Personas refugiadas
Solicitantes de asilo denuncian su situación de abandono institucional

Solicitantes de asilo presentan en el registro del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social 66 requerimientos para dejar constancia de la situación de calle y vulnerabilidad a la que les lleva el colapso del Sistema de Acogida.
Entrega de solicitudes de asilo en el Ministerio de Migraciones XI
Un grupo de solicitantes de asilo espera su turno en el registro Álvaro Minguito
3 jul 2019 18:00

La mañana del 3 de julio había más gente de lo habitual frente al registro auxiliar del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, sito en la calle José Abascal. No era una concentración pero había pancartas en las que se leían lemas a favor de los derechos de las personas refugiadas. “¡Puentes sí, muros no!”, o “¡No a la Europa de la Fortaleza!”, se coreaba. A un lado de la entrada, una cola de personas solicitantes de asilo aguardaba su turno para entrar en las oficinas. Cada una de ellas portaba un requerimiento en el que daba constancia de la situación de calle y vulnerabilidad en la que la mayoría se encontraba, derivada de la inacción de la administración.Acompañaban a las personas solicitantes de asilo numerosas organizaciones. La Red Solidaria de Acogida, la Coordinadora de Barrios, la Parroquia San Carlos Borromeo, Valiente Bangla, Red Interlavapies, SERCADE y Territorio Doméstico eran las entidades convocantes. Entre cámaras, micrófonos y grabadoras, refugiados, miembros de los colectivos organizadores, y otras personas afines mostraban carteles, coreaban consignas o contestaban a los numerosos medios presentes.

Francisco es una de las personas que acudieron por su cuenta. Para este voluntario de Cáritas es una cuestión “de justicia” que se apoye a las personas refugiadas “igual que en su momento tuvieron que ayudar a nuestros abuelos y tatarabuelos”. Después de todo, argumentaba “es gente que ha tenido que dejarlo todo en su país por la guerra o la violencia” y que, cuando por fin llega, se topa con “trámites farragosos”. “No les cierran del todo la puerta pero se la entreabren muy poquito”, ilustraba“El sistema de acogida del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social es absolutamente insuficiente para todas las personas que están a la espera”, denunciaba Carmen, de Karibu. “Legalmente tienen derecho a que se les de una solución habitacional y la práctica es que los servicios sociales no dan abasto”. La activista recuerda cómo integrantes de la propia plantilla de Samur Social se han movilizado para denunciar esta situación: “Muchas de estas personas duermen en la calle, en parroquias... Las organizaciones civiles se están haciendo cargo de una tarea que compete a la administración”.Patricia “Patuca” Fernández, abogada de la Coordinadora de Barrios condensaba brevemente el estado de la cuestión: “Hemos venido aquí para que se proporcione acogida urgente a las personas solicitantes de protección internacional que están en situación de calle.  Precisamente por eso: porque están en situación de calle. Es decir, no se está dando acogida a las personas en situación de grave vulnerabilidad y tampoco vemos que haya una voluntad política de revertir la situación”, denunciaba. Para Fernández, esta se trata de una “fragante vulneración de los derechos humanos”, agravada por la nula disposición de las administraciones al diálogo.  “Hemos invitado, a quienes quisieran, a presentar un requerimiento ante el Ministerio, en tanto responsable de esta situación, pues es quien tiene competencia”, concluía la abogada.

Patuca: “No se está dando acogida a las personas en situación de grave vulnerabilidad y tampoco vemos que haya una voluntad política de revertir la situación
De lo que implica este desamparo institucional daban cuenta Mohamed y Abdu. Ubicados al final de la cola, en un grupo de jóvenes subsaharianos, ambos afirmaron haber acudido con SERCADE. “Llevo un año en España y desde hace tres meses duermo en la calle. Aquí no me dan plaza para dormir ni para comer bien. Estoy muy cansado”, relataba el primero, proveniente de Burkina Fasso. “Espero que algo positivo suceda hoy”, apuntillaba Abdu, de Sierra Leona antes de poner en relieve su propio desánimo y el de sus compañeros. Abdu intentaba llegar a Inglaterra, un destino más accesible para alguien que como él domina el inglés, pero sus planes fueron desbancados por el Reglamento de Dublín, el acuerdo de la Unión Europea que obliga a los Estados a hacerse cargo de las personas que entran a Europa por su frontera. Fue detenido en su camino hacia el norte y devuelto a España. Al menos ya tiene la cita que le permitiría integrarse en el sistema de protección. Pero eso no es una gran garantía.
Entrega de solicitudes de asilo en el Ministerio de Migraciones IX
Dos solicitantes de asilo muestran los requerimiento antes de su presentación Álvaro Minguito
Frente al edificio del Ministerio Hanan, de la Red Solidaria de Acogida, intentaba poner un poco de orden entre los periodistas. Mientras, Javier Baeza, párroco de San Carlos Borromeo, negociaba para que se pudiesen escanear los documentos en el registro, como es práctica habitual. Sin embargo, los funcionarios estaban pidiendo copias, forzando a fotocopiar todos los documentos, requisito que alargó el proceso.Claudia es de El Salvador, llegó a España hace cuatro meses con sus hijos de ocho y cuatro años. Lleva 17 días en la Parroquia de Entrevías.  “Estuve alquilando una habitación, pero llegó el momento en el que ya no pude pagar más y me quedé en la calle con mis dos hijos”. contaba. Vino con poca información sobre los procesos: “No pensé mucho, lo prioritario era salir de allí”, al llegar a España no sabía a qué puertas golpear. Fue a comisaría para tramitar su petición de asilo. Y mientras, se buscó la vida sola. Pero al quedarse en la calle, tras preguntar en la Cruz Roja, Cear, el Samur Social, se dio cuenta de que no había alternativas. Finalmente apareció en San Carlos Borromeo una noche, a las once, “allí nos acogieron y nos explicaron”.

