán, “uno de los mayores desastres mineroindustriales de nuestro litoral”, señalan desde EeA, lleva seis años seguidos recibiendo la bandera negra por contaminación de su región. “La extracción minera a cielo abierto, y la acumulación y vertido de grandes cantidades de residuos altamente tóxicos, en gran medida por la presencia de metales pesados, transformó drásticamente el paisaje de la zona, y tuvo su impacto en el medio ambiente”, denuncia el colectivo. “Todavía hoy podemos ver balsas enormes donde permanecen grandes volúmenes de esos residuos tóxicos, pero también se vertieron estos a ramblas, afectando incluso al Mar Menor, o directamente al mar, como en el caso de Portmán”.
En lo referente a la mala gestión, el Mar Menor lleva también media docena de años recibiendo la bandera negra debido a décadas de los excesos provocados por la conversión de una zona de secano en una gran área de producción agrícola industrial intensiva, además de en un destino turístico para masas.
No muy lejos, en el litoral granadino, se encuentran otros clásicos de la oscura lista: las playas del Peñón y la Guardería. El motivo: “La urbanización de la playa y de una vega declarada paisaje sobresaliente, para nada”, denuncian desde EeA.
Del covid al ladrillo
La desregulación urbanística emprendida por varias comunidades autónomas como salida a la crisis provocada por la pandemia del covid-19 es una nueva amenaza. “Cada vez son más las autoridades regionales que están mostrando su preferencia por tirar una vez más del ladrillo como solución a estos problemas. Y como es bien sabido, la costa es una de las primeras víctimas de este tipo de desregulaciones que pretenden permitir la construcción en las pocas zonas que se había conseguido mantener sin urbanizar”, señalan desde EeA. Andalucía —con el polémico Decreto Ley de Mejora y Simplificación de la Regulación para el Fomento de la Actividad Productiva—, Galicia, Región de Murcia, Balears y País Valencià lideran la amarga lista de comunidades que ya han comenzado el levantamiento de restricciones al urbanismo.
La evolución histórica del informe muestra “una tendencia creciente de denuncias anuales para los problemas derivados de depuración de aguas, vertidos sin tratar y saneamiento”, observa la confederación ecologista, un colectivo que ha pasado de otorgar ocho banderas negras por estos problemas en 2015 a 19 en 2020. De hecho, el Estado español ya ha pagado 32,7 millones de euros desde 2018 por no cumplir con la normativa europea sobre depuración y saneamiento de aguas residuales.
La ausencia de saneamiento de la zona este de una ciudad de las proporciones de Gijón ha repetido tres años bandera negra, dos por contaminación y uno por mala gestión. Es la mayor de las nueve zonas por las que la UE ha sancionado al Reino de España por no cumplir la directiva del 1991, que dicta que desde el año 2000 los núcleos urbanos de más de 15.000 habitantes deben tener un saneamiento de aguas residuales eficaz.
Otros puntos negros relacionados con las aguas sucias y destacados por EeA son los hoteles Riu de las Dunas, en las Palmas; el sistema de aguas residuales de Badalona; o el problema de saneamiento de Pasai Donibane, en Gipuzkoa. En total, entre 2015 y 2020 se han otorgado 72 banderas negras por vertidos de aguas, depuración y saneamiento.
Crisis de biodiversidad
“Este año”, en paralelo a la campaña de Ecologistas en Acción Sin biodiversidad no hay vida, “hemos hecho más hincapié en las afecciones antrópicas, causadas por el ser humano, sobre la biodiversidad”, señala Clara Megías, coordinadora del informe. A impactos globales como la emergencia climática, la acidificación de los océanos o la eutrofización de las aguas costeras, se suman otros locales provocados por el hombre.
“En nuestras manos está conservar las praderas de Posidonia oceanica, de Cymodocea nodosa, los prados de Gelidium, especies emblemáticas como la Patella ferruginea y una larga lista de hábitats y especies que se encuentran amenazados en nuestras costas; así como gestionar la entrada de especies invasoras que los pongan en peligro, como por ejemplo, el alga Rugulopteryx okamurae”, indican desde el colectivo.
Como no podía ser de otra forma, el urbanismo es la siguiente afección en el históricos de galardones de EeA, con 48 en estos seis años, ocho solo en 2020. Las amenazas a la playa de Los Lances, en Cádiz, al litoral de Nerja, en Málaga; o a la Costa Brava son algunos ejemplos.
Las actividades industriales, con 47 banderas negras, y la construcción de puertos e infraestructuras para cruceros, con 46, son las siguientes amenazas más denunciadas por EeA en estos seis años. En lo referente a esto último, destacan este años el proyecto de construcción del puerto de Fonsalía, en Santa Cruz de Tenerife, o las ampliaciones de los puertos de Palma y València.
El listado recopilado por Ecologistas en Acción, sin embargo, como destacan desde la confederación ecologista, no es completo: “Pese a que solo se recogen dos ejemplos, desgraciadamente el listado en cada provincia no está exento de más afecciones que podrían ser mencionadas a lo largo de estas páginas”. Son 48 ejemplos de los puntos más oscuros de un litoral que se encuentra entre los más amenazados del planeta.LAS 48 BANDERAS NEGRAS DE 2020

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