El incendio de Las Médulas, crónica anunciada de la precariedad laboral de los bomberos forestales

Interior decreta la fase de preemergencia del Plan Estatal por los incendios en toda la península mientras se mueven operarios entre las provincias e incluso la UME.
Incendios 25 - 1
Un bombero sofocando las llamas de Las Médulas (León). Imagen: Mª Defensa.

Más de 2000 personas desalojadas en Tarifa (Cádiz), una persona fallecida en el incendio de Tres Cantos (Madrid), miles de hectáreas quemadas en el interior de Ourense y un incendio todavía por controlar en el entorno de Las Médulas (León). Este último paraje, declarado Patrimonio de la Humanidad, ha sido rodeado por las llamas, tanto que se desconoce aún el impacto que el fuego ha tenido sobre las antiguas minas romanas. Las grandes lluvias de primavera han generado mucha vegetación que actúa como combustible de cualquier chispa y la ola de calor que lleva días azotando la península hace probables incendios de rápida expansión. 

Ni el calor ni el viento es evitable, pero sí lo es tener la vegetación a raya con efectivos suficientes durante todo el año, llevar a cabo labores de prevención y tener la suficiente plantilla para reaccionar en caso de un incendio como este. Posiblemente provocado, como decía ayer el responsable de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, en ausencia de su presidente, el popular Alfonso Fernández Mañueco. 

Los bomberos de Castilla y León y los de la Comunidad de Madrid  llevan meses peleando por mejorar las condiciones de seguridad en su trabajo, por aumentar la estabilidad y por tener suficiente material para extinguir unos incendios cada vez más virulentos. “El consejero de Medio Ambiente se comprometió a un cambio radical en el diseño del operativo de bomberos forestales. Dijo que los fijos discontinuos iban a perder el apellido de discontinuo. A día de hoy siguen con ese apellido”, explicaba a El Salto Román García, bombero forestal y delegado de CGT de la Junta de Castilla y León cuando, en julio, fallecía un bombero forestal en las labores de extinción del incendio de Mombeltrán, en Ávila. 

Parece que de nada sirvió la experiencia que se vivió en la Sierra de la Culebra (Zamora), cuando en en 2022, durante las labores de extinción, fallecieron cuatro personas y resultaron heridas once. Unas 65.000 hectáreas se quemaron entonces. Se demostró que ni el personal, ni los vehículos, ni los medios eran los suficientes. Pero en Castilla y León, donde gobierna el PP desde 1987, parece que eso no tuvo mucho efecto, ya que tres años después los trabajadores siguen denunciando precariedad y una situación insostenible. Desde la Asociación de Trabajadores de Incendios Forestales (Atifcyl), denuncian “el abandono de las zonas rurales y la escasa inversión en la gestión forestal”; y recuerdan la alta temporalidad y los salarios “miserables” que sufren estos profesionales que se juegan la vida para acabar con los incendios. 

Privatizaciones, subcontratas y personal temporal

Dos días después del inicio del fuego en la zona de Las Médulas, en comarca del Bierzo, fueron movilizados bomberos de otras provincias, como Ávila o León. Se trata de una comunidad autónoma donde la situación está peor: en Castilla y León hay funcionarios contratados por la Junta, profesionales contratados por Tragsa, empresa pública, y otros por empresas privadas. “Nadie se plantea que venga alguien de Eulen o una empresa de servicios a excarcelarle en un accidente de coche o rescatarle de una inundación, no tiene sentido que haya bomberos privados”, denuncia Ángel Malanda, bombero forestal en la base del Barco de Ávila (Castilla y León) y delegado sindical de CGT. 

Malanda explica a El Salto que en ocho de las veinte bases ELIF (Especialistas en Lucha contra Incendios Forestales) el 23% de los contratos son  fijo-discontinuo, un 30% son eventuales y solo un 47% son fijos. Los datos en bases de retenes serían peores. “La Junta decide cada año si quiere refuerzos en prevención o solo en campaña”, comenta; y explica que “nadie puede pensar en un futuro con cuatro meses de trabajo con lo que cobramos”. Menos en años con lluvias como las de este 2025 y con un fenómeno de ola de calor mantenida por más de una semana como la que está sufriendo la península. 

“Cambió el viento y era imposible meter gente hacia abajo, era mandar a gente a morir”, explica uno de los bomberos desplegados en el incendio

Para otro bombero, que ha estado desde el sábado hasta ayer en el incendio, comenta que todo cambiaba de un momento a otro. “Nosotros llegamos y el incendio estaba muy potente. Nos mandaron a proteger el pueblo de Yeres pero éramos insuficientes por los focos que había”, explica, agradeciendo que finalmente el pueblo “se libró” de las llamas. A las tres de la mañana les llevaron a Ponferrada, en Flores del Sil, donde se juntaron con medios desplazados de otras provincias. “Había camastros de lona y colchonetas, los sacos de dormir estaban en cajas y no teníamos ni toallas ni jabón ni cepillos de dientes”, comenta, ya que al ir en helicóptero pueden llevar un equipaje limitado a una muda. “Hubo un equipo que llegó a las siete de la mañana y a las diez ya estábamos en pie, no pudieron dormir nada”, comenta a El Salto. 

Volvieron a Yeres el domingo, justo en el perímetro de Las Médulas, donde ya había equipos de la UME, helicóptero de la Junta y más equipos. “Cambió el viento y era imposible meter gente hacia abajo, era mandar a gente a morir”, recuerda y reconoce que, al menos, los protocolos de seguridad se han tenido muy en cuenta en este incendio. “Fue increíble ver de un día para otro como corrió el fuego, incluso cuesta abajo”, explica aún abrumado. El lunes, con su helicóptero, este bombero que prefiere mantener el anonimato y sus compañeros tuvieron como misión asegurar un perímetro que podría haberse descontrolado en cualquier momento. “Tan poca gente que el avituallamiento llegó a las siete de la tarde, que lo trajeron los agentes medioambientales, que tuvieron que dejar sus puestos de vigilancia para coger los bocadillos”, denuncia y recuerda que el servicio debería mejorar en estabilidad (sobre todo en retenes), formación y con la aplicación de la Ley de Bomberos Forestales.  

En el momento en el que se escriben estas líneas, el incendio de Las Médulas está parcialmente perimetrado (un 80%), lo que supondría el primer paso para poder controlarlo y, después, extinguirlo. Este martes 12 de agosto, el Ministerio del Interior ha declarado la fase de preemergencia, en situación operativa 1, del Plan Estatal General de Emergencias (PLEGEM) ante los incendios forestales activos en varias comunidades autónomas y ha convocado una reunión del Comité Estatal de Coordinación y Dirección (CECOD) para evaluar la situación y coordinar acciones.
Incendios Forestales
Bomberos ‘quemados’ en pleno verano
Los forestales denuncian las diferentes condiciones laborales entre autonomías: desde los salarios de 1.200 euros en Madrid a las empresas privadas o la falta de helicópteros en Castilla y León.
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