“Nos hacen pensar que no tenemos derechos, pero sí los tenemos. Queremos que las personas encargadas de velar por nuestros derechos tomen conciencia, con el fin de facilitar el camino a quienes vengan después
Agradecida con la gente de la San Carlos Borromeo, Claudia achaca la lentitud de su proceso al trato distante dispensado por las instituciones, lo que le dificultó —según explicaba a El Salto esta mañana— entender los trámites y agilizar su situación. “Solo pedimos una oportunidad para sacar a nuestros hijos adelante”, recordaba. “Nos hacen pensar que no tenemos derechos, pero sí los tenemos. Queremos que las personas encargadas de velar por nuestros derechos tomen conciencia, con el fin de facilitar el camino a quienes vengan en la misma situación”, apuntaba.Yassin también ha pasado por San Carlos Borromeo, también después de llamar a todas las puertas. Es otro “dublinado”: el destino de este joven tunecino no era España sino Suecia. Pero al llegar a Suecia, España le reclamó y fue deportado. Le metieron en un avión de vuelta, pero nadie le esperaba en el aeropuerto donde tuvo que acabar durmiendo varias noches. No entiende para qué lo devolvieron si luego no se iban a ocupar de él. “España trata muy mal a los refugiados”, valoraba mientras esperaba su turno, no podía evitar comparar con Suecia, donde enseguida contó con un espacio propio y asesoramiento.“Aquí al gobierno no le importa donde duermas, ni si comes”. Para Yassin, el único motivo por el que España recupera a estos refugiados, es para evitar el pago de una tasa a Europa por no hacerse cargo de ellos. Ya ha salido de San Carlos Borromeo, ahora se aloja provisoriamente en el Hostal Welcome donde solo puede pernoctar. “Espero que puedan leer nuestros informes, aquello por lo que hemos pasado”, afirmaba respecto al requerimiento que estaba por presentar.Son 40 las personas que han pasado por San Carlos Borromeo en los últimos días, 17 de ellas niñas y niños. Ahora quedan 30, casi la mitad menores. “La realidad es que tenemos muchas familias, ya no puede caber nadie más”, denunciaba Yousra, que participa del grupo de acompañamiento que funciona en torno a la Parroquia. Según relataba esta activista, actualmente, las personas que acogen provienen de El Salvador —como Claudia—, Venezuela, Colombia, Siria, Palestina o Líbano. “No tienen una fecha de salida, todo se alarga cada vez más, los procesos se alargan, las citas se alargan. Incluso a las personas que han podido acudir a la oficina de asilo, les dan un tiempo de espera indefinido, todas son familias con niños menores de edad”.
Personas refugiadas
El duro invierno de las personas solicitantes de asilo
Los solicitantes de asilo dependen de las redes de solidaridad ante una administración que dificulta cada vez más su acceso a derechos
A Yousra le frustra la ausencia de iniciativa de las administraciones para combatir la carencia de plazas y la normalización de que sea la sociedad civil la que asuma la acogida que corresponde a la administración y a las organizaciones financiadas públicamente para este fin. “Con esta acción queremos hacer presión y que quede constancia de que toda esta gente está en la calle: Queremos que administraciones e instituciones reaccionen de manera urgente”, insistía.“Hoy han venido aquí solicitantes de asilo, o gente que ya incluso lo tiene concedido, y aún así están en la calle”, exponía Hanan. “Familias que tienen ya su tarjeta roja, personas que están bajo el paraguas de protección internacional pero que no están teniendo acceso al programa de acogida”. Un sistema saturado, que cuenta solo con 8500 plazas en todo el Estado, y para el que ya hay 4000 personas en espera.  “Imagínate: Hay gente que ha llegado con todos los ahorros que tenían, se han quedado sin un duro. Les han derivado al Samur social que son las emergencias del Ayuntamiento, y ahí les mandan a la calle porque no tienen dónde acogerles”, describía. Y porque “todas las administraciones tienen su parte de responsabilidad”, los requerimientos han sido presentados también en Ayuntamiento y Comunidad, según afirmó la activista.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Siria
Siria Cuando el miedo a la deportación es real: obligados a volver a Siria
Turquía lleva mucho tiempo deportando a los refugiados sirios. Aunque intenta justificar sus prácticas ante la comunidad mundial, estas vulneran el derecho internacional.
Tribuna
Tribuna Personas solicitantes de asilo, las grandes olvidadas en la reforma del Reglamento de Extranjería
El nuevo reglamento deja un vacío en el sistema, como forma de disuadir a las personas que quieren pedir asilo en el Estado español y que reúnen las condiciones para ello.
Ley de Seguridad Ciudadana
Congreso de los diputados Reforma de la Ley Mordaza: ¿esta vez sí se puede?
Una de las mayores deudas de toda la izquierda del Estado español parece que está a punto de saldarse.
Análisis
Análisis El independentismo se reorganiza, pero ¿sigue siendo independentista?
Los partidos independentistas han sufrido la crisis del procés y el posprocés, y todavía no la han resuelto, sino, a lo sumo, la han aplazado. El PSC aparece como el ganador de una carrera con corredores agotados.
Literatura
Gustavo Faverón Patriau “Quizá la novela sea ahora mismo más relevante que nunca”
El escritor peruano Gustavo Faverón Patriau quería narrar en su nueva novela la historia de un boxeador que no sabía boxear pero tumbaba a sus rivales recitándoles al oído versos de César Vallejo. ‘Minimosca’ acabó siendo un cuentacuentos inagotable.
Galicia
Memoria histórica Así fue como el Patronato de Protección a la Mujer transformó Galicia en un convento de clausura
Las mujeres que cayeron en las redes del Patronato iniciaron un periplo de encierro, humillaciones, abusos y explotación que es desconocido para la mayor parte de la población. Queda hoy en la impunidad de un silencio que tenemos el deber de romper.
Derecho a la vivienda
Vivienda El Sindicato de Vivienda de Euskal Herria propone la “expropiación de pisos turísticos”
Ponen en el punto de mira los intereses del sector inmobiliario y tachan de “falsas” a todas las medidas propuestas por los partidos políticos como la Ley de Vivienda.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Opinión
Tribuna Todas las razones para decir ‘Altri non’
Aquí van unos cuantos motivos para juntarnos este domingo en Compostela y dejar clara nuestra postura frente a un expolio que nos están tratando de imponer disfrazado de progreso, pero que sólo trae beneficio económico a unos cuantos indeseables.
Palestina
Eyad Yousef “No cuentes lo que queremos ser, cuenta lo que nunca hemos dejado de ser: un pueblo que quiere la paz"
Eyad Yousef es profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania, y comparte su experiencia en una universidad que “representa el pluralismo y la libertad que tanto anhela la sociedad palestina”
Relato
Relato Descubrirse las manos
Descubres tus manos: el palmar y el dorso, la posibilidad futura de la pinza atrapacosas, dos miembros que te vinculan al chimpancé y al lémur. Aprendes su mecanismo.

Últimas

Más noticias
Opinión
Opinión Sobrevivir pagando en el Álvaro Cunqueiro
Una de las victorias ideológicas del PP de Feijóo en Galicia ha sido hacernos creer que pagar por servicios esenciales en los hospitales durante el cuidado de nuestros enfermos es lo natural, que no hay otra manera de abordarlo, pero es mentira.
Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Un tercio de los asesinatos de periodistas en 2024 fueron obra del ejército de Israel
Reporteros Sin Fronteras documenta la muerte de 18 periodistas en Palestina y Líbano este año “asesinados deliberadamente por hacer su trabajo” y habla de una “masacre sin precedentes” de profesionales del periodismo.

Recomendadas

Pensamiento
Sarah Jaffe “En realidad tenemos que hacer menos. E impedir que algunas cosas sucedan”
La escritora y periodista Sarah Jaffe aborda el desengaño cotidiano al que nos aboca el mundo laboral e investiga cómo, a pesar de todo, las personas se organizan colectivamente en sus empleos para que “trabajar apeste menos”.
Ocupación israelí
Palestina Vivir en alerta: la resistencia palestina frente la ocupación israelí
La cruda realidad de las feministas palestinas que, ante la represión y las detenciones arbitrarias, continúan su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos.
Madrid
Ciudades Fake Madrid, un paseo por los hitos del simulacro
Un recorrido por los grandes éxitos de la conversión de Madrid en una ciudad irreal.